𝓜e siento como un dios simplemente por haber creado todo lo que respecta a la existencia de mis personajes, sus mundos, y lo más abstracto de ambos. También me siento como un padre, lo cual es bastante afín al concepto de dios cristiano que tienen sus creyentes. Pero esto de los sentimientos respecto a lo que hago, puede ser, cuanto menos, curioso; porque incluso, he llegado a sentirme como un jefe contratando empleados.

-Hola, buen día.

-Buen día.

-Tome asiento.

Y luego de que tome asiento, continúo:

-"Máquina de movimiento continuo"... bien, y ¿qué propone?

-Propongo hablar sobre profesionalización. Me especializo en ello y puedo dar juego abarcando todo lo que conllevó desde una primera persona.

Entonces, tras el resto de la entrevista de trabajo, puedo decirle a la posible futura obra:

-Bueno, gracias por su tiempo. Lo tendré en cuenta.

A lo que responden:

-Gracias señor.

Y luego parten.

La diferencia con una entrevista de trabajo, es que a pesar de que hago un proceso muy similar con todas mis obras al verlas nacer, con ellas lo hago con el amor que un jefe no le tiene a sus empleados. El amor es un concepto muy fuerte y profundo, ¿cómo me atrevo a declarar que amo a mis ideas? Paciencia, puedo excusarme, pero mejor lo dejo para después.