𝟎𝟕 ☘

Tu magia no me afecta.

Hablo el mago del Reino Diamante, mientras observaba como el joven del Hage caía de rodillas luego de haberle lanzado diversos ataques que no lo dañaron en adsoluto.

La batalla entre los miembros del Amanecer Dorado y el mago extranjero seguía siendo intensa, aún más para los cuatro compañeros del Reino Trébol.

Quiénes se encontraban casi agotados por tanta utilización de mana.

Tsk... —chasqueó la lengua Yuno mientras volvía a elevarse en el aire y esquivar la enorme espada de cristal que volvía a atacarlo y perseguirlo.

Así siguieron luchando aquellos dos magos de grandes cantidades de mana.

Mientras que cerca de ellos también los dos restantes miembros del Amanecer Dorado, se encontraba tratando de eliminar al clon de cristal del intruso de la masmorra.

¡Klaus-sempai ahora! —gritó Kuro, mientras que con su magia sometía al clon con una masa oscura.

El nombrado no dudo y creando una nueva lanza de acero le dio un ataque directo al clon pero este nuevamente no fue destruido.

Maldición —gruñó el mayor mientras apretaba sus puños  y veía como aquel clon se libraba de la magia de la pelinegra.

Kuro suspiró agotada mientras daba un salón y esquivaba el ataque del clon, retrocediendo.

No está funcionando —murmuró Lunettes a su compañera quien volvía a atacar está vez con unos picos oscuros que salían del suelo pero que nuevamente no funcionaban—. Debemos retirarnos.

Habló el peligris a sus compañeros pero estos seguían atacando una y otra vez.

¡Yuno, Kuro! —les gritó al no verlos retroceder, notando los agotados que se encontraban.

Klaus iba a volver a hablarles pero la voz del mago del Reino Diamante lo hizo primero.

Rindanse —habló frío mientras elevaba su brazo y aquella enorme espada también lo hacía.

Pero por más difícil que fuese la situación.

Por más agotados que estuvieran.

Aquellos dos magos no...

¡No lo haremos! —gritaron tanto Yuno como Kuro al mismo tiempo mientras observaban cada uno a su oponente.

No se rendirian ante nadie.

¡Yuno, Kuro!...

Oye paliducho...no te metas con él.

En medio de aquella batallas, en medio de aquella oscuridad.

Apareció una luz de esperanza dispuesto a ayudar.

Yuno es...

Frente a todos se encontraba el joven de cabellos plateados y mirada verdosa, sosteniendo en sus fuertes manos una enorme espada.

¡Mi rival! —gritó el energético muchacho.

Con la que ayudaría y defendería a sus amigos.

Kuro al oír semejante frase de entrada no pudo evitar sonreír al igual que el nombrado por Asta.

Es imposible, cuando por fin te devolví el favor —habló observando a su amigo de la infancia frente a él.

Quien volteó al instante para quejarse.

¡Por fin te alcanzó y veo esto! —habló el joven del grimorio de cinco hojas mientras lo apuntaba con su espada—. ¿Qué estás haciendo, idiota?.

Así ambos chicos empezaron a discutir entre ellos.

Klaus se quedó observandolos sorprendido por la situación.

¿Como puede ser?. El oponente tenía una magia que ni el Amanecer Dorado pudo contener —pensó el de lentes observando al chico sin magia.

Pfff...

Klaus salió de sus pensamientos al oír la risa divertida de la pelinegra que se encontraba al lado suyo. Al verla noto como la joven de Nairn se incorporaba y suspiraba calmando su rápida respiración.

El de gafas notó algo extraño en su persona, como si el maná que la rodeaba se volvía más apagado y perdía su brillo.

No paran de sorprenderme —susurró mientras sus orbes carmesínes brillaban en medio del mana oscuro que desprendía su grimorio que hojeandose en una nueva página, un nuevo hechizo comenzó a escribirse.

Mientras el maná de tonos púrpura se desprendía de su grimorio y se dirigía a su mano

Lunettes observaba como aquel extraño mana comenzaba a tomar forma.

Mientras la pelinegra susurraba el nuevo hechizo escrito en su grimorio.

Magia de Erebus —habló mientras que el maná completaba su nueva forma y el hechizo se llevaba a cabo.

Formando así...

Una enorme y oscura guadaña de afilada hoja encurvada, que era resultado del su nuevo hechizo.

Hoz de la muerte.. —murmuró el nombre  completo.

Lista para seguir con la batalla que se llevaba a cabo.

¡Demonios!.

La maldición de Klaus sonó en el lugar, al notar que se había distraído con el nuevo hechizo que su compañera había activado, siendo así emboscado por el clon de cristal del mago del Reino Diamante.

Pero antes de llegar hasta él.

¡No lo harás! —gritó la muchacha de orbes carmesí.

Mientras de un movimiento de su hoz lo interceptada y lanzaba lejos de su compañero.

El clon cayó rodando por el suelo hasta quedar lejos, mientras que ambos magos observaban que este no se movía.

Lunettes había volteado a observar a su compañera de orden, pero antes de poder hablar y preguntar por aquella intimidante arma que cargaba con facilidad, alguien lo interrumpió.

Que frágil..

Tanto el peligris como la menor voltearon a ver al nuevo compañero de batalla, quien no era más que el energético y competitivo miembro de los Toros Negros.

Luck el Delirante ..

Al fin han decidido aparecer —habló esta vez Kuro mientras sentía como su sempai se sacudía a su lado al ver a los caballeros de los Toros Negros llegar.

El mago de Rayo observó hacia la joven de Nairn y al observar el arma que llevaba en mano no pudo evitar sonreír

Nee, tu pareces fuerte. —comentó divertido siempre con una sonrisa—. ¿Quieres luchar conmigo?.

Kuro no pudo evitar también sonreír un poco por la única personalidad del joven, pero negando con la cabeza volvió a poner su atención al mago de cristal quien se encontraba discutiendo con Asta.

¿Y que si es así? —habló respondiendo a la pregunta de Asta mientras volvía a activar uno de sus hechizos—. Los fuertes sobreviven ...

Y esta vez no solo creó un clon de cristal, sino más de diez. Mientras estaba dispuesto.

Y los débiles son eliminados...

A acabar de una vez por todas con los caballeros mágicos del Reino Trébol.

Nada mal...

La joven del Amanecer Dorado sonrió al observar la batalla que se llevaba a cabo entre Asta y el mago de cristal.

Mientras decidía también cumplir con su parte.

Sujetando su hoz con fuerza corrió justo cuando Luck también decidió hacerlo, yendo ambos hacia los clones que también se acercaba a ellos y sus compañeros.

¡Quería ser yo quien lo enfrentara! —exclamó el rubio con una sonrisa mientras destruía uno a uno los clones.

La pelinegra en un movimiento de su arma hizo lo mismo, mientras esquivaba los ataques de estos y los eliminaba.

No te decepciones tan pronto —le respondió entretenida por la divertida personalidad del joven.

Mientras seguía luchando y escuchaba la risa de su nuevo compañero.

Uno de los clones se acercó por detrás intentando atacarla.

Kuro pudo actuar rápido y sujetando el largo mango giró su hoz rápidamente para detener el ataque mientras que la afilada hoja encurvada se cubría de un mana púrpura que lo agradaba y permitía eliminar con mayor rapidez al clon.

Aunque eso la dejaba con menos mana y magia.

Al parecer sus lecciones no fueron tan malas —murmuró al recordar el tiempo en que solía entrenar con unos de los fuertes caballeros mágicos.

Capitán de la orden llena de según los demás delincuentes.

Mientras seguía destruyendo los clones, siguiendo al rubio de los Toros Negros, notó como el joven del grimorio de cuatro hojas también se encargaba de algunos con su magia de viento.

Le alegró verlo aún en pie y esforzándose para proteger a sus compañeros.

Estaba dispuesta a ir junto a él y ayudarlo, pero un fuerte temblor la hizo tambalearse un poco.

Su atención cayó inmediatamente en unos enormes picos de cristal que crecían con rapidez, uniéndose y siendo aún más grandes e intimidantes.

¡Asta! —escuchó el grito de Noelle, la compañera del peligris.

Justo cuando en un parpadeo enormes picos de cristal salieron del agua llegando en menos de un segundo a un desprevenido Asta. Quien se protegió destruyendo una parte, pero este volvió a crecer hasta rodearlo y someterlo.

¡Asta! —también gritaron Kuro y Yuno al ver como aquel hechizo hacia desaparecer al joven de baja estatura.

Pero siquiera antes de poder reaccionar, aquel montículo de cristal volvió a moverse y a elevarse, mostrando que realidad en vez de ser solo picos afilados.

Se trataba de una enorme e monstruosa  armadura de cristal, que era controlado por el mismo mago del Reino Diamante.

¿Quien eres tú? —habló con desprecio hacia el joven de Hage quien se encontraba herido y tumbado en el suelo.

Kuro al ver el estado del chico quiso ir hacia el pero antes de siquiera moverse Asta había comenzado a hablar.

Soy un chico que nació sin nada de poder mágico.

Cerca de la joven de Nairn se encontraba su compañero quien susurraba acerca de que tan solo había tenido suerte.

Pero Klaus no pudo volver hablar, al ver como aquel chico a quien había tachado como alguien no bendecido por el maná.

Volvía a sostener aquella enorme y oscura espada.

Para volver a levantarse y demostrar una vez más...

Pero aún así me convertiré en Rey Mago..

Que su verdadera magia era..

¡Por eso no me rendiré!.

Nunca rendirse...

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