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La espesa oscuridad se movía en silencio, consumiendo todo ser que existiría dentro de aquel bosque perteneciente a la montaña Natagumo.

Bosque repleto de altos y frondosos árboles, en donde además de verdosas hojas que vestían y colgaban de las ramas.

También lo hacían los cuerpos sin vida de los miembros de los Cazadores de Demonios, quienes habían ido a dicho lugar por una misión.

Además de eso, también se encontraban allí, aquellas criaturas las cuales habían acabado con todos ellos.

Los demonios, que como la oscuridad.

Habían acabado con el brillo de su vida con suma facilidad.

Tan solo el cantar de los grillos podía oírse ya dentro del bosque, además de sus pisadas.

Tanjirō e Inosuke se habían adentrado, dejando atrás a Zenitsu quien no había podido acompañarlos por el miedo.

Mm?..

El jabalí se detuvo al sentir algo en sus manos, observándolos notó que se encontraba llenas de telarañas.

¿Qué es esto? —soltó con duda.

Mientras que el pelirrojo, daba una mirada a sus manos para luego ver a su alrededor notando todo el lugar repleto de aquel hilo transparente y brillante.

Escuchando las quejas y maldiciones de su compañero mientras sacudía sus manos de forma brusca.

Kamado sonrió un poco al verlo y le agradeció por haberle dado la valentía para entrar junto a él. Quedando así Hashibira en transe al recordar las palabras de la vieja.

Pero la voz de el cazador de nichirin negra lo hizo volver en sí, para ver como le señalaba algo se que encontraba moviéndose cerca de ellos.

Vamos.

Para así ir ambos hacia dicho lugar.

Una vez cerca, Tanjirō notó que se trataba de un cazador y sin esperar más se acercó para llamarle la atención, logrando que este se volteara exaltado.

Vinimos a apoyarlos, soy Kamado Tanjirō —se presentó—. Mizunoto.

Pero se sorprendió al oír las quejas del cazador, al preguntarle por qué no había enviado a un Pilar.

Enviar a mil Mizunotos no servirá de nada —podía notarse la desesperación en su voz.

Pero un golpe directo en su rostro lo hizo callarse, mientras oía el regañó y maldiciones del chico con cabeza de jabalí, quien era detenido por el pelirrojo.

Éramos un grupo de diez —volvió a hablar mientras trataba de alejarse de él—. Pocos después de entrar a la montaña...

Empezó a relatar como sus compañeros se habían empezó a pelear entre ellos.

Mientras él solo podía sentir el miedo poseer su cuerpo, para luego huir del lugar.

El agua cristalina del manantial se movía con suavidad al compás de la delicada briza, mientras la luna mostraba su hermosa figura en ella como si fuera un espejo y rociaba su brillo para dar un poco de luz en aquella oscura noche.

Derrotaron a prácticamente todos mis niños.

En la sede de los Cazadores de Demonios, la suave voz de Oyakata-sama iba al compás del silencioso viento.

Tal vez haya una de las Doce Lunas Demoniocas —en su tono ya no se encontraba aquella melodía dulce que parecería hacerte flotar—. Deberé enviar a los Pilares

Mientras el seguía sin moverse, sus dos hijas que lo acompañaban siempre voltearon a ver detrás.

Giyu...Shinobu...

A los pilares que se encontraban allí.

Seiza...

Quienes serían los encargados de vengarse por la gran pérdida que había sufrido la sede.

Como diga Oyakata-sama...

¡No puedes lastimarlos! ¡Algunos siguen vivos!..

Mientras que en el monte Natagumo, Tanjirō e Inosuke se encontraba en una situación peligrosa .

Pues de la nada habían aparecido más cazadores, pero estos se movían de forma extraña tratando de atacarlos con sus katanas.

Pero el jabalí había reaccionado de otra forma dándole un cabezazo negándose a seguir sus palabras.

Pero rápidamente ambos al ver al otro cazador en peligro fueron a ayudarlo.

Percibo un olor dulce y extraño en su espalda —pensó el joven Kamado.

Mientras decidido blandía su nichirin oscura y cortaba aquello que al parecer controlaba los cuerpos de los cazadores.

¡Los controlan mediante hilos! —gritó luego de notarlo—. ¡Cortalos, Inosuke!.

El nombrado sin esperar más dio un gran salto y cortó todos lo hilos de los demás cuerpos, mientras decía que lo había notado primero.

Tanjirō empezó a buscar al demonio, pero un fuerte olor lo hizo fruncir el seño. Hasta sentir como algo se encontraba en su brazo.

Bajo la mirada notando una diminutas arañas, quienes al parecer se encontraban rodeándolo con telarañas.

Al parecer el demonio era quien se encontraba controlandolas.

¡Ahhg! —se sorprendió al sentir su brazo izquierdo ser tirado hacia un lado.

Sin esperar corto los hilos y noto como aquellas dos arañas caían al suelo y se alejaban. En ese momento comprendió como funcionaban aquellos hilos.

No basta con cortar lo hilos —volvió a hablar Tanjirō—. Las arañas les enganchan más, así que...

No pudo seguir hablando al volver a sentir aquel fuerte olor que traía el viento.

Con que hay que aniquilar las arañas —habló Inosuke preparándose para atacarlas.

Pero el pelirrojo lo detuvo diciendo que era imposible por si diminuto cuerpo y que de seguro había bastantes de ellas.

Hay que encontrar al demonio que las controla —esquivó un ataque de uno de los cazadores controlados—. Inosuke, si puedes encontrar al demonio de algún modo, ayúdame.

Ya que aquel fuerte olor le impedía usar su olfato, Tanjirō propuso que aquel cazador llamado Murata y él se encargaran de los asesinos de Demonios.

Pero si quiera antes de recibir una respuesta, algo apareció frente a ellos.

Un pequeño ser caminando por un delgado e brillante hilo de telaraña.

Aquel ser..

No perturben a nuestra familia -su voz sonaba serena.

No era más que un demonio y al parecer uno poderoso.

El pastizal se movía de forma serena, danzando en compañía de las hojas al compaz de la silenciosa briza.

Pero, aquel rítmico baile se vio interrumpida por un bruzco movimiento, el cual las hizo moverse en forma desordena.

Todo a causa de los rápidos y sigilosos paso de los tres Pilares que se encontraban dirigiéndose a su destino.

Ara...ara, ¿no crees que la luna se ve bonita hoy, Kuroi-san?...

Aquella melodiosa voz interrumpió el silencio de su camino, sin siquiera detenerse.

Pero no recibió respuesta como se lo esperaba.

Al notarlo, el único hombre en el grupo volteó a ver a uno de sus lados, más en específico a su amada estrella. Quien no había dicho palabra alguna desde que habían salido de la sede.

La notaba extraña y mas apurada de lo usual, algo que no era para nada normal para la Pilar de Astros en el momento de una misión. Pues solía tomarse su tiempo para cumplirlo a la perfección.

Aceleremos el paso, luego podremos hablar sobre la luna todo lo que quieras Kochō-san —fue lo primero que dijo desde que salió de la sede.

Y sin más se adelantó, mientras los dos seguían su acción observándose algo confundidos pero sin dejar de lado los comunes gestos de sus rostros.

Tomioka con su semblante neutro y Shinobu con su característica sonrisa.

Preguntándose que estaría apurando a la joven de ojos perlados.

Quien no podía más que pensar.

En aquella carta que había recibido horas atrás del joven Kamado.

¡Te daré un golpe cuando vuelva!.

El grito de Inosuke se escuchó en la pesada noche.

Ahora ambos amigos se encontraban corriendo, adentrándose más a la montaña, luego de haber dejado a Murata, quien dijo que se encargaría de los cazadores controlados mientras ellos iban a eliminar al demonio que el jabalí había encontrado gracias a su respiración.

¡Me llamo jabalí estúpido, Monjiro! -se quejó Hashibira mientras seguían corriendo.

¡Me llamo Tanjirō! —lo corrigió molesto el mayor de los Kamado—. ¿Seguro que es por aquí?

Preguntó mientras ambos seguían corriendo, pero cuando más se adentraban, más telarañas cubrían el camino.

Inozuke molesto movía sus manos de un lado a otro tratando de deshacerse de ellos.

Significa que nos estamos acercando —decía Tanjirō, mientra se cubría la cabeza con uno de sus brazos.

Pero antes de llegar a su destino ambos se vieron detenidos por un cazador, pero esta vez uno que se encontraban consciente.

Por favor...que alguien ...traiga a un Pilar —murmuraba la muchacha, mientras en una mano llevaba de los cabellos a uno de sus compañeros y a otro se encontraba apuñalado su garganta con su katana.

La pobre cazadora se encontraba llorando de la desesperación, pidiendo que por favor huyeran.

Pero de repente su cuerpo sufrió un bruzco movimiento y sus brazos levantaron la katana, blandiendola hacia los dos cazadores, pero ambos pudieron esquivarlo.

La chica seguía hablando explicando la situación, mientras su cuerpo no paraba de mover su nichirin atacandolos. De una forma tan bruzca que sus brazos se empezaban a mover de forma anormal, destrozando sus músculos e rompiendo sus huesos.

Para luego lanzarse a atacar a Tanjirō, quien con su nichirin oscura detenía sus fuertes golpes.

Es el demonio el que controla sus cuerpos —pensaba mientras retrocedía y movía su katana para detener otro de sus ataques—. Aunque se les rompa los huesos... Que cruel...

Una vez mas detuvo su ataque, pero un sonido detrás suyo lo hizo voltear.

Los cuerpos de los Cazadores se habían vuelto a levantar, estando algunos con los huesos triturados y otro hasta inconscientes o incluso muertos.

Matenme.. por favor...el dolor... es insoportable...

Rogó uno de ellos, mientras Inosuke aceptaba y se lanzaba a tacarlos.

En cambio Tanjirō trato de detenerlo, pero nuevamente fue atacado por la cazadora. Teniendo que detenerla nuevamente para decirle a su amigo que no los lastimara.

Volviendo a detener al jabalí quien le decía enojado que se callara de una vez.

¡Él pide que lo matemos! —se quejó mientras esquivaba los ataques—. Si nos distraemos, nos mataran.

Dijo al quedar a espaldas con el mayor de los Kamado.

Dame tiempo para pensar —pidió el de orbes carmesí desperado por tener una idea.

Pensando cómo podía detenerlos sin tener que lastimarlos, hasta que por fin se le ocurrió algo que podría funcionar.

Sin decir nada empezó a correr hacia un lado, confundiendo hasta al chico jabalí.

Mientras corría, notó como el cuerpo de la cazadora lo seguía, tal y como lo había planeado.

Una vez lejos, se detuvo de golpe y volteando interceptó el cuerpo de la joven, cargandola.

¡Concentración total! —dijo mientras usaba su respiración y la lanzaba hacía arriba lo más alto que podía.

Para así lograr que quedara colgada de una rama de algún árbol, impidiéndole la capacidad de moverse, acausa de que los hilos se había enredado.

¿Qué demonios fue eso? —gritó Inosuke emocionado sin saber el porqué—. ¡Yo también quiero hacerlo!.

Y sin esperar más empezó a correr mientras reía y era perseguido por uno de los cazadores controlados. Para luego hacer lo mismo que su amigo Monjiro.

Para al final festejar al lograrlo.

¿Lo viste? ¡Puedo hacer lo mismo que tu! —dijo con intención de presumirlo a Tanjirō.

Lo siento, no estaba mirando...

Pero este se encontraba deteniendo a otro cazador, por lo que no había prestado atención. Haciéndolo nuevamente enojar.

Ten en cuenta la situación —se quejó esta vez él, al ver la actitud de su amigo.

Pero antes de poder seguir con su platica, algo los hizo callarse y hasta sentir su cuerpo resolverse.

Pues de un momento a otro los hilos mataron a los cazadores, torciendoles el cuello en un segundo, acabando con su vida con facilidad.

¡Al final los mato a todos! —se quejó el jabalí al ver los cuerpos.

Pero el silencio de su compañero lo hizo estremecer por alguna razón.

Mientras lo veía acercarse a uno de los cuerpos.

Quizás había sido su instinto animal el que lo había puesto alerta.

Vamos... —susurró el joven Kamado

Pero al oírla la tranquila voz de Tanjirō solo pudo entender que...

Si...

No había tiempo perder...

Debían acabar con el demonio lo más rápido posible.

Nota de la Autora:

Un año......UN AÑO!!!!!¡¡

Un jodido año que no escribía un capítulo —si mis cálculos están correctos—

Solo puedo pedir disculpas y esperar que este capitulo de 2 mil palabras lo resuelva —aunque se que no hay perdón por hacerlos esperar un año :')—.

Gracias por leer y que disfruten del capítulo.

Pdta: Pero miren lo hermosa que quedó Seiza!!!¡ —multimedia—. <3

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