Cap 3: Max (Lunes)

Hechado en mi cama y mirando el techo de mi cabaña, volvía a recordar lo que había visto esos momentos, algo muy extraño a mi parecer....

-----------------

Corrí hasta la cima para ver lo que sucedía. Llegué a chocar miradas con Oscar pero ninguno hablamos, creo que fue muy mal de mi parte por ese entonces. Al estar cerca, caminé lentamente mientras me preguntaba porqué aquel chico miraba hacia al suelo y de nuevo arriba por los arbustos y árboles. Las razones la sabría unos segundos después....

-Entonces eso pasó... - por ahora estaba al tanto del asunto.

-Si Max, y sabes que, - suspiró - esto se me hace cada vez más extraño.

-Hermano, yo también pienso lo mismo... - pues el tenía razón -... Lo de la roca es ya otro nivel y...

Di unos pasos atrás al ver como una nube rosa brillosa aparecía a mi costado, era Betsy, ambos quedamos sorprendidos ante su presencia, pues en estas situaciones si es algo que debe saber alguien con autoridad.

La consejera se acercó alegremente a nuestro amigo y solo sonrió...

-Por fin saliste de tu cabaña - poniendo sus mano en ambos hombros del chico.

A pesar de tener a una de las consejeras en su presencia no habló, permaneció callado por unos breves segundos.

-Creo que lo deje mudo...- estaba confundida mirando más de cerca al lanudo.

Me acerqué unos pasos y le di una palmada a Ezequiel - No, solo esta asustadizo. ¡Habla amigo!

Y logré hacerlo hablar, pero no de la manera que yo quería... - Buenas tarde, las tenga consejera Betsy, es muy oportuno verla aquí cerca -... hablaba rápidamente.

Betsy solo rió al ver como se expresaba - solo dime Betsy, no hace falta que dijas consejera.

-Disculpe.

-No hay problema. - miró todo el camino por donde había pasado la roca y volvió hacia nosotros - ¿Qué sucedió aquí chicos?

Aunque mi amigo lo quisiera no quería hablar, por sus actitudes podría decir que era aquel chico que temía a alguien como Betsy: a pesar de ser una consejera y bruja, seguía siendo igual a nosotros, solo una un chica en este caso.

Yo como toda la confianza del mundo hablé y conté cada detalle de lo sucedido, obvio, todo lo que decía era de parte del lanudo del como me había contado. Al cabo de unos minutos, nuestra amiga Betsy ya tenía todo el contexto.

-Cómo tú lo dices Max, esto si parece extraño...muy extraño.

-Me gustaría que usted pudiera averiguarlo, así podríamos ayudar a Erizo.

Comenté un poco optimista en todo esto, capaz con la magia en estos asuntos podríamos saberlo rápidamente. Pero con unas tres palabras desvaneció todo ese optimismo.

-No puedo hacerlo...

Me sorprendí al escucharlo - pero, ¿por qué no?

-Porque aunque yo quisiera, mi magia no es lo suficiente fuerte como hacer esto todo el día - apenada siguió - segundo, tengo aun muchas cosas del cual encargarme, Susie y Alice no cumplen sus deberes y me dejan mucha labor más de lo normal.

Yo solo agaché la mirada, pensé que esto no podría ser peor. Volví alzar la mirada para solo ver al amigo lanudo mirando algo entre los arbustos y árboles, parecía un estúpido pensé. Pero, al ver fijamente en aquella dirección que el divisaba me quedé helado... Muchos ojos destellantes nos observaban, "¿esto es recién, o nunca estuvimos solos este tiempo?" di unos pasos atrás mientras me preguntaba eso, me sentía incómodo al seguir observando, aquellos ojos color violeta, quería salir de ahí, pero Betsy volvió hablar y se llevó mi atención nuevamente.

-Oye chico, - se dirigió a Ezequiel - quiero hablar contigo, puedes prestarme unos minutos.

El solo aceptó moviendo la cabeza y fue con ella no sin antes pasar por mi costado susurrando, también con aquella expresión: sorprendido y nervioso... "¿Lo viste, acaso lo viste? ¿Nos estuvieron observando?"

Murmuré al escucharlo - Si, yo también lo vi...

----------------------------

Tiré una pelota de béisbol al techo y calló en mi rostro al bajar.

-¡Auch! - me quejé del golpe, al menos pude desviar mi mente de los pensamientos anteriores.

A pesar de ser un día domingo, quería quedarme la mayor parte del tiempo en mi cabaña, pero este asunto me mantenía impaciente, desesperado por dentro.

Volvió a sonar mi teléfono, era una llamada de Oscar.

--------

-Hola Oscar, ¿qué sucede?

-Hola Max, volví a llamarte por lo de antes...

-Seguro sigues pensando por lo que te comenté, sobre los muchos ojos violetas que vimos...

-No es eso, aunque me dejó mucho pensando, es otra cosa... - dejo en silencio por unos segundos -...no podré participar de este expedición nocturna con ustedes.

-¿Por qué?

-Alexa y Erizo me han pedido que las acompañe esta noche en una práctica de basquet...

-Pero si tu no sabes dominar el balón - lo interrumpí.

-Si lo sé, se que soy un poco torpe en todo esto, pero al menos quiero estar cerca de Erizo y ver que no pase nada raro.

Comprendí rápido, si esa era la intención de Oscar, me parecía bien - Tranquilo Oscar, no te preocupes. Luego te contaré los detalles mañana de lo que vi.

---------

Colgué el teléfono, suspiré al saber que ahora solo seríamos solo nosotros dos para esta noche. Tal vez no podría ser muy malo, aunque sentía un poco de nervios, aquellas imágenes pasaron por mi mente: esos ojos violetas me incomodaban cada vez que lo recordaba.

-¿Max puedo pasar? - mientras tocaba la puerta de mi cabaña.

Abrí la puerta, era nuevamente aquel amigo lanudo, al menos ya no tenía expresión con que lo vi hace horas atrás. Entró impaciente contándome como haríamos todo esta noche. Me preguntó si Oscar estaba de acuerdo, yo solo le di la negativa, Oscar no podría asistir por tener ya un compromiso con Alexa y Erizo.

-Me parece bien, - se veía optimista - al menos Oscar puede estar cerca de Erizo y ver si algo extraño sucede, ¿no?

Ambos tenían razón, mucho más Oscar, creo que por fin pudo pensar nuevamente, recordando que la última que lo hacía fue hace unas semanas atrás.

-Oye Ezequiel...- tenía una duda.

-Dime Max - habló, mientras veía cómo este mismo ya tenía todo los preparativos para la noche.

-¿Qué te dijo Betsy?

El sólo sonrió - Que me divierta en este lugar, haga amigos, y lo más importante... Que descubra mi identidad mágica.

-Vas por buen camino entonces - le había devuelto la sonrisa.

El solo rió y movió la cabeza con acierto, yo ya lo consideraba un amigo más, a pesar de tener un mal tropiezo al conocernos.

-Max, ¿Puedo hacerte una pregunta? - no me lo había visto venir -, para estar a mano.

-Adelante dilo, amigo.

-¿Por qué Sophie te guarda rencor? - era una pregunta inocente , pues veía que no sabía sobre eso, al igual que el resto.

Yo solo me quedé en silencio por unos segundos, pues no sabía que responder, no era de contar mis problemas o asuntos personales a cualquiera, ni mucho menos a mis amigos.

Suspiré y sonreí - Es una larga historia, tal vez no me de tiempo para contarlo todo.

Lo acompañe hasta la puerta y le dije que lo vería por la noche para comenzar todo esta expedición, no sin antes estrechar como los amigos que éramos.

Volví a cerrar la puerta, para seguido recostarme en mi cama saltando en ella. Las vibraciones del suelo al saltar hicieron que de mi estante callera un marco con una foto.

Me enojé por unos momentos, no quería hacer nada más, solo quería estar recostado en mi cama pero la obligación de recogerlo me impidió. Al levantar la foto pude ver cual era...

-¿Por qué específicamente tenía que ser esta? - murmuré con una melancolía en mi voz mientras limpiaba el polvo acumulado en ella.

Me puse a recordar aquellos momentos con ella, y esa foto era uno de esos recuerdos. Aquella vez en que eso osos andaban por toda la isla y estábamos en cuarentena, aproveché para tomarme una foto con ella, dejé mi cámara de fondo y me tomé una foto junto con Sophie viendo una película.

Ahora este foto era solo recuerdo triste para mí, ni yo mismo sabía porque aún la conservaba.

Me recosté en mi cama nuevamente dejando el cuadro ya roto con la caída y su foto en ella rasgada en pedazos, como...como...no lo sé, ni yo mismo quiero decirlo.
Cerré mis ojos, solo quería dormir y olvidar eso, solo era un recuerdo.

Los recuerdos, son sólo eso... recuerdos. Tarde o temprano algunos de ellos lo olvidaremos, pero, ¿Que pasa si hay recuerdos que por más buenos o malos que sean, no los podamos olvidar? ¿Estaremos haciendo lo correcto al olvidarlo?

Quise llorar, pero no podía, no se porque, solo cerré los ojos a esperar que el sueño recaiga sobre mí.

.....
....
...
....
.....
...
....
....
"Te amo, eres lo mejor que me pasó en estos últimos días. Te has vuelto como una luz que me guía en un camino lleno de oscuridad."
...
...
....
...
....
....
.....

Había despertado, me froté lo ojos por incomodidad, "¿había llorado?" al sentir como una lágrimas secas se habían impregnado en mi cachetes, "¿Que soñé?" me preguntaba mientras intentaba recordarlo.

Apagué la alarma que había puesto hace horas atrás, ya eran las 21 horas, si que había dormido después de haber recordado la última vez que había visto la hora: habían sido las 13 horas.

Me alisté rápidamente y salí de mi cabaña al lugar acordado por Ezequiel: su cabaña. Llegué justo en el momento que también estaba dejando cerrado su puerta y listo para partir, ambos llevábamos lo necesario.

Dimos unos pasos mientras decidiamos por donde empezar, la verdad ni eso habíamos acordado, llevábamos más de 15 minutos en los que discutíamos por donde comenzaríamos.

-¿Te parece bien si comenzamos por este lugar? - señaló la cafetería, "¿en verdad ese sitio?" pensé - ¡Sígueme! - emprendió rumbo.

Para nuestra suerte la mayoría de los campistas dormían a estas horas, ambos caminos sin hacer mucho ruido, no queríamos que un tercero se enterase de nuestras acciones. Al llegar a la cafetería buscábamos la forma de entrar, la puerta principal estaba con cerradura, no había ninguna de poder abrirla.

-Demonios - replicó con fastidio - debe haber alguna manera de entrar.

Miró en varias direcciones, buscaba un método de conseguir que entraramos pero no daba resultado, fijó su mirada en mí reparando de arriba y abajo. La cosa que diría en ese instante fue para mí, la más estúpida y ofensiva que el hablaría....

-¿Tu sabes romper esta cerradura?

-¿A que viene esa pregunta?

-Bueno ya sabes, - fijó nuevamente, ahora en mi pelaje - eres...eres...

-¿Que soy una parte negro?

-¡Yo no dije eso! - quería hacerse el inocente.

-Pues lo insinuabas, y la verdad... - fastidiado seguí - ...me parece un estereotipo muy estúpido.

Salí un momento de ese lugar y empecé a dar una inspección por todo el alrededor de la cafetería, nada raro por ese momento sucedía. Volví a dar una vuelta aldedor de la cafetería buscando una forma de entrar, la había encontrado. Cerca del techo por donde se encontraba la puerta trasera, había una ventana de tejado.

Corrí a pasa silencioso y avisé a Ezequiel de nuestra única forma de entrar y nos pusimos manos a la obra. Tomé una con gancho y la lancé haciéndole sujetar en una de las tejas de aquel techo, jale con fuerza una cuantas veces para asegurar su resistencia, el primero en subir y entrar fue Ezequiel y luego yo.

Habíamos entrado por la parte de las mesas, nada raro por aquel lugar. Empezamos a buscar algo extraño por algunos sitios de la cafetería con la poca luz de nuestras linternas.

¿La entrada de la puerta trasera y donde encontramos las bandejas? Nada raro.

¿Debajo de las mesas? Nada fuera de lo común aparte de los chicles que solemos pegar después de mascarlos.

¿El tacho de basura? Nada especial, ni yo sé porque revisé ahí.

Solo quedaba un lugar para revisar, la cocina. Ambos nos dirigimos al lugar donde se preparaba todo para el día siguiente, aunque fuera un poco arriesgado lo que haríamos, fue encender la luz ya que la de nuestras linternas no eran muy potentes para alumbrar todo ese lugar.

Al encenderla vimos todo el escenario, una gran parte de la mesa donde hacen los platillos estaba lleno de masa, harina y un poco de levadura, toque un poco de la masa, parecía recién hecha. Ezequiel tomó algunas fotografías mientras yo seguía inspeccionando algunos partes de la cocina.

Abri los estantes donde se almacenaban los condimentos y había uno que otro desparramado, mayormente era azúcar o canela para dulces o pastelillos, volví a Ezequiel y dije que también tomara fotos a ese lugar. Empecé a oler un poco a algo recién horneado, otra cosa extraña, me dirigí al horno y me sorprendí al ver algunos pasteles recién horneados al momento que hablaba lo mismo.

Mi compañero se sorprendió al escucharme - ¡¿Dijiste pasteles?!

No pasó ningún minuto cuando escuchamos la girar la perilla de la puerta trasera, alguien quería entrar. Dejamos rápidamente todo en orden y la luz apagada como lo habíamos encontrado, no había tiempo para huir, solo logramos escondernos en uno de los cuantos estantes de la cocina.

Intenté no hacer mucho ruido cuando escuché pasos dentro de la cocina, respiraba limitadamente para no ser escuchado. Tuve que estar así por un par de minutos, era muy agobiante, la desesperación complicaba aguantar la reparación en esos momentos, llegué a estar muy nervioso y con la piel helada al escuchar los pasos acercándose a mi, pensé que había sido descubierto, pero no fue así.

Grata fue mi sorpresa cuando al escuchar la voz no era otra más que Lucy, "¿Ella tenía autorización para estar en este lugar?" susurré mientras lograba verla abriendo milímetros la puerta de uno de los estantes arriesgandome en el proceso.

Ella solo moldeaba algunas masas para hacer algunos bocadillos y a su vez sacaba los pasteles del horno que había visto antes. Volvió a mirar hacia la mesa y habló fastidiada.

"En verdad estos pasteles serán indicados" mientras le hechaba el dedo a uno de ellos. "Supongo que estarás lista para otra ronda, Erizo."

Susurré enojado al escucharla - ¡Entonces tu fuiste, cuatro ojos!

Ella era la culpable de todo ese acto en la cafetería, pero, "¿Por qué?, ¿que te hizo Erizo para que hagas esto?" solo cerraba los puños de la impotencia.

Esperé a unos minutos a que se volviera a ir, cuando lo hizo, volví salir rápidamente, no aguantaba ni un minuto en ese lugar. Ya teníamos las pruebas más que suficientes para ir a buscarla a la mañana siguiente y encararla.

Antes de salir del lugar, nos aseguramos que todo este en orden y no dejar ningún rastro de estar ahí. Salimos por la puerta trasera y la volvimos a cerrar con seguro. Recogí la cuerda con gancho y emprendí devuelta hacia las cabañas.

A medio camino aún tenía una duda, aún no encontraba concordancia en todo esto, aquellas dos situaciones. Los pasteles y la roca, sin esperar una pregunta o consulta de mi compañero, corrí nuevamente al lugar donde había sucedido el evento de la mañana.

Al estar cerca, caminé guiándome por los rastros en la tierra que había dejado aquella roca. Al estar cerca de esos arbustos y árboles me entró un poco de nervios, mi cuerpo no quería avanzar, aun recordaba aquellos ojos violetas que me dejaban la piel de gallina.

Agarré el valor y salté sin mirar, abrí los ojos al estar al otro lado, no habia nada y nadie. Solo hojas caídas y rastros por donde se había parado la roca antes de ser enviado abajo.

-¿Que te sucede Max? - Habló agitado Ezequiel, me había logrado alcanzar.

No dije nada, seguía observando aquel lugar, debía haber una pista de todo esto o algo que separé todo esto. No coincidía, una era una que otra mera broma, pero el otro ya era más que eso...

-Aún no encuentro nada interesante - le había pedido que también investigará, no me iría sin al menos descubrir algo más.

Pasamos unos minutos caminando por los alrededores pero nada. Sentí que todo iba ser inútil, hasta que había descubierto algo, mi polera se había enganchado con una de las ramas, la desenganche con cuidado para evitar lastimar mi polera, ya que era mi favorita.

Al desengancharlo, descubrí que había otra tela rota sujeta en esas mismas ramas de esos arbustos, una tela color azul marino, teníamos una pista.

-¿Una tela azul? - lo miró fijamente - alguien debió haberse roto al momento de salir de aquí. Una pista más, bien hecho Max.

-Al menos sabemos que uno de nuestros culpables porta una prenda de este mismo color. - mientras guardaba la pista en uno de mis bolsillos.

Me sentí un poco conforme por esa noche, sentí que habíamos avanzado un poco con todo esto.

Emprendimos camino devuelta a las cabañas, esta vez habíamos tomado otra ruta. Caminamos por las zonas recreativas como lo era el campo de béisbol: vacío y muy tranquilo para ser muy exacto. Luego por el campo de Tenis: un pequeño alien practicaba con la máquina de lanzar pelotas. Y por último, la zona de basquet, solo sonreí al ver verlos.

Tanto como Erizo, Alexa, Oscar practicaban con el balón, las dos chicas siempre jugando de atacantes y el pobre de Oscar solo intentaba hacer de defensa intentando quitarles el balón de sus manos, prácticamente lo estaban destrozando.

-¡Oye eso no vale, es un dos contra uno! - el gritó al ver lo injusto que eran con Oscar.

Ellos al escuchar voltearon y nos saludaron, Ezequiel se acercó a ellos y unos segundos después se unió al juego, corrió nuevamente hacía mí dejando sus cosas, el solo quería tener un rato de diversión después de todo lo sucedido.

-Vamos Max, animate. - En sus ojos se denotaban ilusión, de verdad quería que yo juegue.

-No creo que lo haré, mañana tengo otras cosas importante que hacer y necesito estar recargado de energías. - dando unos cuantos pasos atrás.

-Solo por esta vez, no será malo si te quedas unos minutos fuera de la cama.

Intentó jalarme a donde estaba los demás, aunque yo ni siquiera había puesto resistencia se veía que no tenía la suficiente fuerza para que lo logrará.

Suspiré y sonreí - Por esta vez lo haré...

Volvió a mirarme con ilusión - ¿Lo dices enserio?

No respondí, yo solo di unos pasos adelante, pronto sentí que lo que hacía no era más que una tontería o simplemente una estupidez. Ella estaba junto a los demás, llevaba ese complemento deportivo casi idéntico como aquella vez. Se veía que había mejorado desde la última vez, había hecho unos tiros perfectos al cesto dejando sorprendido a Oscar y siendo felicitada por ambas chicas presentes.

Mis ánimos se habían ido, Ezequiel seguía preguntándome si lo que le decía era enserio, pero con solo irme del lugar el ya tenía la respuesta. No quería estar en ese lugar, ni mucho menos querer hablarle, sentía que aún no estaba preparado para volver a estar cerca de ella después de todo.

Volví a mi cabaña y dejé mis cosas tiradas a un lado, me puse mi pijama para dormir y programé la alarma del reloj a las 5 hrs.

Me recosté y solo enfoqué nuevamente en dormir. Miré al techo y suspiré ya con los ojos cerrados, esta vez no venían esa imágenes incómodas, solo de ella.

...
...
..
..
Se veía más hermosa al recordarla, ella volvía a mí con una sonrisa y un abrazo la cual yo aceptaba, estábamos en un campo muy relajante con una agradable vista al mar, esto no duraría mucho. Nuestro alrededor se oscurecía, poco a poco nos envolvía la oscuridad, hasta estar en un vacío, en la nada. Volví a mirarla pero ella en ves de tener esa sonrisa que tanto me agradaba solo veía como corrían por su mejillas lágrimas, me empujó intentando safarse de mis manos mientras decía "¡Aléjate!, ¡No quiero verte más!" para luego correr hacia la oscuridad y desaparecer.
....
...
...
...
..

-¡Mierda! - dije despertando y volviendo a la realidad.

Agarré con fuerza mis sábanas, mientras maldecia ese sueño, solo quería dormir y seguir normalmente para el siguiente día.

-Mañana será otro día....






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top