Capítulo XIII: I'm still standing (*)
Lucy Montgomery-Gray
Sonreí frente al espejo de mi habitación al ver el vestido que me regaló la hermana Irene para mi salida, era de flores pequeñas y estaba muy lindo, era mi primer vestido lindo, además del moño en el cabello que la hermana Debby me enseñó para peinarme
Llevaba un mes en el convento, pero hoy al fin me iría. La tía de Beverly hizo todo lo posible para recibirme en su casa, era como familia de acogida, según me explicó la madre superiora, no iba a ser mi mamá pero me iba a cuidar como si lo fuera, hasta que creciera mas y pudiera cuidarme por mi misma
—Veo que ya empacaste, Lucy— la hermana Debby entro a mi habitación ya casi vacía
—Si, gracias— le sonreí mientras me colgaba la bolsa que Eddie me regalo
—Espero que seas muy feliz en tu nueva vida— la hermana me acomodó el cabello que llevaba por la frente— te lo mereces, dulce niña
—Gracias— me ofreció un abrazo que no rechace
Papá siempre dijo que las religiones eran una fachada, un refugio que los humanos usaban porque eran muy débiles para lidiar con los problemas de su vida, pero el mes que pase aquí, fue muy tranquilo, me daban comida, ropa limpia, baño, y me enseñaron a leer y a escribir para que pudiera entrar a la escuela junto con mis amigos
Solo me habían visitado Richie, Ben, Mike, Beverly y Eddie. Stan me había mandado una carta con Mike de que sus padres no lo dejaban entrar al convento pero que esperaba que estuviera bien, mientras que Bill no quería saber nada de mí, lo poco que me dijo Bev
Pude sentarme a hablar con todos mis amigos, excepto Bill, me dejaron explicarles, les pedí perdón, lloré y les dije que mi intención nunca fue que ellos corrieran peligro, todos me entendieron y me dijeron que me perdonaban porque me vieron dispuesta a salvarlos
No perdí a mis amigos
Me despedí del resto de las monjitas, mientras que la hermana Irene me acompañó a la puerta, donde me esperaban Beverly, la tía Lorraine, Richie y Eddie
Corrí a abrazarlos, Eddie fue el primero en recibir mi abrazo, me le colgué un poco por el cuello, casi nos caímos al suelo, así que nos reímos mientras nos separamos
—Ya te extrañabamos, pastelito— Richie se inclinó para darme un beso en la frente— al fin no te tengo que venir a ver aquí, me han corrido tres veces
—Porque no sabes cuándo quedarte callado— le di un manotazo
—Bueno, niñas, es hora de que volvamos a casa— la tía Lorraine se ofreció a ayudarme con mi mochila
Nos fuimos a la casa de Beverly, que seguía siendo la misma, pero ahora se veía más bonita, tenía muebles más bonitos, las ventanas estaban corridas y olia muy rico
Me mostraron mi habitación, una habitación para mi sola, las paredes estaban de blanco, había una cama con unos peluches una alfombra con figuritas de mariposas en el suelo
También me mostraron un cajón que tenía ropa de niña, pantalones que si me quedaban bien, blusas como las que usaba Beverly, faldas y vestidos que no me colgaban por todos lados
La tía Lorraine me dijo que podía salir en lo que estaba lista la comida, así que Beverly y yo salimos, ella me hizo el favor de decirle a Bill que quería hablar con él, esperaba que aceptara y que no me cerrara la puerta en la cara si es que tenía que ir hasta su casa
Eddie me esperaba afuera de mi nueva casa, Richie no se pudo quedar para ir con nosotros, pero Eddie me dijo que me compraría un helado, no había probado otro helado como esa vez en el desfile
Nos sentamos a comer nuestro helado en una de las bancas del parte, reí ya que sentía que mi cerebro se congelaba, así que le di lo ultimo de mi cono a Eddie, ya que también había visto algo que saltaba en el pasto del parque y me tuve que inclinar a verlo
—Ya deja de jugar con tus bichos— Eddie hizo una mueca al verme con el bicho entre las manos
—Si estás conmigo, estás con mis bichos— aletee las pestañas volviendo a ver al pequeño amigo en mis manos— hay una bestia debajo del tablero...
Eddie me miró cuando dije eso, no fue algo que pensara, solo... salió de mi boca
—Lucy...
—Perdon...— deje al bicho en el suelo mientras me limpiaba la tierra de las manos y me volvía a sentar junto a Eddie— es que las cosas misteriosas me gustan
—Eso ya lo sé— me pasó el brazo por el hombro, él gesto me hizo sentir mejor
—Sabes...— tomé aliento para contarle lo que había averiguado hace unos días— la hermana Irene me dijo que sería buena detective porque soy muy entrometida, pase todo el día en la biblioteca buscando que era, me gusto
—¿En serio?— parecía sorprendido y extrañado
—Si, seriamos el duo perfecto— le pasé el brazo por los hombros imitando su gesto— yo detective y tu doctor.
Eddie se tensó cuando dije eso de doctor, pero era inevitable pensarlo, Eddie era muy bueno curando, cuando me raspaba las rodillas me curaba, me decía que cosas comer para que pudiera subir de peso y sobretodo, había curado a Ben él día que lo conocí. Sería un doctor increible
—Rojita, yo no sería bueno— Eddie bajó la cabeza, pero le tomé el mentón para que me mirará
—Claro que lo serias— le aseguré sin borrar mi sonrisa— te gusta ayudar a las personas, y a mi me gusta saber que hay de malo en las cosas
—¿En serio quieres ser policía?
—No, detective, una que manda, no la que obedece— rió por mi mueca— como... Sherlock Holmes— esperaba haberlo dicho bien
—Serías la mejor, estoy seguro— Eddie me regreso la sonrisa
—Y tu el mejor doctor— le di un pequeño beso en los labios— no le hagas caso a tu mamá
Sabía que su mamá era la culpable, le daba esas pastillas raras que Eddie no necesitaba, no lo dejaba jugar como a los demás niños. La hermana Irene decía que no había nada de malo en ensuciarse y jugar, y por culpa de la señora Kaspbrak, Eddie no podía estar bien
—Se nos hace tarde, deberíamos irnos—Eddie cambio el tema
—Está bien— accedí porque tenía ganas de probar la comida de la tía Lorraine
El camino a casa de Eddie fue medio en silencio después de que hable de su mamá, sabía que ella era muy importante para ella, y que si no quería problemas, debería dejar de mencionarla, era muy fácil que Eddie cediera ante su madre, la cual me odiaba
—¿Nos vemos mañana?— murmuré una vez estuvimos frente a la puerta de su casa
—Si, pero que sea después del desayuno, mamá no me deja salir si no desayuno—Eddie hizo una mueca
—Okey— estuve pensativa, tenía un asunto que resolver que me tomaría toda la mañana, así que estaba bien
—No te has ido y ya te extraño— Eddie me tomó de las mejillas para darme un beso, le respondí el gesto pasando mis manos por su espalda para abrazarlo
Pero el portazo a unos metros de nosotros nos hizo separarnos
—Oh, ahí estas de nuevo, pequeña zorra— la mamá de Eddie se acercó para empujarme lejos de él— ahora que sé quién eres, menos te acercaras a Eddie
—¿Y quien se supone que soy, señora?— le di la misma mirada de asco que ella me estaba dando mientras escondía mis manos a mis espaldas
—La hija de una asesina— me apuntó con su índice— Lauren Montgomery, todos lo saben, la hija de esa bruja psicópata, ahora entiendo porque se me revuelve el estómago cada vez que te veo
Ben me había contado que el nombre de mi madre había estado en todos los periódicos las últimas semanas, después de que papá murió, fue como si yo empezara a existir, decían que antes no había registro de mí, incluso me tuvieron que picar para sacarme sangre del brazo para así comprobar que era hija de mi mamá
Y mi mamá no era para nada querida
"La acuchilladora de Neibolt Street" Ben me hizo el favor de llevarme ese periódico de hace años donde decían eso de mi mamá, lloré mientras arrugaba el periódico al ver cómo se expresaban de ella, como si fuera el peor ser humano del mundo. Pero después de eso, al fin pude tener un papel con mi nombre de manera oficial, y aunque no me dejaron ponerme el apellido de mi papá, ya que no existía nadie llamado Robert Gray, en mi mente sigo siendo una Montgomery-Gray
—Yo no soy mi mamá...— susurré sintiendo mis ojos lagrimeados. Mamá no fue una buena persona, pero aun así siempre le tendría respeto
—¿Ah no?— la señora Kaspbrak se fue acercando cada vez más, retrocedí, pero ella tomó mi cara lastimándome con su toque— cuando te veo, solo veo a esa prostituta, tu madre. Nunca hizo nada mejor que matarse, lastima que no mató también a su bastarda, tú.
—No me voy a alejar de Eddie, al menos que él quiera— le asegure cambiando el tema de mi mamá
—Eres una irrespetuosa, ¿quien te crees que eres para hablarme así?— la señora Kaspbrak me miró con una mueca de repulsión
—No me creo. Lo soy.
—¿Qué?
—La novia de su hijo.
La señora Kaspbrak me miró asombrada, sé que esperaba que fuera una mentira, pero no lo era, Eddie me pregunto si podia ser mi novio una semana después de que llegara al convento, después de preguntarle que era un novio, y que la hermana Debby me explicara, le dije que si.
Solo esperaba que por el regaño de su mamá, ya no quisiera estar mas conmigo
—Eddie, ven acá.— Eddie se acercó al ver la cara de su mamá— dime que lo que dice esta niña es mentira y que ustedes no son novios.
—No es mentira, mamá— Eddie miró levemente asustado a la mujer antes de acercarse para pasarme el brazo por el hombro— Lucy y yo somos novios.
—Pues ya no lo son.— la señora me volvió a empujar lejos de su hijo— desde este momento ya no son nada.
—Usted no puede decidir eso— me importo poco y me acerque a Eddie para enroscar su brazo con el mio— Eddie y yo seremos novios hasta que los dos lo decidimos
Trate de mantener mi mentón en alto en cuanto la señora Kaspbrak se acercó a mi lentamente, trate de soltarme de Eddie, pero él mantuvo su agarre en mi brazo, hasta que sentí la bofetada de mi suegra que me giró la cara por un par de segundos que me hizo tomar una respiración para controlarme
—Es la última vez que te veo en mi casa, mocosa maleducada.
—Y es la última vez que usted se atreve a pegarme.
No le regresaba la bofetada solo porque es la madre de mi Eddie, sino, no me detenía para defenderme, odiaba solo tener que amenazar, pero esperaba que con eso nunca se atreva a volverme a tocar.
—Nos vemos mañana, Eddie— murmuré para molestar antes de correr hasta el final de la calle e irme
—Te quiero, Lucy— alcance a oír su despedida, me hizo reir mientras no dejaba de correr a mi nueva casa
Claro, no sin antes ir a mi antigua casa, necesitaba hablar con alguien...
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—Ellis
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