Capítulo XII: The liar (*)
Lucy Montgomery-Gray
Papá nunca me había pegado y menos aventado de esa manera, está hambriento y eso lo hace agresivo, más de que lo que es normalmente.
Me costaba respirar, me dolía la cabeza, las rodillas y sentía que me iba a desmayar, como pude ignoré el dolor en mi espada y logré sentarme, veía todo nublado, mi nuca estaba mojada por sangre, pero también vi cómo los chicos luchaban contra papá, y al ver cómo lo golpeaban y por mas que sabía que se lo merecía, no pude evitar sentirme mal y desear entrar a la pelea para defenderlo
Era mis amigos o él
—Lucy— Eddie se acercó a dónde estaba tirada, me ayudo a levantarme al ver como tomaba mi cabeza— ¿Estás bien?— preguntó preocupado al ver como me sangraba la nuca
—Si— toque mi cabeza con dolor limpiando mi sangre en mi ropa— yo no quería que esto pasará
—Lo sé, tranquila— me dijo tomando mi mano— solo tú puedes detenerlo, Lucy
—Lo sé
Puse una de mis manos en el suelo y sentí una navaja en el suelo, la misma que le quite a Henry para matarlo. Miré la navaja en el suelo al ver la idea loca que se me cruzó por la cabeza
Él me hizo una promesa, una promesa que no cumplio, no solo eso... me hizo una pregunta, y le respondí que si aunque no estaba segura en el momento, pero ahora podía decir que si estaba segura de mi elección, mi elección había cambiado
La única correcta.
Al ver cómo papá cambiaba a la mujer desfigurada con la que se le ocurrió gruñirme hace unos segundos, mi sangre volvió a hervir como estaba a nada de atacar a Stanley que solo alzó el tubo que le di buscando defenderse pegando con los ojos cerrados
Corrí y alcancé a subirme a su hombro, tomé la navaja y la clave en el cuello de papá.
Sentí también un dolor que se extendió en el centro de mi torax, me hizo casi enterrarme las uñas en la piel de mi pecho cerca de donde se supone que estaba mi corazón, caí al suelo mientras veía mis manos con manchas de sangre... sangre de mi padre
No podía ver muy bien ya que mis ojos estaban mojados, solo veía desde el suelo como él se retorcía ante la navaja que le enterré, pero lo que mas me asusto fue la sangre que le chorreaba por el cuello manchando el traje plateado y haciendo que un miedo diferente me recorriera las venas
—¿Porque tú?— se tocó el cuello algo débil— ¿Porque tú? Hija...— se acercó al pozo como queriendo meterse por ahí.
Se metió susurrando algo en el pozo, no sé a dónde lleva ese pozo, solo se que desde siempre tuve prohibido entrar ahí porque era peligroso. Aun estaba temblado cuando me levanté para ver a ese pozo donde se había metido, todo era oscuro y me asustaba, pero no me podía alejar
—Perdón— empecé a llorar al ver como su cráneo se agrietaba y no me decía nada— no te vayas por favor, no me dejes— susurré con la cara llena de lágrimas.
—Miedo...— susurro antes de dejarse caer.
—¡NOO!— grité con todas mis fuerzas al ver como desaparecía— ¡Papá! ¡Vuelve!— me aleje del pozo y me tapé la cara mientras lloraba
¿Que acabo de hacer? Lo lastimé... No, lo maté. Mate a la única persona -si es que se le puede llamar persona.- que me amaba por sobre todo, maté a mi padre...
Empecé a llorar sin importarme nada mientras me enterraba las uñas en el rostro queriéndome arrancar la piel, mis manos estaban manchadas de su sangre y podía sentir como mis latidos hacían eco en mis odios
—Los niños están bajando— oí la voz de Eddie y los cuerpos de los niños que estaban sobre la montaña empezaron a flotar hacia abajo.
—No, no, no— me cubrí la cara mientras lloraba
Eso solo era otra señal
No espere nada, me subí al borde del pozo queriendo aventarme, pero unos brazos delgados me detuvieron antes de que saltara y me llevó de regreso al suelo
—¡Tengo que ir con él!— grite mientras señalaba el pozo sin dejar de manotear a Eddie que me sostenía
—Tranquila— Eddie me abrazó sobre los hombros mientras que yo buscaba que me soltara— todo está bien, rojita, te juro que todo estará bien
—¡Suéltame!
Traté de arañarlo o lo que sea para que me soltara y pudiera seguir a mi papá al pozo, pero los brazos de Eddie me lo impedían, pequeños sollozos y gritos que me desgarraban la garganta salían de mi boca mientras que soltaba patadas al aire para que me soltara
Quiero ir con él.
Es lo único que podía pensar, lo lastime, lo mate y merezco lo mismo
Eddie me susurraba cosas en el oído que me fueron calmado, mi respiración comenzó a regularizarse mientras que acariciaba mi cabeza, las ganas de querer morir también al igual que los gritos que salían de mi boca fueron parando. Eddie recargo su frente en mi hombro cuando vio que mis gritos pararon y ahora solo era lágrimas. Deje de manotearlo y recibí su abrazo escondiendo mi rostro en la curva de su cuello
—Tenemos que salir de aquí...— Richie se acercó a mí— Lucy...
—No me quiero ir— dije llorando
De reojo vi que Bill se acercaba a mi direccion, pensaba en las miles de posibilidades, pero me paso por un lado para recoger esa capa amarilla para lluvia que fue lo unico que había quedado de su hermano
—Georgie Denbrough...— susurro Bill con el impermeable entre las manos-
—Lo siento— me separe de Eddie al ver a Bill sollozar con el impermeable, necesito pedirle perdón— yo intente...
—¡Maldita mentirosa!— su bofetada me tomó por sorpresa, pero a pesar de que pareciera que lo hizo con todas sus fuerzas, mi rostro solo se giró levemente y me hizo sentir un hormigueo en mi mejilla— ¡eres una puta mentirosa!
Bill tomó mi cabello a la vez que me jalaba hacia el pozo, la mitad de mi cuerpo quedó casi colgando dentro de este donde solo pude ver la oscuridad y sentí el eco de mi respiración
—¡Bill, suéltala!— solo pude reconocer los gritos de Eddie, Mike y Bev
No me importaba, no metí las manos para defenderme ni nada, es lo que merezco. Solo puse mis manos en el borde del pozo esperando el momento en que decidiera empujarme por completo
—¡Es una puta traidora, ella mató a Georgie!— tiró de mi cabello sacándome otro sollozo
—Yo no lo hice, te lo juro...— solloce mirando la oscuridad del pozo
—¡Te acercaste a nosotros para tener presas para tu padre!— tiró de mi cabello con las fuerza que me hizo sacar mas lagrimas— ¡eres igual a él! también mereces morir como la maldita rata que eres
—No es cierto, te lo juro— pedí negando levemente
—¡Bill, ya suéltala!— Bill me soltó, solo sentí como Richie me rodeaba las costillas con los brazos y Eddie me acariciaba la espalda y el cabello mientras no dejaba de llorar
No deje de llorar, solo me pidieron que ya se querían ir, y que les dijera cómo salir de aquí
Richie y Eddie eran los únicos que me hablaban y me consolaban como siempre, no dejaron que Bill se acercara siquiera, o por lo menos hasta que llegamos a la parte de arriba de mi casa después de escalar la cuerda donde la habían dejado
—Aquí es la salida— me limpie los ojos
—¿Lucy?— Ben miró el cadáver de Henry en el suelo
No me arrepiento de nada
—No me culpen. Iba a lastimar a Mike— me di un abrazo a mi misma— y me golpeo para tocarme, era lo poco que se merecía
Sentí sus miradas encima de mi, solo que está vez no parecía que me miraran como si me odiaran. A excepción de Bill que ni siquiera me miraba, tenía razones de hacerlo, no lo culpaba y aún no sabía que también me alimente de la carne de su hermano, eso haría que me odiara por toda su vida.
—Lucy, no te puedes quedar aquí, sola— Beverly se acercó lentamente
—Yo vivo aquí— moví la cabeza, yo no me iba a ir de mi casa
—Ven conmigo, vas a estar bien— Bev me sonrió— por favor
—Pastelito, te prometemos que no vas a estar sola. Solo ven— Richie me sobó el hombro
—Anda, rojita. No te puedes quedar aquí— Eddie me tocó el cabello dándome una sonrisa que me hizo sentir mejor
—Está bien— seguí a Beverly
Beverly dijo que iríamos a su casa, la cual cuando llegamos vimos llenas de policías, había muchas luces y un sonido que me hacía doler los oídos
—Ustedes no pueden estar aquí, niñas— habló el policía al vernos cruzar una tira amarilla— Vayan con la trabajadora social— nos señaló a una señora que vestía elegante. Bev me guio hasta ella
—Hola niñas— la trabajadora social nos sonreía
—Hola— dijimos Bev y yo de mala gana
—¿Cuales son sus nombres?
—Beverly Marsh— dijo Beverly sin ganas.
—Lucy Fernanda Montgomery-Gray— dije en el mismo tono que Beverly
—Ok— se veía algo incómoda cuando le dije mi nombre— Acaba de pasar algo aquí, no pueden pasar la noche aquí, así que vamos a llevarlas a un lugar donde puedan descansar, pero necesito que me digan el nombre de un familiar
—La hermana de mi padre. Lorraine Marsh— dijo Beverly sin ánimos
—¿Y tu Lucy?— preguntó la señora viéndome
—No tengo a nadie. Mi papá murió— quise volver a llorar, la señora elegante se alejo al verme así
—¿Cual es el nombre de tu padre?— preguntó la señora
—Robert Gray— dije sin ánimos
Nos llevaron a Beverly y a mí a un tipo de convento con monjitas -que se fueron a hacer oración cuando les dije que me llamaba Lucifer.-
Me dieron todo lo que quise, ropa limpia, como las que usaban las otras niñas, me dejaron darme un baño en una tina como la que tenía Bev en su casa, me dieron de comer unos panes dulces que tenían un jarabe que era aún más dulce y me llevaron a una cama como la que Richie me mostró en su casa con telas que me cubrían por el frío.
Todo lo que siempre quise y nunca tuve.
Y aun así tengo ganas de morir.
—Perdóname...— susurré apretando ese costal suave que me dieron para descansar mi cabeza— perdóname, papá, por favor...
Estoy sola
Considero la soledad como una amiga frecuente, los primeros 14 años de mi vida solo había convivido con dos personas que ahora están muertas y nunca me molesto la soledad
Pero ahora de verdad estoy sola
Y por primera vez me importa y me entristece estar sola.
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—Ellis
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