Capítulo IX: Sacrifice (*)

Tipo de narrador: Tercera persona 

—¡Quítame las manos de encima, mocosa de mierda! — Dashelle Kaspbrak no dejaba de manotear a la niña que la tenía por el cuello contra el suelo

—Cállate, bastarda asquerosa— la pelirroja más pequeña sonreía mostrando sus amarillentos colmillos y asustando más a la adolescente

Lo último que la mayor recuerda es cuando alguien le cubrió la boca en el rio haciéndola desmayarse, pensó que era la niña, pero se le hizo difícil de creer que una niña tan delgada y menuda que no llegaba ni a los ocho años pudiera ganarle en fuerza, ella era una adolescente que le llevaba casi diez años, pero al tener a la mocosa encima, simplemente se sentía inútil por ser inmovilizada por una mocosa

Su madre le había dado miles de clases de defensa personal, pero, aunque consideraba que era ágil, no contaba con mucha fuerza y esa mocosa definitivamente no era humana, es lo único que se le podía ocurrir para que la tuviera así contra el suelo

—¡Bastarda, tu madre, monstruo raro! — Dash le dejo un golpe a puño cerrado a la niña que ni se inmuto

—Que maleducada eres con tu tía— esas palabras dejaron en blanco a la mayor— Lucy debió darte unos buenos golpes para que no trates así a su hermana

—Jodete, mocosa

No, es no podría ser posible, si bien había tenido muchas dudas últimamente respecto a la familia de su madre, no podía dimensionar que esa cosa estuviera emparentada con su madre, su madre era un ángel que jamás la golpeo o la maltrató, su madre era perfecta y no podía venir de una retorcida familia como la que se imaginaba

—¿Querías saber de la familia de la desleal de tu madre? Aquí la tienes, florecita— la niña le dio una gran bofetada que la aturdió por varios segundos, solo sintió como la arrastraba por los brazos humedeciendo más su ropa— la curiosidad mato al gato, querida sobrina

Lo siguiente que Dash sintió fue las diminutas manos de la niña sobre su cuello llevándola contra un charco de agua que obviamente hizo que no pudiera respirar, cada nada trataba de incorporarse para tomar aire, pero la niña le ganaba en fuerza y estaba a nada de que sus pulmones se llenaran de agua y dejara de respirar

Hasta que de pronto no

Dejó de sentir el agarre de la niña en su cuello, lo que le permitió salir de ese charco de agua que a simple vista no parecía ser tan profundo. La niña estaba inconsciente junto a ella, parecía tener un golpe en la nuca donde chorreaba la sangre, se alivió por un momento, pero no sabía si con la niña vendría algo peor

—Por favor, no...— alguien le cubrió la boca a Dash llevándola a rastras lejos de ese charco, pensaba que venía algo peor, pero en su lugar encontró a la única persona que la podía entender en estos momentos— Lory...

—Sí, hermana— Lory tomo la mejilla de su hermana menor dándole una sonrisa tranquilizadora— soy yo

Lory no lucía mejor que Dash, tenía el cabello enmarañado, su ropa que alguna vez fue de colores brillantes estaba manchada de sustancias negras y grises, parecía ser más pálida y con el maquillaje corrido, aun así, se quitó su chaqueta para dársela a su hermanita ya que su ropa estaba por completo mojada. Cuando Dash sintió el toque y la protección de su hermana, se lanzó a sus brazos para sentirse más protegida, las hermanas se amaban y se protegían de todo, y por más retorcido que era el lugar donde estaban, ese abrazo las hizo sentir seguras

—Lory, tengo mucho miedo— Dash se despegó del abrazo, pero aun así buscaba el toque de su hermana mayor

—Yo también, Dash— le aseguró la castaña antes de señalar a la niña inconsciente— ven, puede despertar en cualquier momento

Se las arregló para levantar a la pelirroja y llevarla un poco alejada de todo, se lograron esconder detrás de lo que parecía un tubo de cañería. Dash aun lucia asqueada y no era para menos, pero Lory empezaba a acostumbrarse solo un poco, así que trataba de reconfortar a su hermanita

—¿Por qué estamos aquí? — la de ojos diferentes miró al lugar, esto sin duda violaba todas las leyes de higiene del condado, si bien no era muy fanática de la limpieza, pensaba que saliendo de ahí se bañaría con ácido muriático por tres días enteros— ¿qué es este lugar?

—Las cloacas de Derry— le respondió Lory arrugando la nariz, a ella también le daba asco este lugar

—¿Quién era esa niña? ¿qué quieren de nosotras?

—Los abuelos...— empezó a explicar la castaña, pero de inmediato su hermana empezó a negar

—No, dime que es mentira, esas cosas no pueden ser nuestros abuelos— la pelirroja no dejaba de mover la cabeza pensando en el payaso que vio matar a Adrian y se le revolvía el estómago de pensar en que estaba emparentado con ella

—Dash, cálmate— Lory sobó los hombros de su hermana— sí, lo son. Robert Gray y Lauren Montgomery son nuestros abuelos, y nuestra tía es Jude Montgomery-Gray. Nuestra abuela es la acuchilladora de Neibolt, y del abuelo no puedo lograr describir que es, es algo antinatural, igual que Jude, todos ellos son asesinos

—¿Qué quieren de nosotras? — Dash empezó a temblar, si tenía esa familia, era más que obvio que no estaban a salvo, no ahí

—De nosotras, nada, quieren a mamá

—¿Qué?

Y es que las hermanas no podían dimensionar que esas cosas fueran los padres de su madre, ambas adoraban a su madre, era su ejemplo a seguir, que siempre seguía lo que ella consideraba correcto no podía tener de familia a ese trío

—Mamá es su talón de Aquiles, más bien de Robert Gray, pero ellas hacen todo lo que él ordena, el abuelo quiere a mamá, cree que ella lo desafió cuando se fue, y ella se fue por defender a nuestros tíos y a papá— Lory y Dash nunca supieron exactamente cómo se conocieron sus padres, solo sabía que se conocían desde niños, se fueron juntos a la universidad, se casaron y las tuvieron a ellas, por eso escuchar bien la historia de sus padres, era algo fuera de lo normal, y en cuanto a sus tíos, bueno desde siempre habían sido cercanos, aún recordaban el trauma cuando a los doce años se enteraron que en realidad todos eran amigos y no familia, porque esos ocho eran de verdad una familia— el abuelo tiene el control de todo, su hija no podía salirse del redil, ¿no? Lo que quiere es a mamá

Y por supuesto, no iban a dejar que apartaran a su mamá de ellas

—No van a tocar a mamá— la mirada de diferentes colores de Dash se tornó fría y oscura— no voy a dejar que le hagan nada a mamá

—No van a lastimar a mamá, quieren lastimarnos a nosotras, somos piedras en el camino, mamá jamás nos abandonaría, ¿cierto? — de eso estaban por completo seguras— quiere matarnos, sino existimos, mamá no podrán resistencia al irse con él

—¿Sabes? después de saber eso de los abuelos, creo que la abuela Sonia ya no me cae tan mal— Dash soltó una risita ganándose un manotazo de Lory— en paz descanse

—Te prometo que vamos a salir de aquí— Lory cambio el tema sosteniendo la mejilla de Dash

—Si nos hacen daño, mamá los va a odiar

—Claro...— esa espeluznante voz les erizó la piel a las Kaspbrak— pero ya hemos vivido con el odio de la princesa

Ambas salieron del escondite improvisado, la mocosa pelirroja estaba frente a ellas como si el golpe no le hubiera hecho nada, Jude, si mal no recuerdan, a su lado, una mujer con un vestido largo que parecía bata de dormir pero manchado de sangre que casi era rojo por completo, el cabello negro y la piel blanca, Lauren, la acuchilladora, y el ultimo, su abuelo, Robert Gray, vestía de negro, también con la piel pálida y una amplia sonrisa siniestra que les termino de helar la sangre a ambas niñas

—Déjala que se vaya— Lory jalo del brazo de Dash poniéndola a sus espaldas— yo me quedo, pueden hacer lo que quieran, tómenme como rehén, pero dejen que Dash se vaya

—Que lindas— Lauren ladeo la cabeza con una pizca de ternura— una hermana se sacrifica para que la otra sea libre, que lindo es tener hermanas. Lástima que yo degollé a la mía

—Tu hermana era una perra— fue lo primero que dijo el hombre

—Lo era— Lauren sacó un gran cuchillo curvado para pasar su dedo por la hoja sacándose un poco de sangre antes de chuparla de su dedo— pero me ayudó a perfeccionar mi método

Ambas sabían que estaban jodidas, que nadie las sacaría de ahí

—¿Quieren que juguemos a que hija quiere más mi luciérnaga? — Lauren empezó a apuntar su cuchillo a sus nietas— de tin, marin...

—Dash, corre— Mallory apretó el agarre con su hermana— dile a papá y mamá que los amo

—Lauren, Robert— Dashelle se negaba a llamarlos abuelos, y los mencionados no pudieron evitar arquear las cejas ante el tono altanero de la pelirroja— mátennos, eso no les devolverá a mi madre. Si ella huyó de esta mierda fue porque quiso, además se ven muy estúpidos queriendo matar a su maldita estirpe. Mátennos, porque prefiero estar muerta, que llevar su maldita sangre.

Jude y Lauren fruncieron las cejas ante el tono altanero de la pelirroja, mientras que Robert la miraba intrigado, su nieta menor también le recordaba a Lucy, y no solo por el cabello rojo como la sangre ni por ese ojo derecho que tenía verde "su ojo" sino también por cómo fruncía el entrecejo y apretaba los labios con su tono altanero. Le recordaba las veces que su princesa lo golpeaba cuando algo no le parecía, o cuando duraba semanas sin comer solo para llevarle la contra siendo una orgullosa de primera

Sus dos nietas tenían algo de Lucy, las partes de Lucy que él adoraba... pero no era suficiente porque las otras partes de sus genes les recordaba dónde venían y porque debía odiar a esas dos aberraciones que tuvo Lucy

—He cambiado de opinión, querida— Robert le hizo un gesto a Lauren que se acercó con una leve sonrisa cuando oyó lo que le susurro— pequeña ave, tus deseos son órdenes— los tres miraron a Lory que se había congelado al oír ese apodo que le pusieron— tú primero, tú fuiste la primera en nacer, serás la primera en morir

De aquellos charcos donde acababan de salir, el agua se empezó a remover, las dos hermanas soltaron un grito al ver cadáveres en estado de putrefacción que se dirigían por completo a ambas. Lory cerró los ojos porque sabía lo que le esperaba, mientras que Dash empezó a patalear ante el agarre de esos muertos

Esos cadáveres se llevaron a Lory que ya no se esforzó en gritar o en defenderse, mientras que Dash la llevaron a rastras a un rincón sin que ella dejara de patear, golpear y hasta arañar para que la soltaran, pero que evidentemente no estaba funcionando

—¡Suéltenla! — Dash alzó las piernas dando patadas ante el agarre de los cadáveres al ver cómo se llevaban a su hermana— ¡no se atrevan a tocarla! ¡Los voy a matar, malditos hijos de perra!

La pelirroja dejó de gritar y maldecir al sentir un golpe en la nuca que la dejó inconsciente

—Ya cállate— Jude gruño con fastidio mientras tiraba la viga con la que había golpeado a su sobrina

—Tranquila, florecita— Robert acarició la mejilla de su nieta más pequeña al verla inconsciente, ya tendría tiempo con ella— acompañaras a tu hermana muy pronto. Y por mientras, te traeré a tus primitos para que juegues...

(...)

{Feria de Derry}

—Ya, Malcolm, relájate un poco— Mía Denbrough miró fastidiada a su primo que parecía por completo disociado— seguramente se fue a buscar un churro o un elotito

—Lleva media hora y no me contesta el celular— Malcolm colgó de nuevo al no tener respuesta de su novia

—Aquí hay poquísima señal— Sam alzó la mano con su teléfono mientras negaba por no encontrar señal— no he podido subir nada a Instagram en horas

Era su segundo día en la feria, antes no pudieron terminar de subirse a todos los juegos por culpa del loco que asusto a Lily, y por el asunto del asesinato, menos. Así que ahora habían optado por ir de día, sus madres dijeron que estaban muy ocupados con un asunto, y que se quedaran en la biblioteca, pero ni siquiera Camille que era hija del bibliotecario le importaban los libros de ahí, así que se fueron a comer hamburguesas a un puesto de dudosa procedencia en la feria para luego confiarle sus vidas a un trozo de madera en la rueda de la fortuna

—Dash no contesta y tampoco Lory— Malcolm los miro algo preocupado por la ausencia de las dos hermanas

—Al rato las buscamos— Chris le dio el avionazo

—¿Te vas a comer tus papas o no? — preguntó Evan

—Todas tuyas— Malcolm les dio sus papas a Chris y Evan que se repartieron las papas y las llenaron de kétchup

—Apúrense, quedamos de ir al laberinto— les dijo Sam a su mellizo y su cuñado

—¿Esperen, que? — Camille les pregunto mientras le limpiaba el aderezo de la boca a Lily— quedamos que no juegos de más de tres dólares

—Yo invito, tranquilos— Sam alzo su cartera

—Los quiero acá en 10 minutos— la morena les apuntó con su índice en un tono de advertencia

—Sí, abuela— Sam, Chris y Evan se fueron al juego del laberinto

No demorarían más de diez minutos, les daba tiempo de terminar de comer y luego volver a la biblioteca, después de todo tampoco querían preocupar demasiado a sus padres

—Tranquilo, colega, parece que no puedes vivir sin la novia— Camille rio al ver como Malcolm volvió a llamar a las hermanas K sin éxito alguno

—Estamos tratando de demostrarle a mis tíos y a mi padre que vamos en serio— Malcolm le robo el último trozo de su hamburguesa a Mia ya que ella nunca se comía lo último de su plato— ¿Cómo les voy a mostrar que voy en serio si no sé dónde está mi chica?

—Ni que fuera una niña como yo— Lily miró a Malcolm con las cejas fruncidas

—Pues tú también eres inquieta, eh— el de lentes le picó la nariz haciéndola reír

Se detuvieron en seco cuando el teléfono de Mía que estaba en la mesa volvió a timbrar con el nombre de papá

—¿Papá? Sé que no estamos en la biblioteca per...— Mia se llevó el teléfono a la oreja para empezar a dar excusas— oye, más despacio, no te entiendo— frunció el ceño confundida— papá, tranquilízate... okey, te mando ubicación

—¿Qué pasó? — Camille pregunto al ver como Mía fruncía el ceño escribiendo en su teléfono

—No lo sé, papá está un poco alterado, me dijo que vienen en camino— explicó después de responder el mensaje de su padre

—¿No me van a comprar mi dona? — Lily hizo un puchero ya que había pedido una dona a cambio de quedarse quieta

—Claro que si— Malcolm la alzó por los brazos antes de subirla sobre sus hombros— vamos por tu dona, Lily-flor

—No demoren— les advirtió Camille

En efecto, sus padres no tardaron en llegar más de cinco minutos, lo que encontraron los perdedores fue a Lily con la cara llena de chocolate comiéndose una dona, a Mía y Camille tomándose fotos para Instagram y a Malcolm aventando una lata de cerveza antes de que su padre la viera

—¡Mía! — Bill y Beverly miraron a su hija mayor después de que aventara un cigarro a medio fumar, le hubieran gritado por eso, pero se preocuparon más por la ausencia de su hijo menor

—Oigan, tranquilos, parecen que vienen de un marat...— Mía aventó el poco humo que tenía en la boca antes de reír nerviosa por la presencia de sus padres, pero en su lugar, ambos la abrazaron con fuerza haciéndola sentirse más extraña— vale...

—¿Dónde está tu hermano? — preguntaron Bill y Bev a la pelirroja mayor

—En el laberinto con Chris y Sam— explicó desinteresadamente

—¿Lo dejaste solo?

—¿Hace cuánto entraron?

—Oigan, solo fueron al laberinto, está como a tres juegos de acá— Mia alzó las manos ante el tono acusatorio de sus padres y su tío Ben— ¿Qué está pasando?

—Malcolm, ¿Dónde están Lory y Dash? — Richie, Eddie y Lucy se acercaron al de lentes que aún tenía un poco de cerveza en la boca

—No las veo desde hace como tres horas— explicó con un leve tono preocupado— me estoy empezando a preocupar

—Hijo, ¿dónde fue la última vez que viste a Dash?

—Vale, se supone que no diría esto— Malcolm se levantó de la silla donde estaba sentado antes de acomodarse la chaqueta— Dash está muy alterada desde lo que pasó en el puente, fuimos ahí, pero cuando volví para ayudarla a subir, ella ya no estaba, pensé que había vuelto aquí, pero nada— Malcolm ni siquiera terminó de explicar cuando sus padrinos ya habían salido corriendo— tía...

Eddie y Lucy se fueron a quién sabe dónde después de lo que le sacaron de información al Tozier menor, claro, después de que el mayor también los siguiera y se llevara a rastras a su hijo. Ben y Bill le pidieron a Mía que los llevará hasta el juego donde se habían ido Evan y los mellizos

—Papá...— Lily volvió a brazos de su padre que la estrujo contra él revolviendo sus rizos— ya quiero irme a dormir

—Yo no entiendo nada, pero no me extraña— Mike tomó el hombro de su hija que suspiro pesadamente— esto es Derry, aquí pasan más desgracias que en Hogwarts al final del año escolar

—Hija, están mejor sin saber— le dijo Mike a su hija

Mientras algunos adultos corrían en camino a sus autos y otros consolaban a sus hijos, Ben y Bill se dirigían hasta el juego del laberinto que de por si les puso los nervios de punta ya que la puerta tenía la cara de un payaso

—Es aquí— les dijo Mia una vez llegaron a la fila para la entrada— ahí está

—¡Evan! — Bev y Bill llamaron a gritos a su hijo menor

—¡Chris, Sam! — Ben estaba a nada de también saltarse la fila al ver las dos cabelleras rubias pasando la entrada circular

—Quédate aquí, entro yo— Bill habló torpemente hacía Ben

—Bill...— los mayores lo intentaron detener

—¡Quédense aquí! — les gritó mientras se saltaba el resto de la fila hasta el boletero para entrar al juego y buscar a los niños

Bill se iba mareando con cada uno de los juegos, primero un tubo que giraba, luego unos sacos en forma de payaso que se movían de lado a lado, y por último un laberinto de espejos donde parecía no tener fin y donde no podía distinguir las siluetas de sus niños, pero podía oír sus voces

—¡Evan! — Bill estaba a solo unos metros de su hijo, eso pensó, porque cuando trato de pasar el cristal, se golpeó el rostro con el cristal— ¡mierda!

—¿Papá? — las cejas oscuras de Evan se fruncieron al ver a su padre dentro de un juego para niños

—¿Tío Bill? — Sam y Chris imitaron la misma mueca

—Hola, tienen que salir de aquí — les hablo con torpeza a los tres niños que volcaron los ojos levemente

—Ya casi acaba el recorrido, pa. Nos vemos del otro lado— Evan le restó importancia

—No, Evan, tienes que salir ahora mismo...— la voz del Denbrough mayor se tornó más serio recargando las palmas contra el espejo— te prometo que te lo explicare todo, pero tienen que salir en este momento, es peligroso

—Pa, por favor...— Evan volcó los ojos

—Voy a sacarlos de aquí

—Chicos... ¿Qué rayos es eso? — las uñas de Sam se enterraron en los brazos de su mellizo mientras perdía el color de la cara al mirar al otro lado del espejo

A los tres niños se les fue la sangre a los pies, del otro lado del espejo un payaso se encontraba chupando el cristal, tenía la cara blanca, dos marcas rojas que le nacían en las mejillas y un traje plateado, hizo que los niños empezaran a respirar con pesar, pero para el mayor, apretó su agarre en el espejo al pensar que estaba tan cerca de su hijo

—Por favor...— los ojos del Denbrough mayor se hicieron pequeños suplicando no por él, sino por los tres niños del otro lado del espejo que tenían la espalda pegada a este y respiraban con pesar— estoy aquí esta vez, llévame a mi

Lo que obtuvo fue una risa siniestra del payaso que empezó a golpear su cara contra el espejo al mismo tiempo que las luces parpadeaban causándoles escalofríos a los niños que se pegaban al espejo ante las risas burlescas del payaso

—¡No te atrevas a tocarlo! — Bill empezó a golpear el espejo buscando romperlo antes que Eso, mientras que Sam, Chris y Evan miraban todo gritando y con lágrimas en los ojos, cada segundo mientras el payaso rompía el cristal, era un segundo menos para ellos y sus gritos denotaban el miedo que los tres desprendían

El cristal estaba casi roto, el payaso sonrió ampliamente mostrando sus dientes amarillos al ver el miedo en los tres niños que cenaría y en el padre que una vez mas no podía salvar a alguien inocente

Los niños lo sabían, no tuvieron más remedio que cerrar los ojos esperando lo que sea que tuviera que pasar

Un disparo

Bill, y los niños miraban el espejo donde anteriormente estaba el payaso, el espejo estaba prácticamente roto, a unos metros del otro lado del espejo, Lucy Gray sostenía un arma que aún tenía humo del disparo a quemarropa que acaba de soltar

Si a Eso no le importaba los niños de su hija, a su hija tampoco le importaría su padre, y ese disparo fue la prueba

—Salgan— ni siquiera la pelirroja terminó de decir eso cuando Bill se llevó a los niños que lloraban y temblaban casi a rastras dejando a la mujer con el arma y el brazo extendido ahí— voy por ti.

Ya no iría una hija que tenía clemencia por el padre que alguna vez fue su familia, era una madre que le habían tocado a sus hijos.

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-Ellis

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