Capítulo II: Calm before the storm (*)

Tipo de narrador: Tercera persona 

—Dashelle Lillian Kaspbrak-Montgomery.

—Ni aunque me digan mi nombre completo— Dash abrió la boca ofendida ante los que decían sus padres— ¿cómo me van a dejar en esta pocilga?

Después de el chistesito que se le ocurrió a la pelirroja, sus padres estaban empeñados en alejarla lo más que pudieran de Malcolm Tozier, sino fuera porque ya tenían los boletos para sus vacaciones en el pueblo natal de sus padres, fácilmente la hubieran dejado encerrada en su habitación, pero ya estaban en Derry, donde solo había un hotel, así que lo máximo que pudieron hacer es pedir en el hotel que les dieran habitaciones de extremo a extremo a ambas familias, los dos adolescentes eran muy flojos para subir las escaleras e iba a ser difícil que quisieran bajar más de 6 bloques de estás

Pero claro, Tozier siempre lleva la delantera, y mientras que el pidió la suite presidencial en el sexto piso para él y su hijo, los Kaspbrak solo pudieron tomar una habitación pequeña en el segundo piso, la habitación estaba bien para Eddie y Lucy, pero la habitacion de al lado que habían alquilado para sus hijas estaba muy pequeña y ella no paraban de soltar comentarios clasistas. Tal vez si era un poco su culpa, ambos tenían el dinero suficiente para malcriar a sus hijas y darles todo lo que ellas querían

—En está ocasión estoy de acuerdo— Lory paso su dedo sobre la superficie del buró que hizo que su dedo se tiñera de gris— ¿por qué no podemos ir a las habitaciones de arriba?

—No va a estar cerca de Malcolm— le dijo su madre de manera tajante

—Ay mamá, a la única que se quiere follar es a mi hermana, no a mí— Lory rodó los ojos antes de señalar a su hermanita que la miró con la boca abierta

—¡Lory!— su padre la reprendió, tampoco podia sacar la grotesca imagen de los dos adolescentes empiernados en la misma cama

—Aquí se quedan las dos— Lucy le hizo una seña a su marido y así ambos salieron de la pocilga en la que habían castigado a sus hijas

—Gracias— Lory se giró a Dash, de solo pensar que podía estar en la tina de la suite presidencial y con un carrito lleno de comida a su disposición

—De nada— le respondió Dash con sarcasmo antes de rodar sus ojos de colores diferentes

—Ay....— Lory se giró a su hermana haciendo un ademán de ahorcamiento, pero terminó bajando las manos — ¡arg!

—Si hubieras cuidado la puerta, nada estaría pasando— fue el primer reclamo que la de ojos diferentes le hacía a la ojiazul sobre su pésimo intento de cubrirla

—Y si hubieras mordido una almohada, tampoco— Lory hizo una mueca mientras que Dash tomó el puente de su nariz tratando de detenerse para lanzarle un zapato a su cabeza— eres muy ruidosa, hermanita

—Jodete— le sacó el dedo medio

Mallory soltó un bufido, dejó sola a su berrinchuda hermana mientras salía al living para buscar comida o mínimo que le dieran el canal de HBO

—Lory— Malcolm llegó a su lado haciéndola saltar

—Ay, carajo— Lory pegó un brinco, se sorprendía al verlo ahí como si hubiera bajado las escaleras casi cayéndose— por un momento pensé que mandarían a construir otro hotel para que no estén juntos 

—¿Como está?— cambió el tema señalando la habitacion de donde acababa de salir— fui un cobarde, no pude defender lo nuestro 

—¿Lo suyo?— la castaña arqueo una de sus cejas perfectas— Malcolm, no sueñes tan alto. Lo suyo no será posible

—Lory, de verdad amo a tu hermana 

<<Malevolo cucarachon se puso sentimental>> pensó la ojiazul tratando de disimular su mueca

—Es tu prima— cerró los ojos diciendo eso tratando de ser sutil 

—¡No es mi prima!— Malcolm jalo de su cabello repitiendo eso

—No de sangre, pero ante los ojos de todos lo son. Mis padres son tus padrinos, tú padre es mi padrino, somos más familia de que lo creemos, y solo en el universo de Juego de tronos estas cosas salen bien— Lory ladeó la cabeza en un gesto incomodó

—¿George Martin ya público Vientos de Invierno?— y entonces le dio la puntaza en el corazón de la pecosa

—¡Ya no hables de eso!— Mallory lloriqueo— mi estabilidad emocional dependía de la temporada seis de Juego de tronos y ahora depende que George saque vientos de invierno 

—Lo siento— Malcolm se arrepintió de esa broma, porque ahora Lory sollozaba en su pecho— pero estamos hablando de tu hermana— se separo de ella— yo la quiero 

—Si, ya lo sé, bajaste seis bloques de escalera para verla— Lory resopló fuertemente— me pidió que le hablara a papá porque se siente enferma. Tienes cinco minutos antes de que él o mamá vengan— le entregó su copia de la llave 

—Gracias, Lory— Malcolm miró la llave en sus manos

—No van a follar en cinco minutos, no me agradezcas— se dio la vuelta caminando al segundo piso— voy a molestar a Mía— y con eso se retiró al ver a su primo entrar a la habitacion de su hermana

(...)

En el segundo piso, en una de las habitaciones más grandes, Bill Denbrough y Beverly Marsh estaban hospedados, Beverly tomaba un baño para quitarse la sensación del viaje, Bill fue la biblioteca ya que quería hablar con Mike Hanlon sobre un asunto que se lo ocultó a sus hijos, y Mía y Evan Denbrough tenían una mini pelea sobre qué cama ocuparía cada uno

Los toques en la puerta lo detuvieron

—¡¿Que parte de que yo soy tu agente n...?!— Evan Denbrough abrió la puerta haciendo que su corazón se detuviera al ver a la castaña de ojos azules— Lory, que sorpresa 

—Hola, Evan— le regreso el saludo con una sonrisa— gusto verte 

—Pasa

Evan tenía un pequeño crush con Mallory, algo que un inocente niño de 13 años era más admiración que enamoramiento, se llevaba cinco años con ella, Mallory jamás lo vería con otros ojos, pero eso no quita que se pone nervioso cada vez que ve a Lory de cerca, y al tenerla en su habitacion era demasiado para su pobre corazón, así no fuera a verlo a él

—Querida prima— Lory le dio una leve reverencia en dirección a su hermana, quien era el motivo real de su visita

—Quítale el querida— Mía hizo un ademán que se acercara hacía la mesita donde tenía su laptop y tecleaba sin control— dios mío, me encanta tu maquillaje 

—Tu no te quedas atrás— señaló la blusa cruzada color vino que usaba— ¿de la nueva colección de la tía Bev?

—Si, pero el resto de los mortales podrán usarlo hasta otoño— sonrió orgullosa de sí misma, su madre era una reconocida diseñadora, pero al ser su hija ella tenía la libertad de tener lo más exclusivo antes de que la nueva línea llegará a las tiendas

—Mamá es la mejor diseñadora del mundo, espera a que todos vea la nueva colección— y claro, para Evan no había nada que admirara más que su mamá

Beverly Marsh siempre fue una mujer algo inestable, la mayor parte de su adultez no supo que quería, a causa de eso termino en varias relaciones abusivas, la más destacada había sido con el también diseñador Tom Rogan, que después de que ella le llegará con la noticia de que no solo lo había engañado con su ex, también estaba embarazada. Rogan no se quedó tranquilo por obvias razones, ese día Marsh termino en urgencias con dos costillas rotas, al imbécil ni siquiera le importó que estaba embarazada. Al menos esa fue la señal de la pelirroja para alejarse por completo de Rogan, claro, tal vez tuvo que ver cierta amenaza que se ganó de parte de cierta teniente advirtiéndole que jamás se volviera a acercar a su hermana 

Beverly busco apoyo en el padre de su hija, Bill tenía la necesidad de hacerse cargo de su hija, así que empezaron a vivir juntos, la de ojos azules no podía evitar sentir que odiaba su nueva vida, Bill jamás le prohibió nada nunca, siguió trabajando en su famosa marca, cada línea que sacaba era un éxito en todo América y Europa, Denbrough era un excelente padre y Mía una hija maravillosa e inteligente, aun asi sentia que le faltaba algo

Y luego, algunos años después, planeó muy bien volver a tener otro bebé, Evan Marsh Denbrough llegó una primavera del 2003, Beverly lo amo desde el primer momento, su pequeño había heredado sus ojos, ella lo tomo como una señal de que era por completo suyo, Evan siempre sería su favorito, sus ojos, como ella misma lo llamaba, y es que sentía que ese pequeño la había salvado en todos los sentidos

— Evan, vete 

—¿Perdón?— se sobresaltó el chico de ojos azules que solo estaba esperando parado en el marco observando a las chicas

—Vete— repitió Mía en un tono irritado— Lory y yo hablaremos cosas de chicas 

—¿Y si no quiero?

—Empezaremos a hablar sobre maquillaje y Lana del rey— Mía aleteo las pestañas, y es que su hermanito estaba en esa edad donde solo pensaba en videojuegos

—Tú me odias, Mía 

—Si, porque soy la mayor y ese es mi deber

—Al menos yo fui el hijo planeado— y eso hizo que Mía se tuviera que callar

—¡Oigan!— Beverly se asomo al notar a sus hijos discutiendo, era le verdad, pero era diferente decirlo en voz alta

—¿Y la mentira?— ahora se vio bombardeada por los tres adolescentes, se limitó a rodar los ojos y volver al baño para seguir con su cabello

—Adiós, Lory— Evan le dio una última mirada a la castaña junto a su hermana, estaba de acuerdo que su maquillaje era hermoso, su delineado hacía resaltar los zafiros que tenía por ojos

—Adiós

Evan se retiró, y con eso sabía que en definitiva su hermana mayor se quedaría con la cama de la ventana, no le importo, Lory lo había mirado, lo había mirado a él

—¡Estuvo aquí!— la cara del menor de los Denbrough se tiñó de rojo mientras se cubría la boca para tratar de controlar su gritito de emoción— ¡estuvo aquí!

Mía lo había corrido, así que se fue al ala este del hotel sabiendo que su tío Ben había llegado con sus mellizos, y Samantha Hanscom era la única que nunca juzga sus desgracias a pesar de que en el fondo muerde su lengua para no reirse 

—Es como un barrito en la frente— la pelirroja gruñó al ver a su hermano y representante salir de la habitacion 

—¿Que haces?— Lory miró con atención como Mía tecleaba como toda una profesional

—Negocios— respondió la ojiverde extendiendo el brazo para tomar su café frío sin dejar de mirar su computadora

—Cuando no— Lory rió

—Casi despiden a papá porque el director odia su guión del final— explicó Mía mientras buscaba sus lentes, se supone que tenía dos de miopía, pero nunca usaba sus lentes porque arruinaban su estilo, o al menos ahora que le dolía la cabeza— me pidió que lo compusiera 

—¿Después de lo que publicaste en Twitter?

—Papá no usa Twitter y casi nunca da firmas. No tiene porque enterarse.

—Sí, sino estarias super castigada 

Mía Denbrough era conocida como la mayor hater de su padre, siempre que William Denbrough publica un libro, ni siquiera llega a la bestseller cuando Mía ya está criticando el libro de su padre en Twitter e Instagram diciendo que merecía un mejor final. Lo unico que la salvaba de un castigo es que su padre casi no usaba redes sociales y no daba entrevistas donde podían pasarle el chisme

Pero la pelirroja no podía evitarlo, ella siempre le interesó el cine, tomaba cursos de este y a sus cortos 18 años ya tenía varios cortometrajes dirigidos bajo su nombre, su futuro como directora y guionista era muy prometedor. Por eso cuando el director de la película le dijo a William Denbrough que cambiaba el final, o se buscarían otro guionista, el escritor no pudo evitar pedirle ayuda a la única persona que le confiaría su historia, su hija.

Claro, Mía era una mujer de negocios, y después de un mini juicio donde su hermano Evan fungió como juez, su padre aceptó darle el 13% de las regalías que ganara por la película 

—¿Evan fue el juez?— Lory rio cuando le contó cómo su pequeño primo puso orden entre su tío de cuarenta años y la adolescente que le sacaba canas verdes 

—Evan es el más maduro de esa casa— Mía susurro, sobretodo porque escuchó los pasos de su madre 

—Te oí— declaró Beverly Marsh saliendo del baño con el cabello húmedo pegado a su cara— hola, hija— se inclinó para darle un beso en la mejilla a Mallory que le respondió 

—¿Y la mentira?— Beverly se quedó analizando las palabras de su hija, y que si tenía razón, un niño de 13 años parecía ser el más cuerdo de la familia Denbrough, hizo un gesto antes de tomar su secadora de cabello y volver al baño— es adorable, sigue pirado contigo

—¿Eh?— Lory arrugó las cejas

—Evan— declaró Mía— estaba rojo cuando le hablaste

—Imaginaciones tuyas— Lory le dio el avión  

—Aléjate del menor de edad, degenerada— Mía le apuntó a su prima favorita con el vaso de café vacío

—Evan no está pirado conmigo.

(...)

—¡Me miró y dijo mi nombre!— Evan caminaba de un lado a otro aun con la cara roja y la voz emocionada— se puso mas hermosa que hace seis meses

Sam estaba en el sillón de su habitacion sin disimular su mueca de asco, a veces se preguntaba porque a su madre se le ocurrió embarazarse en el mismo año que su tía Beverly y por ende tuviera que tener la misma edad que Evan y verse obligada a aguantar sus dramas 

Cuando el pelinegro tocó la puerta de su habitacion aun emocionado, su tío Ben se estaba peleando con sus primos ya que Samantha no quería desempacar ya que estaba muy ocupada escuchando a Melanie Martínez y Christian tampoco quería desempacar porque estaba jugando Minecraft

Ben apenas vio a su sobrino, le dio un gran abrazo y lo dejó pasar a su habitación, mientras que el rubio se fue al bar a tomarse algo que le hiciera sacar los pensamientos de cambiar el destino de su vuelo de regreso y mandar a sus mellizos a Timbuktu

Sam llevaba aún sus tubos en la cabeza para dominar sus rizos mientras que saco su cajita de cereales y comía de este sin dejar de oír los dramas de su primo con la chica mayor con la que estaba pirado 

—Wow, noto tu presencia— Sam se llevó un circulito de fruit loops a la boca— siempre lo hace

—Es que...— Evan se dejó caer al sillón— sé que nunca me va a mirar como quiero, pero algo así me emociona 

—Nuestra prima tiene 18, nosotros 13— Sam le extendió la cajita de cereales— Evan, es obvio que ella nos ve como niños, y es porque literalmente lo somos. Mi mayor preocupación es que Taylor Swift lleva meses desaparecida 

—Oí Taylor— Chris salió del baño donde acaba de cepillarse los dientes— hola, Evan 

—Hola, Chris — Evan se giró un poco para saludar con una sonrisa a su primo que no pudo evitar ponerse rojo ante la mirada del pelinegro 

Chris llevó todo el rato oyendo la conversación de Evan y su melliza. Mientras que Evan suspiraba enamorado por una chica mayor que jamás lo miraría, él estaba ahí con el corazón acelerado ante su sonrisa y sus ojos brillosos del pelinegro, ojos que brillaban no por él 

—Chris— Sam le hizo un ademan a su hermano para que se acercara y él así lo hizo— ¿qué opinas del drama de Evan con Lory?

—¿No sabían que Lory tiene 18 y se va a Dartmouth en otoño?— Chris debía admitir que lo hacía con doble intención. Sabía que la castaña se iría a la universidad, se lo contó su padre y ademas habia dado like a su publicación en Instagram, pero en el fondo quería recordar esa pequeñísimo detalle de su diferencia de edad 

—¿Ves?— Sam se giro a ver a Evan que tenía una leve mueca en los labios— ¿universidad? ¿mudanza?. Disfruta que nosotros no tenemos esos problemas y podemos ser mantenidos por otros cinco años 

—Creo que tienen razón— Evan suspiro desordenando su cabeza 

—Uy, llego mi hamburguesa— Sam se levantó al oír los toques en la puerta que era el servicio a la habitacion— pidan algo, papá me dejó su tarjeta y no pienso invitarles de lo mio. 

Mientras que Sam iba a la habitacion a recibir su bandeja de comida, Evan seguía en el sillón algo cabizbajo, Chris se acercó poniendo su mano sobre su hombro

—Lo siento— el rubio le dio una pequeña sonrisa que esperaba lo hiciera sentir mejor

—Sí, aunque a veces creo que soy muy aburrido para una relación— Evan hizo un gesto de desinterés, pero aunque estuviera riendo en realidad quería llorar 

—No eres aburrido, Evan— Chris trato de no tener una expresión, pero es que a veces sí lo era, ¿a qué chico de trece años le interesaba la política y las leyes? Solo a Evan— eres... interesante 

—Ese es un sinónimo de decir que soy aburrido 

Hace algún tiempo, más preciso cuando él y su hermana tenían 9 años, su padre les había contado sobre su primer amor, eso cuando Sam llegó llorando porque el niño que era su novio en la primaria, había roto con ella en el recreo y al final de la clase se había hecho novio de su peor enemiga del salón, Sam no se aguantó y tiró de las trenzas de la niña, con eso la mandaron a la dirección y la suspendieron tres días 

Lo peor que le pudo pasar a Sam a sus cortos 9 años no fue la suspensión, sino que su novio de tres días la dejó por su peor enemiga, ahí la rubiecita declaró que odiaba a los hombres menos a su papá y hermano, y que jamás se volvería a enamorar 

Ben entonces aprovecho y les contó sobre su primer amor, un ángel de cabello de fuego y ojos azules como cielo, como ese ángel pudo ver lo mejor de él, así también como sus errores y tropiezos, pero así como fue le hizo ver muchas cosas que antes no para mejorar, pero un ángel que eventualmente se marcharía 

<<El primer amor no dura para siempre>>  Christian se le quedaron grabadas esas palabras de su padre

Así como también les contó que no todo es tan malo, que tu primer amor y el amor para tu vida no son lo mismo, es diferente, y que ese segundo amor lo encontró en su madre, la doctora Diana Stern, a quien realmente amaba, admiraba, su fiel compañera y la mujer que le había dado lo mejor de su vida, ellos. 

Christian no pudo evitar pensar en aquella definición del primer amor sin dejar de ver a Evan, y cada vez que se quedaba viendo fijamente a esos color azules como el cielo, no podía evitar desear con todas sus fuerzas que no se marchará, y que así como ya era su primer amor, quería que también fuera el último para su vida

Y es que los Hanscom siempre caían por los Marsh

(...)

—No— Stanley Uris respondió tajante por sexta vez

—Vamos Stan, no seas aguafiestas— Richie Tozier lo miró con una amplia mueca desprecio

La razón de la negación del judío era porque sus siete amigos habían invadido su espacio personal en la habitacion de huéspedes de la casa de Mike ya que querían pedirle "prestada" a su pequeña Lily para que pudiera irse a la feria con sus primos mientras ellos cenaban en el restaurante chino que Mike les había reservado, pero claro, querían irse tranquilos sin que nadie tuviera que preocuparse por sus respectivos hijos

Diablos, tenía a sus siete amigos afuera de su habitación, ni siquiera había terminado de despertar cuando ya le andaba pidiendo a Lily de chaperona 

¿Feria? ¿Noche? ¿Adolescentes cuidando una niña? Claramente no era buena idea. Quiere a sus sobrinos pero admite que son un desastre andante y no les confiaría a Lily, que si Patricia Uris llegaba a verla con un rasguño, primero iba a asesinarlo a él

—Si no va con ellos, serán más difíciles de controlar— le dijo Ben— mientras que si se llevan a Lily, les sale responsabilidad donde no la tienen y se portan bien con tal de que no llore. Todos adoran a Lily, la van a cuidar

Bueno, en eso tenían razón, siempre que llevaban a Lily de chaperona, su hija estaba bien atendida, casi nunca le quitaban los ojos de encima, le compraban todo lo que quería y llegaban temprano

Además, le haría bien descansar de ser padre por unas horas

—¿Qué opinas? — el judío se giró hacía su pequeña que estaba acostada en la cama con el teléfono de su padre entre las manos, al sentir la mirada de sus tíos y de su padre, solo se cubrió los ojos penosa, pero era la señal de que si quería ir pero no lo diría

—Lily-flor ya aceptó— Richie apuntó a la rizada

Stanley no pudo dejar de pensar a quien le encomendaría la misión de cuidar a su florecita esta noche, Mía era buena pero despistada, Mallory y Dashelle no le gustaban los niños, a ella la toleraban pero no quería hacerlas sufrir, Samantha y Christian eran muy jóvenes, al igual que Evan, solo tenían 13 años. Malcolm ni siquiera tenía que explicar porque no era una opción, así que solo quedaba Camille. Si, ella era perfecta para encargarle a su niña

—Pero que la cuide Camille— les advirtió Uris

—Que sea la mayor no la hace la responsable— les dijo Beverly mientras se cruzaba de brazos

—¿Entonces que la cuide Mía? — Bill y Beverly se miraron de solo pensar en eso. Lily iba a terminar cuidando a Mía si se quedaba a su cargo

—Sí, Camille— respondieron al unísono

Y es que entre los adolescentes, Camille era la más normal, y no porque sea la mayor, simplemente le salía natural acarrear a sus primos

—Bueno, la llevó más tarde— Stan les dio una mueca a sus amigos que salieron de su habitación

Lily seguía en la cama un despeinada, en pijama y con su celular jugando algo de una musiquita chillante que parecía de hacer pasteles y que hacían dudar a Stan de las capacidades mentales de su hija, a su edad él jugaba con la tierra

—¿Te vas a portar bien?— Stan se inclinó quitándole un rizo a su retoño de la frente

—Sip— la niña le hizo ojitos— ¿voy a poderme subir a los caballitos?

—Claro que si— Stan le pasó los brazos por las costillas para alzarla y sentarla en su regazo— ya eres una niña grande, ¿no?

—Sii— Lily río mientras que su padre le picaba las costillas— ya quiero ser más grande para que mis primos jueguen conmigo

Lily era lo más especial en al vida del judío, después de que se casó con Patricia, ambos tardaron mucho en poder encargar un niño, pasaron casi 8 años intentándolo, hasta cuando menos lo esperaron, Lily había llegado a sus vidas, razón por la cual era cuidada por todos los que la rodeaban, ¿y como no iba a serlo? era una niña adorable que había heredado la dulzura de su madre y que aun cuando estaba en los terribles seis, ella siempre iba por completo pulcra, con sus medias de encaje y su moñito en el pelo que hacía resaltar su cabello rizado que heredó de su padre

Incluso sacaba lo mejor de sus primos, que aunque por las diferencias en edad y por ende, en intereses, eran difíciles que se pusieran de acuerdo en algo, pero si Lily quería algo, por más ridículo o en desacuerdo que estuviera, por la rizada, terminaban accediendo

Stan cambio a su pequeña poniéndole un pantalon con tiras y camiseta con una mariposa para que pudiera estar cómoda y correr como quisiera, le ajustó sus zapatos junto con sus medias y le puso su inseparable moño en el pelo

—Buenos días— Stan saludo al ver a Mike en la estufa

—Tio Mickey— Lily salto alzando las manos hacía su tío 

—Hola, preciosa— Mike la alzó cargándola con una mano antes de picarle las costillas haciéndola retorcerse en risas

—¿Dónde están los que me chantajearon para dejarle a mi florecita?— Stan cruzó los brazos recargado en la barra tomando una taza de café 

—Ya se fueron— informó Mike mientras sentaba a Lily en un lado despejado de la barra ya que quería ver como su tío hacia los hot cakes

—¿Ya se fueron? ¿Solo vinieron a despertarme?— el judío frunció el entrecejo completamente ofendido

—Si— Mike respondió con normalidad mientras retiraba el sartén del fuego— ¡Camille, ya está el desayuno!— gritó hacía uno de los pasillos 

—Ya voy— Camille salio de su habitacion usando un overol y con un arreglo floral que había terminado hace poco, sin embargo al ver a su prima más pequeña en la barra de la cocina, le quitó una margarita al arreglo y se lo extendió a la pequeña con el moño— este es especial para ti, Lily-flor

Camille Hanlon tenía solo 19 años, era la mayor de sus primos y la más responsable. Tal vez era por el abandono de su madre, solo se tenían ella y su padre el uno al otro, o tal vez era porque desde muy pequeña siempre se esforzó en tener todo lo que siempre deseó

Su bisabuelo había muerto cuando ella era una bebé, pero siempre pensó en ella, le había dejado la mitad de la granja que tanto trabajó toda su vida, y aunque al igual que su padre no le interesaba dedicarse a eso, en vez usar el dinero de la venta de sus terrenos, esté lo invirtió inteligentemente y puso el negocio de sus sueño, una florería 

A su corta edad ya era dueña de su propio negocio 

Claro, amaba su florería, pero pensaba más grande, quería ganar dinero, prosperar, ayudar a su padre, y aunque no le iba nada mal, había un par de florerias en Derry, pero nadie ofrecía el trato que ella, que a pesar de lo dura que podría parecer su vida, jamás dejaba de sonreír y de pensar en el futuro. No quería quedarse en Derry, quería estudiar, viajar, conocer personas, y sobretodo, ayudar a su padre 

Mike Hanlon había estado perdido antes de que Camille naciera, se limitaba a sólo trabajar más de doce horas en la granja de su abuelo, y al salir, iba a un bar de mala muerte a embriagarse hasta que perdiera la conciencia, en una de esas noches, conoció a la mamá de Camille y el resto fue historia 

Claro, luego su ex llegó con la noticia de que sería padre, Mike quiso huir, no podía ni con él mismo, y ahora debía ser responsable de alguien más, con el tiempo se separó de ella ya que Mike jamás quiso dejar Derry, pero le dejó a Camille 

La mayoría de los padres morirían por sus hijos, Mike vivía por su hija 

No sabía cómo había logrado dejar de lado sus problemas, dejó de beber, consiguió otro trabajo que le permitiera controlar sus tiempos como padre, incluso tomó terapia ya que se había vuelto dependiente a cierto tipo de sustancias. Cada día es una lucha, pero todos los días hace lo posible por mejorar, por él y para estar más cerca de su hija

Mike estaba en la oscuridad, pero el amor hacía su hija le mostró la luz

—Gracias— Lily recibió la flor de la morena que se inclinó para dejarle un beso en la coronilla que la hizo reír

—Debo ir a entregar esto, ahora vuelvo— informó la morena

—No tardes— Mike la apuntó con la espátula, Camille asintió mientras guardaba su teléfono después de ver la dirección

—¿Hija, porque no te llevas mi auto?— Stan busco en sus bolsillos la llave de su auto

—¿En serio?— Camille miro dudosa las llaves, ella había tomado el viejo auto de su padre, pero el suyo propio no lo tenía, era auto o la universidad el próximo año, y se negaba a ir a la universidad sin auto

—Si, confio en ti— si Stan ya le iba a confiar a Lily, también podía confiarle su auto— ¿sabes conducir, no?

—Si— la morena titubeo un poco, pero recibió las llaves— no demoró, lo cuido 

—¿Papi, puedo ir?— Lily se guro hacía su padre aun con sus ojos de borrego

—¿Eh...?— Camille dejo la pregunta al aire

—Si quieres— respondió el de rulos hacía su pequeña

—Okey— Camille miró a la pequeña con una gran sonrisa— vamos, Lily-flor

Las dos niñas salieron casi saltando en dirección al auto de Uris, Camille subió a Lily en la parte trasera ajustando su asiento ordenandole que se mantuviera quieta, aunque ella lo era con naturalidad 

 Manejo por casi cinco minutos antes de llegar a ese pequeño local pintado de colores rosas y blancos, corrió la cortina de metal y entro en el local sin soltar la mano de la rizada que se maravillaba con los olores y las flores de distintos colores y tamaños 

—Que tenga lindo jueves— Camille le dijo eso a su clienta con una gran sonrisa después de entregarle su arreglo

—Gracias, linda— la mujer se despidió de la chica también regalandole una sonrisa a la niña que tenía sentada en una sillita alta para que viera todo sobre el mostrador

—Me gusta mucho aqui— Lily sonrió mostrándole el diente faltante a Camille 

—¿Y sabes que?— la morena se inclinó dándole una mirada de complicidad con la pequeña— algún día, este será tu lugar 

—¿En serio?

—Claro que si— le acomodó los pequeños cabellos que sobresalían de su moño— cuando yo me vaya a estudiar y tu crezcas mucho, solo te lo dejaría a ti

—Me gusta— Lily se lanzó a los brazos de su prima llenandole la cara de besos— ya quiero crecer

—Vas a crecer mucho, Lily-flor— le aseguró la morena dejándole un último beso a la rizada

(...)

La feria de Derry si que tenia presupuesto este año

Los puestos dentro de ella desde los de comida hasta los juegos mecánicos eran muchos, 

Camille se había llevado a Lily a los caballitos, Evan, Chris y Sam se fueron a los carritos chocones, Mía y Lory se subieron al martillo, pero tuvieron que ir solas ya que nadie de sus primos fue tan valiente como para subirse con ellas, mientras que Dash y Malcolm al fin pudieron estar juntos, claro, los padres de la pelirroja le pidieron su hermana que los vigilara para que no estuvieran juntos, pero Lory ya les debía una porque era su culpa que los descubrieran la primera vez, así que solo les cobro un churro a cambio de no revelar que estaban juntos mientras comían una hamburguesa

Pero eventualmente, Dash y Malcolm siguieron recorriendo la feria como una pareja enamorada sin importarles nada, nadie ahí los conocía después de todo. Malcolm le había comprado a su chica un juego donde debía apuntar con una pistola de agua a un pez de madera para reventar un globo

—Cualquiera puede ganar, solo debes de tener puntería— habló el encargado del juego mientras los jugadores apuntaban a ese pez con sus respectivas pistolas de agua

Eran tres niños, una niña y un joven como de 25 años con los que competía, cada cierto segundo se daba un duelo de miradas con el chico que era él que estaba apunto de ganarle

La pelirroja fue la primera en reventar el globo.

—¡Dash está en la ciudad!— gritó la pelirroja alzando los brazos con victoria al oír el sonido de la campana.

—Eres la ganadora, ten tu regalo— el encargado le pasó lo que parecía un peluche de conejo.

La ojicafé estaba riendo agitando el peluche en sus manos hasta que vio que una de las niñas contra las que jugaba bajo la cabeza algo triste

—Oye— Dash se inclinó hasta la niña y se dio cuenta que tenía una marca de nacimiento en la mejilla— ¿Lo quieres?— dijo agitando el peluche— Gracias por dejarme ganar— susurro en el oído de la niña.

La niña tomó el peluche dándole una sonrisa a esa chica tan amable, antes de salir corriendo hacia su madre, mientras la pelirroja tenía una sonrisa en el rostro al ver a la pequeña emocionada.

Malcolm la miraba anonadado mientras terminaba su churro, le sorprendía ya que creía que Dash odiaba a los niños

—Oye, se que parezco un ogro pero tengo mi corazoncito— dijo la de ojos diferente con una mano en el pecho al ver la mirada de su hermana y primo.

—No es cierto, tú no tienes corazón— Malcolm bufó haciéndola reír

—Solo contigo— dijo la pelirroja lanzandole un beso

Lory regreso junto con Mía aun con el cabello alborotado, riéndose y tomándose unos vasos rojos que parecían tener alcohol

—¿Que estaban haciendo?— Mía rió dándole un trago a su vaso 

—Besándose— respondió Lory 

—Vaya— Mía se coloco los lentes de sol que había ganando para verse mas cool, por más que no hubiera rastro de sol— Lory me contó, pero no sabía que seguían 

Dash y Malcolm les dijeron que dejara el tema y mejor los acompañarán al juego de arco y flecha ya que querían jugar, así lo hicieron y las dos mayores no perdieron oportunidad para seguirse burlando de la mala puntería de Tozier

—Mierda, esto es imposible— Malcolm le debió el arco al encargado del puesto una vez acabo con todas las flechas— sigues tú— se giró a Dash 

Dash recibió otro arco y flecha, tenía cinco intentos, falló uno, y le quedaba el último, donde tuvo que esperar unos momentos para concentrarse, sobretodo porque había puesto sus ojos sobre el peluche de delfín 

—No podrá con la última— murmuró Lory hacía su hermana,

—Solo fallo cuando quiero— dijo la menor apuntando a su hermana con la flecha.

Claro, cuando ella se proponía algo, era difícil hacerla flaquear, solo tuvo que alzar el arco poniendo la flecha en el centro del tablero y haciendo que las personas a su alrededor la aplaudieran 

Dash iba con una amplia sonrisa sin soltar su delfín 

—Éste es el mejor premio de mi vida— Dash no soltaba el peluche— ni mi medalla de pintura me puso tan feliz 

—¿Otra vez con la pintura?— Mía sonrío— que orgullo, debes aplicar para arte

—Lo haré— le aseguró la pelirroja menor— y mas les vale que me acepten, todos sabemos lo que paso la ultima vez que rechazaron a un pintor en la escuela de arte 

—Dios quiera que entres a la escuela de arte y no hay ejército para crear la tercera guerra mundial— Malcolm le pasó un brazo por los hombros a Dash 

—No digas eso— Lory se pegó al brazo de Malcolm para ponerle un dedo sobre los labios y callarlo— no soportaré a mi hermana con bigote

Al oír la sonora carcajada de Mallory. Mía, Dash y Malcolm se miraron y estuvieron de acuerdo que ya estaba borracha y que tal vez era hora de irse

Llamaron a Camille que estaba en el puesto de comida con Lily, solo les faltaban el trío de 13 años, los cuales no contestaban el teléfono y que les provocó un mini infarto por su ausencia 

—¡Ayuda, van a matarnos!— Sam, Chris y Evan llegaron corriendo hacía los cuatro mayores, les relajo saber que estaban bien, pero parecían huir de alguien por la velocidad en que corrían 

—¿Que pa...?— pero ni siquiera pudieron responder ya que cuatro chicos mucho mas mayores que ellos llegaron corriendo en dirección a los niños que se ocultaban a sus espaldas

—¡Ven acá, mocosa de...!

—¡Oye, oye, oye!— Malcolm extendió el brazo para proteger a sus pequeños primos que estaban detrás de Mía, Dash y Lory— ¿qué problema tienes con la niña?

—Mira lo que hizo esa pequeña perra— un chico señaló su camisa llena de algún líquido rojo que olía a cereza 

—Lo lamento— Sam salió con una mueca de pena y su vaso de raspado vacío— era para todos tus amigos, pero tu cabezota se interpuso y solo alcanzó para ti

—¡Hija de...!— de nuevo los cuatro quisieron acercarse, pero las tres adolescentes jalaron a los niños más lejos para que no los tocaran

—¡Nadie molesta a mi hermano más que yo!— Sam les apuntó con su índice enojada, pero Dash le rodeo la mano para jalarla de nuevo tras suyo— ustedes empezaron, partida de imbéciles

—¡No la toques!— gruñó la pelirroja cuando vio que estaba a punto de tocar a Sam

—¿Ya te dijo porque?— el chico manchado con raspado se plantó frente a Malcolm, el de gafas se sentía intimidado, podra parecer de más edad, pero seguía siendo un niño en comparación a los cuatro bravucones

—Si, estos dos maricas se andaban besando detrás de los juegos— otro de los cuatro apuntó a Evan y Chris, que se escondían tras Mía y Lory respectivamente

—Evan...— Mía busco la mirada de su hermano, pero él ocultó el rostro para no enfrentar el quedarse exhibido ante su hermana mayor 

No sabía cómo sentirse al respecto, había compartido asiento con Chris en los carritos chocones, mientras Sam fue al baño, ellos hablaron tranquilamente, hasta que su primo le habló de sus sentimiento, Evan no pudo responder algo, pero Chris le pidió permiso para besarlo, el ojiazul asintió y le siguió el beso, un beso que le había removido cosas que no sabía que tenía 

Hasta hace algunas horas se sentía completamente pirado por Lory, y ahora había besado a Chris, que si bien más que su primo no real, lo consideraba su amigo, se sentía extraño de que ese beso le haya removido muchas cosas, había besado a un par de chicas, pero jamás había sentido lo que le provocó el beso de Chris, y le asustaba sentirlo

Pero antes de decirle algo a Christian esos cuatro brutos se les fueron encima diciendo que eran una abominación y que les debería dar asco ser tan pequeños y tan maricas 

Sam se acercó al ver a esos cuatro molestar a su hermano y sacrificó su raspado para tirarselo a ese imbécil que buscaba golpear a su hermano. Cuando vio cómo su expresión cambiaba, le tomó las manos a los dos chicos para salir corriendo y que no los golpearan, claro, al encontrar a sus primos mayores, ellos los protegerían y se llevarían ellos los golpes

—Que asco dan tener a estos dos maricas en nuestro territorio

—¿Y?— Dash soltó levemente a Chris que se fue junto a Mía para seguir escondiéndose. Dashelle no tuvo problema en plantarse frente a esos cuatro imbéciles que se iban a atrever a golpear a tres niños de trece años— ¿tanto te afecta que le den a otro chico? Querido, yo creo que tu tienes  es envidia, pídele a tu amigo que te la chupe y asunto arreglado

Las personas que observaban la pequeña riña no pudieron evitar unos alaridos, por lo cual fue señal para que el otro chico sintiera su ego herido, algo que no iba a permitir y menos por una mujer 

No lo pensó dos veces antes de extender su puño para pegarle en un lado de la cara a la pelirroja

—¡¿Qué te pasa estupido?!— Mallory sostuvo a su hermana que cayó de espaldas muy aturdida por el golpe

—¡Imbécil, no le vuelvas a poner un dedo encima a mi mujer!— Malcolm le hirvió la sangre al ver como golpeaban a Dash, así que le tomó la solapa de su camisa antes de regresarle un puñetazo en la mandíbula 

Pero esos cuatro tuvieron que parar ya que más personas se acercaban y protegían a los niños, entre ellos una pareja que ya también habían sido molestados por ese cuarteto

—Lárguense— Mía se paró frente a los bravucones—no creo que les caeria bien una denuncia por agresión a una menor de edad

Tenían razón, y aun no mencionaba que la niña a la que había golpeado era hija de una teniente de la fuerza especial

Los cuatro decidieron que era mejor irse

—¡Mi madre se enterará de esto!— les advirtió la pelirroja apuntándolos a los cuatro con su índice antes de que se fueran 

Cuando se fueron, los nueve pudieron respirar con tranquilidad, después de todo esa situación les puso los nervios de punta

—Sonaste muy Draco Malfoy— Camille miró a Dashelle con una sonrisa orgullosa, no porque tuviera un morado en la mejilla, pero es que amaba Harry Potter, no podía evitar sentirse orgullosa por sus palabras

—Espere toda mi vida para hacerlo— Dash rio, pero dejo de hacerlo por el golpe en su mejilla que le dolía 

Mientras todos estaban riendo nadie se percató que la pequeña Lily Uris se soltó de la mano de su prima mayor y empezó a caminar hacia atrás de unas gradas.

La niña seguía una luciérnaga y cuando estaba a punto de atraparla, algo lo hizo por ella.

—Hola, Lily— hablo lo que parecía un payaso que se escondía en la oscuridad— ¿Así te dicen tus amigos Lily?— la niña se quedó quieta— ¿Que como supe eso? Entonces también debo ser tu amigo— la criatura soltó una risita.

—¿Por qué si eres mi amigo te escondes?— ninguno respondió nada— No eres mi amigo, eres feo— la risada camino de nuevo hacia sus primos hasta que el payaso empezó a fingir llorar— ¿Por qué lloras?— preguntó la niña con toda la inocencia del mundo.

—Siempre se burlan de mi por mi apariencia, pensé que si no veías mi fea cara, tendría una oportunidad de que fueras mi amiga— el payaso lloraba y la niña se acercaba— Qué tonto, Pennywise nunca tendrás un amigo.

—No llores, yo puedo jugar contigo— la niña sonrió mostrando el diente que le faltaba

—¿En serio?— preguntó el alto y la niña asintió frenéticamente— Tus rizos me recuerdan a tu papá.

—¿Mi papi?— preguntó la pequeña emocionada— ¿conoces a mi papi?

—Si— la niña rió al igual que aquel personaje misterioso— Stanley es un viejo amigo mío, sé que nunca le molestaria que jugara con su hija, ¿quieres?— la rizada asintió frenéticamente— Vamos a jugar, a la de tres.... 1....2...— la niña se pensaba acercar a su nuevo amigo hasta que sintió que alguien la jalo de los hombros.

—¡Lily!— Christian Hanscom fue quien jalo a Lily y regaño a la menor— Te hemos dicho que no te alejes de nosotros y menos si es de noche— dijo mientras cargaba a la niña.

Lily sabía que no debía hablar con extraños, su madre siempre se lo repetía, y aunque el payaso le había dicho que era viejo amigo de su padre, no lo era de ella, y pareció recordar ese detalle al tener a sus primos regañandola por haberse perdido de vista 

—Perdón— Lily cubrió sus ojos avergonzada y sintiéndose mal por preocuparlos

—Ten más cuidado, linda— Mía le acarició los pequeños rizos que le sobresalían de su moño— es tarde, hay muchos locos por aquí y no queremos que ninguno te haga nada 

—Perdón— repitió la pequeña

—Ya no importa. Vamos al hotel, ya es tarde— el grupo de primos empezó a caminar, menos Dash.

La pelirroja tenía mucha curiosidad sobre lo que había visto Lily así que se quedó mirando a la dirección donde estaba antes su prima.

De repente sus ojos se tornaron de un color amarillo casi dorado y una sonrisa maliciosa se formo en sus labios que estaban pintados de rojo.

Dash tomó su cabeza sintiendo como daba vueltas sin control mientras parpadeaba un par de segundos, se sintió fuera de ella por un par de segundos y esa migraña la hizo tomarse sus cienes y tallar sus ojos que siguieron siendo café y verde respectivamente 

Algo que nunca le había pasado, y que no sabía que no sería la primera vez apartar de ahora, ya no había calma, solo venía la tormenta.

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-Ellis

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