𝟜 - ℝ - (𝔽)
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Volviendo a la mañana de ese mismo día ahora con nuestro "italiano" la cual estaba a nada de romper algo cuando vio a Reich irse con tanta naturalidad en su cuerpo.
—¿Italia ya te ibas no? —Era una frase típica que Italia escuchaba de Reich cuando estaba irritado, y si querían aparentar tendrían que actuar como el otro.
—S...Si... Reich... —Sonrió forzadamente mientras abraza de los hombros a Italia —¿Vamos pequeño?
—Oh Italia recuerda la junta —Dijo Alemania viendo como asentía y se iba, dejando solo al menor alemán y a "Reich".
—Bien... Ya con todo esto es hora del almuerzo
—Si... Pediré la comida —Hablo casi automático el menor mientras empezaba a caminar.
—No, tranquilo, voy a cocinar yo, hoy —Tapo un poco su boca mientras veía Alemania que se detenía girándose un poco.
—¿Seguro padre?... Hace años no cocinas... Tranquilo puedo pedir comida... —Lo examino de pies a cabeza, estaba tan tranquilo que le recordaba vagamente a alguien, que se ofreciera no era común y que se tarde en responder tampoco lo era, quería pensar que era por la resaca del mayor.
—¿Me contradices Alemania? —La voz fue seria y fría mientras pasaba al menor, el cual negaba tragando saliva. Vio la postura de su padre, frunció un poco la mirada al ver como los brazos no estaban atrás sino adelante lo cual era raro ya que siempre mantenía una postura recta.
—Padre... ¿Que prepararas?... —Lo siguió a la cocina viendo que sacaba cosas que pensaba no tenían para cocinar, nunca había visto al mayor salir a comprar.
—Lasaña a la boloñesa —Sonrió un poco, estando de espalda a Alemania y se colocaba un delantal que había visto a Reich ocupar algunas veces. Cuando no quería probar ninguna comida de los otros dos.
—¿Vale?... —Se sentó viéndolo, gracias a que su padre "hablo" con la ministra. Ahora solo tiene los papeles que le corresponde y no se mezclaban con los de los otros empleados del ministerio.
—Te encantara yo lo se il mio oro —Siguió cocinando sin percatarse del apodo que salió con naturalidad de los labios del mayor, el menor lo siguió observando, dudando si su padre fue cambiado por otra persona, o algo en esa noche con tus viejos amigos paso algo difícil de explicar y eso explicaría porque en la mañana se veían tan rígidos y distintos.
—si tú lo dices...
—Y... ahora al horno —Sonrió girándose, y trago saliva al sentir la mirada de Alemania. Igual a la del padre cuando dudaba de alguien, una mirada tan fría y desconfiada.
—Señor Italia...
—¿Sí? —Se golpeo internamente, si Reich lo hubiera visto. Con la katana de imperio lo hubiera decapitado por un desliz tan estúpido que acaba de tener y revelar quien era.
—Como cambiaron de cuerpo... —Se levanto con cautela — por eso los ojos eran diferente y el cambio de actitud — Pensó mientras abría sus ojos, dándose cuenta de que su padre se fue con alguna de las dos culturas que no soportaba el mayor.
—Y...yo no sé de qué hablas... —Traga saliva y suspiro rendido — oh bueno... en verdad no sé, como cambiamos de cuerpo...
—Entiendo... —Se volvió a sentar estupefacto — Si Italia es mi padre... Imperio y mi padre en que cuerpo están
—Mira... No queríamos decirles —Dijo con lágrimas mientras miraba el horno, cocinar le calmaba, pero tal desliz le costaría, un año de pedirles perdón a sus amigos, por no saber guardar secretos— Reich e imperio saben fingir mejor que yo... Por favor no le digas que me descubriste muy fácil... —Lo vio casi suplicante.
—Está bien... Pero entonces... ¿Quién es mi padre? —Levanto la mirada para verlo, le era interesante como a pesar de todo él podía fácilmente seguir cocinando.
—Hem... bueno Reich está en el cuerpo de imperio... —Murmuro sacando la bandeja donde estaba la lasaña y empezaba a servir para ambos como si nada de lo anterior
—Entonces eso quiere decir que imperio está en ¿tu cuerpo? —Abrió sus ojos, no sabía que era peor si imperio o su padre en un cuerpo ajeno.
—Si... Espero mi retoño este bien... Imperio suele ser algo dura con su hija, aunque la quiera, pero mi pequeño Italia siempre le doy apodos y pasteles... Dudo que imperio sepa cómo tratarlo espero no le haga llorar Italia suele ser muy sensible con pequeños comentarios...
—Si... aún recuerdo cuando niños... Era el que más lloraba de nosotros —Rio un poco al recordar pequeños fragmentos de su niñez donde mayormente el italiano se la pasaba llorando por algo pequeño era muy inocente de corazón.
—tienes razón
—¿Entonces no saben cómo cambiaron...?
—Tengo mi teoría... quizás el no avernos juntado ase mucho y volvernos juntos en alguna especie de ebriedad ¿se cambia? Quien sabe... El cuerpo de un country es muy distinto al de un humano... esto parece una de esas historias de la pequeña Japón —Rio al recordar cómo le contaba con mucho entusiasmó las mil y una historias que se le ocurrían.
—Si tal vez no allá explicación... —Eran countrys no podían alterarse como los humanos siempre hallaban la forma, y aunque no quisiera informarle a la ONU, tenía algo de miedo que alguna de las relaciones que tienen entre ellos se complique, como que imperio a veces es acosado por usa e Italia por España y Reich a veces lo fastidia UK o URSS.
—Bueno ahora creo que lo mejor es comunicarnos... Reich es mejor fingiendo que yo... e imperio... —Confeso Fascista no por nada logro seducir a URSS e UK un tiempo para poder ir contra Francia.
—Ya veo... Si seguro estara bien... —Murmuro inseguro mientras trataba de ver todas las posibilidades era mejor tener la decisión del mayor —Señor Italia... Esto debe saberlo ONU... Aunque a ninguno nos guste sé que los tres tienen diferentes... Fastidios a su alrededor y aunque logran saber evitarlos en sus cuerpos no saben evitar a los otros
—Si... Lose, pero aún no estoy seguro de que pueda pensar Imperio o Reich
—Se que no estarán de acuerdo, pero de una u otra forma se enteraran la Interpol o UA o OTAN... y si se entera uno de ellos primero que ONU será más problemático... —Masajeo su cien algo relajado curiosamente la comida de Italia siempre logro transmitirle tranquilidad.
—Oh cierto... Diablos... —Se levanto de golpe Fascista tratando de encontrar su teléfono, el que se quedó en su traje, y su traje estaba en su cuerpo — carajo
—¿Qué pasa?...
—Se me olvido decirle a imperio que España quería una cita... Me matara cuando se entere... Italia lo sabe, pero imperio no le agrada para nada España... a mí tampoco realmente, pero estaba cansado de que apareciera todas las mañanas con unas rosas y chocolates en mi puerta —Suspiro mientras sujetaba su cabello casi tirando su cabello.
—oh... ¿qué? ¿Enserio? Yo pensaba que le caía bien... —Alemania estaba algo confundido en las juntas siempre veía a Fascista con una sonrisa hablar con España no esperaba que solo lo hacía por educación.
—Me cae bien pero no de forma romántica... Diablos algo me dice que imperio me dejara su corte militar de su país... No quiero, adoro mi cabello largo... —Daba sollozos algo dramático mientras limpiaba la mesa. Ya que habían terminado de comer.
—Tranquilo... Mejor llamémosla para explicar... y bueno también debo avisarte que tú también tendrás problemas aquí... —Desvió la mirada tratando de no estar nervioso ya que no sabría como actuarían ambos sujetos al ver el cambio de actitud.
—A... ¿quién?...
—Al señor UK y URSS suelen venir a molestar a papa... —Dijo mientras se levanta y lo único que vio fue el cuerpo de su padre caer —Creo que fue mucho para el... —Preocupado reviso que no se allá golpeado en ninguna parte vital, cargándolo y llevándolo al cuarto de su padre.
Mientras la tarde pasaba por donde ellos y la noche para la nipona y "imperio", el italiano menor junto al "Fascista" estaban llegando al aeropuerto con, para la nipona sería el mayor desagrado de su vida.
Aquel ser se reía sujetando su estómago mientras veía la pantalla y repetía una y otra vez la caída del Fascista en el cuerpo de Reich.
—Oh dios jajaja esa caída! – Reía hasta tener que sujetarse de aquel mueble mientras guardaba la información, lo pensó un poco seria bueno que esto lo vieran mas de sus lindos "hermanos" estarían encantados de ayudar a cambiar de cuerpos a los adultos.
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