『 𝟹: ❛𝑅𝑜𝑡𝑜.❜



ˏ ˋ 𝐷𝑒𝑠𝑒𝑜 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟𝑡𝑒.ˎˊ ˗


───── ❝𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑡𝑟𝑒𝑠❞ ─────

Esa tarde Rosslenne se encerró en su habitación y empezó a llorar.

Tenía los labios mojados por sus lágrimas. El sabor salado no le resultaba incómodo.

Sus padres habían discutido hace poco. Tanto así que nunca los escuchó alzar la voz tan alto.

¿Qué podía hacer ella? Solamente era una pequeña niña que apenas estaba comprendiendo el mundo diferente que la rodeaba.

No quiso salir a pesar de que su padre insistía en que lo hiciera.

Al tener el cuerpo entumecido por estar en una posición por tanto tiempo escuchó como una hoja era doblada.

La tomó entre sus pequeñas manos notando como era una de las tantas que Genya le daba para comunicarse.

Los dos estaban aprendiendo el idioma inglés, era una manera práctica pero lenta en la cual podrían comprenderse sin tantos problemas. Además de eso era la única manera que Rosslenne tenía para tener más opciones de estudio.

Quería ir al verlo. Se sentía asfixiada en su propio hogar.

Así que al no escuchar ningún ruido de la sala abrió la puerta con cuidado.

Se asomó y procuraba no hacer ningún ruido para no levantar sospechas.

Los ojos mieles voltearon hacia atrás antes de salir.

Sabía que su papá dejaba una copia de la llave debajo de una planta que tenían en la cocina. Además de que no le ponía seguro a la puerta cuando llegaba del trabajo.

Todo esto ella lo observaba desde su puesto a la hora de la comida.

El frío de la noche la recibió así que se colocó la capucha del suéter que traía consigo. Frotó sus manos para darse calor bajando las escaleras.

Estuvo varios minutos buscando al azabache en la zona de juegos pero era algo difícil porque ya era de noche y con la iluminación le costaba ver los rostros de los niños.

No tocaría la puerta de su apartamento ya que si sus padres se daban cuenta que salió la metería en problemas.

Perdió la noción del tiempo. Había caminado tanto que sus pies empezaban a doler.

Pronto vio a unos tres niños jugando con una pelota colorida.

Uno de ellos volteo a verla.

Sintió un escalofrío y retrocedió.

No hablo japonés. —dijo temblorosa.

¿También sabes inglés? —él azabache de ojos azules le habló en ese idioma justo como había hecho.

Sus ojos brillaron y asintió.

Intercambió un par de palabras con la chica quién tenía cierta similitud por el cabello y los ojos, también con el de cabello color melocotón.

No te preocupes, no te haremos nada. Me llamo Giyuu, ellos son Makomo y Sabito. 

Es un placer... —saludó con timidez.

Sé hablar un poco inglés pero no tanto como Giyuu. —dijo Sabito.

Al sentirse un poco más confiada se acercó a ellos. 

Makomo con curiosidad observó la libreta de Rosslenne e hizo un gesto pidiendo permiso si podía verla.

Negó con la cabeza. Era algo muy personal donde Genya expresaba lo que no podía con palabras.

La azabache habló y Tomioka le tradujo.

Dice que te ha visto antes con Genya, es nuestro amigo también.

¿Saben dónde está?

Mientras decidían buscarlo los ojos mieles intentaban averiguar los colores de los tres. 

Giyuu sin duda era de un tono azul oscuro. Lo pudo saber con facilidad, esa calma pero nostalgia era lo que le hacía estar segura de eso.

Con Makomo estaba insegura. Tenía la personalidad de igual manera que el azabache pero sentía cierta ternura.

Por otro lado Sabito era más firme, seguro con actitud de líder. Verde podría ser.

Buscando a Genya en el camino la única niña del grupo tomó la mano de Rosslenne. Esta acción le sorprendió al principio pero pensó que sería una buena decisión debido a que era la más pequeña y podría perderse con facilidad.

—¡Ross! —sin embargo la voz de alguien les hizo detenerse. Era su padre que llegó a su lado de  prisa. La castaña tragó en seco buscando con la mirada apoyo.

El único en reaccionar fue él azabache colocándose al frente de ella.

¿Lo conoces? —preguntó.

Sin saber que hacer tardó en tomar una decisión ya que los brazos de su progenitor la hicieron alejarse.

—¿Qué estabas pensando? ¡Pudo haberte pasado algo! —se calmó al verificar que estuviera bien. 

—No quería estar en casa. —dijo ocasionando una suma sorpresa al hombre. 

¡Déjenla en paz, está buscando a su amigo! —Makomo intervino en su idioma natal.

Esperen un momento, soy su padre. —le respondió para llevarse a su hija a un lugar apartado para más intimidad. —Cariño, es sumamente peligroso que estés desprotegida de esta manera. Aunque sea cerca nos preocupa tu seguridad. —la tomó de los hombros.

—Lo siento... 

Rosslenne solo pudo observar a los nuevos amigos que conoció alejarse a la par que caminaba. Giyuu fue él último en quedarse observándola para luego seguir a su grupo. 

Cuando llegaron al apartamento no le dio tiempo de ver a su madre debido a que Brian la llevó a su habitación. Su gesto delataba que hablaría de manera seria con ella, tenía las cejas tensas al igual que sus hombros. 

—¿No puedo volver a verlos? —expresó su preocupación sentándose en su cama buscando refugio abrazando uno de sus peluches favoritos. Cerró los ojos con fuerza esperando el regaño, prefería que viniera de su padre. Era más comprensivo a la hora de lidiar con cualquier situación.

—Luego hablaremos de eso. Lo importante ahora es que esto no vuelva a pasar, si es así le diré a  Ivette.

—¡Pe-pero! —iba a refutar pero al verlo sentarse a su lado con una mirada imponente se detuvo.

—Sin peros, si se entera que te escapaste estarás en serios problemas. 

Se recostó para asentir de manera lenta. Sintió una acaricia en su cabello para escuchar seguido la puerta cerrarse.

Seguramente estaría un par de semanas sin poder salir. Ahora que conoció a un grupo de su edad tenía muchas ganas de compartir con ellos y contarle al respecto a Genya. Seguramente se volvería una amiga cercana también.

Con una pequeña sonrisa se dispuso a dormir un rato. Aunque en su cabeza se repetían los momentos que vivió en el parque una y otra vez deseando encontrar felicidad fuera de esas cuatro paredes.

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