#3

Luego de haber terminado de comer, Sumire se acerco de nuevo al gravado. Con su cámara tomo fotos, y anota otros detalles en una libreta. Miro de reojo a Boruto, el se estaba encargando de encontrar mas cosas inusuales.

Apretó los labios y miro aun lado. Boruto acababa de revelar inconsciente que si escucho su confesión aquel día. 

Sus mejillas se ruborizaron, aquello no lo había esperado. Podría aun estar confundido de que si en realidad paso y no producto de su imaginación. Pero que igual tuviera algo de interés por descubrir si era así o no, no más hacia aumentar su nerviosismo. 

Se paralizo ¿Por qué hacía aumentar su nerviosismo?, se preguntó.  

Afinco el peso de su cuerpo en una sola pierna. Se cruzo de brazos.  Su mirada descendió.  Si, sabia porque le había generado tanta inquietud.  Apenas se habían vuelto a cruzar, supo que sus sentimientos por Boruto no habían cambiado, y por más que se esforzó en enterrarlos en el pasado, de olvídalos. Parece que solo se estuvo mintiendo así misma en ese par de años. 

¿Pero en si que le desequilibrada tanto? Mordió su labio inferior. De que él lo descubriera al final y le dijera lo que pensaba... De un modo desalentador.   

—No parece haber mas trampillas. 

Le miro acercarse y se ordeno internamente relajarse. Él no sabia que fue ella ¿Por qué entonces sentirse como una niña pequeña a la que habían pillado en algo malo?  

Miro la libreta en su mano.  

Hizo de nuevo como si nada pasará. 

—Los grabados pueden rebelar más. Intenté descifrar algunos, pero escaparon de mis conocimientos. Necesitaría mas investigación. En el dado caso que el Señor Nakamoto no lo sepa o requiera mi ayuda. 

Boruto asiente y  mete las manos en los bolsillos de su pantalón. 

—Entonces... regresemos. 

Sumire asiente y guarda sus cosas en su bolso.

Antes de salir del aquel lugar, en un milisegundo, Sumire sintió un ligero toque rozar su muñeca. Miro por sobre su hombro y alzo una ceja, al no ver nada inusual, se encogió de hombros y se volvió para poder seguir a Boruto. 

El regreso a la boca de la cueva se encontraron con un muchacho. Kaesu, un restaurador, según se presento. Esperaba por ellos por ordenes del Señor Nakamoto. Nada más por si hubiera ocurrido algún incidente con alguno de ellos. 

—¿Encontraron algo? — pregunto Kaesu de camino. 

Boruto se encogió de hombros. 

—Podría decirse que si. 

Sumire alzo una ceja cuando el chico la miro esta vez. Su mirada era un tanto analítica, de esas que te extrañan. Al momento volvió la mirada al frente, y Sumire decidió no prestarle importancia. 

Al llegar a la misma mesa de antes, el Señor Nakamato les sonrío. 

Sele acompañaba a su padre y el chico Kaesu se ubico a su otro lado. 

—Regresaron mucho antes de lo previsto, sin duda los ninjas de Konoha le hacen justicia a su reputación.  Bien chicos ¿Que encontraron? — Boruto miro intensamente a Kaesu, y el Señor Nakamato pareció darse cuenta. Rio —. Kaesu es como mi mano derecha, pueden decirlo todo delante de él ¿y bien? 

Sumire dio un paso adelante y, tras colocar las pruebas sobre la mesa, comenzó hablar. 



Se recostó del árbol y miro hacia el cielo, donde el atardecer pronto pintaría sobre el azul. Hace una hora que había salido de la cueva e informado de lo encontrado. El Señor Nakamato los apremio  con halagos y palmadas, algo eufóricas, a Boruto y Sumire. Estaba muy contento, porque ambos habían descubierto material importantes en su excavación.

En tanto a descifrar los grabados, su hija Sele expreso al instante muy contenta que se encargaría personalmente; al ser su especialidad. Sumire asintió y le paso solicita toda la información a su portátil personal.

Cuando pensaron que la misión había concluido, el Señor Nakamoto le pidió que se quedarán aun. Boruto y Sumire no mas se apartaron, a esperar nuevas indicaciones.

Su mano toco la escasa hierva y arranco un poco, el cual luego deja caer. Encoje sus piernas y apoya su barbilla en sus rodillas.  

—Unas amables señoras me regalaron estos deliciosos bocadillos ¿A que estoy de suerte?

Boruto se sentó a su lado y le extendió un trapo con pequeños panes. Sumire agradeció por el gesto y tomo una rebanada de la tela, cuando pico un trozo y llevo a su boca, sonrío con deleite. La corteza estaba muy crujiente. Como le gustaban.

—Esta delicioso. 

—Si mal no recuerdo, el pan era, o bueno, imagino aun es tu comida favorita.

Sumire parpadeo al ver que recordaba algo tan minúsculo como eso. Llevó otro trozo a sus labios y, luego de masticar y tragar, hablo.

—No pensé lo recordarías.

—Pero ya vez que si — rió él y siguió comiendo. —También amo el pan, sobre todo si va relleno. Preferiblemente yakisoba y la hamburguesa. Aunque, bueno, sin duda puedo asegúrate que la hamburguesa sigue siendo mi número uno.

Sumire lo mira de reojo y soltó una risita.

Boruto le miro confundido, en sus labios había una pequeña sonrisa.

—¿Sucede algo?

Ella niega.

—Lo siento, solo recordé aquellos tiempos de academia. Cuando siempre proponías ir a comer hamburguesas aquel establecimiento. —Sumire toca su mejilla con su dedo indice, en un gesto de estar pensando—. Los chicos siempre te discutían de poder ir a comer a otros lados, pero a la final casi siempre terminábamos ahí. Al final, creo era agradable tener todos un lugar habitual para estar juntos.

Boruto sonríe con nostalgia y mira hacia el frente. 

Observaron a distancia a los arqueólogos trabajar.

—Extraño esos tiempos.

—Yo igual.

Boruto no dice nada mas nada luego de eso, termina un trozo de pan y se recuesta del tronco del árbol. Había colocado sus brazos por detrás de su cabeza y estirado sus piernas por encima de la otra.

Con eso se quedaron callados por un momento.

Sumire baja la mirada al pasto y toma de nuevo un pequeño puño.

—¿Cuando regresaste? — pregunta en un murmullo, pero lo suficiente para que él escuchara.

Boruto abre sus ojos y la mira de reojo. 

Sumire jugaba con el pasto. Sus mejillas ruborizadas.  Su expresión un poco insegura, como si Boruto no le fuera a responder.  

—Regrese hace una semana. Me quede en modo perezoso en casa. Mi madre me consistió con mucha comida, decía que estaba muy delgado. Vi películas con Himawari. Hablaba constantemente con Kawaki y mi padre. 

Apretó una mano y ser armo de valor de una vez por toda para preguntar sus dudas, o al menos las que él por supuesto fuera a responderle, pero cuando sus labios no se abrieron, cerro los ojos con frustración ¿Por qué era tan difícil? 

Aun estaba sorprendida por haber soltado la pregunta anterior.

—¡Sumire-san!

Sele se acercaba con su portátil en manos. Su mirada parecía un poco azorada y su cabello estaba un poco alborotado, como si misma se lo hubiera estado jalando.

—Disculpa por molestarte. Se que dije que me encargaría yo, pero hay unos símbolos que no logro por nada del mundo descifrar, y ya me están colmando la paciencia. Así que pensé que entre ambas podríamos descifrarlo. 

—Claro Sele, no hay problema.

Se levanto y cuando iba a seguir los paso de la chica, se volvió para mirar a Boruto. 

Antes de ella decir algo, él le hizo un gesto con la mano y habló:

—Nos vemos mas tarde.

Sumire cerró sus ojos y asintió.

—Nos vemos mas tarde, Boruto. 

Boruto la miro marchar, al no tenerla bajo su visión, exhala fuertemente. Lleva sus dedos a entrecejo y su expresión era como si algo le estuviera desesperando. Hace una mueca. Se sentía como un verdadero tonto ¿Por qué no era simplemente franco? Agarro una piedra y la lanzó, deseando que aquel arrebato se llevará toda frustración. 

En eso un chico, mucho más joven que Boruto, se le acerco.

—El Señor Nakamato pide que ayudes a traer unos suministros. Te guiarán unos colegas con una carreta al pueblo mas cercano. Ellos se encargarán de las compras, prácticamente serás su escolta. 

Boruto solo asintió, y se marcho cuanto antes. 



Había sido una tarde un poco estresante. Incluso la noche ya pintaba el cielo. Se fijo en la hora en su portátil y parpadeo al ver que casi era media noche. Miro a la joven al lado suyo, quien estaba igual de cansada. Dirigió luego su violeta mirada hacia la mesa donde borradores y libros estaban regados por doquier.

Se estiro y sonrío al sentir una gran sensación al liberar algo de tensión de sus músculos. Volvió a enderezarse y toma el papel donde habían descifrado una gran parte de aquellos símbolos.  Boruto no se había equivocado cuando comento que eran sus dioses. Habían llegado a una especie de santuario. 

Acerco el papel y leyó los nombres de cada una de las estatuas. Mas abajo, estaba la oración, pero no se atrevió a leerla.  Igual faltaba solo una pequeña parte por descifrar, pero lo ya obtenido aclaro la idea de lo que era.  

O quizás Akita tenía razón en que era supersticiosa. 

Sele se acerco y le colo una mano en su hombro. 

—Iré comentarle sobre el gran avance a papá, estará muy contento de saber que se encontró una costumbre del Clan.  

—También gracias a mi mentora, por los concejos.

En medio de la frustración, Sumire mando un correo a Akita pidiendo un poco de ayuda. Enseguida la joven mujer les respondió adjuntando material, y un par de concejos que a ambas chicas les vino de maravilla. 

—Tu mentora es genial, ojala un día conocerla.

—Cuando vengas un día a Konoha, con gusto te doy un tour por el departamento de herramientas científicas ninjas.

Sele sonrío.

—Anotado. Oh, es casi media noche. 

Y tras eso, tomo toda la información y salio corriendo hacia donde su progenitor.

Sumire iba a salir de la carpa, pero vio las cosas desordenadas y se propuso acomodar un poco. Cuando estaba apilando unos libros. Sintió de nuevo ese toque en su muñeca, como una brisa fría. Miro a ambos lados en un gesto intuitivo. 

Por favor, no dejes que complete el rito.

Se tensó.  

Al mirar sobre su hombro, sus ojos se abrieron con impresión. Un cuerpo, tez muy pálida. Vestido con túnica. La aparición de un chico. Sumire miro entonces que no tocaba el suelo ¿Un espíritu? , Se pregunto ahora que estaba pasando. 

—¿Quién eres? — se aferro a la mesa. La presencia no le perturbaba. En la guerra contra los Otsutsuki y otras cosas más que había visto en su vida como ninja, la habían preparado o acostumbrados a estas alturas a este tipo de situaciones. 

Por favor, no dejes que Kaesu complete el rito, solo habrá destrucción. 

—¿Rito? ¿Qué rito? — Sumire frunció el ceño al no entender nada. Y que el nombre de la mano derecha del Señor Nakamoto saliera en la extraña situación le pico aun más. Recordó su expresión recelosa de la tarde. 

Lo que acaban de descifrar, es un antiguo rito del Clan Himitsu. Despertarán un nuevo mal en Kaesu, de no detenerse a tiempo. 

Sumire se angustio, lo poco que entendía no le hacia pensar en nada bueno. 

—Por favor, necesito que seas mas especifico. 

Él joven espíritu pareció angustiarse aun más. Fue cuando pareció pensar en algo.

Te mostraré.

Enseguida y antes de Sumire poder moverse, él se acerco y tomo su muñeca. Los ojos de Sumire se volvieron blancos y pareció viajar mucho más allá de donde estaba. 

...

Bueno, finalmente he publicado el capitulo 🙌 Tarde mucho porque me estaba debatiendo si extender la misión o culminarla y seguir de otra manera la historia.  Al final decidí seguir con la idea original.  Realmente muchas gracias por sus votos y comentarios, nos vemos pronto 💘

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