𝙩𝙬𝙤

CAPÍTULO II

Yoongi sentía que en sus ojos estaba escrita la palabra "acabado", en negrita e inyectada en sangre, plasmada allí para marcar su destino final. La caída era de unos dos metros, quizás, y a su cerebro le tomó un largo lapso de tiempo procesar que estaba próximo a impactar contra el agua, y cuando logró digerir la noticia tomó aire como pudo, justo en el último segundo, y de inmediato intentó prepararse para los que probablemente serían los momentos más agonizantes de su corta vida, si es que no serían los últimos. No supo bien qué posición optar para lograr una caída de menor calibre, y saber lo alejado que estaba de la costa lo preocupó aún más al hacer un par de cuentas rápidas y llegar a la conclusión de que había caído mar adentro, y ni hablemos sobre cuando se puso a pensar en cómo volver a tierra firme, vivo, por lo menos...
Ah, pero por supuesto que estaba preocupado, no tenía ni la menor idea de cómo lograría aquello, ¡ni siquiera sabía si sobreviviría como para comenzar a pensar en una manera de llegar a las playas!
Finalmente, sin tener una idea en concreto sobre la posición en la que cayó, se zambulló en aquella inmensa e indomable masa de agua, cayendo directamente hacia lo más profundo, sin siquiera tener la oportunidad de emerger a la superficie en una primera instancia, finalmente sintiéndose condenado al abrir los ojos y descubrir que lo único que lograba hacer era hundirse más entre las profundidades.

Bien, eso no salió cómo lo esperaba.

El pobre muchacho no tenía ni la menor idea sobre cómo nadar. Le daba por meterse a cuerpos de agua como el mar, claro, o refrescarse en un río cuando, con su madre, decidían empacar unas pocas cosas y se iban un fin de semana de vacaciones en el auto, o cuando sus amigos lo invitaban a sus piscinas, pero no hacía mucho más que aquello, refrescarse para disimular su ignorancia en el asunto de la natación, más allá de eso... ¡No tenía idea de qué más hacer! No sabía controlar su respiración ni avanzar sin hundirse, ni emerger desde lo más bajo del agua, ¡apenas sabía abrir los ojos, vamos! Sería la muerte más irónica para el pobre Yoongi, quien en todos sus años de vida nunca dio indicios de su nula experiencia en el agua. Ah, no tardó en comenzar a culparse a sí mismo, en sus pensamientos, por supuesto. Creía que una mejor caída quizás lo hubiera salvado de caer tan bajo. Literalmente hablando.

Cuando fue verdaderamente consciente del peligro inminente por el que estaba pasando y entendió que no era momento para irse por las ramas, la desesperación comenzó a hacer acto de presencia en él e, inevitablemente, empezó a hiperventilar, dando bruscos movimientos para intentar subir y escapar de allí, reteniendo en sus pulmones el poco aire que había conseguido tomar antes de tocar el agua. Cada vez se sentía más lejos de la civilización, ya considerándose una víctima más del océano, pero por muy solo que se sentía en su agónica y presunta muerte no podía evitar sentir una intensa mirada sobre él, poniéndolo más nervioso.
Juraba que estaba a punto de desmayarse, la falta de oxígeno estaba haciendo de las suyas en su cerebro y le estaba dificultando mantenerse consciente, y el miedo que aquella mirada sobre su anatomía generaba en él era más que el suficiente como para hacerlo perder la cordura.

Veía las burbujas de aire escapándose alrededor suyo, deseando atraparlas a la velocidad con la que estas desaparecían para lograr darse unos minutos más de ventaja en lo que él descubría cómo lograr llegar a la superficie, pero sus movimientos comenzaban a perder fuerza. Sacó voluntad de donde no había para no perecer en ese mismo momento, y justo cuando comenzó a cabecear, debatiendo entre la vida y la muerte, fue cuando sintió el impacto de otra masa que lo devolvería a la vida sea como sea. Claro, para luego arrebatársela con sus propias fauces repletas de colmillos, que se acercaban a su rostro amenazando con arrancarle un trozo de la cara, sujetándolo por los hombros con sus manos.

Pero... ¿Pero qué demonios era esa cosa?

El miedo volvió a la vida al pelinegro, ahora sí sintiendo el verdadero temor, no sólo de morir en soledad en las profundidades del océano, congelado y con los pulmones inundados, sin el cariño ni la compasión de nadie, sin el calor de un cuerpo humano para contrarrestar el frío que pasaba el afectado durante los últimos minutos de vida, sino que también moriría despedazado por una criatura desconocida, la cual probablemente se alimentaría de sus restos y no dejaría nada para que sus familiares entierren cuando descubran su estúpida muerte.
Yoongi gritó aterrado a pesar de haberse resignado a perder la vida en el instante en el que la puta tabla del muelle se quebró. Estaba seguro de que pudo ver su expresión de puro horror en los ojos negros y vidriosos de aquel ser, sin vida, desbordantes de pura maldad y deseo de devorarse hasta lo último que quedara de él para luego abandonar sus huesos por allí, si es que no le daba otra utilidad. Fue entonces cuando volvió a confirmar que no tenía escapatoria, cada vez estaba más acorralado y no se le daba ni una sola chance de poder burlar a su suerte y huir, cada vez se sentía más atrincherado por la parca, lo había buscado para reclamar su vida y no se iría sin ella, asumió Yoongi, pero claro, se equivocaba en demasía.

Un ruido sumamente agudo y amenazante se escuchó desde las profundidades, un sonido que casi lo hizo chirriar los dientes, y un segundo impacto llegó antes de que los dientes de aquella cosa corrompieran sus pálida piel y causaran mayor daño que un rasguño, el cual se convirtió en una pequeña fuente de sangre y permitió el paso de esta en el agua, fluyendo libremente en una pequeña nubecita que pronto, mientras se iba hacia arriba, se desvaneció en el vacío junto con el agua salada que lo rodeaba. Esta vez, la embestida no arremetió contra su cuerpo sino con el de la bestia que estaba a punto de comérselo, consecuentemente llevándose consigo el cuerpo del pelinegro que todavía sostenía entre sus garras. El golpe tomó desprevenida a aquella cosa, por lo que dio frente a su atacante y dejó el moribundo y asustado cuerpo de su presa a un lado, volteándose hacia su contrincante para iniciar una discusión entre bufidos y trinos que el otro no tardó en responder, acercando sus rostros intimidatoriamente mientras estiraban las comisuras de sus bocas y las abrían para expulsar aire y, de una forma u otra, generar un sonido terriblemente inaudible para el oído humano, dañando los de Yoongi, y para cuando él abrió los ojos y divisó el panorama, más allá que acá, lo único en lo que pudo pensar fue "genial, ahora dos monstruos marinos se van a pelear por quién va a dejarme hasta los huesos mientras yo me ahogo".

-¡Demonios! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Lo necesitamos! -Si Yoongi todavía no perdía la consciencia era por el shock que su cerebro estaba sufriendo. Aquella cosa que lo atacó estaba hablando... ¿Qué?

-¡No puedes atacar a personas al azar como si nada tan cerca de la costa y mucho menos solo, pedazo de tonto! ¡¿Qué estabas haciendo por aquí?! ¡Deberías estar en el territorio!- Vaya, la otra criatura también, y lo estaba defendiendo... ¿Qué?

-¡Pero si es eso justamente lo que hacemos, mi rey! Espera, ¿y qué diablos estabas haciendo tú aquí? No hay comida, ¡debemos alimentarnos! ¡¿Cuál es tu excusa?!

-¡Lo sé, Taehyung, por supuesto que lo sé! ¡Sólo te pido un poco de prudencia!

-¡Aaagh! ¡Ya está, no lo volveré a hacer, problema resuelto! Ahora, si me das permiso, me quedaré con él.

Las figuras monstruosas iban desapareciendo de a poco, casi de forma imperceptible para la vista, dejando paso a dos humanos, muy lentamente. Las primeras cosas que cambiaron de sus apariencias a medida que sus temperamentos disminuían fueron el color de sus cabellos y las puntiagudas uñas, dejando paso a dos melenas de colores, una pelirroja y otra color rosada, flotando libremente en el agua, y unas uñas comunes y corrientes, cortas. Vaya, eran preciosos, los humanos más bellos que los ojos de Yoongi alguna vez hubieran visto... No, espera, no eran humanos, Dios, ¡tenían aleta! ¡Aleta de...! ¿Pez? ¡Y podían respirar bajo el agua! ¡Y cambiar de apariencia! De una monstruosa a una angelical... Ah, demonios, vamos Min, no puedes alucinar ahora, vamos, despiértate, no son reales, no son reales, nada de esto es real, cálmate, mierda...

-No-. Espetó el pelirosa, sereno, zarandeando en el agua una preciosa y elegante aleta de distintos tonos color turquesa. La de la criatura que lo había atacado era de un color rojo potente, así como su cabello.

-¡¿Qué?! -Si Yoongi no hubiera nacido así ni lo hubiera estado aún más cuando cayó al agua, hubiera empalidecido sin duda alguna cuando vio el brusco cambio en la apariencia del pelirrojo, convirtiéndose nuevamente en aquella bestia que lo atacó sin piedad, asesinando la belleza que su apariencia "humana" reflejaba. Otra vez se acercó al rostro de la criatura de pelo rosa, amenazante, pero él como respuesta lo único que hizo fue mostrarle los dientes para acompañar el bufido digno de un felino, sin presentar mayor defensa que esa- ¡¿Cómo que no?!

-Ya te lo dije, no-. Yoongi no era creyente de ninguna deidad, pero luego de esto... ¡Gracias, Dios!

-¡Pero...! ¡Mi rey! ¡Nuestras crías deben alimentarse! ¡Y las que están en camino! ¡Necesitamos la carne! ¿Cuándo fue la última vez que hemos tenido humanos aquí? No podemos alimentar a más niños a base de algas y coral, la última camada lo hizo y son los más débiles, no podemos darnos ese lujo, ¡un paso en falso y nos cazar-...!

-¡TAEHYUNG! -Vociferó molesto el pelirosa, incluso antes de que el presunto Taehyung acabara de dar su última palabra- ¡Basta! ¿Crees que no sé de todo eso? ¡Es mi pueblo el que se muere de hambre, después de todo!

-¡Entonces déjame llevarlo, no veo por qué no!

-¡Sólo no lo hagas y ya, es una orden! Además, fui yo quien lo trajo hasta aquí, la presa es mía así que yo decido qué hacer con ella, no tengo idea de qué estabas haciendo aquí ni por qué lo atacaste, ¡pero es mío!

-Jimin, ¡lo necesitamos!

-¿Cuántas veces te he negado yo una presa? ¡¿Cuántas veces le he negado a mi gente comer?! ¡No seas tonto, sólo te pido una cosa y es que no te entrometas y lo mates!

-¡Es un humano!

-Basta Tae, me cuestiones más, yo sé lo que hag-­­­...

-¡Pero, Jimin! ¡Repito, es un humano! No tiene sentido dejarlo morir si no vamos a comerlo, ¡y no podemos simplemente dejarlo ir, ya nos vio!

-¿Y quién dijo que iba a dejarlo ir?

-¿Qué? Pero...

-¡Taehyung! Silencio, sólo... Déjame arreglar esto, ¿sí? Confía en mí, te prometo que hoy nuestras crías y madres comerán debidamente, ahora déjame solucionar esto.

-Pero... Agh, como tú digas, rey.

-Así está mejor, ahora... Ah, hombre, deja de contener la respiración, te vas a desmayar -se dirigió el de cabello rosado a Yoongi. Ni siquiera tuvo oportunidad de burlarse de su estúpida idea para sus interiores cuando la belleza de aquel ser le dio una bofetada de lleno en toda la cara, perdiéndose en aquellos bonitos ojos que hasta ese momento no le habían dirigido ni una sola mirada, o a esos abultados y rojizos labios que se movían para soltar palabras en su dirección, palabras que no lograba captar por su estado de ensoñación-. Oye, ¿puedes oírme? ¿Hola? -Levantó una de sus pequeñas manos y la agitó, esperando así poder llamar la atención del pelinegro, pero este sólo podía hundirse más y más en la perdición que la preciosa anatomía del pelorosado suponía para los ojos de cualquier mortal, incluso estando al borde de la muerte, cuando lo que mayor prioridad debería tener es mantenerse con vida.

Yoongi sentía que estaba a punto de llorar, la preciosa imagen de aquel ser estaba a punto de emocionarlo hasta las lágrimas. O quizás la sal del agua comenzaba a hacer efecto en sus ojos, quién sabe.

-Ah, ¿Jimin? Es un humano, no puede respirar aquí, ya debe estar medio ido, realmente dudo que te escuche-. La intervención del otro ser logró despertarlo lo suficiente como para poner un poco más de atención en la situación.

-Silencio, Tae.

-¡Jimin! -Se quejó el de aleta roja dando un puñetazo hacia abajo con ambas manos, justo al lado de su cuerpo, a modo de reproche por la falta de atención, supuso Yoongi. No tardó en recibir una mirada de amenaza por parte del hermoso chico de labios abultados.

-Oye... -Jimin nadó hacia su anatomía, la cual se encontraba flotando en el medio de la nada misma, y pasó su mano delante de su rostro, hablando suave- ¿Puedes oírme? Respira, por favor, te vas a desmayar y es lo único que me falta.

Esta vez Yoongi sí pudo escuchar al precioso ser que estaba a tan sólo centímetros de él, permitiéndole contemplar su belleza de más cerca, y cuando comprendió sus palabras fue también cuando comprendió la ridiculez que conllevaban. ¿Acaso era estúpido? No pudo evitar pensar Min, pero a costas de que, en pocas palabras, le permitió vivir y que fácilmente podía cambiar de opinión, permitiéndole a su amigo despedazarlo con sus intimidantes dientes, no hizo ningún gesto de obviedad que pudiera llegar ofender al presunto "rey".
Pronto cayó en cuenta de que sus preciosos rostros, sus marcados torsos desnudos o que se comunicaran con su misma lengua no eran motivos suficientes para confiar en ellos, y, en un flash cegador producto de su mente, ante la imagen del perfecto rostro del sireno de cabello rosa hizo acto de presencia su apariencia de hace unos momentos atrás, la cual era incluso mucho más atemorizante que la del sireno que votó por comérselo. Aquella aterradora imagen hizo de las suyas en su cabeza y lo asustó lo suficiente como para comenza a removerse en su lugar, esperando escapar como sea de allí. Que haya evitado que su amigo lo asesinara no evitaba el paso del miedo por sus venas, ve tú a saber si no lo había permitido para hacer algo peor con él. Aunque bueno, qué podría ser peor que ser asesinado para ser alimento de alguien. La tortura hasta rozar la muerte y mantenerte vivo sólo para seguir torturándote, sin permitirte morir para finalmente descansar en paz, quizás, supuso Yoongi.

Vio cómo el que supuso que se llamaría Taehyung levantó el mentón con aires de grandeza, dándole la espalda a la escena y alejándose con potentes aletazos que hicieron su efecto en el agua y empujaron involuntariamente el cuerpo flotante de Yoongi.

»-Tonto, sólo ignóralo y hazme caso -Yoongi negó arrugando la cara, indeciso y nervioso. Sentía las lágrimas al borde de caer de sus ojos, por un lado por la impresión que le causaban ambos aspectos de la misma criatura, por otro lado por lo agradecido que estaba con ella por haberlo salvado de morir siendo comida del pelirrojo, y por el otro por el miedo que le causaba aquello que su salvador le pedía. Es decir, ¿alguna vez han respirado en el agua? ¿Han sentido cómo los pulmones se inundaban y la nariz ardía? ¿Esa sensación de desgarramiento en las vías respiratorias a medida que el agua arrasaba con la única cosa que te ayudaba a mantenerte con vida estando fuera del agua? Yoongi sí, y no estaba dispuesto a pasarlo una segunda vez-. Vamos, no te pasará nada, lo prometo, yo voy a cuidar de ti.

No había forma en la cual Yoongi pudiera verificar la veracidad en aquellas palabras, salvo el hecho de que lo haya salvado, claro, pero aquello no le garantizaba absolutamente nada. No supo por qué debería confiar en él ni por qué lo hizo, sólo se dejó llevar por aquellos bellos y pequeños ojos, y esa adorable sonrisa que le daba para calmarlo, después de todo, ¿qué tenía para perder ahora que estaba al límite de la vida, con monstruos que habitaban las profundidades de las aguas marinas y que en cualquier momento podrían cambiar de postura y despedazar su carne con violencia?

Y lo hizo, respiró. Ahora que lo piensa, nunca mejor dicho. Respiró como nunca antes lo había podido hacer, tan puramente como lo haría una persona que respira la frescura de un bosque luego de pasar toda su vida respirando la porquería de la ciudad.
No pudo evitar sonreír, sorprendido, para luego comenzar a reír. No era una risa de felicidad, específicamente hablando, más bien estaba nervioso, pero eso no fue un impedimiento para que Jimin le sonriera de vuelta.

No se esperó que con aquella adorable sonrisa de goma vendría acompañado un desmayo, no supo si por la impresión o por la falta de una cantidad razonable de oxígeno para un ser que pasa la mayor parte de su vida en la tierra, viviendo del aire.

-¡Ah, mierda! ¡Taehyung!

-¡Ah, no! ¡Ni lo pienses! ¡Me voy! -Gritó desde la distancia el pelirrojo, apenas molestándose en girar la cabeza hacia atrás para hablar mientras continuaba dando aletazos para llegar hasta su hogar.

-¡Taehyung! -Tuvo que sostener entre sus brazos el cuerpo del pelinegro, el cual se iba hundiendo en el agua al no tener un dueño consciente que lo manejara o permitiera que no siguiera descendiendo.

-¡Pero...! ¡Hyung! -Frenó de súbito en su tarea de alejarse, para luego iniciar un nuevo berrinche para nada convincente.

-¡Me estoy cansando de tus quejas sin sentido, sólo trae tus escamas aquí en este mismo momento! ¡Se va a hundir si lo suelto y quién sabe qué podría llegar a pasarle -el anteriormente mencionado rodó los ojos y se acercó rapido a su amigo-, así que ayúdame a sacarlo!

-¿Y cómo piensas hacer eso, rey?

-No tengo idea, ¡y si no me ayudas, menos la voy a tener!

-Debemos llevarlo con nosotros, no podemos hacer mucho más.

-No podemos, si se desmayó sólo porque respiró no quiero imaginar el infarto que tendrá cuando conozca a los peces, además va a necesitar aire, su cuerpo no está acostumbrado a esto. Mierda, qué desastre...

-¿Y qué tienes en mente?

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❛❛「 ̶e̶̶m̶̶ ̶̶o̶̶t̶̶ ̶̶k̶̶c̶̶a̶̶b̶̶ ̶̶e̶̶m̶̶o̶̶c̶ 」 ❜❜

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Para cuando Min abrió los ojos, el cielo estaba comenzando a oscurecer y las gaviotas no dejaban de cantar por allá a lo lejos. No tenía idea de dónde estaba, su cabeza dolía como nunca lo había hecho y sentía que un camión había pasado por encima suyo. ¿Qué demonios había sido eso? ¿Dónde estaba? ¿Por qué su cama era dura? ¿Por qué ahora respiraba aire fresco? ¿Por qué el agua se escuchaba tan cerca de sus oídos? Un momento... Respirar, agua...

-¡Mierda! -Enseguida se arrepintió de haberse levantado tan de golpe al recordarlo todo, exaltado. Su mundo se sacudió, y como consecuencia pudo sentir cómo su cerebro se zarandeaba de un lado a otro dentro de su cabeza, obligándolo a sostenersela con fuerza, incapaz de soportar el dolor- Ah... -Cuando el dolor cesó lo suficiente como para que pudiera soltarse la cabeza, estiró una mano hacia atrás y la apoyó sobre la superficie en la que estaba acostado para sostener su peso en lo que le echaba un ojo al lugar. Seguía en el muelle, esta vez arriba y muy lejos del final de él, muy lejos de volver a caer al agua- ¿Eh...?

El día estaba cayendo a sus alrededores, calculó que debían ser al rededor de las seis de la tarde. ¿Aquello quería decir que se había salvado? ¿No había llegado su hora durante aquel nubloso día? ¿O había sido un sueño, producto del impacto de su cabeza cuando, probablemente, cayó desmayado? Y los muchachos, las... Las criaturas, la que lo había atacado y la que lo había salvado... Y el respirar bajo el agua... ¿Había sido todo un sueño? ¿Sólo había caído desmayado en esas tablas de madera? ¿Habrá sido producto del sonido que escuchó, el cual paró de súbito una vez que creyó estar en el límite del muelle? ¿Realmente nunca llegó allí? ¿Realmente se desmayó antes? ¿Realmente se había desmayado?
Tantas preguntas y ninguna parecía tener una respuesta, o al menos no una que dejara lo suficientemente satisfecho al pelinegro.
No había duda de que Yoongi estaba malditamente asustado. Él sabía lo que había visto y lo que había vivido, joder, su cuerpo mismo había estado allí, no había mayor prueba que aquella, pero en vista de los hechos... Y la ciencia y la biología... Había una cierta cantidad de inconcordancia en relación a los hechos y la lógica.

Aquellos dilemas lo único que hacían era darle mayor dolor de cabeza.

-¡Yoongi! -Escuchó a lo lejos, muy lejos. Se sobresaltó, y sin duda se habría desmayado una vez más si aquella voz no hubiera venido desde sus espaldas, desde tierra firme. Hubiera sido el colmo escuchar su nombre desde las profundidades del océano, claramente se hubiera ido corriendo tan rápido como sus piernas lo hubieran permitido. De inmediato se dio la vuelta, y vio que sólo era su madre llamándolo desde la cima de la colina, con su mano sobre sus ojos para buscarlo- ¡Ven, te vas a conegelar! ¡Los abuelos hicieron chocolate caliente! -Volvió a gritar, arruinando el plan que, de súbito, había aparecido en su mente: revisar las tablas del fin del muelle. Si estaban rotas, estaba más que confirmado que aquello que había vivido había sido real, no existía forma razonable en la que hubiera podido salir de allí, al menos no por su propio pie. Sólo debía reunir un poco de coraje para acercarse allí nuevamente, pero su madre había mandado a volar su idea. Tal vez mañana- ¡Hijo!

-¡Sí, sí, ya voy! -De inmediato se levantó y se sacudió los pantalones, notándolos secos. Ya nada lo sorprendía, sólo quedaba revisar las benditas tablas mañana temprano, así que se dedicó a juntar sus cosas con rapidez y darle la espalda al horizonte marino de inmediato, alejándose del muelle a paso tembloroso y cruzando la playa casi corriendo para llegar hasta su madre- ¿Cómo estuvo el paseo? -Le preguntó una vez estuvieron frente a frente luego de recibir un pequeño sermón, para luego comenzar a caminar hacia la casa. Se le escapó un largo bostezo, y no pudo evitar frotarse un ojo con el dorso de su mano.

-Bien, bien, y creo que tú deberías tomar una ducha caliente e irte a dormir, cielo. ¿Pasaste frío? Estuvo fresco el día como para estar aquí, pensamos que te habrías ido a casa-. Suran pasó un brazo por la espalda de su hijo y frotó su hombro luego de acercarlo a su cuerpo para caminar juntos, pues no llegaba a abrazarlo por los hombros, justo detras del cuello. Su hijo estaba tan alto, le sacaba unos buenos pares de centímetros, después de todo.

-No, no, estoy bien, sólo que fue un día... Raro-. Él sabía que podía contarle todo a su madre, era su mejor amiga en el mundo, la amaba y confiaba en que ella entendería todo lo que tuviera para decirle, pero aquello... No. O al menos no hasta que estuviera seguro de todo. Pero claro, eso no lo pensó hasta que terminó de hablar y vio la cara de su madre. No tendría que haber hablado, o al menos no sin pensar dos veces antes de hacerlo.

-¿Raro? ¿Raro por qué? ¿Te pasó algo, Yoongi? -La mujer indagó de inmediato, con el ceño fruncido y una notoria mueca de preocupación.

Definitivamente no tendría que haber dicho nada.

-No, no, para nada, mamá, es... Es sólo... Es el... Esto, el... ¡El clima! Sí, eso, el clima, hay tanto viento aquí, pero no te preocupes mamá, me acostumbraré rápido, lo prometo, ¡tú lo has dicho! Necesito una ducha, nos vemos adentro, te quiero.

No supo ocultar su nerviosismo y comenzó a hablar rápido, pero se puso aún más nervioso al recordar que su madre podría adivinar sobre su condición con facilidad, como si leyera un libro, por lo que se apresuró en dejar un beso en su mejilla e irse corriendo hacia el interior de la casa, para saludar a sus abuelos y comenzar a charlar trivialmente con ellos en lo que Hyun le daba mucho material de conversación y Jeong se dedicaba a servir el chocolate que su esposo había preparado. Yoongi, disimuladamente, suspiró aliviado cuando su madre cruzó la puerta de entrada y no le dirigió ni una sola palabra por su repentino nerviosismo de unos minutos atrás, sólo se dedicó a seguir la charla de sus abuelos con una sonrisa en el rostro o beber de su taza.

❍ ──── · · ·

❛❛「 ignooy erbop im ho 」 ❜❜

· · · · · · · · · · ✧

-¿Crees que hicimos bien?

-Sí, Taetae. Es aquí donde pertenece, no podemos sólo llevarnoslo.

Ambos tritones observaban el panorama desde su hábitat natural, el océano, con medio cuerpo fuera del agua, dejando a la vista sólo sus hombros desnudos. Escondidos entre las rocas vieron al pelinegro despertar y enredarse en sus pensamientos, sacando sus conclusiones sobre lo que había pasado, cuestionando lo que consideraba real o no, para luego correr a los brazos de su preocupada madre.

Estaban exhaustos, lograr subir al pelinegro a aquella plataforma no había sido nada fácil. Luego de tomarlo de los brazos, uno de cada uno, lo subieron a la superficie dando fuertes aletazos, y se plantearon seriamente qué hacer con él cuando el aire azotó sus rostros. Habían intentado arrastrarlo hasta la arena de la playa, pero ninguno de los dos lograba acercarse mucho sin encallar en la corteza y quedar expuesto. Nuevamente el pelirrojo propuso llevarlo a su hogar con su gente, en lo más recóndito del océano, donde creyó que el pelinegro realmente pertenecía, lo cual dio pie a una nueva discusión con no sólo su rey sino tambien su mejor amigo de toda la vida, Jimin.
Más tarde, cuando comenzaron a quedarse sin opciones y la luz del día se les terminaba, no tuvieron otro remedio más que hacer una escena digna de una película de fantasía, uniedo sus fuerzas y creando así una enorme masa de agua para hacerla fluir en el aire a su antojo y así lograr subir con suavidad el cuerpo del pálido hasta la madera.

Cantaron victoria hasta que notaron el cuerpo del pálido teñirse de un blanco fúnebre, y hasta que Yoongi no volteó en su dirección no descubrieron los labios morados del pelinegro. Volvieron a maldecir como lo habían hecho toda la tarde, y fue cuestión de tiempo para que el cuerpo sobre la madera estuviera cálido gracias a Jimin, quien comenzó a secar el agua de su cuerpo con sólo posicionar la palma de la mano hacia su dirección. Pronto recuperó su tono natural y se encogió sobre sí mismo, involuntariamente acurrucándose para disfrutar más de su calor corporal, buscando que no se escapara y se mantuviera con él. El de cabellos rosados no pudo evitar sonreír enternecido, ni mucho menos elevarse en el aire siendo impulsado por la ahora pequeña corriente de agua que él mismo controlaba para que lo guiara hacia la superficie plana y así sentarse al lado del humano, sólo para acariciar su rostro y contemplarlo más de cerca.

Para eso y para ganarse más reclamos de Taehyung, por supuesto, quien comenzó a decirle lo imprudente e hipócrita que era al haberle reclamado por cazar tan cerca del territorio de los humanos cuando él mismo andaba mostrando su aleta y prácticamente sacudiéndola delante de sus rostros. No hizo más que rodar sus ojos y darle la razón, volviendo a zambullirse en el agua en un delicado clavado para esconderse con su amigo entre las rocas. Fue cuestión de minutos para que el muchacho con piernas comenzara a despertar, siendo meticulosamente observado por dos pares de ojos que ni siquiera sabía que tenía encima.

-¿Crees que vuelva? -Inquirió el moreno pelirrojo, viendo al humano subir la colina para encontrarse con una mujer más grande que él.

-Debe. Ni siquiera sabe si somos reales o si realmente cayó al agua, tal vez vuelva a indagar. Soy un estúpido, ni siquiera tendría que haberlo llamado, para empezar... Quizas hablando desde un comienzo hubiera sido mucho más fácil, y una menor pérdida de tiempo.

-Y yo no lo tendría que haber atacado, lo siento, sólo hice que estuviera más tiempo sin respirar. No lo sabía... Mis disculpas, mi rey-. Taehyung se mostró apenado frente a su amigo, volteando un poco su cuello en su dirección y haciendo una pequeña reverencia a modo de disculpa. Tal y como Jimin les había enseñado a todos.

-Tranquilo, Tae -Jimin paso su brazo sobre sus hombros, abrazándolo, y siendo prontamente correspondido por su amigo, quien pasó su brazo por su espalda-, sólo atrasaste lo inevitable. Se hubiera desmayado de cualquier manera-. Ambos rieron.

-Vamos a casa, ya es muy tarde y todavía debes conseguir algo de carne-. Propuso Taehyung, dando unas palmaditas en la húmeda piel de su espalda.

-Vámonos-. Y el rey accedió, hundiéndose en el agua nuevamente con el pelirrojo e iniciando así su viaje en busca de otros desafortunados humanos.

❍ ──── · · ·

❛❛「 pǝʌnǝlʌǝɯǝ a 」 ❜❜

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de verdad espero que les esté gustando, denme amor y cuidense mucho, si? :( ♡

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