🔥28🔥

Jimin había desayunado, había saciado el hambre que poseía. Sin embargo, su apetito por recolectar respuestas continuaba allí, intacto, puesto que no había tenido la suerte de toparse con Yoongi por ningún lado.

Una de las empleadas, poco después, le informó que el alfa se encontraba en su despacho, aparentemente, ocupado. Jimin no quiso entrometerse, por lo que decidió esperarlo en la habitación.

No creía que se tardaría mucho, pues aquella misma empleada le había mencionado también lo cansado que este se veía, como si no hubiese dormido nada y muriese por echarse a la cama. Así que el omega se imaginó que en cualquier segundo, guiado por el sueño, Yoongi atravesaría la puerta para intentar dormir.

Lo esperó por un largo y aburrido rato, pero nada. Sus ojos querían cerrarse del cansancio que habían adquirido. Estaba claro, terminaría durmiéndose si no hacía algo entretenido hasta que, al fin, su alfa llegara.

Y, visto que no tenía nada más que hacer, se dispuso a jugar con su cuerpo. Comenzó a tocarse sensualmente, permitiendo que sus propios dedos, atrevidos y vigorosos, se infiltraran por debajo de su ropa. Se desnudó de a poco, imaginándose de un modo tan vívido que se encontraba en compañía de Yoongi.

Recostó su espalda en la cama, cerró los ojos y gimió, echando su cabeza hacia atrás, excitándose con la imaginaria imagen de Yoongi desnudo sobre su cuerpo. Su mente, en aquel íntimo momento, solo podía ser capaz de pensar en el alfa, acomodado entre sus piernas abiertas, arrastrando su lengua por su cuello, mordisqueándole la sensible zona hasta dejársela marcada, luego bajando por su pecho y abdomen regalándolo de besos y mordidas. Lo imaginó succionando la piel de sus muslos internos, mientras le separaba más las piernas para poco después llevar su boca al humedecido agujero de su trasero.

Jimin gimió en voz alta cuando su propio dedo rozó su entrada. En su mente, aquel tacto había sido el de la insaciable lengua del alfa, la cual había empezado a lamerlo. Su dedo entró apenas un poco. Jimin jadeó, arqueándose, mordiéndose el labio inferior, sintiendo como las vibraciones de anticipación lo llenaban.

La habitación rebosaba de sus feromonas de excitación.

Su dedo entró por completo y empezó a moverlo en su interior, estimulándose. No tardó ingresar un segundo dedo, haciendo los movimientos un poco más profundos y acelerados. Dejó pasar a un tercero, intensificando el placer.

Sus dedos lo penetraban con fuerza, mas no era suficiente. Ni siquiera añadiendo el cuarto fue suficiente. No alcanzaba su punto más sensible, aquel que Yoongi siempre lograba empujar con su miembro, enloqueciéndolo, extasiándolo, llevándolo a la mismísima gloria.

Jimin no podía satisfacerse. Y aquel fue el duro golpe que lo bajó de su nube de ilusión. Gimoteó lastimeramente cuando, su mano cansada, ya no podía más. Quitó sus dedos, frustrado, haciendo un puchero con sus labios al sentirse tan urgido. Su cuerpo ansiaba más, suplicaba más.

Necesitaba a su alfa. Necesitaba tener sus apasionados besos, sus encantadores toques, sus placidas succiones. Necesitaba olfatear su potente aroma, oír sus gemidos mezclados con gruñidos. Necesitaba sentirlo dentro suyo.

Pensó que al alfa llegaría en el momento justo. Pero allí estaba, solo, desnudo, desilusionado, sexualmente frustrado.

Fue al baño a lavarse las manos. Al volver, rebuscó en su armario alguna prenda de lencería que no haya utilizado antes con Yoongi. Pensaba en irse a dormir, mas no se pondría su pijama. Se pondría solo unas de sus bragas.

Aseguraba que sería totalmente sexy que el alfa lo descubriera durmiendo en lencería. No, por supuesto que no se daría por vencido. Él quería tener sexo. Y no habría mejor manera de despertarse que teniendo al alfa entre sus piernas.

Sin embargo, su idea se fue al demonio al encontrarse con aquel dilatador anal con la adorable colita de animal. Alzó una ceja y sonrió de lado, pícaro.

★ ★ ★

Yoongi se quedó absorto. El asombro no caía de su rostro. Parpadeo seguidamente, comprobando que lo que sus ojos admiraban no era simple obra de su mente. O quizás, solo estaba alucinando. Porque no podía ser real.

Es decir, ¿acaso Jimin no le tenía miedo?, ¿no estaba completamente asustado de él? ¿Por qué ahora aparecía desnudo en su cama y con esa cosa en el trasero que había hecho que su miembro endureciera?

Su desconcertada mirada no lograba apartarse de la delicada y preciosa silueta del menor. Estaba maravillado. Su omega no hacía más que desbordar belleza y encanto. Yoongi permaneció quieto, embobado, adorando cada centímetro de su pálida piel.

Un cúmulo de sensaciones le recorrió el cuerpo entero, pero ya nada tenía que ver con el deseo. Los pensamientos depravados se marcharon, llevándose con ellos la excitación. No lo miraba como si ansiara follarlo, lo miraba con admiración, con ternura, con amor.

Anhelaba dejarle besitos en toda su piel, darle suaves caricias y envolverlo entre sus brazos por el resto de su vida para que ya nadie pudiese hacerle ningún tipo de daño.

Ante sus ojos, Jimin era como un costoso y extraño cuadro de pintura, no lo entendía por más vueltas que le diera, pero no dejaba de ser valioso y más que precioso. Jimin era arte puro. Y el arte no necesitaba ser comprendido, necesitaba ser sentido.

El omega se removió, algo adormilado, y el dilatador se salió de su entrada cayendo en la cama. Abrió los ojos despacio, estirándose. Una débil sonrisa se asomó en su somnoliento rostro al olfatear el singular aroma de su alfa.

Se incorporó perezosamente, para luego arrodillarse sobre las sábanas frente a Yoongi, dejando su trasero reposando entre sus tobillos. Se talló los ojos, luciendo tan tierno y adorable que Yoongi creyó no ser capaz de soportar tanta dulzura junta.

Los ojos del omega lo miraron sin siquiera rastros de miedo. No había gota de temor en su expresión adormecida, y aquella pequeña sonrisa solo le indicaba que estaba feliz de verlo. Jimin estiró sus brazos hacia él, abriendo y cerrando sus deditos, haciéndole entender del modo más aniñado posible que quería que se acercara y lo envolviera entre sus brazos.

Y así lo hizo Yoongi. Enternecido hasta la médula, el alfa se aproximó despacio hacia el bonito ser. Se subió en la cama, pasando sus brazos por los costados del menor, rozando la desnudez de su piel con suavidad, uniendo sus bocas en un delicado beso que Yoongi lo sintió como un verdadero sueño.

Lo besó, derramando todo aquel amor que guardaba en su interior, hasta que el omega se reencontró con las sábanas debajo de su espalda.

-¿Qué pasa contigo, Minie? -murmuró el castaño sobre los labios del otro, teniendo su cuerpo apegado al de este.

Yoongi lo miraba desde arriba, contemplando las hermosas facciones de su omega, cuyos ojos rebosaban de un especial brillo que, por primera vez, no anunciaban deseo.

-Lo siento, Yonnie-susurró el pelinegro sin despegar su mirada de los marrones orbes del alfa, mientras sus dedos se enredaban entre los mechones del mismo.

-Pero es que no te entiendo, bebé. Me confundes mucho, y no es la primera vez que lo haces... ¿Por qué tu actitud suele cambiar tan drásticamente de la noche a la mañana? ¿Tienes algún problema...? No lo sé, ¿eres bipolar o algo así?

-No -Jimin se carcajeó-. El único problema que tengo es el de ser un tonto que tarda en darse cuenta de las cosas cuando está equivocado. Yoongi, desde que te conocí vivo peleándome con mi omega por ver que es lo mejor. Siempre actúo por impulso, tomando erróneas decisiones, pero luego de pensarlo bien acabo cediendo ante mi omega, volviendo a ti otra vez. Y de verdad lo siento... Deberías odiar al destino por haberme seleccionado a mi como tu omega.

El alfa negó con la cabeza, sonriendo con algo de diversión.

-No lo odio, al contrario. Idiota o no, no te cambiaría por ningún otro, bebé -expresó con sinceridad, manteniendo aquella alegre sonrisa y lo besó con entusiasmo, demostrándole cuanto lo quería.

Pronto, los labios del alfa descendieron por la mandíbula del bonito omega de ojos marrones, llegando al instante a su cuello, apoderándose de aquella zona con sus besos. Y allí estaban, como de costumbre, las jodidas ansias que provenían de su alfa interior de marcar al omega, enlazándolos.

Respiró hondo, aprovechando para llenar su olfato del maravilloso aroma de su bebe, y se apartó con una pizca de frustración del cuello del otro.

-Entonces, teniendo en cuenta lo que te he dicho anoche, ¿no me detestas, ni me tienes miedo, ni nada? -quiso saber Yoongi cuando levantó la mirada hacia los ojos del rizado.

Jimin titubeó, sin embargo acabó contestando negativamente con un gesto de la cabeza.

-Nunca me harías daño, ¿verdad? Por más... p-por más enojado que estés...

-Nunca -aseguró con convicción el alfa, volviendo a unir sus labios una vez más-. Te has convertido en mi vida, ¿entiendes? En mi tesoro más preciado, aquel que ansío resguardar de todos para que nadie siquiera intente quitármelo o lastimarlo.

Un leve sonrojo asomó por las mejillas de Jimin, quien sonrió con cierta timidez. Yoongi amó verlo de aquella forma.

-¿Sabes? Te mentí. Si te detesto. Te detesto por ser tan malditamente cursi y hacer encender mis mejillas -reprochó el menor intentando suprimir su tonta sonrisa-. ¿Por qué mejor no me enciendes de otra manera, eh?

Yoongi soltó una ligera carcajada, al tiempo que abandonaba su sitio sobre el cuerpo desnudo de su chico. Sí, definitivamente, allí estaba el descarado e insolente Jimin que tanto conocía.

-Hablo en serio, antes de que llegaras estaba totalmente urgido y te necesitaba. Mis dedos son pésimos suplentes de tu pene, no llegan tan profundo y ¡fue tan frustrante! -exclamó el omega sin pudor, luego de haberse incorporado sobre la cama-. Así que, vamos, ponte en marcha.

El alfa rio nuevamente, imaginándose la escena que Jimin le había relatado.

-Ponte en marcha tú, bebé. Quiero verte con ese coso -dijo el aludido, para luego quitarse la camiseta y deshacerse de sus pantalones, quedándose en simples bóxers.

-Oh, uhm, ¡sí!... Deja que lo encuentre -mencionó, empezando a buscar el dilatador anal entre las sábanas.

Cuando lo encontró, se colocó de rodillas. Levantó el trasero y, mirando por encima de su hombro, con la ayuda de su otra mano, comenzó a meter en su entrada aquel juguete sexual con su atractiva colita larga. Lo hizo despacio, permitiendo que su cuerpo lo recibiera con calma.

Lo hundió por completo en su interior, dejando escapar un ineludible gemido de satisfacción al ya sentirlo dentro. Un gemido que, sin duda, había empezado a enloquecer a Yoongi.

El alfa lo había observado todo con atención, sin ánimos de perderse ni un segundo de aquel espectáculo. Sus pupilas se dilataron; su mirada oscureció de puro deseo. Se relamió los labios, removiéndose en su lugar, mientras veía como el omega se levantaba, posicionándose justo frente a la cama.

De espaldas a su único espectador, Jimin inició un lento y deleitable movimiento de cadera, asegurándose de apretar con sus paredes el dilatador para que este no se cayera. Su enorme colita de zorro se meneaba de un lado hacia otro sensualmente, siguiendo el ritmo establecido por sus caderas.

Una leve corriente de electricidad atravesó el cuerpo del alfa, quien se encontraba inundado del más puro sentimiento de lujuria. Mierda, cuánto lo deseaba. Su miembro endurecía, palpitándole con fuerza, rogándole con desespero algo de atención.

¿Acaso no había ido hasta allí para dormir? ¿Acaso no había estado totalmente cansado al punto de no resistir ni un segundo más despierto? ¿Qué era el sueño cuando tenía a su omega provocándolo sexualmente? Estaba claro que, después del excelente polvo que se mandarían, dormiría mínimo tres días abrazado al amor de su vida.

Jimin lo torturó un poco más, haciéndole soltar gruñidos de impaciencia. Hasta que en un momento dado, el dilatador cayó y Jimin volteó, sonriéndole coqueto. Se acercó a él con sutileza y elegancia, subiendo a la cama, trepándose a su cuerpo.

Apoyó sus nalgas en la entrepierna de Yoongi y, sosteniéndose de sus hombros, empezó a deslizarse desde adelante hacia atrás. La fricción que creaba entre su trasero y el endurecido pene del alfa volvía loco a Yoongi, quien ansiaba desesperadamente liberar su erección.

Y como si le leyera la mente, Jimin no tardó en quitarse de encima y en ayudarle a despojarse de aquel bóxer que tanto estorbaba. Finalmente, estando ambos en absoluta desnudez, se besaron pasionalmente, frotándose sin filtro entre sí.

Tras un instante, Yoongi tomó su palpitante miembro con una mano y se arrodilló en la cama. Con su respiración agitada, le ordenó a Jimin que se colocara de rodillas también y que, además, se acomodara de espaldas frente a él, dándole a entender la respectiva posición en la que pretendía que lo hicieran.

Jimin obedeció sin replicar. Se ubicó justo donde Yoongi le indicó, arrodillándose con sus piernas separadas. Recargó su espalda en el pecho del alfa, el cual no tardó en alinearse y adentrarse de repente en su interior. Inició un rápido ritmo de embestidas, cuyo movimiento llenaba a ambos de inigualable placer.

El castaño lo mantenía firme de las caderas, mientras hundía su nariz en el cuello del omega, escuchándolo gemir satisfactoriamente. Se enterraba en él con verdadera ansia, deseándolo con cada célula de su cuerpo.

-¡Aah!... Mierda, sí... ¡Ah, Yonnieee!... Joder, eres-¡aah!... -gemía Jimin fuera de sí, totalmente entregado al regocijo en el que se encontraba sumergido su ser.

Su cabeza se echaba hacia atrás, apoyándose sobre el hombro de Yoongi, aquel alfa que lo había guiado directo hacia el paraíso.

El miembro de este empujaba con ferocidad, dándole en su punto sensible en cada estocada. El placer lo extasiaba. Jimin sabía que no duraría mucho más, sabía que su orgasmo venía volando hacia él.

Yoongi gruñía contra su cuello mientras lo penetraba con fuerza, sin cesar con aquel tan excitante ritmo acelerado. Las paredes de omega lo aprisionaron, enloqueciéndolo aún más de placer. Jimin había alcanzado el glorioso clímax. Pero él no, por lo que siguió con aquellas brutas embestidas, ignorando las capas de sudor que se presentaban por la ardiente situación.

La habitación reinada por el potente aroma de ambos seres excitados era acompañada de descontrolados gemidos, jadeantes respiraciones y un mar repleto de placenteras sensaciones.

El orgasmo de Yoongi estalló tan plácida y deleitosamente que lo llevó a ver las constelaciones completas por un efímero instante. Se derramó totalmente en su omega, a quien ya se encontraba anudando.

Con las energías agotadas y el tremendo cansancio casi palpable, Yoongi los acomodó a ambos sobre la cama con extremo cuidado. Jimin se quejó inevitablemente, pero acabó relajándose cuando quedaron acostados de lado entre las desprolijas sábanas.

El alfa lo abrazó por detrás, uniendo sus piernas con las suyas. Un suspiro cayó de entre sus labios al percibir la absoluta calma. Jimin sonrió, emanando su total felicidad por los poros. En aquel momento se sintió tan completo, tan vivo, tan pleno.

Hacer cucharita con su alfa mientras se hallaban unidos por el nudo era una de las mejores cosas de la vida. Una que no compartiría con ningún otro.

Todo era calma y ronroneos. El alfa por fin se estaba durmiendo, pero entonces...

-¿Yonnie?

-Mhm.

-¿Por qué quieren asesinarte?

-Vendetta -respondió vagamente con sus pesados parpados casi cerrados.

-¿Qué?

-Venganza.

-¿De que?

Yoongi inhaló profundo, rozando con su nariz los lacios de su bonito bebé.

-Después te cuento, ahora quiero dormir -repuso en un murmuro.

-¿No me lo puedes decir rapidito? Es que desde muy temprano estoy con esa duda y no podré dormir hasta no saciar mi bendita curiosidad.

-Oh, bebé, ¿no puedes aguantar un poco más?

-No, no puedo. Por favor, amor.

Los ojos de Yoongi se abrieron de repente. Amor. Una enorme y tonta sonrisa se estampó en su rostro con rapidez.

-Si tú me detestas por ser tan cursi, yo te detesto por saber cómo manipularme -mencionó el susodicho, aún sonriendo, sin poder creer su tan notable debilidad.

-Estamos a mano, entonces -el omega sonrió, volteando su cabeza hacia atrás con el fin de mirarlo de frente. Yoongi aprovecho aquello para besarlo-. Vamos, dime y te dejaré dormir todo lo que desees.

-Bien -suspiró, notando que el nudo empezaba a deshincharse. Yoongi salió del interior del menor, viendo como Jimin se removía, acomodándose mejor contra su cuerpo, quizá, preparándose para el relato. Yoongi también se acomodó-. Las mafias de Italia son varias, unas más antiguas y poderosas que otras, pero al fin y al cabo socias entre sí. Se conectan, procurando ayudarse mutuamente. Mi padre es el jefe de una de ellas: 'Ndrangheta. Por lo que, al ser su único hijo alfa, yo poseía un cargo verdaderamente importante allí. Iba a ser el próximo jefe de aquella mafia. Sin embargo, por lealtad a mis valores, lo traicioné. Me cambié de bando; me cambié al bando de mi madre. Desde entonces, las dos familias están enfrentadas. 'Ndrangheta rompió su conexión con la Sacra Corona Unita, declarándole la guerra. Pero claro que solo me quieren a mí.

Jimin acabó realmente impresionado.

-Mierda, no creí que sería tan... intenso -comentó el aludido, pasmado-. A ver si entendí, ¿tu padre quiere asesinarte porque te marchaste de su bando uniéndote a otros, lo cual ocasionó una guerra entre ambos bandos solo por ti?

-Eh, sí.

-¿Cómo es que te aceptaron en el otro bando? Es decir, ¿ellos sabían de tu padre y los riesgos que correrían? Y espera, ¿Por qué lo traicionaste?

-Me aceptaron justamente porque conocen como es mi padre. Es un alfa tan hijo de puta, tan malvado e inescrupuloso, que jamás tuvo respeto ni por su propia familia. Me da tanta vergüenza llevar su sangre -los músculos de Yoongi se tensaron por la inevitable rabia que experimentó al recordar a su progenitor-. Desde muy pequeño mi nonno me enseño todos los valores que tiene que poseer un ejemplar hombre italiano. Entre ellos, el respeto hacia la familia. Para nosotros, la familia es lo primero, es lo más importante, lo que no se debe traicionar jamás. Mi padre nunca nos respetó. A mamá la molía a golpes a diario sin importarle que mis hermanas y yo estuviésemos presente. A mis hermanas también las golpeaba, a veces, y por defenderlas también me golpeaba a mí.

Feromonas de enojo ya se desprendían del alfa al traer al presente todos aquellos recuerdos que le martillaban el alma.

-En esos tiempos yo ni siquiera había tenido mi presentación, y él ya me odiaba porque pensaba que sería un omega por mi contextura, me despreciaba y aborrecía. Pero acabé siendo un alfa, y solo entonces él me adoró y me tuvo el respeto que siempre merecí. Creí que las cosas mejorarían, pero todo se fue más a la mierda cuando a él se le ocurrió volver a armar su imperio en Italia, pues la crisis allí había cesado. Así que regresamos, pero no todos. Mamá, mis hermanas, ellas se quedaron. Papá las había vendido a diferentes socios italianos. ¡Las vendió! ¡Vendió a parte de su familia! ¡Joder, como lo odié!

El pecho del alfa vibró por el inminente gruñido. Jimin se removió, sensibilizado, percibiendo a la perfección el dolor de su alfa. Se movió hacia un costado al percatarse de que Yoongi pretendía levantarse.

-Necesito un trago -anunció seriamente, abandonando la cama. Caminó con seguridad hasta alcanzar una mesita en un rincón, la cual poseía varias botellas transparentes de licor.

Jimin lo observó con su semblante decaído de tristeza por lo que acababa de escuchar.

-La mayoría de alfas son una mierda -masculló, hundiéndose en el enfado-. Aguarda... ¿tú no me habías presentado a tu madre y a tu familia antes? -preguntó confundido, viendo como el castaño se tomaba de un solo trago el licor que se acababa de servir.

Yoongi movió la cabeza en modo afirmativo, sintiendo el tan conocido ardor en su garganta. Dejó aquel vacío vaso en su sitio, para luego regresar a la cama junto al omega.

-Déjame terminar de explicarte y entenderás -dijo, tras meterse debajo de la sábana, mas no se acostó del todo. Su espalda quedó recargada en la pila de almohadas que habitaban la cama.

El omega se limitó a asentir, sentándose a un costado de Yoongi. Lo miró con atención y mucha curiosidad, aguardando pacientemente a que continuase hablando.

-Pase toda mi adolescencia en Italia, fingiendo seguir los pasos de mi padre. Hasta que me fui a la universidad. Regresé a Seúl con aquella excusa para encontrar a mi madre. No me costó demasiado, tenía mis contactos. Y no sabes la felicidad que sentí al enterarme que ella había reconstruido su vida con aquel socio al cual mi padre la había arrojado. Ese alfa era la viva imagen de aquel ejemplar hombre italiano del cual mi abuelo me hablo. Además, no solo se había encargado de darle a mi madre el amor que se merecía, sino que, por pedido de ella, buscó a mis hermanas. Llevó a esas indefensas criaturas devuelta con su madre. ¡Ese era el ejemplo que yo quería seguir!

Suspiró, dándose una pausa para buscar en la mesita de noche su paquete de cigarrillos. Tomó uno y lo encendió.

Jimin no objetó nada al respecto. Si bien le había dicho en repetidas ocasiones que no quería que fumase frente a él, esta vez se lo dejó pasar. Sabía que realmente lo necesitaba.

Aparte, el omega estaba demasiado sensibilizado. Sus ojos acuosos, sus labios temblorosos, su corazón encogido. No quería decir nada, su voz saldría quebrada. Sabía que se largaría a llorar en cualquier momento.

-Idolatraba tanto al nuevo alfa de mi madre que ansiaba ser uno más de sus hijos. Porque, bueno, él también tenía sus propios hijos de su pasado matrimonio. Era viudo. El caso es que entre todos formaban una tan bonita familia, una familia a la cual anhelaba pertenecer -contó, y le dio una calada al cigarrillo entre sus dedos-. Con el paso de los años, mis estudios terminaron. Debía volver a Italia a trabajar con mi repudiable padre. Pero me quedé -volvió a colocar el cigarro entre sus labios, dándole otra calada. Expulsó el humo hacia el lado contrario del omega-. Habiéndome ganado la completa confianza de Don Leko Martini, el alfa de mi madre y ahora un jefe más de la mafia europea, me bautizó como miembro de la familia e hice mi juramente para formar parte de la Sacra Corona Unita, dejando atrás mi futuro como jefe de 'Ndrangheta.

Tiró las cenizas en un cenicero que yacía en la mesita de noche.

-Y esa es la razón completa por la que quieren acabar conmigo -concluyó-. Soy "el traidor".

De pronto, el omega lo abrazó por la cintura, apegando ambos cuerpos mimosamente.

-Mierda, Yoongi, me enorgullece saber que me ha tocado un alfa tan grandioso como tú -musitó Jimin contra su pecho-. Eres todo un hombre, Yonnie.

El mayor sonrió, complacido, rodeando al perfecto ser entre sus brazos. Jimin le dejó un beso en el pecho, y luego se posicionó sobre su regazo, poniendo una pierna a cada lado de la cintura de Yoongi. Entonces, le besó en los labios con deseo.

Y así estuvieron, amándose, acariciándose, besándose, hasta que Jimin sintió que algo andaba mal.

Su estómago empezó a revolverse. Se apartó de golpe de los labios del alfa, quien lo miró confundido por su repentino cambio de comportamiento. De pronto, Jimin saltó de encima del cuerpo del alfa, corriendo desesperadamente hacia el baño al tener inesperadas arcadas.

❤❤❤

Estoy nerviosa jajaj

¿Qué creen que pase?
😅

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