🔥21🔥
-Has sido un chico demasiado malo, Jaemin. Demasiado -mencionó Yoongi con el típico tono de voz medio ronco y seductor, pero a la vez suave y estimulante, que solía utilizar con sus sumisos. Entretanto caminaba lentamente rodeando aquel grueso asiento al que se hallaba atado con firmeza el omega de cabello negro-. ¿Crees que mereces tenerme luego de lo mal que te has portado?
La noche por fin había caído. Yoongi había esperado con ansias durante todo el día a que llegase aquel momento en el que pondría en marcha su más anhelado castigo antes de deshacerse por completo del bastardo que había intentado lastimar a su omega.
-Dime, ¿te lo mereces? -gruñó tironeándole del cabello con fuerza para que este levantara la cabeza y lo mirara.
Sus ojos estaban llorosos, sus labios resecos, su semblante decaído. Había dolor en su mirada oscura, dolor escoltado por el temor.
-Lo siento, daddy -musitó el menor, entristecido, bajando de nuevo la mirada cuando este le soltó.
Yoongi chasqueó su lengua tres veces en signo de desaprobación.
-Daddy no te perdonará. ¿Y sabes qué sucede cuando te portas así de mal?, ¿sabes qué sucede cuando me desobedeces e intentas atentar con la vida de mi omega?
-Yo soy tu omega -replicó bajito.
-¡No! -exclamó de inmediato molesto-. Tú sólo eras con quien me descargaba por la falta que él me hacía.
Un par de lágrimas bordearon sus mejillas.
-¿Quieres decirme en qué mierda pensabas?, ¿acaso creías que lo nuestro llegaría a algo más que sólo la simple relación de sumiso-dominante? Yo te lo he dejado muy en claro desde el primer día, joder, nada de involucraciones sentimentales, ni de las demás mierdas. ¿Por qué has hecho todo eso? ¿Por qué, si sabías muy bien cómo funciona esto?
-Es que... tú me salvaste y... yo p-pensé que t-te importaba...
La voz del menor sonaba gastada, entrecortada, rota. Sollozó un poco, sin animarse a elevar la mirada.
-Oh, que iluso eres... Déjame decirte que te equivocas. No lo he hecho por ti. Lo hice para demostrarles a esos tipos que yo siempre me salgo con la mía -aclaró Yoongi sin poseer pizca de compasión.
Jaemin sorbió los mocos fuertemente, deseando poder liberar sus manos de aquellas cuerdas que lo mantenían atado tan solo para encajarle una ruidosa cachetada. Levantó su cabeza, entregándole una mirada de odio.
-No te saliste con la tuya cuando él te abandono -contra-atacó totalmente despechado. Sí, Jaemin lo sabía. Lo sabía gracias a que en la cocina se repartían todos los chismes de la casa entre las sirvientas-. Y de seguro volverá a hacerlo en cuanto obtenga lo que quiera, porque, vamos, si no fuera por tu dinero, ¿quién querría quedarse contigo?
Y le había dado justo en su punto débil. A Yoongi le dolió demasiado. Sus palabras fueron como una bala atravesando su pecho, desgarrando su corazón. Y lo peor de todo: era verdad. La rabia que experimentó no se comparó con nada, teniendo que realizar un esfuerzo sobrehumano para no darle un violento golpe.
Aunque muriese de ganas de hacerlo, no iba a rebajarse a lo que era su verdadero padre: un violento y desgraciado golpeador de omegas. No iba a ser como él, en lo absoluto. No había huido de su propia familia de 'Ndrangheta, ganándoselos como enemigos, para convertirse en el mismo imbécil de su padre, que ni siquiera podía llamarlo como tal.
Por lo tanto, se ahorró los golpes, y en un total estado de enfurecimiento, amordazó a Jaemin sin gota de suavidad o amabilidad.
-Ahora verás todo lo que te espera -masculló, casi escupiéndole en la cara-. Empezando por lo siguiente... Ponte cómodo que en breve iniciaremos... Oh, y disfrútalo -le susurró cerca del oído-... o por lo menos yo lo haré y mucho.
Dicho eso, se apartó, dando una última verificación de que los nudos de las cuerdas fuesen lo suficientemente resistente para mantenerlo un buen tiempo allí sujeto. Una vez hecho, abandonó su habitación, encaminándose a otra cercana en donde se encontraba su omega alistándose.
Las palabras de Jaemin quedaron retumbando en su cabeza, mortificándolo. Lo odiaba, y odiaba que fuera tan cierto. Aquello generó que su autoestima disminuyera, tornándose inseguro consigo mismo. Claro que era todo por el jodido dinero, claro que ningún omega querría permanecer con él sin algo a cambio.
¿Y por qué recién ahora se le estrujaba el corazón por ese motivo cuando desde siempre lo había sabido? Por supuesto, porque nunca había deseado que un omega se quedara con él por cuenta propia. Y todo se remontaba a Jimin.
De no ser porque necesitaba plata, ni siquiera habría vuelto con él. Sin embargo, ahora que lo tenía en sus manos, no permitiría que otra vez se le escapara. Lo enamoraría, sí. Después de todo él era su alfa. Aseguraba que en algún momento Jimin lo sentiría en el pecho tal como él, y sólo entonces el omega descubriría que ya no habría manera de que pudiesen separarse.
Ingresó a la habitación sin pedir permiso, topándose al instante con un Jimin metido dentro de una nívea bata, sentado frente a un enorme tocador de maquillaje que poseía aquella alcoba. El pelinegro cantaba animadamente una canción que reproducía su celular, mientras se pintaba las uñas.
-Oh, bebé, has tenido todo el día, ¿y recién ahora se te da por... pintártelas? -reprochó cuando ya se hubo acercado al aludido-. ¿Cuánto tardará eso? Quiero que empecemos, ahora, ya. No puedo esperar más.
-Qué ansioso eres -Jimin rio, bajándole el volumen a la música-. Y, oh, disculpa, lo que pasa es que se me fue el tiempo pensando en qué diablos ponerme, qué canción elegir, idear más o menos la coreo, tenía que comprobar que el atuendo elegido combinara con la canción, ¿te crees que es fácil ser yo?
El omega suspiró con dramatismo, dando su mejor actuación de indignación. Luego levantó la vista de sus uñas a medio pintar y observó a Yoongi a través del espejo, regalándole una expresión llena de diversión.
-Es mi color favorito, ¿te gusta? -preguntó, volteándose para verlo de frente, enseñándole sus manos, manteniendo la sonrisa más deslumbradora posible con hoyuelos incluidos.
Yoongi le devolvió la sonrisa, totalmente encantado con todo aquello que tuviera que ver con Jimin, su precioso bebé.
Lo tomó de la cintura por encima de aquella bata, atrayéndolo a su cuerpo y estampó sus labios contra los del otro. Jimin acomodó sus brazos alrededor del cuello del alfa, procurando que sus manos quedaran libres en el aire, con el fin de que el esmalte fresco no se arruinara, y le devolvió el beso, sonriendo en medio de este.
Jimin estaba tan feliz, tan radiante, que de sus poros ya florecía aquel aroma de la total alegría. No sabía, ni entendía, por qué estar cerca de aquel alfa le generaba aquella incomparable felicidad. Pero no le importaba. Él lo disfrutaría mientras durara.
Ladeó su cabeza, estremeciéndose, cuando los labios de Yoongi descendieron por su cuello, llenándole de besos, succionando aquellas mismas partes en las que ya había dejado marquitas amoratadas la noche anterior.
-Yoongi, detente -le dijo Jimin, soltando una leve risa-. Te recuerdo que la acción es en la otra habitación.
El alfa emitió un sonido ronco, sin apartar la boca de la erizada piel del menor. Lo apretó más contra su cuerpo en una clara demostración de que no pensaba detenerse.
-No jodas, ¿ya te has excitado? ¡Ni siquiera he hecho nada! -protestó, carcajeándose mientras trataba de zafarse de su agarre-. Si eras más paciente, podrías haberte excitado teniéndome a mi bailándote en lencería, pero lo haces teniéndome en bata, ¿qué clase de alfa eres?
-Uno que no puede resistirse a tus magníficos encantos aun estando con una ordinaria bata -murmuró el castaño, luego de apoderarse de cada centímetro de su cuello-. Una bata que será mejor quitarla... -dicho eso le desnudo los hombros, anhelando que la misma terminará en el suelo.
-Oh, no, claro que no -se negó el omega, apartándose con brusquedad, mientras se acomodaba la bata con especial cuidado por miedo a que su manicura se arruinara-. No echarás a perder todo mi esfuerzo por tu inentendible calentura.
-Ugh, de acuerdo -mencionó Yoongi, derrotado, tratando de despejar su mente.
-Mejor así. Escúchame... -dijo, volviéndose hacia el tocador, tomando de allí con delicadeza el CD poseedor de aquellas provocativas canciones-... ¿Has conseguido el equipo de música? Es la número cinco -informó, entregándole dicho objeto, asegurándose de que sus uñas continuasen intactas-. Acuérdate también de la iluminación, debe estar tenue, ya sabes, así todo es mejor.
El alfa enarcó una ceja al recibir el CD, mirándolo con cierta interrogación. Abrió su saco, quitando de un bolsillo interno un pequeño control, dándoselo al menor.
-¿Tú has trabajado en algo relacionado con todo esto?
Jimin colocó de prisa la mano sobre su pecho, a la altura de su corazón, cortando con dramatismo su aliento.
-¿Me estás diciendo puta de cabaré? -exclamó él como si en verdad estuviese indignado. Yoongi abrió la boca para disculparse de inmediato, pero un guiño de su parte le hizo entender que sólo estaba jugando. A Jimin no le ofendía-. No, en realidad no. Nunca he querido venderme, ni meterme en esas cosas turbias. Yo no soy quién para que babosos me escojan para hacer de mi cuerpo lo que les antoje. No, no, conmigo es al revés. Yo los elijo y hago con ellos lo que quiera... claro que sin dinero de por medio. Todo lo hago por simple diversión. Por eso no quería quedarme. No sólo por mi rebeldía, sabes. Aquí estaba siendo todo lo que yo nunca quise: un vendido -suspiró con aires de tristeza-. Pero he vuelto, y ahora es lo que soy.
-No, no tiene por qué ser así. Todo lo que yo te de tómalo como un regalo, no como una forma de pago.
El omega rio con amargura.
-Regalos a cambio de sexo, es lo mismo.
-Oh, Jimin... -Yoongi respiro hondo, luciendo algo frustrado-. No tenemos que acostarnos si no te gusta así. Yo... yo no te quiero solo para sexo, ¿entiendes? Con tu presencia me basta.
Él volvió a reír, esta vez con cierto ápice de diversión.
-Acabo de comprobar que, efectivamente, estás mal de la cabeza. De veras que no dejas de sorprenderme, y a ver... ¿para qué otra cosa me querrías? -preguntó incrédulo-. De igual modo, ese no es el punto. Yo sí quiero tener sexo, lo adoro y más contigo, lo que no me gusta es que me pagues o me llenes de tus lujos por eso... Preferiría mil veces que esto sólo fuese por diversión, no por dinero.
-Eso... ¿eso quiere decir que si tú no necesitaras el dinero aun así estarías conmigo... sin pretender nada a cambio?
Jimin hizo saber su respuesta con un débil asentimiento de cabeza. Sí, no había nada que pensar. De haber sabido que regresar a su lado le devolvería parte de su perdida felicidad, aunque no hubiese tenido la obligación de hacerlo por dinero, habría vuelto con él hacía rato.
Aquella respuesta provocó que la ilusión renaciera en el alfa, dándole pequeñas chispas de esperanzas. La alegría no tardó en asomarse en su rostro, tornándose una genuina sonrisa en la comisura de sus labios.
-El dinero irá destinado a tu madre. En teoría, a ti no te estaría pagando nada, Jimin.
En teoría sí, le estaría pagando a él por su embarazo. Pero eso no podría saberlo.
-Tus intentos de hacerme sentir mejor funcionarían un poco más si no fuera porque sé que la razón de que le pagues soy yo -dijo manteniéndose al margen de su mentira-. Pero no importa, no sigamos hablando de esto... Ya estoy resignado, no te preocupes por mí.
De pronto, un inesperado vuelco en su estómago hizo que su rostro se contrajera en una mueca de dolor. Una de sus manos viajó hasta su vientre por mero reflejo, percibiendo un desagradable revuelto en su interior.
-¿Qué sucede?, ¿estás bien?, ¿te duele?
Jimin respiró profundo, tratando de relajarse, sintiendo la manera en cómo aquel dolor disminuía dejando solo una molestia resentida.
-Sí, estoy bien, no pasa nada -comunicó intentando lucir lo más sereno posible.
-Si algo va mal, dime, cancelamos todo y dejo que descanses.
-No, no, de verdad estoy bien. No ha sido nada.
¿Ya tan pronto tenía jodidas nauseas? No lo podía creer. Ni siquiera recordaba cuantas semanas llevaba, ¿tres, cuatro o cinco...? No sabía con certeza. Sin embargo, de lo que sí estaba seguro era de que no permitiría que aquella pasajera molestia le arruinara la noche. No, por supuesto que no.
-¿Seguro?
-Sí, sí. Tú ve a encargarte de la música y eso, que enseguida iré.
-Bueno, después quiero seguir hablando de...
-No hay nada de qué hablar, Yoongi. En serio, no te preocupes -repuso, otorgándole una leve sonrisa compasiva-. Ve, espérame allí, en cinco voy. Y no estés tan tenso, relájate.
★ ★ ★
Nasty Naughty Boy de Christina Aguilera resultó ser la canción por la que Jimin se decidió. Pues, en su opinión, aquella era una de las mejores para desarrollar un perfecto baile bañado de erotismo. La excitante melodía, combinada con la sucia letra iba totalmente a juego con la situación, y ni hablar con su atuendo.
Jimin entró en la habitación del alfa convertido en un salvaje y atrevido ser, con la seguridad anclada en su mirada. Todo estaba tal cual lo esperaba. La luz sutilmente disminuida hacía de la atmosfera un lugar más sugerente y cautivador. Débiles halos de humo flotaban en al aire. Un cigarrillo recién acababa de ser apagado. De su lado divisó al omega atado en uno de los extremos, mas no le dio importancia. Fingiría que no estaba.
El alfa se encontraba sentado en el borde de la cama, bebiendo un trago de whisky de aquel vaso que sostenía su mano derecha, ansioso de que todo empezara. El pelinegro no se hizo de rogar, buscando de inmediato con la mirada el equipo de música para apuntarle con el control y presionar play.
Apenas comenzó la introducción, tiró el control por allí, y se deshizo de la bata que llevaba puesta. Una nívea camisa era lo único que vestía por encima de la oscura lencería. Una camisa perteneciente del alfa, la cual había hurtado durante la tarde. Una camisa que, esperaba, Yoongi pudiera reconocer.
Le dirigió una sonrisa traviesa, mientras le daba inicio a su extravagante función. Empezó el erótico baile con un lento movimiento de hombros, haciendo leves círculos en reversa, siguiendo el calmado y seductor ritmo de la singular canción, cantada con demasía lascivia. Su cadera acompañaba, desplazándose de un lado hacia el otro lentamente.
Sus irresistibles labios color sandia se movían despacio, articulando aquellas palabras bordeadas de erotismo que llevaba la letra de la burda canción que sonaba a través del estéreo. Sus dedos jugueteaban con los botones de la camisa, desabrochándola de a poco. Permitiendo que la piel de su pecho se asomara por entre la blanquecina tela.
Cuando hubo acabado con el último botón, se dispuso a danzar con los extremos de la camisa sujeta entre sus manos, jugando con la misma, deslizándola por entre sus hombros con sensualidad, hasta que quedase estancada en la zona de sus codos.
Con la elegancia envuelta entre su cuerpo, se encamino hacia el sitio en el que se encontraba Yoongi, admirándolo con deseo. Jimin se mordió el labio inferior, al tiempo que se tomaba el atrevimiento de sentarse sobre su regazo, restregándose contra su entrepierna, dándole un ardiente beso atiborrado de pasión.
Pero no perduró mucho tiempo allí. El baile recién había comenzado. Por lo que se levantó, dejando a Yoongi con ganas de más y se dirigió a su antiguo puesto, donde reiteró su erótica danza. La camisa terminó siendo despojada al cabo de cortos segundos, siendo arrojada lejos de allí.
La oscura lencería quedo al total descubierto y, mientras Jimin pasaba sus manos por su pecho, tocándose así mismo, sus caderas se meneaban sin filtro, completamente guiadas por la caliente melodía. Poco después, se puso de espaldas, agachándose con exquisita lentitud hasta el suelo, para luego subir con el mismo nivel de sensualidad, procurando sacar a relucir todo su trasero, convirtiéndose este en el nuevo protagonista.
Sus brazos se alzaron por encima de su cabeza, flexionándose hasta tener las manos sobre su cabello. Su cintura no cesaba con aquellos atractivos deslices que provocaban un enorme estallido de excitación en el alfa. Sus dedos descendieron por sus laterales, hasta alcanzar el borde de su excéntrica ropa interior. Jugueteó con la pieza de encaje, bajándola despacio, liberando sus redondeados glúteos que Yoongi tanto deseaba nalguear.
La oscura tela se deslizó hasta sus tobillos, y Jimin la hizo a un lado, prosiguiendo con sus repetitivos pasos de bailes que derrochaban puro erotismo. El único sector de su cuerpo que aún conservaba prendas eran sus piernas, cuya piel aún era cubierta por la translucida tela negra de aquellas cautivadoras medias que alcanzaban hasta arriba de las rodillas.
La idea de quitárselas no cruzó por su mente, por lo que continuó bailando sin reparar en ellas. Acunó ambas manos en cada una de sus nalgas, apretándolas, separándolas, haciendo de aquella acción una completa tortura para el alfa, el cual moría por tocarlo, sentirlo, follarlo. Su palpitante erección dolía estando atrapada bajo su ropa, desesperada por salir y adentrarse de lleno entre las nalgas de Jimin.
El omega se volteó, echándole una mirada coqueta y, con elegancia y sutileza, se dirigió nuevamente hacia donde se encontraba Yoongi, plantándose frente a él. De inmediato, recibió una exquisita tanda de besos de parte del mayor. Le besó parte del abdomen y la cintura, mientras sus manos lo acariciaban por doquier.
Tras un momento, Jimin volvió a acomodarse en el regazo de Yoongi, dejándose manosear por este, sintiendo perfectamente un miembro duro debajo suyo. Atraparon sus labios en un brutal beso, incentivando la fogosa llama de pasión. El pelinegro empezó a desvestirlo, iniciando por el saco. Más tarde por la camisa, y solo cuando fue hora del pantalón se apartó de su boca y se bajó del regazo, arrodillándose en el suelo frente a la cama, metido entre las dos piernas del alfa.
Le desabrochó el cinturón, luego el pantalón y, con una ligera ayuda de Yoongi, se deshizo por fin de aquella prenda. Jimin se apegó aún más a la cama, acercando su rostro a la entrepierna del mayor. Recargó las manos en los muslos del susodicho y su lengua pasó, por encima de la grisácea ropa interior, sobre la distinguida erección que ansiaba meter en su boca.
Sus dedos subieron hasta alcanzar el elástico de aquel bóxer, y lo bajó despacio, mirando con entusiasmo el modo en el que de pronto saltaba frente a su cara el cautivador miembro de Yoongi. Con una mano lo estimuló al instante, ganándose un ronco gemido que era la gloria eterna para sus oídos. Lo sostuvo desde la base y lo embutió dentro de su boca, saboreándolo, succionándolo, bordeándolo con su lengua. Pronto lo sacó, volviéndolo a sumergir dentro de su cavidad bucal, repitiendo la acción varias veces más.
Luego, con ayuda del alfa, se trepó hasta quedar encima de él. Se posicionó con las piernas abiertas, manteniendo las rodillas a cada lado de los muslos de Yoongi, quien continuaba sentado casi en el borde de la cama. Uno de los brazos del recién mencionado rodeó la cintura del omega, teniéndolo firme contra su cuerpo, mientras que con la mano disponible se alineaba en la empapada entrada del pelinegro.
Jimin se sostuvo de los hombros del castaño, soltando un sonoro gemido cuando su trasero bajó de golpe, recibiendo una colosal visita, la cual impactó de lleno en su interior. El omega comenzó a depositar pequeños besitos en el hombro de su compañero, al preciso momento en el que elevaba su trasero y volvía a bajarlo con la misma intensidad, escapándose de entre sus labios un nuevo gemido rebosado de placer.
Sin embargo, durante la tercer propia embestida, Jimin supo que algo no iba del todo bien. De pronto, se había descubierto a sí mismo sintiéndose medio débil y algo aturdido. No se alarmó, pero le susurro a Yoongi que cambiaran de posición. Quizás con su espalda sobre la cama su estado se normalizaría, pensó.
Solo entonces, Yoongi tomó el control de la situación. Colocó al omega contra las frazadas, abriéndose paso entre sus piernas separadas hasta encontrarse de rodillas frente a su entrepierna. Sus manos sujetaron con firmeza las caderas de él y, sin esperar más, lo penetró profundo y veloz, iniciando un brusco y acelerado ritmo de embestidas que llevó al menor a gemir descontroladamente su nombre, en un estado de completa satisfacción.
Tal y como pensó, aquel sentimiento de aturdes se fue disipando una vez que se encontró más relajado sobre la cama, por lo que se permitió disfrutar en lo absoluto de aquel excitante momento.
Su espalda se arqueó, mientras un incontrolable gemido se le escapó. Sus dedos apretaron con fuerza la frazada, buscando una forma de poder contener la explosión de sensaciones que experimentaba al tener al alfa empujando contra su interior con tanta agresividad. Que, de cierta forma, le excitaba aún más.
El rostro de Jimin se contraía de puro placer, cerrando sus ojos, abriendo su boca en una grande O, regocijándose, entregándose por completo a la lujuria.
Back in Black de AC/DC sonando de fondo complementaba totalmente la ocasión. Toda la elegancia y delicadeza que brindaba la antigua canción se había ido bien a la mierda desde que empezó la tonalidad rocanrolera de aquella banda. Y Jimin no pudo estar más satisfecho con eso, riéndose en medio del sexo, cuando Yoongi bajo la velocidad de sus estocadas, tratando de recuperar algo de aliento y energía para seguir.
Todo marchaba de maravilla. Hasta que, en un momento dado, el pelinegro volteó su cabeza hacia un costado, topándose de repente con aquel omega de cabello oscuro que había estado allí, atado y amordazado, presenciándolo todo en contra de su voluntad. Jimin, enviando el placer a un segundo plano, lo observó con atención, advirtiendo que su cabeza trataba de apretarse lo más posible contra uno de sus hombros, sus ojos estaban cerrados con fuerza, sus mejillas humedecidas casi resplandecían bajo la tenue luz de la habitación.
La desolación lo arribó al contemplarlo de aquel modo, compadeciéndose. No, no podía seguir.
Yoongi, ajeno a sus pensamientos, continuaba penetrándolo cegado por la lujuria y el morbo. Jimin envolvió las piernas en la cintura de este, incorporándose de golpe sobre su cuerpo. El alfa lo sostuvo fuertemente de la cadera, acomodándolo sobre su regazo. No titubeó en seguir con las embestidas.
-No... d-detente -le susurró Jimin cerca del oído, mas no le hizo caso-Yoongi... por favor, p-para... no me siento bien.
Solo entonces el movimiento en su interior cesó.
-¿Qué... qué sucede? -preguntó, agitado, algo preocupado, mientras conectaba sus miradas-. ¿Otra vez te duele?
-No, no es eso -contestó y miró con tristeza en dirección al desdichado omega-. ¿No crees que ha sido suficiente? Y-yo no puedo... sácalo de aquí.
-Oh, bebé... sólo... sólo déjame acabar -le pidió el alfa, dispuesto a continuar.
-No, no, no, por favor -rogó desesperado-. No soportaré que me anudes frente a él. Por favor, Yonnie, sólo será un momento y luego seguimos.
Bufó, accediendo de mala gana. Abandonó la cama refunfuñando, sacando una navaja de un sector escondido de sus cajones, para después dirigirse con su erección entre las piernas hacia donde estaba el jodido omega atado. Y entre maldiciones, cortó las cuerdas rápidamente. Lo obligó a levantarse, y lo arrastro por toda la habitación hasta llegar a la puerta. La abrió, lo empujó hacia fuera y la cerró con fuerza.
-¡¿Feliz?! -exclamó Yoongi por encima de la música, luciendo bastante molesto-. Ahora haremos las cosas a mi manera -agregó, rebuscando algo en uno de sus cajones.
-Déjame decirte que, desde aquí, tu trasero se ve como la jodida gloria. Cambiemos roles y permíteme nalguearte -bromeó Jimin, carcajeándose al recibir una fulminante mirada de parte del alfa, quien mascullo un par de insultos en otro idioma.
-El que te nalgueara seré yo, joder, y bien merecido que lo tienes -mencionó el susodicho sin abandonar su cierto grado de enfado, volviéndose hacia la cama, trayendo consigo un trozo pequeño de tela-. Muñecas juntas.
El omega lo miró interrogante, arrodillado sobre las mantas, con su trasero apoyado sobre sus talones.
-Pon las muñecas adelante, júntalas -demandó.
-Oh, mierda, ¿ahora me atarás a mí? -dijo, al tiempo que obedecía medio dudoso.
Yoongi enrolló las muñecas de Jimin con aquel lazo de seda color crema, haciéndole un fuerte y bonito nudo.
-Esto no es castigo -aclaró con su expresión más relajada, tomándole de la barbilla con el fin de plantarle un suave beso-. Sólo es a mi manera. Verás que de igual modo lo disfrutarás, pero si algo va mal, dime.
El menor tragó en seco y asintió, temeroso.
-Acuéstate boca abajo, deja las manos arriba de la cabeza -le ordenó, serio.
Respiró hondo y, torpemente, obedeció. Se dejó caer sobre la cama panza abajo, apoyando su mejilla en una almohada, acomodando sus inseparables manos por encima de su cabeza.
Pronto percibió el cálido tacto del alfa sobre su cadera, levantándola. Jimin tardó en entender, pero terminó cediendo, recargando el peso sobre sus rodillas, manteniendo su trasero elevado.
Do I Wanna Know de Arctic Monkeys era la canción que en aquel instante que se encontraba reproduciéndose. Yoongi le acarició el trasero con ambas manos, apretándolo con deleite. Inesperadamente, le obsequio una buena nalgada, recibiendo como respuesta un chillido acompañado de un respingo por parte del omega. La pálida piel se tornó sonrosada al instante. Yoongi le azoto la otra nalga, y Jimin volvió a sobresaltarse, soltando un quejido de dolor.
Y entonces, al ritmo de aquella canción, cuya letra le destrozaba el alma, se alineó en la entrada del omega y empujó con fuerza hasta el fondo. Lo sujetó fijo de la cintura, retrocediendo, y luego embistiéndolo brutalmente. Y de ese modo continuó, penetrándolo duro, nalgueándolo, tomándose un respiro por cada entrada, tratando de mantener una jodida sincronización con la música.
Jimin gemía sin filtro alguno. A veces de dolor, otras de placer, pero en ningún momento quiso que parara. No cuando su cuerpo entero recibía espasmos y vibraciones que solo indicaban la proximidad de su orgasmo. Sus nudillos se tornaron blancos por la fuerza con la que mantenía cerrados sus puños, desesperándose por verse imposibilitado de separar sus manos.
El alfa rozaba justo su punto más sensible, enloqueciéndolo de puro placer. Y no bastó más que otra estocada en aquel punto para que el clímax lo alcanzara, derramándolo de satisfacción. Yoongi gruñó al sentir sus miembro siendo aprisionado por las paredes del menor, adelantándole de un modo embriagador el alucinante orgasmo.
El nudo se hinchó cuando las piernas de Yoongi flaquearon. Yoongi jadeó, al tiempo que intentaba seguir sosteniéndole la cadera al omega. No pretendía desvanecerse sobre él, por lo que, sujetándolo firmemente, buscó la forma de que su cuerpo acabara contra la cama y el omega contra su pecho.
Aunque procuró que fuera un movimiento cuidadoso y apaciguado, el cambio de posición estando anudados generó cierta punzada de dolor en Jimin, quien gimoteó adolorido al caer de espalda sobre Yoongi.
El alfa le otorgó un cariñoso beso en la cien ligeramente sudada. Estiró los brazos para alcanzar sus muñecas unidas. Desató los nudos, dejándolas en libertad, y solo entonces pudo relajarse por completo sobre la cama, tratando de recomponerse de semejante orgasmo.
Jimin respiró hondo, calmándose, no queriendo mover ni un solo musculo más de su cuerpo por miedo a que el dolor resentido que le quedó de la punzada que recibió se intensificara.
Al poco tiempo percibió las manos del alfa enlazarse sobre su vientre con algo de delicadeza. Jimin sonrió débilmente de lado, ubicando sus propias manos encima de las del otro.
Si tan solo lo supieras. Si tan solo supieras que allí esta nuestro cachorro, Yoongi. Si tan solo me animara a decírtelo. Si tan solo fuera un omega digno de ti...
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¿Que tal el cap? 😍😍😍
Espero les este gustando😍
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