-¡Oh cariño, que bueno que viniste, te quiero presentar a Ochako, nuestra florista!

Katsuki Bakugo se encontraba frente a Ochako Uraraka.

El rubio la miró con asombro.

La castaña lo miró con tristeza y confusión.

No entendía ni una mierda.

-No... Camie no quisiera sonar grosera, pero deben irse.- Uraraka tenía una gran sonrisa forzada, no quería destruír a una familia por su culpa.

-Ya es hora para probar mi vestido, nos vemos en la boda linda! ¿Cariño, nos vamos?- Le comentó mientras se dirigía a la puerta.

-Ahí voy, sólo tengo que hablar con la señorit-

-Lo siento, no tengo tiempo, damos por terminado todo. Si me disculpa, tengo que salir.

Ahora la mirada de la chica cambió a una realmente molesta.

El joven salió sin más, dejando sola a Uraraka.

En cuando se fueron, se desplomó en el suelo, comenzó a llorar sin más, sentía que le arrancaban un pedazo de su corazón, su llanto era con sentimiento, intentó llamar a Shoto, pero sólo salían sollozos de su boca, alarmando al joven.

Después de la llamada, Shoto llevó a Ochako a su departamento, realmente se miraba muy mal, no quería comer ni hacer nada. Mina estuvo para ella también, sin reprocharle nada.

Su mirada era perdida, no entendía que había pasado, según ella estaba todo bien, ¿Acaso fue su culpa? ¿Fue culpa de camie? No.

Ella no tenía la culpa, era la mamá de su hija, Camie era la oficial, ella no.

Camie ya le había dado un hijo, ella no.

Camie era realmente bella, ella no.

Camie es muy amable y gentil, ella no.

Ese era su tortura.

¿Había algo malo en ella? ¿Era su personalidad? ¿Era el hecho que Camie es delgada y ella no?

¿O acaso se imaginaba que era Camie?

Su pregunta resonaba todo el día en su mente, torturándola lentamente...

¿Por qué?

¿POR QUÉ YO NO?