Capítulo 26 T2

Finn Wolfhard

Y de nuevo al hospital sin siquiera estar enfermo, llevaba una semana evitando ir al hospital a ver a cierta cirujana, pero hoy no aguante más y aquí estaba, incluso le traje el pequeño regalo que le compre en Miami, y además tenía curiosidad de ver como seguía

Al menos ya no me perdí esta vez, fui directamente al piso de cardiología, le pregunte a la enfermera y me dijo que Rose estaba algo ocupada, pero que podría esperar y así lo hice, me quede en la recepción

—¡Usted! — un grito de una chica me hizo girar abruptamente. Era una doctora de las jóvenes, llevaba un uniforme azul claro encima de su bata blanca

—¿Me habla a mí? — pregunte confundido

—Sí, usted — la doctora me apunto con su índice furiosa — usted arruino mi vida

—¿Te conozco? — no entendía quien carajos era esta doctora

—No, pero yo a usted si — se acomodó de hombros soltando un refunfuño — usted estuvo aquí hace unas semanas y pidió hablar con la doctora Godwin, no sé qué carajos le hizo porque se convirtió en un demonio sacado de las profundidades del infierno

—¿Qué? —pregunte estupefacto

—Lo que sea que le haya hecho, pídale perdón — la doctora junto las manos suplicante — está peor que nunca, se está desquitando con todos lo que puede que somos los internos, todo lo que pasa en este hospital es culpa de los internos, y hoy los residentes de 4to año tienen titulación en trauma, los que saldrán traumados serán ellos

Maléfica ataca de nuevo

—No le hice nada, pero suerte en su titulación— hice una ligera sonrisa, pero la doctora no sonreía y a cambio me dio una mirada furiosa mientras que se giraba caminando del otro lado del pasillo

—Oiga— se volvió a girar llamando mi atención— si viene a verla, está en el primer piso, en la sala de curación, y cuidado con el bate

—¿El bate? — no me dio tiempo de que me respondiera ya que siguió su camino

Seguí las indicaciones de la doctora y me fui al primer piso, pregunte por la sala de curación, ella estaba hasta el final del pasillo con varios doctores alrededor de ella los cuales asentían ante sus palabras

—Hola maléfica— salude, visiblemente su espalda se hizo más recta mientras se giraba a verme lentamente

Y de nuevo se veía diferente

Se había cortado el cabello hasta la altura de los hombros además de volver a teñirlo por lo que el color rojo la hacía resaltar de nuevo, llevaba un bate de beisbol en la mano que la recargaba en su hombro

Así que este era el bate

No pude si quiera terminar de pensar en sus razones para llevar un bate de beisbol como si quisiera pegarle a alguien ya que se me acerco y me abrazo, le respondí el abrazo a los segundos, la había extrañado mucho. Sin embargo fruncí las cejas cuando vi a los doctores a los cuales anteriormente les estaba dando órdenes, nos veía algo asombrados y se secreteaban entre sí, claro, ellos deben pensar lo peor por este abrazo

—Tus alumnos nos están viendo— le dije algo apenado, ella se separó lentamente de mí, su mirada cambio por una enojada que daba miedo, se giró hacia el grupo de doctores el cual palideció

Hasta a mí me daba miedo

—¡¿Qué esperan?! ¡¿El año nuevo chino?! — cerré los ojos un par de segundos al oír su grito de regaño, los doctores salieron corriendo, la verdad ese grito si daba miedo. No quiero nunca estar en los zapatos de cualquiera de esos doctores, creo que no serviría para aguantar gritos como estos todos los días

—Y sigues siendo una bruja malvada de cuento de hadas— le dije haciendo una sonrisa falsa

—No soy tan mala— se defendió

—Ajá...

—Bueno, si soy mala pero solo un poco con los internos— admitió, ambos reímos— pero es necesario, cuando pasen el examen y sean residentes los dejare en paz, llega una nueva generación de internos para enseñar

—Querrás decir torturar

—Exacto

—Monstruo— le dijo haciendo que sonriera, me alegraba aun tener ese efecto en ella— te traje algo de Miami— le extendí la caja con lo que había comprado en el aeropuerto

—¿Para mí?— pregunto algo sorprendida, asentí, ella tomo la caja y la abrió. Su sonrisa se ensancho cuando vio la taza con el corazón dibujado— es hermoso, gracias

—Hay otra cosa— saco de la caja también la bola de cristal decorativa con la playa de Miami

—Me encanta, es muy bonita— guardo ambas cosas en la caja con una sonrisa

—Para que dejes de poner órganos en frascos en tu escritorio— le dije con sarcasmo

—¿Te asusta mi riñón?—me hizo un tono de burla

—Es tétrico

—Es bonito

—De acuerdo a tu concepto de bonito— rodé ligeramente los ojos

—Tú me pareces bonito— aparté la mirada con vergüenza ante sus palabras, un ligero tono rosado quiso aparecer en mi rostro— más que bonito, de hecho

—No empieces, por favor— retrocedí un poco cuando ella se quiso acercar— hay mucha gente— mire a mi alrededor

—No estoy diciendo nada malo— se aclaró la garganta recobrando la compostura— bueno ¿quieres ver algo bonito que tengo en mi oficina?

—¿Tu concepto de bonito? — Asintió como niña pequeña— seguramente es el feto de un extraterrestre en un tubo de ensayo

—La imagen es muy buena— abrí excesivamente los ojos ante sus palabras— es broma, no soy una científica loca, es algo más simple pero innovador

—Ok, te acompaño— sonreí ligeramente mientras que nos dirigíamos al elevador

(...)

—¡Estás loca!

—¡Es innovador!

—¡Es aterrador! — mire por varios segundos ese corazón envasado en la caja de vidrio conectada a la máquina que lo hacía latir como si realmente estuviera dentro de una persona— ¿Por qué esta en esa cosa? ¿No se supone que los corazones se donan a personas que lo necesitan?

—Así era el plan— hizo una voz desanimada— ayer en la noche fue extraído del paciente, tenía muerte cerebral, pero el receptor murió y el centro de trasplantes está tratando de conseguir a alguien compatible, mientras esta en esta máquina que lo mantiene latiendo hasta que aparezca alguien compatible

—Sorprendentemente entendí eso— seguía mirando ese órgano latiente, era algo extraño, se veía sorpréndete verlo latir fuera de una persona, pero de eso a que le parezca hermoso había un abismo— pero siento que mientras más lo miro más aterrador me parece

—No te expreses así de él— me dio un manotazo en el brazo

—Es un órgano— la mire con las cejas fruncidas, definitivamente está loca

—Un órgano vivo— me corregido mientras que se dirigía a la silla del escritorio sentándose y comenzando a dar vueltas alrededor de su propio eje— sabes, hubieras sido bueno en la morgue, porque los órganos vivos te asustan

—Soy bueno en la música y los números— le dije mientras me ponía en un costado de su escritorio— tú me enseñaste lo último

—¿Será por eso que te graduaste con honores? — hizo una sonrisa amplia

—No puedo con lo egocéntrica y competitiva que te volviste— la miré negando ligeramente, ella soltó una risita

—No, siempre lo fui, solo que contigo no lo demostraba para no asustarte— me dio una sonrisa de suficiencia mientras seguía girándose sobre su silla

—Qué especial me siento— hice una voz burlona

—Pero, en serio me sorprende que hayas estudiado algo que pensaba que odiabas— se recargo en el respaldo de su silla giratoria— siempre creí que odiabas las matemáticas

—Odio las matemáticas— aclare rodando ligeramente los ojos

—¿Entonces porque trabajas en algo que odias?

—Era lo ideal, un poco más fácil de encontrar trabajo, además las entiendo, es una ventaja— me encogí de hombros con desinterés

—Pero no lo que te hace feliz— me dio una mueca triste— ¿Qué pasó con la banda que tenías en la preparatoria?

Claro, Calpurnia, mi banda de la preparatoria, todo estuvo bien durante la prepa, pero una vez que entramos en la universidad hubo menos tiempo, así que inevitablemente nos separamos, era más importante pasar los semestres que ensayar en una cochera

—Solo no se dio— me volví a encoger de hombros

—¿Por qué no lo intentas de nuevo? — Se inclinó un poco mirándome con una sonrisa— vamos, te imagino más cantando en un escenario que tecleando cosas en una oficina todo el día

—Bueno...— jugué con los dedos de mis manos— siento que el trabajo que ya tengo es un poco más estable, además que ya tengo un sueldo asegurado, no es lo mejor, pero no quisiera volver a empezar de cero con el sueldo mínimo

—No importa, es una razón más para intentar— me dijo cruzándose de brazos— yo no empecé ganando 50 mil dólares por cirugía...— la interrumpí estupefacto

—¡¿50 mil dólares por cirugía?! — grite aun sin poder creerlo, ella siguió

—Es un aproximado, generalmente no pasan de 40 y tantos mil— explico pero eso no hizo que borrara mi cara estupefacta, por dios, es casi lo que gano en un año— lo que me refiero es que valdrá la pena si te esfuerzas— siguió ignorando aun mi cara de sorpresa, aún seguía sin creerme lo que ganaba— no importa el trabajo, empezaras ganando menos de lo que haces, yo ganaba horrible en mi primer año, pero amaba lo que hacía, siempre lo he amado— sonrió ampliamente— bueno, exceptuando el maltrato psicológico

—Lo que daría por ver cómo te maltratan psicológicamente— negué con una pizca de diversión

—Ya es tarde para eso— se cruzó de brazos riendo— pero en serio, deberías volver a intentar con la música, todavía me debes una canción que nunca terminaste y por obvias razones nunca escuche

—De hecho— juegue con mis dedos nervioso— termine esa canción al poco tiempo después de que te fuiste de Canadá

—Ou...— fue lo único que salió de su boca— ¿en serio?

—Sí, de hecho escribí otra mas— admití con algo de pena

—¿Cómo se llama?

—Wasting time

—¿Podría escucharla algún día?

—Solo te la dedicaría a ti— le sonreí, ella bajo ligeramente la cabeza ya que su rostro tomo un color rosa pálido

—Recuerdo Wonderwall, ¿sabes? — siguió girando sobre su silla de escritorio. Claro que yo también recordaba esa canción

Recordaba cómo me invito a bailar en su graduación y empezó a sonar la canción de Oasis, y como después esa misma canción me las arregle para dedicársela en la primera presentación que fue de Calpurnia

—Yo también recuerdo Wonderwall— admití mientras me recargaba en su escritorio aun viéndola con una sonrisa

Nos quedamos en un silencio por varios segundos, ni siquiera me di cuenta cuando me incline un poco y le di un beso que ella me respondió a los segundos, pasó su mano por mi nuca para profundizar el beso mientras que yo tenía mi mano en su cabello sin separarnos

Sus labios se movían lentamente sobre los míos sintiendo cada roce y cada sensación como si no me quisiera lastimar, como me besaba años atrás y cuando estaba seguro de que ella me amaba como yo la amaba a ella

Solo así me sentía en paz, me sentí bien cuando solo estábamos los dos y nadie más en el mundo existía, cuando me olvidaba de las mil razones de que lo que estábamos haciendo era incorrecto

—Esto no está bien— murmuré separándome levemente de su toque

—Si lo está— su mano fue a mi nuca besandome pausadamente, como esperando que la rechazara— te extraño, no sabes cuanto, te necesito. Mi amor, no me rechaces

Solo quería dejar de pensar, por más que supiera que tendría consecuencias

Rose se levantó de su silla, tome su cintura pegando su cuerpo al mío, mis manos acariciaban su cintura mientras que me inclinaba levemente sobre ella hasta que su espalda quedó encima del escritorio, nos reímos cuando empujo una carpetas para que quedara mejor en el escritorio antes de volver a juntar nuestras bocas

—Alguien puede venir— murmuré entre besos pensando si de verdad íbamos a hacerlo en un hospital

—Pues no hagas ruido— susurro volviendo a atraer a sus labios sin darme tiempo de pensar 

Simplemente no deje de besarla, solo nos separamos cuando le quite la bata blanca y le desabotoné la blusa lanzándolos por alguna parte de la oficina antes de volverme a cernir sobre ella para seguirla acariciando

Sus manos recorrían mi espalda mientras que yo acariciaba sus piernas y apretaba sus muslos, mis besos bajaron a su cuello mientras que apretaba uno de sus pechos con mi mano, tenía mucho tiempo sin tocar a una mujer, y a ella nunca la dejaría de desear

—¿Doctora?— unos toques en la puerta hicieron que nos detuvieramos abruptamente, ambos nos quedamos mirando a la puerta por unos segundos sin movernos, Rose hizo un gesto de restarle importancia antes de volverme a besar— doctora, quiero hablar con usted sobre mi prometida 

—Tienes que ir— me trate de separar de ella, pero tiró del cuello de mi camisa para no dejarme escapar

—Que se espere— murmuró mientras que tiraba de mi cabello sacándome un jadeo mientras dejaba besos húmedos en mi cuello

—Puede ser una emergencia— cerré los ojos al sentir sus besos en mi cuello y pequeñas mordidas que me hicieron suspirar contra su cabello

—Igual se va a morir— ambos reímos

A este punto tampoco me importaba si su paciente se moría 

Mis manos acariciaban su cuerpo, su piel era más suave de lo que lo recordaba, no sabía lo mucho que la había deseado ahora que la tenia en mis brazos, me sentía fuera de mí, como si ahora fuera de ella, o mejor dicho nunca hubiera dejado de serlo 

En algún punto ella me quitó la chaqueta bajándola por mis hombros, me separe un momento para terminar de quitármela antes de volverme a inclinar acariciando sus piernas 

—Eres tan hermosa... me vuelves loco...— murmuré completamente idiotizado antes de tomarle la mandíbula para besarla

En algún punto ambos nos desesperamos, ella solo me quito la camisa y el cinturón mientras que yo solo le alce la falda para quitarle la ropa interior con una prisa de que en cualquier momento alguien volvería a tocar la puerta para interrumpirnos

Me incline sobre sus rodillas para alzarle la falda, al notar mi boca contra su centro, soltó un gemido que me llenó los oídos pero que la hizo morderse la manos mientras le sostenía los muslos sin despegar mi boca de su feminidad. Una de sus manos me tomo el cabello mientras que con la otra se cubría la boca hasta que sentí como sus paredes se contrajeron y me daba a probar su sabor antes de tomarme de la mano para levantarme y buscar mi boca con desesperación 

Me baje los pantalones solo lo necesario antes de cernirme sobre ella en el escritorio para entrar en una sola estocada que le arrebató otro grito de la garganta

Nunca lo había hecho contra un escritorio, pero fue algo intenso, la embestí con fuerza contra ese escritorio mientras que una de mis manos apretaba su pecho y la otra le cubría la boca para callar sus gemidos mientras que sus uñas se clavaban en mi espalda 

Volver a sentir la calidez de su interior fue la mejor sensación, por más que haya sido de esta manera, llegamos juntos al clímax, ella besaba mi hombro y yo le deje un par de besos en el pelo y en un lado de la cara, sentía que había vuelto a vivir, al fin la había tenido entre mis brazos de nuevo

—Finn...— me aleje del escritorio al oírla decir mi nombre, acomodé mi ropa separándome por completo 

O al menos me sentí bien hasta que la culpa me cayó de nuevo

—No quiero ser tu amante— le repetí mientras me sentaba en el sillón— no quiero encerrarme en una oficina a solo tener sexo contigo, para mí eres más que eso, yo te amo

Rose se terminó de acomodar su falda antes de sentarse a mi lado en el sillón, pero no podía ni verla a los ojos... de verdad me había metido con una mujer casada...

Ella se inclinó tomando mi rostro entre sus manos antes de besarme, solo que mas lento mientras sus pulgares acariciaban mis mejillas antes de recargar su frente con la mía;—No eres mi amante, significas mucho más para mí que un acoston. 

Sus palabras me hicieron tener esperanzas, de que no me iba a esconder, sin embargo me hizo un gesto de abrazarme, así lo hice, la abrace mientras que nos acostábamos en el sillón sin soltarnos

Ella me dejo un beso en el hombro mientras me pasaba las manos por mi cabello, le pase un brazo por los hombros dándole un beso en el pelo, sobretodo convenciéndome de que esto no era un sueño, porque ahora me sentía mil veces mas vivo

—¿Estás bien?— murmuré apartándole un mechón de cabello detrás de la oreja

—Si, contigo si— sonrió antes de darme un beso para que luego se quedará con la cara escondida en la curva de mi cuello— no te quiero hacer sentir mal, te lo juro, te prometo que voy a arreglar todo esto

—¿De verdad me quieres?

—¿Cómo puedes dudarlo?— su mano acunó mi rostro, deje un beso en su palma— siento que no estoy completa si no estás conmigo 

<<Por favor, dime que te vas a divorciar... dime que me eliges>> 

—Doctora Connors...— saltamos al oír los toques en la puerta que parecían enojados— doctora, sabe que está a cargo de la certificación en trauma, y ya se le hizo tarde, llevamos 10 minutos esperando

Me dedique a tomar mi ropa y terminar de vestirme a la velocidad de la luz, mientras que Rose se desvestía de nuevo pero ahora se pusó un uniforme azul marino y una chaqueta con el logo y los colores del hospital antes de empezar a cepillarse el cabello

—Voy en un momento, Doctor Bing— ella tomó su labial aplicándoselo en una velocidad que me sorprendió

—¿Quién era él? — me atreví a preguntar mientras terminaba de abotonar mi camisa

—Mi jefe de cirugía— respondió mientras que se giraba a su escritorio tecleando algo en su computadora, se veía muy molesta, terminó y se pasó las manos por el rostro— lo siento, solo que me tiene harta

—Como cualquier jefe— quise bromear pero ella no se reía, al contrario respiraba pesadamente, sus ojos estaban cargados de furia— ¿quieres que me vaya?

—No, no— su mirada se suavizo un poco cuando me miro de vuelta— ¿quieres quedarte en la titulación en trauma? Es muy gracioso ver a mis patitos ahogándose

—¿Qué les va a hacer? — pregunte sintiendo pena por todos los doctores que harían esa titulación

—Quédate y averígualo— me respondió, ya su mirada era la misma de hace unos segundos

(...)

Al final me termine quedando en esa titulación en trauma, era en la parte trasera del hospital, en el suelo había varios maniquís puestos sobre unas tablas como las que usaban las ambulancias, también una mesa larga con material de curación y de frente estaba el gran grupo de doctores. Estaban divididos en dos grandes grupos, uno era el equipo azul y otro el equipo rojo

Rose estaba frente a esa mesa mientras que yo estaba a su lado con unas tarjetas que me había dado, yo era el encargado de ponerle los padecimientos a los maniquís así como comprobar que los procedimientos que estaban anotados en esas tarjetas eran correctos

Un doctor más viejo que luego me enteré que era el jefe de cirugía estaba aquí, no parecía amigable y cada tanto tiempo me miraba de reojo y me daba una mirada acusatoria y furiosa, pero trataba de hacerme el tonto e ignorar por completo al viejo

—Bienvenidos a la certificación en trauma— habló el doctor mayor hacia el grupo de doctores— hace un momento, una cessna se estrelló contra un autobús de pasajeros...

—El helicóptero que venía en camino también se estrelló y está en llamas ahora— Rose lo interrumpió sacando la voz sarcástica que ya conocía y que me había dado cuenta que sacaba siempre con sus alumnos. Mire de reojo que el bate de beisbol aun lo tenía en la mesa—, los pasajeros se mueren. Su trabajo es salvar sus vidas— completo con tono autoritario

—¿Alguna regla, doctora? — pregunto un chico algo, algo musculoso y con cabello negro, parecía intimidante pero en su lugar miraba con miedo a Rose

—Es la vida real, Elliot— ella pateó uno de los maniquís mientras se acercaba al chico el cual trago grueso— en un mundo duro y cruel, la única regla es que no hay reglas— lo dijo en un tono que me dio escalofríos y creo que también al resto— muchos se desangran, muchos agonizan, ¡¿Por qué no se mueven?!

Los doctores inmediatamente tomaron los maniquís apenas la loca de la que estaba enamorado termino de gritar

Me hizo un ademán para que la siguiera y empezar a darle los diagnósticos que estaban escritos en la tarjeta, primero siguió lo que estaba anotado, y luego sacó padecimientos espontáneos

—Leah, tu paciente aspiró su propia sangre, lastima, muerto— me hizo un ademán señalando a la chica, le di una mirada de lastima antes de ponerle una tarjeta roja encima del maniquí. Ella siguió caminando a la siguiente doctora— Annallise, tu paciente está embarazada, su bebé presenta sufrimiento fetal, ¿Qué haces?

—Yo corto el... no, hago el...— la pobre doctora se trabo con sus propias palabras, a decir verdad no pude evitarlo y tome la tarjeta roja lanzándola sobre el maniquí

—Lastima, ambos muertos— le di una mirada de pena

—Eres bueno en esto— me sonrió ligeramente, le devolví la sonrisa un par de segundos, o al menos hasta que volvió a hablar el otro doctor mayor

—Doctora Connors— el jefe de cirugía no se veía nada feliz, Rose giro y su jefe le hizo un ademan para que se acercara, de nuevo su cara furiosa volvió a aparecer

Así que él es quien la hace enojar

Al final me sentí mal por la primera chica a la cual le puse la tarjeta roja, así que me incline empezando a decir el diagnostico que estaba en la tarjeta

—Traumas múltiples en tórax y extremidades— dije leyendo la tarjeta— tiene un paro respiratorio, su garganta está obstruida

—Hago una cricotiroidotomía— respondió rápidamente, asentí leyendo lo mismo en la tarjeta y ella sacó un bisturí empezando a hacer eso

De reojo miraba que Rose seguía discutiendo con su jefe, no se veía nada feliz, al final le dijo algo para después dirigirse hacia mi dirección

—¡Leah!— Leah que estaba a mi lado se levantó ante el llamado de Rose, yo la imite también reincorporándome— un pedazo de metralla del ala del avión cayó sobre mi novio, ¿Qué vas a hacer?— y entonces todas las miradas fueron hacia a mi

—¿El ala me golpeo?— pregunte aun confundido

—Sí, y otro avión se estrella— me dio una sonrisa sarcástica alzando la mano señalando al cielo— ¿Quién lo vio venir?

—Es trampa lo que haces— negué ligeramente

—Sangras y estas mal herido, recuéstate— señaló el suelo, debe ser una maldita broma

—Yo no estoy jugando.

—Ahora si— y la muy desgraciada me puso una maldita etiqueta en la camisa del equipo rojo— dije sangrando y mal herido

No tuve más remedio más que recostarme en una de esas cosas donde ponían a los maniquís, ella se puso de cuclillas riendo ligeramente, a decir verdad en este momento tenía ganas de patearla

—Señor, eso no se vale— Leah miró al doctor más viejo en busca de ayuda, pero al mismo tiempo Rose intercalo miradas entre mí y Leah que no sabía ni que decir

—Vamos Leah, no me dejaras sin novio, ¿o sí?

—Yo opino— me trate de levantar pero Rose me empujo por los hombros impidiéndolo

—No puedes hablar, tienes hemorragia en la arteria femoral— le di una mirada cansada, ¿es en serio que me hizo quedarme solo para esto?— ¿Qué vas a hacer Leah? — insistió hacia la castaña que intercalaba miradas sin saber que hacer

—Yo, administro líquidos intravenosos, y cubro la hemorragia con torniquete— respondió Leah con la voz temblorosa, Rose asintió y se terminó levantando para ver el resto de los doctores— lo siento— me dijo Leah con incomodidad mientras sacaba una mascarilla y me la ponía en la cara

—No tienes la culpa— le dije en el mismo tono— la culpa es mía por seguirle el juego a esa loca

No podía creer que estaba sobre una tabla fingiendo estar mal herido por un accidente, Rose seguía del otro lado con el equipo azul dándole órdenes a los doctores. Leah seguía tomando mi brazo, solo espero que no se le ocurra ponerme una intravenosa o mando todo al carajo

—¿Cómo van nuestros patitos?— trague grueso al ver a otro doctor pasar por la puerta de cristal y mirando todo a su alrededor, pero no era cualquier doctor, era el esposo de Rose, lo recordaba esa vez que me dio una mirada asesina cuando ella nos presento

—Genial— le respondió la pelirroja al pelinegro. Él se acercó hacia la mesa donde estaba el material de curación tomando un megáfono, ¿es en serio?

—¿Me concede los honores? — le pregunto a Rose en un tono burlón

—Con gusto.

—Muy bien equipos— el hombre hablo por el megáfono sacándonos una mueca a todos— el cielo se está nublando, estamos a grados bajo cero, los pacientes pueden empezar a sufrir hipotermia, empiecen a salvaguardar a sus pacientes

El tipo dejo el megáfono sobre la mesa, cerré los ojos porque solo estaba a unos pasos de mí, esperaba pasar desapercibido, no creo que él sepa realmente quien soy

—¿Socio? — mierda, de verdad el universo está conspirando en mi contra. El pelinegro me dio una sonrisa burlona mientras que yo seguía en el suelo— ¿Qué haces por estos lares? Rossy te extrañaba, todos somos testigos de eso, ¿o no, Leah? — volteo a ver a Leah que le dio una ligera sonrisa acompañada de incomodidad

—Déjalo en paz — Rose apareció a su lado mirándolo con desaprobación— ¿querías participar en la titulación? Ve y supervisa al equipo azul— señaló al otro lado donde estaba el equipo azul

—Solo estoy saludando— le quitó a Rose las tarjetas que tenía en la mano— hasta luego, socio— me dio un saludo militar antes de alejarse

—No le hagas caso— Rose se inclinó un poco mirándome

—¿A qué viene eso de socio? — le pregunté enterrando los ojos mientras me levantaba

—Luego te explico— señaló con la cabeza a Leah que también parecía esperar que dijera algo, y cuando se dio cuenta que no diría nada frente a ella.

—Lo siento, no estoy aquí — murmuró Leah bajando la cabeza

Rose se terminó de levantar y se fue hacia donde estaba su esposo diciendo que dejara en paz a uno de los doctores ya que casi estaba encima de él gritándole por el megáfono sobre los síntomas del maniquí, casi sentí la mueca de satisfacción de esa pobre alma cuando al fin le quitaron de encima al pelinegro

Por varios segundos ignore a la pelirroja ya que de verdad no tenía ganas de verla junto a su esposo, a pesar de todo me dolía saber que no importara que le dijera que la amaba, el otro doctor seguiría siendo su esposo

—Muy bien, equipo— mierda, ignore tanto a esos dos locos que ni siquiera note que se dijeron, solo sé que ahora tenían un par de mangueras en las manos conectadas a las tomas de agua, si van a hacer lo que estoy pensando, definitivamente estoy petrificado— las condiciones climáticas no mejoraron, lo que da inicio a un diluvio

Y dicho esto, ambos encendieron las mangueras apuntándonos

Que se vayan al carajo los dos, al final del día nadie me terminara llamando doctor antes de mi nombre

—¡Váyanse al carajo!— casi empuje a Leah aventando al suelo la mascarilla de oxígeno, y me dirigí a los dos chiflados que se reían a más no poder mientras alzaban las mangueras con el chorro de agua saliendo

—Socio, no es personal— el esposo de Rose me dio una sonrisita burlona mientras seguía alzando la manguera— ¿borrón y cuenta nueva?

—Ya te dije que lo dejes en paz, Luke— Rose le dio una voz de advertencia que Luke se lo tomo a broma. Rose me tendió la manguera— ven, es divertido cuando estás de este lado de la ecuación

—¿Es necesario la manguera?

—Estrictamente necesario— Luke respondió antes— nosotros también nos mojamos en nuestra titulación, ayuda a mantener la ilusión

—Ten— Rose me volvió a ofrecer la manguera que termine tomando y apuntando a la misma dirección de ella con el equipo azul, mientras que Luke le apuntaba al equipo rojo— ahora vengo, iré a buscar tu reemplazo porque Leah se quedó sin maniquí— le dio unos golpecitos en el hombro y se fue saltando como niña pequeña

Pensé que sería incomodó quedarme solo con el tal Luke, pensé que seguiría sacando comentarios sarcásticos sobre que le robe a su esposa, pero él andaba más concentrado en gritarles a sus alumnos a través del megáfono que no detuvieran las compresiones o el paciente se les iba a morir y con la otra mano seguía alzando la manguera para mojarlos, los doctores tenían cara de que en cualquier momento les daría una crisis de nervios

Pero la verdad estando del otro lado alzando la manera, entendía la diversión, solo un poco, aun me compadecía un poco de su sufrimiento, pero era medianamente divertido

A los minutos Rose volvió, pero no era un maniquí lo que traía, era otro hombre, parecía de veinte y tantos, alto, igual de cabello negro desordenado, ojos azules, llevaba una chaqueta de cuero encima y parecía totalmente confundido

—Preciosa— tanto Luke como yo giramos el cuello cuando oímos decirle eso a Rose que ni se inmuto y seguía cruzada de brazos mirando al extraño—, dijiste que querías que te ayudara con el futuro de la medicina, creí que querías que fuera testigo de un descubrimiento, ¿Qué hacemos aquí?

—Bueno, mi querido Chris, serás parte importante de esta titulación en trauma— Rose lo guio cerca de Leah que por su cara ya había captado a que se refería— Finn, ¿podrías repetir tus síntomas? — me dio una sonrisa amplia y después me guiño el ojo, así que a esto se refería

—Traumas múltiples por impacto de ala de la cessna— respondí imitando su mueca de satisfacción— aun hipotenso después de dos unidades de líquidos intravenosos, hemorragia en la arteria femoral controlado por un torniquete— no tenía idea del 90% de lo que acababa de decir, pero esos eran mis síntomas cuando estaba jugando al herido

—Muy bien, recuéstese— Rose le hizo un gesto al extraño señalando la tabla junto a Leah donde antes estaba yo

—¡¿Qué?!— el hombre soltó un grito de indignación que causó que soltara una carcajada igual que Luke, cuando le hacía eso a alguien que no era yo, sí que era divertido— linda, no acepte nada de esto

—Es parte de esta titulación— Luke alzó el megáfono mirando al extraño que hizo una mueca al oír el grito por esa cosa— vamos, será parte de esta experiencia

—¿Todo esto no es violencia médica?

—Si— respondimos los tres

—Sangrando y malherido— Rose de nuevo le hizo el gesto señalando con la cabeza la tabla. El desconocido se terminó tirando el suelo junto a Leah que también le puso una mascarilla de oxígeno

—Cuando maltrata a alguien que no soy yo es tan satisfactorio— dije con sinceridad, Luke asintió a mi lado

(...)

Sabía que no debí meterme en esta estupidez

En efecto el universo se puso de acuerdo para hacer una jodida conspiración. Hace cuatro horas comenzó a llover a cántaros, y yo seguía aquí en un estacionamiento dándole compresiones a un maniquí

Parecía que Rose escogió el día ideal para que hubiera esta tormenta, casi no llovía en Florida, y ahora la lluvia no tenía intenciones de cesar. Llevaba no sé cuánto tiempo en este estacionamiento jugando al doctor

Leah, el extraño —que luego supe que se llamaba Chris—y yo, seguíamos oyendo a la bruja cruel de la cual estaba enamorado, pensé que cuando empezó realmente a llover pararía con todo esto, pero no, aquí seguíamos haciéndole masajes cardíacos a un maniquí

—Doctora...— Leah miró a Rose con una voz suplicante, pero esta ni se inmuto a pesar de seguir bajo la lluvia— dijo que el helicóptero estaría aquí hace horas, ¿Dónde está?

—Bueno...— la pelirroja miro al cielo del que caía la lluvia y el cual estaba completamente nublado— está lloviendo mucho, tal vez se quedó atrapado durante la tormenta

En serio, cuando acabe esto la voy a patear

Pero sabía que eso no sería pronto cuando le hizo una seña a uno de sus internos que mando a llamar a última hora para que se acercara con más tarjetas

—¡No!— Leah se aventó sobre el maniquí cubriéndolo con su cuerpo mientras yo seguía con las compresiones— se lo que va a decir, dirá que tiene una taponada cardiaca con hipotensión y bradicardia, pero ya le di líquidos y le hice una pericardiocentesis, está estable

Rose miró al interno preguntándole que decía la tarjeta, y él respondió: —Tiene razón

—¡Ya, solo está inventando cosas!— Leah se levantó hecha una furia tomando los maniquís— ¡yo también puedo! ¡Brown, Wolfhard!— ambos levantamos la vista— ¡tráiganlos!— nos señaló a mí y a Chris que terminamos compartiendo una mueca de confusión y arrastrando los maniquís

—¿Leah, qué haces?—Leah no parecía afectarle el grito de Rose, se terminó por acercarse a la ambulancia— la ambulancia fue parte del accidente y ya no funciona

—Aquí están las llaves, voy a intentar— claro que la ambulancia encendió— creo que gane, doce mis pacientes murieron, pero estos cuatro pacientes no morirán, porque los llevaré al hospital que tenemos atrás— señaló el edificio de atrás

—Vámonos— Chris se montó en el otro lado de la ambulancia. Leah encendió la ambulancia y se fueron para entrar del otro lado del hospital

—¡Corre!— Rose me hizo una seña para que corriéramos.

Corrimos por todo el hospital, empujamos a algunas enfermeras pasando por la puerta trasera hasta el otro lado justo a tiempo para recibir la ambulancia en urgencias

Leah y Chris venían bajando de la ambulancia y luego fueron a la parte trasera por los maniquís

—Desconocido, traumas múltiples en tórax y extremidades, — gritó Leah tomando uno de los maniquís y colgándoselo en el hombro, mientras que Chris tomaba el otro también colgándolo en su hombro— aun hipotenso a pesar de dos unidades de líquidos dadas en el área

—Ya, Leah, es suficiente— Rose se cruzó de brazos

—Necesita, estudios completos— Leah nos ignoró por completo cruzando la puerta de urgencias— y quizá una toracotomía, sospecho hemorragia en el pecho

—Díganos qué ganamos o no se va a detener— habló Chris ya cansado, todos estamos cansados y hartos

—Pero si esto no es un concurso— dijo Rose ganándose mi mirada de indignación

—¡¿Nos tuviste 3 horas bajo el corro de una manguera y otras 5 horas bajo la lluvia para que esto no sea un concurso?!— le grite, ella se encogió de hombros con desinterés

—¡Brown! llama a quirófanos y verifica que haya uno disponible—Leah seguía parada en la mitad de urgencias con el maniquí en su hombro

—Lo voy a hacer— Chris comenzó a caminar hacia urgencias con una mueca de desinterés

—¡Esta bien!— el grito de Maléfica nos hizo girar a todos— ¡ganó el equipo rojo!— todos estábamos esperando oír eso porque empezamos a reír

—¿Gana el equipo rojo?— preguntó Leah con una sonrisa aun parada en medio de urgencias

—Si ustedes ganan— respondió Rose con cansancio— el maniquí vivirá en la bodega los próximos 30 años y perdurará en las siguientes titulaciones, ¿felices?

—¡Ganamos!— Chris alzó los brazos con victoria, Leah casi se le aventó riendo en un abrazo del que me dieron ganas de unirme, pero antes de eso Rose puso su brazo enfrente deteniéndome

—No la abraces— me dijo en una voz firme aun sin quitar su brazo

—¿Por qué no?

—Porque no quiero que la abraces— respondió con una sonrisa sarcástica

—Quiero un abrazo después de traumarme psicológicamente

—Y yo no quiero que ella toque lo que es mio.

Su tono autoritario hizo que en su lugar sonriera levemente, no me importo nada, así que le pase la mano por la nuca para darle un beso rápido que la tomo por sorpresa antes de que la soltara a los segundos

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-un dinosaurio

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