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🗓️| 1 de diciembre de 2023

La nieve caía suavemente sobre la ciudad de París, cubriendo las calles y los edificios de un manto blanco. Era diciembre, el mes de la magia y el reencuentro. Pero para mí, era también el mes de la nostalgia y el recuerdo.

Habían pasado ya doce meses desde que todo cambió. Doce meses desde que lo vi por última vez, desde que lo escuché decir que quería algo más. Doce meses desde que le dije que no.

Recuerdo la noche que me pidió que me comprometiera con él. Recuerdo la forma en que sus ojos brillaban de emoción, la forma en que su voz temblaba de nerviosismo. Y recuerdo la forma en que mi corazón se detuvo, la forma en que mi mente se quedó en blanco. No supe qué decir. No supe cómo reaccionar. Y en ese momento, tomé la decisión que cambiaría todo. Le dije que no.

Pero mientras caminaba, no podía evitar desviar mi mente para preguntarme: ¿Y si hubiera dicho sí? ¿Y si hubiera tomado la decisión correcta?

¿Tú qué quieres para Navidad? —dijo Nick, mi mejor amigo, mientras me acompañaba a hacer unas compras navideñas.

A él, pero no se puede —respondí con sinceridad, sintiendo el nudo en mi garganta, pero intentando disimularlo. —En este momento, desearía estar en una película navideña, conocer al típico personaje que en secreto es Santa y que hace todos tus deseos en Navidad —dije con una sonrisa.

Bueno, quizás no sea Santa, pero ten esperanza. Mónaco es un lugar pequeño, y ahora que los dos están aquí, quizás se encuentren —señaló Nick, devolviéndome la esperanza que había perdido.

Horas después, estaba en mi casa, con mi celular en las manos, viendo su contacto, debatiendo si llamarlo o no. Pero no soy lo suficientemente valiente para eso, así que solo apagué mi celular y lo aventé.

















🗓️ | 02 de Diciembre.

Hacer un maratón de películas navideñas para intentar contagiarme del espíritu solo me llenó de esperanza; esperanza de que pase algo como lo que sucede ahí, no importa si es ficción.

Yo también quiero mi final feliz, en especial si es con él. Sé que debería superarlo y que, seguramente, él ya lo hizo, pero los recuerdos vuelven a mí como si fueran puñaladas al corazón.

Nuestra primera cita: primero me llevó a un arcade, quería asegurar las risas y mi diversión, pero, para que no faltara el romanticismo, me llevó a un restaurante. Reservó una mesa más privada, quería que estuviéramos de frente, mirándonos, conociéndonos.

O nuestro primer beso, lo que parecía ser una simple salida de amigos a un parque terminó siendo el primer paso hacia nuestra tragedia.

Ver hacia atrás y darme cuenta de lo que perdí solo me hace querer volver en el tiempo, poder amarlo bien, decirle "acepto" en lugar de dejar que mis inseguridades me vencieran.

No puedo dejar de pensar en él. ¿O simplemente no quiero? Nuestra relación me dio algunos de los mejores momentos de mi vida.

Entre los recuerdos, mi mente acorralándome y la nostalgia, comencé a imaginar cómo hubiera sido este día si hubiera dicho que sí.

Nos imaginaba poniendo el árbol.

No puedes poner tantas esferas del mismo color juntas —decía divertida al ver la parte que él estaba decorando.

Perdón, policía de la decoración navideña —bromeaba el piloto, ligeramente indignado.

No te perdono, manos arriba —respondía, haciendo una pistola con mis manos. Él alzaba las suyas, pero después, entre carcajadas, me abrazaba.

Mi mente me estaba jugando la peor broma del mundo. Como si no me sintiera ya lo suficientemente mal, ese escenario ficticio hizo que mi día terminara peor.

Finalmente decidí solo ir a descansar, deseando que mi sueño no estuviera relacionado con el "qué hubiera sido, si...".

















🗓️ | 03 de Diciembre

De tanto pensarlo, soñé con él. Me escribía, pasábamos horas hablando y nos volvíamos a ver. Se sintió tan real que, al despertar, lo primero que hice fue buscar un mensaje suyo, un mensaje que nunca existió...

Suspiré, decepcionada. Pensé en mandarle un mensaje, pero debería superarlo, dejarlo ser feliz, aunque no sea conmigo.

Entonces recordé las cajas de recuerdos, esas que creí olvidadas. Me decidí a buscarlas. Cuando finalmente las tuve entre mis manos, no supe qué hacer. No creo tener la fuerza para enfrentar todo lo que hay dentro.

En lugar de abrirlas, solo las dejé junto a mi cama, preguntándome si algún día tendré el valor de abrirlas. Así desperdicie otro dia divagando sobre el pasado sin poder disfrutar el presente.


















🗓️ | 04 de Diciembre

Traté de pensarlo lo menos posible. Estuve envolviendo regalos, viendo películas navideñas, haciendo lo que fuera para mantener mi mente ocupada, pero nada funcionaba. Ha pasado un año. ¿Por qué es tan difícil?

Solo quiero saber algo de él, aunque sea que está con otra persona. Mientras él sea feliz, necesito saberlo. Mi alma lo necesita para encontrar paz.

Lo nuestro no se dio, y no creo tener oportunidad de recuperarlo, por más que lo desee o le pida a Dios por nosotros. Fue una historia que tuvo su final hace mucho tiempo, aunque me dolió aceptarlo.

Ese día lloré hasta quedarme dormida, leyendo las cartas que me escribió, viendo las fotos de nosotros, repasando una y otra vez nuestras conversaciones. Nunca quise perder eso porque significaría despedirme definitivamente de él.



















🗓️ | 05 de Diciembre

Ponía mi árbol cuando, de repente, encontré un adorno que volvió a tumbarme. Me lo dio cuando estábamos juntos: un adorno para árbol con dos pingüinos y nuestros nombres grabados.

Él se había imaginado toda una vida conmigo, me llenó de señales, pero el miedo me hizo ignorarlas.

Salí de mi casa y fui a todos los lugares significativos para nosotros, con un dolor profundo en el corazón mezclado con una pequeña esperanza de volver a verlo. Deseaba que no me odiara, o al menos no tanto, aunque entendería si me detesta, si no quiere verme jamás.

La última locación fue un parque. Ya había perdido toda esperanza de encontrarlo, pero justo en ese momento escuché su voz, esa voz que podría reconocer en cualquier parte.

¿Sophie? —dijo él.

E inmediatamente volteé. De verdad, estaba ahí.

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