✨ 51 | The Speckled blonde
―¿Alice? Soy yo, John...
―¿Cómo sé que no eres Sherlock intentando tenderme una trampa? ―consulta la temerosa chica desde el interior.
―Oh... Bueno, porque... Porque no participaría de ese tipo de estupidez... Y... ―titubea inseguro―. Y sé que Urano es el séptimo planeta en el sistema solar.
―Oh John, entra ―suspira la aliviada dueña de casa quien se mantenía atrincherada en su piso.
―¿Qué sucede entre ustedes? ¿por qué tanta paranoia? ―pregunta un entretenido y curioso Watson mientras observa a la chica ponerle rápido seguro a la puerta.
―Hice algo muy malo, John. Una vendetta que se me fue de las manos, o vista, mejor dicho ―se lamenta―. ¡Terrible!
―¿Qué? ―pregunta ansioso el doctor―. Sherlock estaba aún más errático de lo normal durante esta mañana y no se ha contactado conmigo desde entonces ―sacude su cabeza cuando toma puesto junto a ella sobre el sofá doble de la sala―. ¿Qué sucedió? ¿por qué gritabas anoche?
La joven suspira profundo, preocupada, y procede a contarle la historia con lujo de detalles al interesado doctor quien no puede contener sus carcajadas a tal punto de casi llorar de la risa.
―¡DESNUDO! ¿Sherlock Holmes duerme desnudo durante el verano?
―Tú vives con él ¿cómo no lo notaste?
―Él se levanta primero que yo. Además, no es algo en lo que me fijaría...
―A que no... ―comenta ella abriendo los ojos con desconcierto y manteniendo su neutro semblante.
―¡AH! No comiences con eso de emparejarme con Holmes. Tú, señorita, ahora estás en desventaja ―enfatiza Watson apuntando a la chica con su acusatorio dedo índice.
―¡Déjame en paz! Es lo más vergonzoso que me ha pasado y todo transcurrió tan rápido ―niega abatida―. Además, no puedo evitar pensar que se vengará y me rapará la cabeza mientras duermo o algo así.
―No creo que haga eso específicamente, pero es mejor no darle ideas.
―Ay John, no ayudas para nada en tranquilizarme...
Los amigos proceden a preparar la cena y, como siempre, John sólo se limita a lavar los utensilios que Alice iba desocupando. No era que la joven fuera muy diestra en la cocina, pero, por lo menos no se le quemaba "literalmente" el arroz como a Watson.
―Debimos haber invitado a la Señora Hudson.
―Las luces de su apartamento estaban apagadas. Creo que debe estar en el Speedys. Últimamente pasa mucho tiempo en la tienda ―responde el doctor, concentrado en su comida.
Alice asiente comprensiva y le da un largo sorbo a su copa de tinto, pronto notando que su amigo lucía algo lúgubre él mismo.
―Y ¿cómo está tu novia?
―Christine. Bien... bueno no lo sé en realidad. No entiendo a las mujeres...
―No hay nada que entender querido, sólo debes preguntar.
De pronto, los amigos son interrumpidos por fuertes golpes que se sienten provenientes desde la puerta. Ambos colegas se alzan de sus puestos y se dirigen hasta la entrada.
―¿Quién es?
―Abre la puerta, Sanders. Necesito hablar con John.
―Descuida, yo te cubro ―asegura el aludido y la insegura chica abre la puerta con cautela dejando al detective escabullirse dentro del apartamento a paso decidido.
―Las pistas del caso no nos están llevando a ninguna parte, por lo tanto, considero que es primordial que imite cada aspecto de la rutina de Julia Stoner para descubrir la causa de su muerte ―John asiente certero y todos se quedan en repentino silencio.
Holmes pronto dirige su severa mirada interrogante hacia Sanders.
―¿Tengo que dibujárselos? ¡vamos de una vez! ―espeta impaciente y procede a salir del lugar.
John y Alice, quienes permanecían anonadados con la indiferente actitud del detective, comparten una perspicaz mirada para pronto tanto seguir a su intrépido amigo.
―Julia Stoner fue asesinada, estoy seguro. Su hermana tendrá el mismo destino si ustedes no me son de utilidad hoy en la escena del crimen ―comenta el rizado luego de haber abordado el taxi a las afueras del 221B. Pronto los colegas llegan hasta la casa cual la difunta Stoner compartió en vida junto a su hermana y padrastro.
El objetivo de Holmes era en realidad revivir exactamente la rutina de la última noche de Julia, para así descubrir potenciales formidables pistas que podrían guiarle a una solución del caso. De esa manera, luego de tocar al timbre, un hombre alto, de unos sesenta años aproximadamente, abre la puerta invitándoles a pasar hasta la sala de estar. Y Helen, la clienta, se les une al instante para ser interrogada por Holmes.
―Necesito saber cada movimiento de Julia aquella noche.
―Bueno... ella salió con unos amigos después del trabajo y volvió a casa antes de medianoche. No estaba ebria, para nada. Pero si agotada...
Holmes y Watson siguen a la mujer hacia el segundo piso de la casa. Aunque Alice, por su parte, presiente que algo no calza; el padrastro de Stoner se mantuvo en tenso silencio durante toda la introducción. Incluso evitando contacto visual, lo cual podía interpretarse como dos cosas: por un lado, la depresión causada por haber perdido tan recientemente y de forma inexplicable a un ser querido, lo cual le causaría la necesidad de auto aislarse desde desconocidos. O, por otro lado, la culpa, cual se manifestaría en un estado de ausencia social por la presión de que un detective privado... consultor, esté hurgando en la posible escena del crimen.
La joven decide fingir estar interesada en las fotos colgadas al costado de la escalera e intenta comenzar a entablar una plática casual sacando así desde su trance al Doctor Roylott.
―Siento mucho su pérdida.
―Gracias ―responde grave y cortante.
―Mis colegas y yo haremos lo mejor posible para descifrar la incógnita de la muerte de su hijastra.
―Julia era prácticamente una hija para mí ―comenta sobándose el ojo izquierdo, el cual parecía estar involuntariamente convulsionando―. Durante mi juventud decidí no tener herederos, decisión de la cual me arrepentiría más tarde. Sin embargo, tuve la suerte de aceptar a Julia y Helen bajo mi cuidado después de la muerte de su madre...
―Julia es brillante...
―Ella era excepcional, pero, como todo lo especial, muchas veces este mundo si no eres lo suficientemente fuerte... Te consume.
Fue como si de pronto una ampolleta se hubiera prendido sobre su cabeza. Sanders se disculpa y corre hasta el segundo piso en donde John continuaba interrogando a la hermana de la víctima. Holmes, por otro lado, no dejaba de curiosear por el lugar con su lupa de bolsillo. Alice se le aproxima y jala disimuladamente al detective desde la manga hacia el baño y se acerca a él para susurrarle.
―El padrastro habla en tiempo pasado. Y el párpado de su ojo izquierdo no deja de tiritar cuando habla de Julia. Definitivamente culpable ―Holmes dirige su mirada hacia la tina y en el jabón divisa un logo que se le hace vagamente familiar.
―Brillante ―susurra dirigiéndole una ladina sonrisa a la intrépida joven.
Los colegas junto a la clienta se desplazan con suma rapidez hacia el Hospital de San Bartolomé, ya que, era estrictamente necesario que testearan el contenido de esa botella lo antes posible.
―Lo sentimos mucho Molly, son las tres y treinta de la madrugada de un sábado...
―Oh, no importa, no importa. Ojalá hubiese tenido algo interesante para haber hecho... ―contesta la forense con voz soñadora contemplando y tratando de seguirle el paso a Holmes, casi ignorando a los colegas y clienta.
―La respuesta debe estar en esta botella...
―Cuéntenos más sobre este producto, por favor ―sugiere Sanders a la clienta mientras se acomoda frente a Holmes quien no quita los ojos desde el telescopio.
―Bueno, mi hermana y yo lo recibimos como un regalo por parte de nuestro padrastro. Quien, como ustedes saben, dirige una empresa de cosméticos.
―¿Les dijo si el producto había sido testeado?
―Sí, aseguró que lo fue...
―¡Fueron unas tontas ingenuas! ―grita el detective desde su posición. Helen sorprendida más que ofendida, pregunta de inmediato la razón―. Fueron lentamente envenenadas con esta loción de ducha. El Doctor Roylott, se encargó de desviar la atención hacia las serpientes haciéndole aquellas heridas en la piel a Julia post mortem. Un hombre bastante... básico, su padrastro. Ni siquiera fue capaz de controlar su cuerpo delator ―finaliza el detective con suficiencia, poniéndose inmediatamente de pie―. Avísenle a Lestrade, tenemos al asesino.
Los colegas se apresuran devuelta a la escena del crimen para poder encarar al asesino, pero, nunca imaginaron que sería demasiado tarde. El culpable doctor Roylott se había colgado desde una viga en la cocina de la casa.
Así es como, luego de un par de horas de recolección de evidencia en la propiedad, Scotland yard se da por vencido no encontrando alguna nota que diera indicios de los crueles motivos de aquel cruel hombre en contra de sus hijastras. Por lo tanto, Sherlock, como era de esperarse, estaba completamente decepcionado; y, a pesar de que en realidad todos lo estaban, él simplemente no podía ocultar su inmensa frustración. Con aquel hombre muerto, era imposible e inútil intentar averiguar la razón por la cual asesinó a la rubia, lo que significaba que el caso finalmente se reducía a un irremediable misterio.
Un viaje de quince minutos en taxi y los colegas llegan agotados a la calle Baker. John se excusa y se escapa de inmediato a la cama sin recordar que había procurado no dejar a solas al detective y la joven. Sherlock, en tanto, entra al 221B y va directamente hacia su sofá individual. Alice, por su parte, quien en un principio pretendía continuar sin más hasta su piso, finalmente se afirma contra el umbral de la entrada. Logrando que, pronto, Holmes le indicara con la mirada que ocupe el lugar de John frente a él.
―Estamos a mano, después de todo ―dice acariciando su violín con penetrante mirada.
―¿A mano?
―Exacto.
―¿Cómo?
―Tú me viste desnudo...
―...Por desgracia ―corrige la chica por lo bajo. El detective finge que no escucha y prosigue con una sonrisa de suficiencia.
―Te he visto desnuda antes, pero había decidido bloquear esa imagen de mi mente.
―¿Qué? ¿cuándo? ―consulta instintivamente y él alza una sola ceja.
―Creo que sabes cuándo.
Alice abre ambos ojos con enormidad y pronto los cierra resignada. Por supuesto, aquella vez que llegó desde su viaje a España, lo sospechó, que no había estado sola en su habitación, y ahí tenía la confirmación.
―Entonces ¿ahora sólo decidiste recordar mi cuerpo desnudo? ¿no que lo innecesario lo borras de tu mente de memoria eidética?
―Esa remera traslúcida ―su cara se distorsiona en disgusto mientras deja de lado su instrumento musical― trajo el recuerdo de vuelta como un trauma.
―Claro. Trauma ―refuta ella entrecerrando sus ojos con suspicacia. Él sólo le observa indiferente.
―Entonces...
―¿Entonces?
―Fingimos que esto nunca sucedió ―propone él, solemne.
―¿Borrarás tu visión de mi figura desnuda desde tu mente?
―¿Borrarás tú la visión de mi figura desnuda desde tu mente? ―refuta el desconfiado detective.
―Ya está borrada ―sonríe la complaciente chica y Holmes asiente conforme―. Todo este embrollo... Tiene una distintiva melodía al estilo de "Sweet Home Alabama" ―bromea luego de un ligero escalofrío de desagrado.
―No somos hermano y hermana ―se apresura en corregir―. No tenemos una relación sanguínea.
―No, pero tenemos una relación algo fraternal...
―Pero no estamos relacionados biológicamente.
―Sé eso ―ella arruga el ceño ante la seca insistencia de él―. Como sea... ―bufa, aunque no puede evitar querer continuar fastidiándolo, así que le observa con picardía―. Tienes pectorales definidos...
Holmes suspira profundo, irritado, y le observa fulminante.
―¿Quieres que haga comentarios sobre tus pechos? ―refuta con una sonrisa malévola―. Puedo describirlos con detalle, si deseas. Les he visto en dos ocasiones distintas.
―¡NO!
―¡Entonces calla y olvida todo esto! ―exclama con fastidio―. Eso es lo justo para ambos.
―Bien... ―refunfuña la resignada joven y se alza desde su puesto para dirigirse hacia la puerta, aunque, pronto una brillante idea se materializa en su mente: él mismo le había dado la solución a su problema de privacidad―. ¿Sabes? Ahora que es verano, haré lo mismo que tú y dormiré completamente desnuda ―él arruga el entrecejo, confundido―. De esa manera, o respetas mi privacidad porque debes o, si intentas irrumpir sin permiso en mi cuarto sólo para obtener un nuevo vistazo, sabrás que no bajaré a sólo rociarte con agua, sino que vendré a castrarte como si fueses ganado.
Sherlock rueda los ojos de manera exagerada, aburrido del tema.
―Bien ―se encoge de hombros―. Como quieras.
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(2018)
Tengo un dilema gigante en la cabeza. No sé si con el tiempo me he vuelto más cínica o qué... Pero me da un poquito de desagrado e incomodidad leer fanfics en que Sherlock se enamora perdidamente al instante y es el príncipe azul y blah blah blah... No me malinterpreten, está bien shippear a Holmes con alguien, quien sea. Pero me incomoda que uno de los aspectos mas notorios del detective se pierda en cursilería :c
Ya deben suponer que obviamente entre Alice y Sherlock habrá 'intimidad emocional' (no confundir con romance, no creo en el amor romántico y él tampoco ;) ). De hecho, el capítulo que se refiere a eso lo escribí hace 3 meses jajaja Pero aun debo completar el camino de la historia para que lleguen a eso.
Me gustaría saber si encuentran tediosa la relación entre ellos (Sanders y Holmes). Para mantenerme fiel a mi postura nerd, siempre he intentado describir con cautela las reacciones y el hablar del detective, sobre todo hacia las mujeres (Holmes desconfía de ellas). He leído los cuentos, libros y obviamente mi mayor inspiración ha sido la serie... Sherlock BBC es un bebé <3
Por lo tanto a pesar de todo, de quizá no recibir taaaantas visitas o likes... Me entretengo bastante escribiendo mientras tengo tiempo y pretendo seguir hasta que se me acaben la ideas ajijij
P.D: muchas gracias a todas aquellas que comentan en la historia. No siempre puedo ver los comentarios, pero cuando lo hago... Me alegran el día con sus pavadas <3
P.D2: ¡DÍGANME QUE PIENSAN DE LA HISTORIA! De verdad me gustaría saber :c
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