Capítulo 7












Al llegar al palacio imperial y ser anunciados la música se detuvo, los presentes retuvieron el aire y miradas de sorpresas fueron puestas en sus ojos.

La familia Helion había llegado y había echo una magnífica entrada triunfal, sobre todo la joven princesa del ducado y la joven esposa, ambas se miraban más allá de la belleza, como unas diosas en la tierra.

La joven duquesa llamó la atención de más de un hombre, mirada de deseo y satisfacción se pudieron notar, aquello solo atrajo a Abel a un enojo mayor.

Beatrice y el seguían distanciados, el ambiente en el carruaje fue tenso, Beatrice lo ignoro durante todo el camino a pesar de que él le quizo hablar.

—Saludos a su majestad el emperador y la emperatriz  - dijeron todos al verlos entrar.







Beatrice busco por todos lados a su familia, quería evitarlos lo más posible, no quería verlos o dirgiriles la palabra.

Pero parecía que el destino no estaba de lado, la voz chillona de Louise se escucho, apretó sus puños tratando de calmar su respiración y alzó la vista al divisar que sus padres y a su hermana.

—Vaya, te vez muy diferente hermanita -los ojos brillantes de Louise pasaron a tener un tono sombrío —Pero aunque te vistas de seda sigues siendo la misma criada.

Beatrice se alejo con una enorme sonrisa que causó molestias en Louise.

—Veo que a mi cuñada le agrada susurrar cosas - Abel se acercó y coloco su brazo en los hombros de Beatrice —Suegro es bueno conocerlo, no fue a nuestra boda ¿me menos precia por vivir en el norte?

—Para nada duque... estabamos ocupados - la mirada de Abel se torno amenazante.

—Que lastima, nos divertimos muchos sin usted, ahora debemos irnos, debo llevar al príncipe Siegren con su majestad -Abel tomó la mano de Beatrice y se alejo de ellos —Que molestos.

—Sueltame - Beatrice alejo con cuidado su mano —Ire con Fiona - Abel tomó nuevamente su mano.

—Vamos a bailar - Beatrice fue arrastrada a la pista de baile.

Todos a su alrededor se amontonaron para ver a la nueva pareja, ambos se miraban radiantes y felices, algunos tuvieron envidia y otros pensaron que eran ridículos, un matrimonio por contrato jamás sería feliz.

—Veremos si les dura esa felicidad hermanita - Louise apretó sus puños, intento acercarse al príncipe heredero pero este la ignoro para irse con la señorita Priscila, intento ir con Siegren pero sus aterradores ojos la espantaron, pero haría a Beatrice infeliz en su matrimonio.














Abel había visto a Beatrice irse tan pronto como terminó su baile, verla alejarse fue extraño para él, cada copa que tomaba era un triste recuerdo de su querida Beatrice, había pasardo demasiado tiempo lejos de ella y la extrañaba.

—Duque... - una sensual voz se escucho —Estoy perdida en este enorme lugar - aquella molesta voz la reconoció, era la hermanastra de Beatrice.

La joven de cabellos rubios se acercó lentamente a él, sus voluminosos pechos resaltaba de aquel vestido azul oscuro, pero a Abel aquello no le pareció atractivo, para él, el pequeño cuerpo de Beatrice era más que hermoso.

—¿Me ayuda a encontrar la salida? - Abel parecía perdido, lo que estuvo tomando le jugo encontra y más el terrible olor dulce de la mujer delante de él lo hicieron perder la memoria —¿Si? -las pequeñas manos de Louise se posaron en su pecho, Abel intento alejarse pero Louise coloco sus pechos enfrente de su cuerpo y una terrible sensación le invadió —¿Vamos a un lugar más intimo duque?

Abel quiso alejarla pero Louise se pego más a el, quien viera la escena diría que ambos estaban en un momento muy íntimo.

Y así fue.

Beatrice se había alejado de Fiona para tomar aire y al salir al balcón vio la terrible escena, Abel y Louise estaba más juntos de lo que debían, ambos se sonreían y parecían tan íntimos.

—Oh hermanita, nos descubriste - Beatrice miro a Abel y este simplemente veía contento a Louise, sin pronunciar alguna palabra se dio la vuelta y salió.












Aquella noche Beatrice no logró conciliar el sueño, pasó pensando en Abel y su acercamiento tan íntimo con Louise.

—Al final no soy tan importante, solo soy hija de la criada - sus lágrimas no abandonaron sus ojos en toda la noche.























Al día siguiente se organizaba una fiesta de Caza en el palacio imperial, contra toda queja de su parte, Beatrice acabo yendo junto a Abel el cual parecía no inmutarse de lo que pasaba con ella.

—¿Hasta cuando seguirán? - Fiona suspiro —Se llevaban mejor de lo que esperaba y ahora están así. ¿Qué sucedió?

—No quiero hablar de eso.- Beatrice contesto

—Anoche se hablaban bien, bailaron juntos pero después Beatrice se fue antes de que terminara el baile ¿que paso?

—Pregúntale al duque -Beatrice bajo del carruaje y se apresuró a llegar al lado de Siegren, Abel alzó una ceja confundido y le siguió sin esperar a Fiona.

—¿De que hablas? -Abel tomó su brazo.

—No me toque -Beatrice lo alejo —Ire a sentarme con las damas - Beatrice se alejo nuevamente.

—No tienes suerte en nada maestro - Abel miro mal a Siegren —Deberías de hablar seriamente con ella, si realmente te gusta haz real tus sentimientos, si no, no la molestes.

Siegren también se alejo, Abel cerró sus ojos con enfado y trato de recordar lo que había pasado anoche, eso y la discusión de la última vez en el ducado habían echo que ambos definitivamente se alejaran.

—Te recuperaré Beatrice.

Las damas con las que se había juntado Beatrice tenían un club en donde hacían actividades al aire libre, las competencias de caza eran su fuerte siempre, mujeres casadas que amaban contradecir a sus esposo.

Beatrice se había arrepentido tras aceptar la taza de té que le ofrecían, habían quedado en ir a montar todas juntas y por algún motivo había aceptado sin saber montar.

Cuando se acercó al corsel sintió su miedo subir, nunca en su vida se había montado en uno y en aquel momento deseo tanto un salvador.

—Déjeme enseñarle un poco Mi Lady.





























¿Como creen que sea la reconciliación? Si es que tienen una...

Nuevo personaje ¿gato rompe hogares?

Mis redes.

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