Capítulo 3












Beatrice se acomodo tratando de obtener una mejor posición para su cuerpo, se sentía adolorida y exhausta.

Unas leves variadas en su abdomen la despertaron, al abrir los ojos encontró al Duque viendo fijamente su cuerpo.

—¿Qué hace?

—Te despierto - Beatrice cerró levemente sus ojos —Despierta ya quiero hacerlo.

—¿Qué?

—¿Qué? - Abel la imitó —Ya sabes bien que es lo que quiero niña.

—Soy Beatrice.

—Bea - la joven soltó un leve suspiro —¿Te gusta esto?

—Tiene las manos lastimadas...

—Trabajo querida y entreno, estas manos te sirvieron mucho anoche.

—No me queje - Abel sonrió de lado —Solo dije que están rasposas.

—Eres tonta - Beatrice le miró mal —Vamos a desayunar.

—Usted dijo...

—En la noche -se puso de pié dejando ver su cuerpo desnuso, Beatrice analizo cada parte de el, incluso sus glúteos se miraban bien formados y ni hablar de su hombría. —Acosadora.

—Solo comprobaba  -Abel soltó a reír y le lanzó la bata.

—Date prisa niña - Beatrice suspiro —Beatrice  -se corrigió y salió.

La joven espero a sus nuevas damas las cuales ingresaron segundos después, la llevaron hasta la tina y le dieron un baño rápido.

—¿De que murmuran?  -las jóvenes murmuraban animadas algo que ella no lograba escuchar, cuando escucharon la voz de Beatrice se sonrojaron.

—¿Paso buena noche?

—La paso mira su cuello - dijo Ashley, Beatrice tomó el espejo de su tocador y vio su cuello con asombro, había marcas de chupones en el.

—Esto... alergia, si eso.

—No tiene por qué mentir o darnos explicaciones señora - Eva sonrió —Es una mujer casada ahora, es normal esto y más.

—Que vergüenza  - Ambas damas rieron.

—Quedo lista - Ashley se alejo —¿Quiere taparlo con un collar?

—No tengo uno... - ambas se vieron.

—No se preocupe, debe ir a desayunar  - Beatrice le dio una pequeña sonrisa y salió.

El desayuno con Abel pasó en total silencio, Abel de vez en cuando miraba el cuello de Beatrice y reía para sus adentros, la joven simplemente se hundía en su asiento de la vergüenza.


















—Señor - Ashley ingreso a la oficina de Abel, el duque bajo su libro y la miro.

—Habla.

—La señora llegó con solo dos vestidos y sin ninguna joya... estuve revisando sus cosas y solo traía una pequeña maleta con más dibujos que ropa.

—Bien, me haré cargo de eso, ¿Ya enviaron por la tutora?

—La señorita Fiona dijo que se haría cargo de darle las tutorias  - Abel alzó una ceja —Ella se ofreció.

—Bien, saldré no me esperen para almorzar, que coma bien -Ashley se reverencio y salió.












Beatrice observo la cantidad enorme de libros sobre el escritorio, al ingresar le habían dicho que sus clases serían de tres a cuatro horas, nunca había asistido a una pero había aceptado para no darle molestias al Duque.

—Duquesa - Fiona ingreso a la oficina, la joven que iba con mirada seria cambio su rostro a uno amable.

—Señorita dígame Beatrice o Bea.

—Bien, dime Fiona - Beatrice asintió  —Yo te daré tus clases, creo que así podemos ser más cercanas.

—Me gusta la idea.

—Entonces Comencemos, tenemos muchas horas por delante.

Al terminar la agotadora mañana ambas decidieron almorzar juntas, apesar de que Fiona parecía ser una joven fría y solitaria, había resultado ser muy amable y atenta, le había explicado todo con calma.

—¿Y Abel en donde esta?

—Dijo que saldría y que no le esperaran para comer  - el mayordomo tomó la palabra.

—Bien, entonces empecemos.

Beatrice miro la gran cantidad de comida, aunque trataba de comer todo lo que le daban le era imposible y doloroso.

Se había acostumbrado a no comer nada.

—¿Todo bien?

—Sí - Fiona la observo, Beatrice llevó un poco de comida a su boca y sonrió.

—¿Está delicioso?

—Sí - sus respuestas eran cortas y sin rodeos, Fiona quiso sacarle más platica pero le era imposible, no quería molestarla.






















Al cer la noche Beatrice regreso a sus aposentos luego de pasar todo el día junto a Fiona, al ingresar vio todo el piso lleno de cajas y baúles, dudosa avanzo y encontró a Abel en el suelo cubierto por un montón de telas.

—¿Señor?

—¿Señor? Soy tu esposo niña tonta, dime Abel, Abel - Beatrice le miró mal —Ya se, todo esto es tuyo.

—¿Qué?

—Deberías de hablar más, pareces tonta.

—Deje de decirme así.

—Tonta - Beatrice bufo —No trajiste nada de ropa y no vas a usar toda la vida la ropa de Fiona, aparte te queda grande.

—Pero esto es mucho.

—Deberia de llenar diez habitaciones con ropa tuya, así que no te quejes de que es mucho.

—Pero señor.

—¡Abel! - sonó desesperado —Ven aquí y mira todo. - Beatrice se sentó en el sofá y lo vio levantarse —Vestidos hay unos cien al menos, la otra semana vendrá la modista, así que hazle un hueco a ella, mmm compre muchas joyas bonitas, compre la tienda entera, úsalas cuando quieras, zapatos hay doscientos pares.

—¿Qué? Es mucho Abel...

—Te dije que no -le paso una bolsa —Ve a ponerte eso.

—¿Qué es?

—Algo que te voy a quitar -Beatrice cerró sus boca de golpe —Ve ya.

Beatrice tomó la bolsa y con vergüenza ingreso al baño, al abrir la bolsa encontré un camisón extremadamente pequeño y lo que la avergonzó más fue la ropa interior, quiso que la tierra se la tragara.

—Sí tardas entrare por mi cuenta.

—Ya casi estoy - Beatrice se quito la ropa y se coloco el camisón, con vergüenza salió.

—Atine a la talla.

—Pervertido.

—Solo toque lo que es mío, por eso adivine.

—No soy suya.

—Eso no decías anoche querida - Beatrice le miró mal —Ven aquí.

—Venga usted.

—Beatrice  -la joven se acercó tímidamente, Abel la tomo del brazo y la sentó en su regazo —Hueles bien.

—Si...

—Eres joven por lo que aún te falta experiencia, aprender del mundo y malicia, pero te aseguro que aquí nadie te hará daño, ya no estás con esa familia.

—Gracias...

—En cambio quiero que te habrás más a mi, a todos, si te hicieron daño dime y los matare a todos.

—No quiero que mueran... quiero que sufran en vida lo que yo sufrí  - Abel sonrió y beso su cuello.

—Por ahora vamos a divertirnos mucho Beatrice.












































Candente señoras.

Mis redes.

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