Capítulo 10
Abel le tendió la mano a Beatrice y esta bajo del carruaje, el calor del mar le recibió, el sonido de las olas romper fue como música para ella.
—Es hermoso.
—Lo es -tomó su mano y camino —Vendrán por las mañanas a preparar el desayuno, al medio día para el almuerzo y en la cena, de ahí estaremos solos por horas -la abrazo por la espalda —Tenemos toda la mansión para divertirnos.
—Eres un pervertido -la risa de Abel resonó en su oído, sus enormes manos recorrieron su vientre.
—Es mi pecado ser así con mi esposa. - Beatrice se giro y le dio un beso, Abel la tomó en brazos y subió.
Beatrice beso el cuello de Abel dejando pequeños mordiscos al rededor de el, Abel gemia al sentir los labios de Beatrice contra su piel.
Al ingresar pego a su esposa a la pared y atacó su cuello con fiereza, dejo mordiscos por todo el cuello, marcó su piel y acaricio sus caderas por sobre la ropa.
—Abel - el gemido que emitió hizo a Abel presionar con fuerza sus caderas, bajo sus besos hacia la cima de sus pechos y succiono dejando más marcas encinta de estos.
—Mi amada Beatrice -la joven le jalo del cabello y lo beso, Abel se alejo contento y se arrodillo —Sostente amor.
Beatrice le miró sin entender, Abel le alzó el vestido y le retiro la ropa interior y paso una de sus piernas por su hombro y sonrió.
—¿Qué harás? - su voz fue callada por un gemido, Abel pasaba su lengua por su interior haciéndola moverse lentamente, el placer recorría su cu abdomen y sus pechos estaban inflamados por el placer —Abel - la joven gimió y desabrocho la parte delantera de su vestido —Más.
Abel sonrió y deslizo su mano por su muslo, Beatrice se erizo al sentir un dedo ingresar en su interior, sentía tanto placer que pronto estaba llegando al extasis, Abel relamio sus labios y lamio su dedo para luego salir de sus piernas.
—Que bien sabes esposa - Beatrice se torno roja, Abel se levanto y la alzó, las piernas de la joven se enrollaron en su cintura y sus labios se juntaron.
—Eres increíble. - Abel asintió y beso sus pechos, juguetaba con sus pezones tal cual niño —Eso duele - Abel estiro su pezon con sus dientes y negó —Suéltalo.
—Mi querida Beatrice -la beso y se acomodo entre sus piernas —Eres mía, solo mía. - entro en ella sin previo aviso.
La playa les recibió en un cálido amanecer, habían salido a dar un paseo matutino y a disfrutar de la soledad.
—Desnudate. - Beatrice le miró extrañada —Vamos a darnos un baño.
—No Abel - el hizo un puchero y se acercó a ella para desatar su vestido.
—Si Abel -repitio el y le quito el vestido —Quiero hacerlo aquí.
—La Arena entraría en nosotros, que molesto seria. - Abel asintió.
—Entonces preparare algo para más noche -beso su hombro y la tomó en brazos —Ahora lo haré en el mar - corrió con ella en brazos, Beatrice soltó a reír y se aferro a sus hombros.
Louise leyó la carta con una enorme sonrisa en su rostro, todo estaba listo para deshacerse de Beatrice y así tendría a Abel Helion para ella.
—Bien, que disfruten de su tiempo a solas, luego Abel me pertenecerá solo a mi - el guardia la miro.
Louise era una belleza pero no era elegante, era una mujer vulgar que disfrutaba de los favores de forma poco común.
Atrajo al guardia a ella y le deposito un beso en la comisura de sus labios, el hombre admiro sus voluptuosos pechos que sobresalían del pequeño vestido.
—Haz lo que pido y podrás tocar un poco - le guiño un ojo, el guardia salio alegre de ahí —Imbecil, preparen todo para el baile, debo conocer al príncipe Heredero.
Abel le tapo los ojos a Beatrice con una cinta, guio a la joven por el camino con lentitud, Beatrice llevaba un vestido celeste corto, se había arreglado un poco para la ocasión.
—¿En donde estamos? ¿Me tiraras al mar?
—No -soltó una pequeña risa y le quito la venda, Beatrice miró la cama en medio de la arena, era cubierta por cortinas blancas y habían almohadones al rededor, soltó a reír al saber que quería su esposo.
—¿De donde sacas tanta fuerza? Ya tengo todo el cuello y pechos llenos de chupones.
—Aún me faltan algunos lugares - Beatrice lo tiro a la cama y le subió.
—Ahora te toca a ti - Beatrice beso su cuello, Abel soltó un gemido, Beatrice sonrió y le quito la ropa.
—Eres una dulzura - Beatrice sonrió y se acomodo nuevamente —Mía.
El tiempo corría lentamente en compañía de Abel, ambos pasaban tiempo agradable juntos y Beatrice día con día se empezaba a enamorar de aquel que juraron la iba a matar.
—Hay que dormir más. - Abel la atrajo hacia el y la beso —Duerme pequeña.
—Si amor - Beatrice se acomodo en sus brazos —Descansa amado mío.
—Que dulce eres Beatrice.
Corto pero sabroso jajajaja
¿Qué creen que haga Louise?
Abel cada día más encimoso con Beatrice.
Mis redes.
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