Capítulo 1














Nacer como hijo ilegítimo era algo de lo que muchos preferían ignorar, se hablaba mal del bastardo pero no del padre que engaño, así nació Beatrice, nació siendo la hija ilegítima de un conde, odiada por todos creció bajo la sombra de su hermana mayor.

Siempre fue abusada por las criadas, su madrastra y su hermana, su padre prefería ignorar lo que había hecho y su madre era alguien que había volado lejos apenas nació.

Su hermana siempre se llevó los aplausos, las mejores joyas, el amor y el respeto de todos, pero cuando Beatrice fue necesaria le dieron todo lo que había pedido por años.

Bonita ropa, joyas y una criada para que la atendieran, pero aquello no iba con buenos motivos.

—Louise ganó la selección para esposa del segundo duque del imperio, pero no irá ella, deberás ir tu a casarte - su padre sonaba frío, Louise sonreía al fondo y su madrastra la miraba sin decir nada.

—¿Por qué?

—Porque mi pequeña princesa será la esposa del príncipe heredero, no de un simple duque.

—Agradece esto, con tu estatus de ilegítima apenas y podrás tocar a un campesino, así que arrodillate y agradece - se sentía herida, pero haría todo por alejarse de aquella familia.

—Aceptaré - dijo finalmente.

—Te iras de aquí en dos semanas, vendrán a tomarte medidas para tu vestido, vete ya - Beatrice soltó un leve suspiro y salió.

Su habitación era el equivalente al sótano tenebroso de una iglesia, tenía una pequeña cama vieja y un tocador.

Pero al llegar encontró sus cosas afuera y a una criada limpiando.

—¿Qué está pasando aquí?

—Llevarán sus cosas a una habitación de invitados - Beatrice suspiro y la jefa de mucamas llegó, con una seña la hizo seguirla hasta una habitación mucho más grande que la suya.

—Vendrá una mucama a prepararte, te traerán algunos vestidos nuevos y accesorios de segunda, lea estos libros y no sea una molestia - Beatrice suspiro, no sabía leer, menos la etiqueta del imperio, ¿se estaban esforzando en hacerla el hazmerreir?





























Para su suerte en aquella semana la mucama que le había enviado le había ayudado a leer un poco de aquel libro, sus ropas ya estaban en las valijas y su vestido de novia había llegado, no lo había visto, solo sabía que tendría uno.

—Debemos irnos - en dos semanas los preparativos fueron hechos, algo con suma rapidez pero que era lo necesario, un duque tan famoso y adinerado podía hacer posible todo.

—Iremos a la mansión del duque, pasará dos días ahí y luego se celebrará la boda - Beatrice asintió.

Su partida era simple, pero sabía que su hermana y su madrastra le harían una buena despedida.

Al salir de la pequeña mansión le esperaban ambas afuera, el cabello platinado de Louise brillaba a la luz del sol, del mismo modo que el de su madre, ambos poseían una belleza única, pero su belleza escondía una mala personalidad.

—Madre y yo hicimos una apuesta hermanita -Louise se acercó a ella y piso su pie con fuerza —Veremos en cuantos días regresa tu cadaver a casa... ¿No lo sabías? - su expresión seria paso a una de duda, Louise había logrado Asustarla.

—El Duque tiene fama de ser un demonio, el norte es un lugar muy terrible para una joven delicada, por eso mi amada Louise se quedará con su madre - su madrastra soltó su veneno, Beatrice las miró.

—Estaremos contando los días hermanita, suerte - Beatrice no menciono nada y subió al carruaje.






























El viaje fue largo, sin descanso viajaron  hasta Helion, al llegar fue recibida por un mayordomo el cual la guió por los extensos pasillos hasta la sala principal en donde el Duque se encontraba en un tipo trono, se miraba imponente y de otro planeta.

—Beatrice Ashet le saluda - la joven imito lo que su criada le había enseñado.

—¿No era Luis su nombre?

—Louise señor - Abel rodó los ojos, Beatrice le miró con los ojos bien abiertos, su mirada era una de curiosidad y sus mejillas sonrojadas por el frío le dieron un toque angelical, aquello sorprendió a Abel.

—La hermana mayor no pudo venir... lo siento - Beatrice temblo, no sabía si de miedo o de frío.

—Parece que nunca estuvo en un lugar frío ¿que son esas ropas tan delgadas? Veo todo - aquel comentario alarmó a los presentes, Beatrice tapo la sección del escote y se sonrojo más, aquella ropa era de Louise, le habían dado sus trapos viejos para que ella los usará.

—La llevare a su habitación temporal, también buscaremos ropa adecuada, por aquí Lady Ashet - Beatrice se despidió tímidamente de Abel y siguió al mayordomo.

El castillo era enorme, la frontera era fría pero al pasar por el pueblo se sintió la calidez, el castillo era distinto, le costaría vivir ahí, pero al menos tendría una buena cama y comida.

—Traeremos dos mucamas más, y le traeremos ropa.

—Gracias.

—No las de, será la señora en unos días- Beatrice se sonrojo un poco, al ingresar a su habitación temporar se asusto, era enorme, era diez veces su sótano.

—Wow - su sorpresa no pasó desapercibida por el mayordomo —Que enorme.

—Es temporal, la de los duques es mucho más grande - su sorpresa aumento pero poco le duró, la habitación de los duques, no dormiría sola....

—¿Habitación de los duques? - su duda debía de ser respondida.

—Eso, ambos deben de compartir habitación  - su cara reflejo su vergüenza —Debería de descansar.



























La mucama de nombre Leyla era reservada pero era de ayuda, sabía muy bien que la habían enviado a espiarla, así que debía de deshacerse de ella, pero lo haría luego de la boda.

Luego de darse un baño relajante descanso por un día entero, a la mañana siguiente bajo a cenar junto al Duque el cual la ignoraba sin disimular, estaba incomoda pero prefería el silencio.

—Lady Fiona vendrá mañana temprano  - Beatrice alzó la vista —Responderé su duda, es la hija adoptiva de el Duque.

—Bien  - asintió, solo esperaba caerle bien a la joven, suficiente tenía con el abuso de su hermana y madrastra, no quería que alguien que no conocía la odiara.

—Espero estés preparada para lo que viene - Abel mencionó de forma seria, Beatrice alzó la vista sin entender —Deben de enseñarle lo necesario, es evidente que mi prometida no es alguien estudiada.

—No lo soy... no me ofende que lo diga.

—No te ofendía, era sincero y te ayudaba -salió del comedor sin decir más.

—Solo ignore eso señorita, los únicos humanos con los que habla solo soy yo y el guardia de la puerta - Beatrice soltó una leve risa, pero aquello la relajo un poco.

























































Primer capítulo aquí, espero les guste.

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