✰「𝑇𝑟𝑒𝑠.
Tensó los labios a la vez que sus ojos se encontraron con los de un joven albino. Este le observaba de manera desinteresada.
Para su suerte no entró nadie más. Cuando las puertas se cerraron le habló antes de marcar.
—¿A qué piso vas? —comentó con una de sus manos en el bolsillo de su pantalón.
—Planta baja. —consideraba haber visto a ese chico en algún lado. Le resultaba familiar. —Gracias.
Al parecer iban al mismo ya que se apoyó de la pared a esperar.
Intentaba hacer memoria mientras intentaba no ser tan obvia al mirarlo. Lo tenía en la punta de la lengua, era quizás...
—¿Nos conocemos? —fue lo primero que se le ocurrió. Llamó su atención para que él la viera pero su gesto confundido no le daba una buena señal.
—Hum... No. —encogió los hombros. —Nunca te había visto antes.
Hubo un silencio entre ambos.
—¡Ya sé! Debe ser que me has visto en la televisión. He ganado muchas peleas. —colocó sus brazos flexionados hacia su espalda.
Sintió como si le hubiera caído una gran roca en la cabeza.
¡Era muy joven y se las arregló para llegar tan arriba con tal facilidad!
—Es verdad, te vi una vez...
—¿También peleas aquí? —preguntó entusiasmado.
—¿Eh? Yo... No... —el albino perdió el interés inmediatamente.
—Ya veo. —miró a otro lado desviando la mirada.
Observó el número que indicaba arriba de la puerta del ascensor. Apenas iban por la planta 56.
—Entonces el chico que también estaba en racha quedó mal herido por la última batalla que tuvo contra ese trompo humano... Creo que ustedes dos comenzaron el mismo día, ¿No es así? —rememoró.
—Sí...
—¿Sabes si se encuentra bien?
—Por supuesto. —contestó con confianza. —Es un terco y actuó de manera imprudente pero no fue nada grave.
—Espero que se mejore pronto. Tiene una fortaleza increíble.
Realmente sentía admiración por los dos. Tan jóvenes pero con un talento entre millones.
—Luces como alguien fuerte, pensaba que podría retarte a una pelea. —dijo de repente sin verle. Suspiró. —De todas maneras no puedo hacerlo.
Aquellas palabras le hicieron avergonzarse.
—No sé qué decir. —sin embargo, consideraba que Hisoka actuaba de manera similar. Buscando siempre a los que tenían potencial.
Su habilidad no era tan asombrosa... Tenía muchas limitaciones.
Al notar como el número bajaba con rapidez consideró aprovechar para acercarse más al joven.
—Me llamo Rosslenne. Agradezco lo que me has dicho pero... Prefiero no enfrentarme contra nadie si no es necesario.
—¿Entonces qué haces aquí?
—Conozco a alguien y lo estoy acompañando. —pensó rápido, no quería dar mucho detalle ni mucho menos que le preguntara de quién se trataba.
Al meditarlo un poco se dio cuenta que ambos estaban en una situación similar. Lo único diferente es que su objetivo no era participar.
—Soy Killua. Killua Zoldyck. —le sonrió.
Su expresión de asombro tuvo que ser muy graciosa ya que Killua empezó a reír.
—Eso... Explica muchas cosas. —trató de mantener la compostura. —Es un placer.
Finalmente las puertas se abrieron.
—Te veré luego. —se despidieron con la mano. Al instante de verlo alejarse y permitir que las personas pasaran para salir dudó si había hecho lo correcto.
Estaba involucrada en cosas que podían perjudicar a cualquiera que se acercara. A pesar de que ese chico pertenece a una famosa familia de asesinos no consideraba correcto sumar más problemas.
Prefirió no pensar más en eso para concentrarse.
Quería esperar para la famosa Subasta del Bajo Mundo en la Cuidad Yorkshin. Tenía sus ahorros únicamente para esos días, mientras tanto tenía que arreglárselas.
Volver al Coliseo del Cielo tenía sus riesgos. Si la reconocían podía estar en grandes problemas.
Rentó una habitación cerca del centro de la república, si lograba vender lo que reguardaba le alcanzaría para varias semanas. No le preocupaba demasiado.
Al bajar tras dejar sus pertenencias sacó su pincel del bolsillo junto con una libreta. Estuvo en un sitio donde no fuera visible para escoger minuciosamente a su víctima.
Sonrió cuando encontró a un hombre que a simple vista parecía convencer a las personas en apuestas sucias.
A pesar de no tener pigmento dibujó al señor de manera simple para así acercarse. Apenas fue un simple tropiezo pero en ese momento logró tocarlo.
—¡Mira por dónde vas!
—Disculpe. —regresó a otro lugar donde no pudieran observarla. Las líneas entonces se iluminaron de un tono azul brillante. El dibujo desapareció para entonces escribir las órdenes.
Inmediatamente manipuló su cuerpo a voluntad obteniendo la información de su vida, recuerdos y hasta pasado en las páginas que se encontraban en blanco.
—Así que has asesinado a varias personas, interesante. —pasó las páginas. —Me servirás por un tiempo.
Cuando cayó la noche se mantuvo en la azotea de un edificio. Comía algunas golosinas observando a las personas caminar.
El mismo hombre de esa misma tarde con una marca de pintura en su brazo dejó dinero en un sobre al lado de ella.
Estaba contando la cantidad a la vez que masticaba un chicle. Su teléfono vibró en su bolsillo.
Otra vez...
Hisoka ya le había mandado dos mensajes. Siendo honesta no sentía la necesidad de contestar debido a que lo único que le dijo es que quería saber su ubicación y luego preguntó que hacía.
Ahora cuando abrió el último en el buzón se sorprendió.
HISOKA:
Estoy aburrido así que iré a buscarte. ⭐-_-💧
Tenía que ser una broma. Seguramente era eso.
De todas formas sintió nervios, conociendo a Hisoka solo le gustaba decirle cosas para jugar con ella.
Sin saber qué hacer solamente vio el teléfono en sus manos para observar la calle.
¿Hubiese alguna diferencia si le respondía o no?
Detestaba no decidirse. Tanto se concentró en eso que olvidó por completo darle la siguiente orden a quienes había elegido como peones.
Antes de irse escribió rápido en su celular.
Por otro lado el sonido de un mensaje entrante resonó por la calle vacía donde solo se encontraba una persona de pie. Este sacó el aparato.
SWEET CANDY:
Aunque quisieras no vas a encontrarme.
Se relamió los labios con una sonrisa de satisfacción.
Adoraba los retos.
Así abandonó el lugar con una carta en sus manos llena de sangre.
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