✰「𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜.

La luz cálida comenzó a molestarle en los ojos. Apenas su cuerpo se movió cuando se dio cuenta que pasaron un par de horas.

El uso de su Nen empezaba a afectarle. Quedaba sumamente exhausta al utilizarlo por un período de tiempo prolongado.

—¿Qué hora es...? —buscó su teléfono sin éxito alguno. Tuvo que levantarse sintiendo una ligera sensación de debilidad.

No se equivocaba al deducir que transcurrieron horas. Por la ventana notaba el cielo oscuro y el silencio en las calles. A pesar de tener un sentimiento de liberación extraño, siguió con su cometido de encontrar el dispositivo.

Al hacerlo levantando la sábana desarreglada maldijo por lo bajo notando que este tenía la pantalla rota.

Intentó encenderlo sin lograrlo, si compraba otro necesitaría descompletar los ahorros que tanto le costó reunir. Mejor sería esperar a tener al menos la mitad del dinero para completar.

Así pasaron las semanas. Si no fuera por las constantes noticias de la famosa pelea de Hisoka contra Kastro lo hubiera olvidado por completo. Hasta en una oportunidad donde ganó su mera curiosidad se acercó al Coliseo del Cielo con intenciones de ver si el mago se encontraba cerca, pero lo que logró fue una persecución al ser descubierta por uno de los peleadores al haber reconocido su rostro.

A veces detestaba su modo de vida, escapando del resto en varias ocasiones. Aunque luego recapacitando su conducta se dio un golpe en la frente. Si hubiera tenido éxito capaz Hisoka hubiera malinterpretado sus intenciones. Aunque...

¿De verdad deseaba volver acostarse con él?

Su cabeza parecía un remolino de emociones. 

—Oye... ¿Esa no es...? —escuchó una voz mientras caminaba por un parque algo lejos de su anterior objetivo. Le pareció conocida.

Apenas volteó hacia dónde provenía cuando le cayó algo en la cara. Se asustó pero al tocarse se dio cuenta que era crema batida.

Comenzó una discusión donde cayó en sí, viendo a Killua y a Gon peleándose. Aunque el azabache mantenía uno de sus brazos enyesado. 

—¿Eh...? ¿Hola? —estando cerca ambos se detuvieron.

—¡Hola! ¿Eres Rosslenne, no es así? ¡Soy Gon!

Una sonrisa enmarcó su rostro sin poder evitarlo, conocía perfectamente al chico. Sin poder evitarlo se quedó recordando aquella batalla donde quedó tan malherido. Aunque pelear de esa forma iba a traerle esa consecuencia.

—Tonto, no debiste llamarla. —Killua por el otro lado estaba de brazos cruzados sentado en la grama donde parecían compartir un picnic. Aunque se encontraban restos de migajas en sus ropas.

—¿Ah? ¿Por qué no? Me dijiste que hablaron en el ascensor y te pareció agradable.

—¡No-no te dije eso, idiota!

Rosslenne mantuvo su gesto pero retrocedió un poco. Si se mantenía mucho tiempo con ellos podría ser mala idea.

Gon le ofreció una servilleta para limpiarse debido al desastre que ocasionaron.

—Gracias pero no quiero incomodarlos. Solo pasaba por aquí a tomar un poco de aire. Es bueno ver que estás mejor, Gon. Un placer conocerte. 

—¡Sí! ¡Killua me dejó salir un rato ya que queda poco para que sané por completo!

—Son dos meses, no uno solo. 

—¡Igual estaré mejor que antes! —le sacó la lengua.

Nuevamente observó a sus alrededores ausentándose de la conversación.

—Oye, ¿Estás bien? —Killua llamó su atención. Su mirada seria sobre ella le sorprendió. 

Se dio cuenta rápido de su comportamiento. Sí que era bueno en analizar a las personas.

—Estoy bien. —confirmó mientras el moreno seguía comiendo con su mano libre. Aunque de vez en cuando el albino le ayudaba pasándole las cosas que necesitaba.

—¿Por qué no te quedas? Compramos mucha comida. —la castaña ante la insistencia de Gon hizo una mueca buscando ayuda del contrario que le miraba sin oponer resistencia alguna por sus palabras.

—No te dejará en paz hasta que aceptes. Así es él.

Rosslenne se sentó. Tal vez los estaba subestimando, después de todo llegaron muy rápido a los pisos altos y demostraban haber avanzado en fuerza como en técnica inmensamente. Además, la comida se veía deliciosa.

Su estómago confirmaba que necesitaba alimento. Estuvo durante un buen rato corriendo y usando sus energías para evitar que la atraparan.

Empezaron una conversación amena mientras Gon era quien llevaba gran parte de los temas a hablar, relatando sus peleas en el Coliseo del Cielo además de halagar a Killua en las suyas. También mencionó a su tía Mito-san, recordando que debía escribirle sobre las últimas cosas que sucedieron.

El albino demostraba el cariño que le tenía al azabache través de las acciones de limpiarle los cachetes de vez en cuando. Inevitablemente la castaña sonreía al ver esto con sumo cariño, le resultaba adorable aunque Gon dijera que no era necesario Killua lo seguía haciendo. 

Estaba satisfecha. Aunque algo culpable por no aportar nada en la comida, así que decidió levantarse.

—Esperen aquí. Traeré algo. 

Desde hace unos minutos quizás dos personas la estaban observando. No eran novatos pero si no se los quitaba de encima podían hacer de las suyas a los chicos y no quería eso. Así que siguió caminando hasta que estuvo lo suficientemente lejos en un lugar aislado.

El callejón desolado fue suficiente para lograr que salieran de su escondite. Un hombre corpulento le hizo frente. Parecía uno de esos luchadores de estilo libre por su vestimenta.

—No demuestras ser tan estúpida. Si seguías con ellos nos hubiéramos encargado sin problemas. —su voz grave trajó a los otros a sus espaldas mientras sacaban sus armas.

—Deben estar muy desesperados para utilizar armas contra mí. Son muy rencorosos.  

—¡Cállate, no eres más que una rata! 

No tenía que preocuparse, de solo verlos notaba que eran aficionados. Pero una piedra en el zapato es una piedra en el zapato. Molesto pero insignificante.

Como esperaba los tres se lanzaron contra ella sin pensarlo dos veces. Ni siquiera utilizaban alguna habilidad, únicamente fuerza bruta.

Con las manos en sus bolsillos solamente necesitó utilizar sus piernas para dejarlos en el suelo. Noqueando a uno mientras el otro aprovechaba que estaba de espaldas para hacerle daño con la navaja, sin embargo, apenas estuvo cerca de rozarle cuando fue golpeado en la barbilla con una enorme fuerza cayendo con un estruendo haciendo que el instrumento quedara cerca de su posición.

La tomó y lo acercó al cuello del más alto sin dudar.

—La próxima vez que quieras conseguir venganza piénsalo mejor. No seas idiota, tú mismo con tus compañeros se lo buscaron al entrar en el mundo de las apuestas. ¿Qué esperaban?

Tal vez habló demasiado. Pero estaba harta de que le culparan, se ganaba la vida de tontos como ellos. Creyendo que podrían engañar a los demás y cuando resultaban ser la víctima eran capaces de matar.

Lograron irse apoyando al que recibió el golpe más fuerte en la quijada. Rosslenne guardó la navaja en su bolsillo suspirando al quedarse nuevamente en el silencio.

—Sal de ahí. 

Unos segundos pasaron cuando Killua apareció.

—Tsk. —chasqueó  la lengua. —¿De verdad te diste cuenta?

—Eres muy bueno para ocultar tu presencia, no esperaba menos. 

—¿Cómo supiste que te seguí?

—Oh, solo adiviné. Es que ya sabías que nos estaban observando desde que llegué con ustedes, así que si los alejaba no iban a molestarlos. Pero supongo que tenías curiosidad de ver si podía lidiar con la situación. Después de todo no eran estúpidos, no iban a hacerles nada en un lugar público.

Caminaron volviendo junto a la multitud.

—¿Quieres algo para tomar? Yo invito.

Así, volvieron con Gon.

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