𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝑱𝒖𝒏𝒕𝒂𝒔

Bella pov.

Al principio me había sentido mal por Alexandra, su familia se fue y en parte sentía que era mi culpa. Aunque ella no parecía afectada, solté un suspiro al escribir un correo a Renée para decirle que pronto la visitaría.

-Todo estará bien, confía en mi.-pronunció Alexandra guiñandome un ojo, al tiempo que me daba un beso en la mejilla.

-Confió en ti, pero no se que reacción tenga Renée.-Aunque sabía que si mi mamá no aceptaba mi relación, habría problemas. Pero no me separaría de Alexandra.

-Bueno, eso lo sabremos pronto. Solo falta que le digamos a mi suegro sobre nuestro viaje.-dijo ella, a lo que yo reí entre dientes al escuchar la palabra "suegro".

-¿Como te sientes con respecto a tu familia?.-pregunte observando sus ojos dorados, hizo una mueca y tomó mi dos manos.

-Eran un dolor de cabeza y aunque los extrañe un poco, fue lo mejor.-dijo en tono firme.

Bajamos las escaleras para hacer nuestras tareas, sólo por si acaso Charlie regresaba temprano. Alexandra acabó en pocos minutos, y a mí me costó un esfuerzo enorme hacer los de cálculo, hasta que ella me ayudo. De vez en cuando la miraba de reojo, aun no comprendía como ella quería estar conmigo.

Es absolutamente hermosa, con su cabello rubio, sus facciones... Suspiró al tiempo que ella sonríe como si se percatara de lo que estaba prensando.

-¿Sabes? Ver a alguien por mucho tiempo es de mala educación.-bromeó haciéndome sonrojar.-pero solo porque eres mi novia puedes verme todo él tiempo que quieras.-agregó para después hacerme cosquillas.

-¡No!....Espera....-no podía hablar bien mientras reía.

-Ya llegue...-Alexandra paro al instante al momento en que Charlie entro a la casa.

-Hola Charlie.-lo saludó Alexandra con una leve sonrisa, me quería reír con la reacción de Charlie ya que hoy estaba en él sofa y Alexandra casi encima de mi.

-No estábamos haciendo nada malo.-repuse.

-Si... Yo... Supuse que estarían ustedes aquí.-habló Charlie para después caminar hacía la cocina.

Muchos hablaban de que los Cullen se habían ido dejando sola a Alexandra, obviamente ella tuvo que inventar una historia del porqué su familia se fue.

Por lo que Charlie no le molestaba en lo absoluto en que Alexandra se quedará.

-Charlie.-dijo Alexandra, en tono de conversación. Charlie se paró en mitad de la pequeña cocina.

-¿Sí?.

-¿Te ha dicho Bella que mis padres le regalaron por su cumpleaños unos billetes de avión, para que pudiera ir a ver a Renée?.-inquirió Alexandra al tiempo que yo desviaba la mirada. Aunque no creo que Charlie se enojara prácticamente se llevaba bien con ella, algo que me alegraba.

-¿Bella?.-preguntó con asombro en la voz.

-si, es verdad.-conteste restandole importancía.

-No, jamás lo mencionó.

-El asunto es que están a punto de caducar. Creo que Esme podría sentirse herida si Bella no hace
uso de su regalo...-La miré con expresión incrédula.

Charlie pensó durante un minuto.

-Probablemente sea una buena idea que vayas a visitar a tu madre, Bella. A ella le va a encantar. Sin embargo, me sorprende que no me dijeras nada de esto.

-Se me olvidó.-admití. El frunció el ceño.

-¿Se te olvidó que te habían regalado unos billetes de avión?.

-La cuestión Charlie, es que le regalaron dos billetes de avión uno para ella y uno para mi.-Aclaró Alexandra.

-No hay problema, si ustedes deciden ir.-dijo finalmente Charlie con una leve sonrisa.

A la mañana siguiente viajamos, por lo que estaba demasiado nerviosa. Al bajar del avión ella Renée nos esperaba, Alexandra entrelazando su mano con la mía.

-¡Bella!.-exclamó mi mamá al tiempo que me abrazaba.-¿Como has estado?... ¿Quien es ella?.-Renée la observó.

-Mamá te quiero presentar a mi novia Alexandra Cullen.-dije en tono firme, aunque por dentro estaba demasiado nerviosa.

Renée se sorprendió y después para mi grata sorpresa sonrió

-Un gusto conocerla, Bella me ha hablado tanto de usted.-Habló Alexandra extendiendo su mano hacía ella.

Renée estrecho su mano con ella.

-Llámame Renée, no creo que me vea tan vieja.-las tres reímos y pude estar más tranquila al saber que mis padres aceptaban mi relación con Alexandra.

En todo él camino Renée llevo la conversación, preguntándonos varias cosas sobre todo sobre nuestra relación.

Alexandra llevaba lentes y procuraba que él sol no le llegará, ella paso su brazo por mis hombros algo que agradecía ya que sentía demasiado calor.

Al llegar a la casa, Renée nos dejo un momento a solas.

-¿Estas más tranquila?.-inquirió Alexandra divertida, para después sentarse a mi lado con un bote de helado. Lo que me hizo fruncir levemente el ceño.

-Si, tal vez Renée de dio cuenta desde antes que me gustaban las mujeres.-contesté para después levantar una ceja.-¿Para que quieres helado?.-pregunte con duda.

-No es para mi, es para ti.-hizo una pausa y sonrió.-hace calor y se que esto te ayudara.

-Lo que me ayudaría...-Ya no pude hablar cuando ella me beso inmediatamente, ya no podía acordarme de la respuesta ingeniosa que había estado a punto de
soltarle. Ni siquiera podía recordar mi nombre.

No me dio siquiera la oportunidad de recuperarme. Si fuera por mí, me pasaría la mayor parte del tiempo besando a Alexandra. No había
nada que yo hubiera experimentado en mi vida comparable a la sensación que me producían sus fríos labios, Eran duros como el mármol, pero siempre tan dulces al deslizarse sobre los míos.

Sujetó mi rostro contra el suyo. Tenía los brazos firmemente asidos a su cuello. Una de sus manos se deslizó por mi espalda, presionándome contra su ella.

Ambas nos separamos y sonreí sin poder evitarlo.

-Este es tu helado favorito ¿Verdad?.-inquirió Alexandra con una sonrisa, a lo yo solo susurré un "sí". Y antes de que pudiera decir algo más lo único que pude ver una cuchara grande de helado frente a mi.

Reí entre dientes al ver lo que ella quería hacer, con gusto abrí la boca para recibir el delicioso sabor a helado de fresas.

Me alegra pasar tiempo con Alexandra.

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