𝑵𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒆 𝒉𝒂𝒈𝒂𝒔 𝒅𝒂ñ𝒐

Alexandra pov.

Conforme los meses fueron pasando, todo había sido tranquilo sin embargo algo me preocupaba y era él hecho de que aquellos nómadas seguían por acá.

Causando desastres, en Seattle. Voltee a ver a Bella, quien estaba concentrada haciendo su tarea. Algunas cosas simplemente estaban destinadas a suceder pero los nómadas si que serían un problema.

-Cariño, necesito hablar contigo de algo.-pronuncie haciendo que ella levantara la vista y me pusiera atención.

-¿Qué pasa?.-inquirió preocupada.

Le mostré él encabezado del periódico, noté como ella frunció él ceño no entendiendo lo que tenía que ver los asesinatos con lo que quería decirle.

-¿Recuerdas cuando huimos del partido de béisbol?.-pregunte, a lo que ella asintió en respuesta.

-¿Los nómadas tienen que ver con esto?.-pregunto Bella con desconcierto.

-Te sorprenderías, Bella, de cuan a menudo los de mi especie somos el origen de los horrores que aparecen en tus noticias humanas. Son fáciles de reconocer cuando sabes dónde mirar. Sobre todo cuando han encontrado un lugar para cazar fácilmente.-hice una pausa y la miré seriamente.-Los nómadas hablan estado causando problemas y no me sorprendería si ya han convertido a más personas tal vez por miedo a que mi familia intervenga.

La situación no me gustaba para nada, sin embargo a James le motivaba la caza, yo sabía como Alice termino convertida y posiblemente era la única opción para Bella, solo que no la quería apresurar para que se convirtiera. Ambas habíamos quedado que la transformaría después de la graduación.

-Seguiran haciendo un caos.-afirmo desviando la vista del periódico.

-Si, el problema es que no quiero que los Vulturi se involucren. Pero sobre todo se que a James le emociona la caza, he tratado de evitar por todos los medios que de contigo pero cada vez es difícil.-dije preocupada.

La verdad es que últimamente he estado utilizando mi don para evitar él encuentro con aquellos nómadas, no podía seguir asi de lo contrario de nuevo volvería todo un caos.

Como la última vez.

Pensé estremeciendome antes esos horribles recuerdos, Bella puso su mano en mi hombro.

-No tienes que utilizar tu don, si te incomoda.-Pronunció Bella acariciando mi cabello, suspire innecesariamente. Refugié mi mirada en el periódico otra vez, evitando sus ojos.

-He estado vigilando la situación desde hace unas semanas. Ahí están todos los signos, las desapariciones insólitas, siempre de noche, los pocos cadáveres recuperados, no me sorprendería que crearan neófitos y ellos se descontrolaran.-hice una pausa.-Al parecer James ha captado tu aroma anda en tu búsqueda.-al fin lo dije.

Al principio no estaba convencida de hacerlo pero al fin y al cabo, ella necesitaba saberlo.

-pero si tu lo impediste esa vez...-Pensó Bella en voz alta.

-Mi don tiene sus ventajas así como sus desventajas. Cuando algo esta "destinado", por asi decirlo, a ocurrir no importa cuantas veces lo trate de evitar tiene que ocurrir. De lo contrario suceden cosas peores.-explique cruzándome de brazos, cerré por un momento mis ojos.

Pensando en alguna solución.

-Bueno... Tal vez la única solución seria convertirme.-abrí mis ojos de repente y la voltee a ver.

Aquello me haría muy feliz, sonaría egoísta de mi parte pero si me gustaría que ella se convirtiera para que siempre estuviera conmigo.

Pero también estaba ese tratado que hicimos con los de la Push, bueno en algún momento se tenía que romper. Agarré sus dos manos y la mire fijamente.

-Por mi estaría bien, solo que tenemos un detalle. Debes saber que los vampiros no son los únicos seres sobrenaturales de hecho, estan los cambia-formas. Ellos se transforman en lobos cuando quieren y ellos con los de la reserva.

-Ahora entiendo la leyenda que me contó Jacob, pero, ¿Que tiene que ver con lo de que me quiera transformar?.-inquirió Bella con confusión.

Para mi sorpresa se lo estaba tomando mejor de lo que pensaba sobre todo este asunto.

-Mi familia hizo un trato con los de la reserva, de no transformar a nadie más. Llevamos cruzándonos con los hombres lobo desde hace setenta años. Nos acabábamos de establecer cerca de Hoquiam. Fue antes de que llegaran Alice y Jasper. Los sobrepasábamos en número, pero eso no los hubiera frenado a la hora de luchar si no hubiera sido por Carlisle. Se las compuso para convencer a Ephraim Black de que la coexistencia era posible y por ese motivo hicimos el pacto.-respondí.-Además no quiero que te sientas presionada por mi, tienes a tus padres y es normal que quieras graduarte. Tal vez necesitemos ayuda.-Pensé en voz alta.

Ella elevó una ceja.

-¿Vas a llamar a tu familia?.-negué con la cabeza, ya me imaginaba los comentarios de Edward y Rosalie, incluso los de Carlisle.

Ni loca los llamaría para que me ayudaran con este asunto.

-No, pero tengo otros conocidos. Tú confía en mi no dejaré que te haga daño.-le prometí para después darle un casto beso, necesitaba cazar por lo que iría rápidamente y después vendría de nuevo.

-Confió en ti, pero no quiero que salgas herida por mi culpa.-en sus ojos note la preocupación que tenía.

-Descuida, todo estará bien.-dije antes de irme.

Lo normal era que me distrajera con la caza pero no fue así, una parte de mi insistía en hacer lo mismo que hizo aquel vampiro para salvar a Alice y por otra parte confiaba en que lo podía resolver.

-Pensé que todos los Cullen se habían ido.-me voltee a verlo de manera inexpresiva.

-Nunca fui como ellos ¿Qué quieres James?.-Pregunté con apatía.

-¿Crees que no siento su aroma en ti?¿Acaso quieres a un juguete?.-en el momento en que se acercó a mi, hice una mueca de asco.

-Eso a ti no te importa, solo quiero que te mantengas alejado de aquí.-le dije en tono firme.

-Ahora estas sola, puedo acabar contigo rápidamente.-pronunció en tono amenazante.

Reí sin poder evitarlo ¿En serio creía que podía acabar conmigo?.

-Solo una cosa te diré: No dejaré que le hagas daño.

De seguro habría una batalla, por lo que ya sabía a quienes pedirle ayuda.

A unos viejos amigos.

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