Capítulo 17

Había sido un viaje bastante largo y un poco cansado, así que tuvimos que detenernos en una posada para descansar.

HanYue y yo estábamos cenando en una habitación privada. Me sentía bastante nervioso y, en algunas ocasiones, lo miraba con un leve sonrojo. Él me dedicaba algunas miradas y, a veces, tomaba mi mano.

—¿Está todo bien? —preguntó con una sonrisa y entrelazó sus dedos con los míos.

—Sí, es solamente que me siento nervioso —admití mientras apretaba suavemente aquel agarre—. ¿Dormiremos en habitaciones separadas?

—Por el momento sería lo más adecuado. Aún no estamos casados y no quisiera faltarte al respeto de ninguna manera, aunque no voy a negar que me encantaría quitarte cada una de esas prendas y dejar algunas marcas en tu piel —esas palabras me sorprendieron y solo apreté un poquito los labios.

—No digas esas cosas, debemos mantener la compostura... —No estaba seguro de lo que decía. No negaría que tenía un enorme interés por experimentar tantas cosas con él. Me sentía nervioso y bastante feliz por estar a su lado; eran emociones extrañas que nunca antes había sentido.

No pasó mucho tiempo cuando se acercó a mí y comenzó a besarme con pasión. Nuestros labios se encajaban a la perfección, como si estuviéramos hechos el uno para el otro. Sentí que el tiempo se detenía y que solo existíamos nosotros dos en ese momento. Lentamente, sentía sus labios en mi cuello, repartía algunas mordidas y sentía cómo succionaba. Su aliento era cálido y chocaba contra mi piel. Leves jadeos salían de mis labios y lo único que hacía era apretar sus brazos para que siguiera.

—Sizhui —su voz había salido bastante ronca y eso me había estremecido.

—A-Yuan —susurré mientras lo miraba—. Puedes decirme así —él solo sonrió y volvió a besarme. Sujetó mi cintura con un poco de fuerza y los besos comenzaron a ser cada vez más intensos. Era como si cada caricia, cada roce, despertara una nueva sensación en mi piel, una mezcla de deseo y ternura que me hacía sentir más vivo que nunca.

No habíamos llegado muy lejos y lo único que hicimos fue tocarnos por encima de las prendas y besar un poco de la piel expuesta. Ambos nos dejamos llevar por el momento, explorando los límites de nuestro deseo sin perder de vista el respeto que nos teníamos. Cada beso, cada caricia, era una promesa de lo que vendría, un preludio de algo mucho más profundo y significativo.

La noche avanzaba lentamente, y el silencio de la posada solo era interrumpido por nuestros suspiros y el crujido ocasional de la madera. Me sentía abrumado por la intensidad de mis sentimientos, pero al mismo tiempo, una paz indescriptible me envolvía. Estar con HanYue, sentir su calor y su cariño, era todo lo que necesitaba en ese momento. Sabía que, aunque el camino por delante no sería fácil, juntos podríamos superar cualquier obstáculo.

Finalmente, nos separamos, respirando con dificultad, nuestras frentes apoyadas una contra la otra. Sus ojos brillaban con una mezcla de amor y deseo, y su sonrisa me llenó de una calidez reconfortante.

—Será mejor que descansemos ahora —dijo en voz baja, su aliento rozando mis labios—. Mañana será un día largo.

Asentí, aunque una parte de mí no quería que ese momento terminara. Nos acomodamos en nuestras respectivas camas y, mientras cerraba los ojos, no podía evitar sonreír. Sabía que estábamos construyendo algo especial, algo que valía la pena esperar y proteger. Con ese pensamiento, me dejé llevar por el sueño, sabiendo que el futuro nos deparaba muchas más aventuras y momentos inolvidables juntos.

Al día siguiente, me desperté con la suave luz del amanecer filtrándose por las cortinas de la habitación. Me sentía renovado y lleno de energía. Me estiré y, al mirar hacia la ventana, vi a HanYue ya despierto, observando el paisaje exterior con una expresión serena.

—Buenos días —dije con una sonrisa.

—Buenos días, A-Yuan —respondió, acercándose a la cama—. ¿Dormiste bien?

—Sí, muy bien. ¿Y tú? —pregunté mientras me levantaba.

—Igual, aunque admito que me costó un poco quedarme dormido pensando en todo lo que ha pasado —dijo, mirándome con un brillo especial en sus ojos.

Nos preparamos para el día y bajamos al comedor de la posada para desayunar. La comida estaba deliciosa y nos dio la energía necesaria para enfrentar el nuevo día. Después de comer, recogimos nuestras cosas y nos dirigimos al establo para preparar a nuestros caballos.

—Hoy nos espera un largo tramo de camino —dijo HanYue mientras ajustaba la silla de su caballo—. Pero estoy seguro de que valdrá la pena. Cada día que paso contigo me siento más afortunado.

Montamos nuestros caballos y nos pusimos en marcha. El paisaje era impresionante, con colinas verdes y ríos cristalinos que serpenteaban a través del valle. Cabalgamos en silencio durante un rato, disfrutando de la compañía mutua y de la belleza natural que nos rodeaba.

—HanYue, he estado pensando en lo que dijiste anoche —dije finalmente, rompiendo el silencio—. Sobre respetarnos y tomarnos el tiempo necesario.

—¿Y qué has decidido? —preguntó, girando la cabeza para mirarme, su expresión llena de curiosidad y ternura.

—Creo que tienes razón. Quiero que esto sea especial, que cada momento juntos sea significativo. No quiero apresurarnos ni cometer errores por la prisa —respondí con sinceridad.

HanYue asintió, una sonrisa satisfecha asomando en sus labios.

—Estoy de acuerdo, A-Yuan. Nuestro viaje apenas comienza, y quiero que cada paso que demos sea con cuidado y respeto. Pero también quiero que sepas que estaré aquí para ti, en cada momento, apoyándote y cuidándote.

Seguimos nuestro camino, el día transcurriendo entre charlas, risas y momentos de contemplación silenciosa. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentía una conexión más profunda, una certeza de que estábamos destinados a compartir este viaje juntos.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, decidimos buscar un lugar para acampar. Encontramos un claro junto a un río, un lugar perfecto para pasar la noche. Montamos la tienda de campaña y encendimos una pequeña fogata. El crepitar de las llamas y el murmullo del agua creaban una atmósfera mágica.

—Este lugar es perfecto —dije, admirando el cielo estrellado.

—Sí, lo es —respondió HanYue, acercándose y tomando mi mano—. A-Yuan, hay algo que quiero decirte.

—¿Qué es? —pregunté, sintiendo un nudo de anticipación en mi estómago.

—Desde el primer momento en que te conocí, supe que había algo especial en ti. Cada día que paso contigo, esos sentimientos crecen más y más. Quiero que sepas que te amo, A-Yuan. Y que estaré a tu lado, sin importar lo que venga —dijo, su voz llena de emoción.

Mi corazón latía con fuerza mientras lo miraba, sus palabras resonando en mi mente y en mi corazón.

—Yo también te amo, HanYue —respondí, sintiendo que cada palabra era una promesa—. Y no puedo esperar para descubrir todo lo que el futuro nos depara juntos.

Nos abrazamos, sintiendo la calidez de nuestros cuerpos y la conexión profunda que nos unía. Sabía que el camino por delante no siempre sería fácil, pero con HanYue a mi lado, estaba listo para enfrentar cualquier desafío. Juntos, continuaríamos nuestro viaje, explorando el mundo y descubriendo nuevos horizontes, con la certeza de que nuestro amor era lo más fuerte que teníamos.

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