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"Estar con él es como ver una película. Sigo dudando de mis ojos, me fijo en cada línea de cada una de las palabras que dices. Siento curiosidad acerca de la siguiente historia."
-Cinema
(Zion T)
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Durante las siguientes semanas Dong Min y Moonbin se envolvieron a sí mismos en una burbuja en la que el contrato no existía y en la que ellos podían quererse sin tener en cuenta cuál había sido su inicio o si tal vez el final podría llegar pronto con el dolor que eso implicaría para ambos. Ni siquiera sabían lo que les deparaba el futuro pero no hacía falta decir en voz alta lo que deseaban, incluso si a veces sus bocas parecían no encontrar las palabras adecuadas para expresar todos los sentimientos que les llenaban el pecho en voz alta.
Aún así, eran conscientes de que si querían mantenerse unidos entonces tendrían que empezar de cero. Sin un contrato de por medio y mucho menos unas normas que marcaran el destino de su relación en base al dinero que Dong Min podría obtener al estar al lado del magnate. Porque incluso si la riqueza de Moonbin continuaba llamando la atención del chico de los tatuajes, en ese instante era lo último que le importaba cuando pensaba en su marido.
Y en algo muy similar a eso estaba pensando Moonbin mientras observaba la pantalla de su ordenador, sin lograr realmente concentrarse en ninguna de las líneas del documento que tenía que leer para la reunión de esa tarde. Había releído la misma frase incontables veces y en ninguna de las ocasiones pudo llegar a pensar en lo que las palabras escritas decían.
-Choi está aquí.
La voz de Dong Min captó la atención del magnate y carraspeó en respuesta, fingiendo haber atendido a sus palabras. Porque sabía que su marido había estado mencionando algunas cosas sobre el documento que él tenía que leer y sinceramente tampoco había logrado escucharlo con atención. No creía poder llegar a lograr algo así mientras su mente estuviera tan lejos del trabajo como lo estaba en ese preciso instante.
-¿Te sucede algo, Binnie?
El magnate negó y tras quitar las arrugas de su camisa se levantó para caminar hacia Dong Min.
-Sólo estaba pensando en la reunión de esta tarde, nada importante. Choi ha llegado pronto... ¿Ha dicho lo que quiere?
Dong Min se encogió de hombros antes de acercarse a Moonbin en busca de cariño, la oficina a veces le resultaba agobiante debido a que todavía había muchas cosas que no controlaba o entendía, eso lo convertía en el novato que debía encargarse de ir a por los cafés cada cierto periodo de tiempo. Aún con todo, de alguna manera le gustaba trabajar en esa empresa y ayudarle al magnate a mantener lo que tanto esfuerzo le suponía. Aprender y mejorar a medida que pasaban los días y semanas, lograba aportar a su vida una motivación que difícilmente había llegado a sentir con anterioridad.
-¿Tienes que ver a Choi justo ahora? Dijiste que me llevarías a comer.
Moonbin bufó, levemente molesto por el hecho de que muy posiblemente sus planes con Dong Min tendrían que ser cancelados o atrasados.
-Choi siempre llega en el peor momento. Me temo que es parte de esas cosas del trabajo que ni siquiera el jefe puede evitar. - el magnate suspiró, llevando una de sus manos hacia la mejilla de Dong Min para acariciar la piel de este. - Tengo que hablar con él. Es la competencia y estamos planificando aliarnos para la creación de un coche de lujo exclusivo. Una nueva marca que pueda unir de una vez por todas nuestras empresas, es un proyecto importante porque los vehículos que salgan tendrán los precios más elevados que Moon Enterprise haya puesto hasta ahora. Tendremos que invertir mucho capital en la construcción para atraer la mirada de coleccionistas... No puedo poner dinero en algo que no tendrá futuro.
Dong Min suspiró y se apartó de su marido tratando de ocultar su repentina e infantil rabieta. Tenía que admitir que no le gustaba cuando el magnate rompía ciertas promesas, el trabajo era trabajo pero Moonbin se pasaba los días detrás de ese maldito despacho. La familia siempre debería ser más importante que un socio.
-Comeré con JinWoo entonces, imagino que Myung Joon tendrá que estar presente durante el acuerdo de términos entre las empresas. No hay forma de que podamos tener a nuestras parejas todo el tiempo que nos gustaría tenerlas.
-Mi abogado es indispensable, pretendía tener a JinWoo como notario también... - Moonbin sonrió un poco, estirando uno de sus dedos para borrar el ceño fruncido sobre la frente de Dong Min. - ¿No puedes comer con alguno de tus compañeros hoy? O tal vez... Podrías esperarnos, todavía me apetece ir contigo.
Dong Min se limitó a rodar los ojos mientras levantaba una de sus manos para quitarle importancia al asunto.
-Como sea, supongo que después nos vemos. Comeré algo en la cafetería de la empresa pero espero que puedas cenar conmigo a cambio. ¿De acuerdo?
Moonbin sabía que estaba cometiendo un error al desplazar a su pareja por el trabajo pero ese negocio que estaba a punto de surgir podría salvar Moon Enterprise en caso de que en el futuro algo fuese mal, y en realidad algunas cosas habían comenzado a tambalearse para la empresa incluso si Dong Min todavía no lo había notado. Los aliados nunca sobraban y Choi era la competencia más fuerte hasta el momento en el terreno automovilístico. Si Moonbin tenía que elegir entre enfrentarse a su empresa o mantenerla a su lado, la opción era clara. Se trataba de crear un buen futuro para Sanha. Y eso estaba por encima de cualquier promesa, más tarde podría compensar a Dong Min con una larga tanda de disculpas y una romántica cena en el restaurante que este eligiera.
Choi YoungJae tenía una gran sonrisa dibujada en su cara cuando Moonbin entró en la sala de reuniones. A pesar de la dura competencia que desde años atrás las empresas de sus familiares mantenían, él era un rostro familiar que al magnate le agradaba ver de vez en cuando. Siempre se habían retado el uno al otro en cuestiones de trabajo pero esas pequeñas pullas también les servían para desconectar. Se divertían compitiendo el uno con el otro, mejoraban su propio nivel a partir de ello y probablemente ahora que trabajarían juntos podrían crear una gran obra de arte en forma de coche de lujo solo acto para coleccionistas.
-Es bueno verte, Moon.
-Lo mismo digo. He escuchado que estás en una relación que quita todo tu tiempo y que te trae completamente de cabeza. Tal vez lo aproveche para aumentar la fama de mi empresa ahora que no pones todos tus sentidos sobre Moon's Enterprise. No puedes entretenerte cuando se trata de trabajo. - había un tono de broma en las palabras de Choi, lo suficiente como para hacer que Moonbin decidiera servirle una copa.
Myung Joon y JinWoo todavía no habían llegado, y el abogado de Choi no parecía demasiado interesado en la charla que mantenían mientras revisaba una tablet que probablemente estuviera llena de datos importantes.
-Puedes estar seguro de que la atención que le proporciono a mi pareja no influye en mis responsabilidades. Sé bien diferenciar entre la vida personal y el trabajo.
-No todo es trabajo. He visto la cara de tu marido cuando salía de tu despacho, en lugar de centrarte en superarme piensa en cómo puedes tenerlo feliz para que no acabe escabulléndose de tu vida como todos los demás han hecho. - aunque Moonbin sabía que esas palabras eran más un ritual de saludo rígido que un insulto, no pudo evitar sentir dolor al pensar en la posibilidad de perder a Dong Min. - Ordena las prioridades, créeme, estoy empezando a hacerlo y eso me hace feliz. Jaebum está enseñándome a relajarme. ¿Cuánto hace que nos conocemos? Doce años al menos. Primero nuestros padres y después nosotros. Todo lo que conocemos es el trabajo y siento que vivimos para ello. EStoy aconsejandote del mismo modo en el que lo haría un viejo amigo. Necesitas empezar a vivir, Moon.
Moonbin bajó su mirada hacia la copa de whiskey que descansaba en su mano, dudando sobre si tomar asiento o no. Estaba pensando en cada una de las palabras que Choi había dicho, realmente lo hacía con gran profundidad. La perspectiva de que Dong Min decidiera huir cuando el contrato terminase debido a su poca capacidad para desconectar del trabajo... Bueno, sencillamente era doloroso pensar en ello. Más todavía cuando era plenamente consciente de que muchas de sus anteriores parejas se habían ido por ese mismo motivo. A veces le quedaba muy poco tiempo para las citas y el amor.
-Dong Min también me ha enseñado mucho. Estoy seguro de que él no lo sabe pero ha cambiado por completo mi estilo de vida, me aporta felicidad y quiero conservarlo a mi lado. Mi trabajo... Aunque no lo parezca, no paso tanto tiempo encerrado en este edificio como lo hacía antes.
-¿Entonces por qué estás aquí ahora? Tu chico parecía lo suficientemente enfadado como para correr lejos de ti. - Choi Youngjae sonrió enternecido por el modo en el que Moonbin levantó la cabeza y miró con duda hacia la puerta de la sala de reuniones. - Podemos cambiar el día de la reunión, de todos modos yo también estoy un poco comprometido y me gustaría tener la mañana libre para ir a por la persona que quiero. Tal vez podría invitarlo a comer.
Los dos magnates se miraron por unos segundos. Era extraña la gran complicidad que tenían tras tantos años compitiendo en el mercado, jugando a retarse y coincidiendo en cumbres sobre novedades en el terreno de su ámbito empresarial.
-Así que... Si las cosas son así, habla con mi notario y acuerda con él los puntos importantes que quieres que hablemos y dame una nueva fecha para la reunión lo antes posible, por favor. Tengo algo importante que hacer.
-Moonbin. - Choi habló antes de que el magnate saliese de la sala de reuniones. - No vivas para trabajar. Es un consejo completamente sincero, lo digo de corazón.
-Lo aprecio.
Fue lo único que dijo Moonbin antes de salir hacia el despecho de JinWoo y avisarle a este de los cambios. Solo tardó un par de minutos en informar a los empleados acerca de que se ausentaría. No se podía permitir discutir con Dong Min cuando sólo quedaban unos días para el final del contrato, necesitaba mantener al chico de los tatuajes a su lado si este estaba de acuerdo en quedarse. Choi lo había mencionado, debía comenzar a poner por delante a su pareja. Era cierto que trabajaba por y para Sanha, sin embargo él también necesitaba sentirse vivo. Y su hermano lo comprendería. Estaba seguro de que Sanha incluso se sentiría feliz de escuchar que ahora dedicaría más tiempo a su vida personal.
-¡Dong Min!
El chico de los tatuajes se giró sobresaltado al escuchar la voz del magnate, por un instante creyendo que algo iba mal debido a que este corría hacia él a lo largo del hall de la empresa.
-¿Qué tienes? ¿Te ha pasado algo?
Los ojos de Moonbin brillaban pero por mucho que Dong Min moviese su cara en busca de heridas o algo que lo pudiese haber puesto nervioso, no encontraba nada.
-Moonbin...
-Solo... Quiero que sepas que me importas más que el trabajo y que cumpliré mi promesa porque no quiero empujarte a dejarme. Sé que a veces soy difícil, ambos lo somos, pero podemos aprender juntos y lograr que esto funcione. Me gustaría que me des una oportunidad más para demostrar lo mucho que te quiero.
Por un segundo el silencio se alimentó de ambos. Solo podían escuchar sus respiraciones aceleradas mientras se miraban a los ojos sin que los murmullos de la gente que se movía a su alrededor les afectasen en lo más mínimo.
-Mierda, puedes ser adorable en un buen modo cuando haces estas cosas. - dijo finalmente el chico de los tatuajes, sin dejar de acariciar las mejillas del magnate con sus manos. - No vuelvas a gritar mi nombre así, creí que te había sucedido algo malo.
Moonbin sonrió levantando una ceja y posó su frente sobre la del muchacho que cubría hasta el más transparente de sus pensamientos.
-¿Tanto te preocupas por mí, Dong Min?
-Debes de ser idiota si necesitas que te confirme algo así, Moonbin. Eres mi marido, lo extraño sería que me diese igual lo que te suceda.
Min Hyuk se dejó caer sobre las escaleras del jardín y levantó la mirada. Sanha creaba una extraña melodía al montar a caballo, incluso sobre la tierra las patas del animal se movían a un sonoro ritmo que lograba tranquilizar su mente llena de preocupaciones.
-¿No vas a entrar a comer? - Min Hyuk alzó su voz para lograr que Sanha lo escuchase desde la distancia. -Moonbin ha llamado. Él y mi hermano vendrán a comer en casa, así que el cocinero está preparando sus comidas favoritas. Todo el primer piso de la mansión huele como un maldito restaurante.
Sanha se había parado con esa majestuosa yegua a sólo unos pasos de Min Hyuk después de galopar la distancia que los separaba. Cuando el pequeño de los Moon montaba a caballo, se movía con una elegancia exquisita que Min Hyuk no podría ignorar jamás. Era también en esos momentos cuando Min Hyuk notaba que la debilidad del chico era algo tan solo provocado por la enfermedad. En realidad Sanha era naturalmente distinguido e imponente. Del mismo modo que sus caballos también lo eran.
-Iré en unos minutos. Hace días que llueve y quiero disfrutar un poco del sol.
Era curioso como la piel tostada de ese chico lo hacía ver incluso mejor, Min Hyuk estaba equivocadamente obsesionado con el uso de cremas solares para mantener su piel tan nívea como fuese posible y cuando se besaba con Sanha o permitía que este lo acariciase, podía percibir la suave diferencia entre sus tonos. Había algo extrañamente bonito y adecuado en aquello. El modo en el que la sociedad no tocaba al jinete si se trataba de ser tan espléndidamente atractivo de forma natural. Porque podrían decir muchas cosas del pequeño de los Mon, pero nunca lo acusarían de ser feo. Él sencillamente tenía una cara preciosa y Min Hyuk últimamente pensaba mucho en ello, en realidad pensaba mucho en Sanha y en el aprecio que había comenzado a tenerle justo ahora que se iría. Porque como había dicho, quería pagarse por él mismo la universidad y ganarse su propio futuro sin el dinero de los Moon de por medio y eso implicaba decir adiós a una rutina que había comenzado a ser parte de sus días. Una rutina en la que Sanha siempre estaba a su lado de una u otra manera.
Apreciaba al hermano de Moonbin lo suficiente como para arrepentirse por haberlo tratado mal en el pasado, por tratarlo mal todavía de vez en cuando. Sus caracteres al igual que sus cuerpos, su tono de piel o sus gustos, eran muy distintos.
-Lo siento por lo de ayer... No quise burlarme de ti en clase. Solo...
-Está bien Min Hyuk, todos sobrevivimos como podemos y tú has decidido seguir el camino fácil escondiéndote tras los que se consideran fuertes. Es adaptarse o morir.
En otra ocasión Min Hyuk probablemente hubiese gritado indignado pero ahora sabía que eso lanzaba a Sanha a un ataque de pánico directo o como mínimo a la dura sensación de dolor en el pecho provocada por la ciclotimia. No podía gritarle, no quería verlo mal. Era su amigo, el único que tenía después de haberse mudado a esa casa. De alguna estúpida manera era quien mejor lo entendía y con quién más palabras compartía a lo largo del transcurso del día.
Min Hyuk era consciente de que las personas de las que se rodeaba en el instituto no eran amigos reales, Sanha no mentía al decir que se trataba de sobrevivir. Estar al lado de esos idiotas era mucho más sencillo de lo que lo sería recibir insultos, y él ya había recibido muchos en el pasado. Cuando su dinero no llegaba tan siquiera para tener más que un calzado roto y deshilachado durante años sin importar que fuera invierno o verano... Min Hyuk no quería estar en la línea de recepción de burlas de nuevo. La simple perspectiva de ello lo hacía sentir ganas de llorar.
-Nadie ha dicho que sea sencillo vivir, quizás he escogido un camino fácil porque estuve muchos años en el modo difícil.
-Lo sé, Min Hyuk. No te estoy juzgando. Si lo hiciese tal vez te diría que en realidad eres un cobarde que se esconde en excusas absurdas, pero no lo he dicho en ningún momento. De alguna manera te entiendo y es por eso que no voy a plantearme si lo que has decidido es bueno o malo. Sé lo que es el miedo, la indecisión y estar rodeado de personas dispuestas a juzgarte. Si has elegido lo fácil es porque es menos doloroso y nadie debería tener que exponerse al dolor. A menudo las personas asocian lo difícil con los valientes pero yo lo asocio con los tontos.
Min Hyuk sonrió sin poder evitarlo. Le gustaba ver a Sanha luciendo de la manera en lo que lo hacía en esos instantes, en sus plenos cinco sentidos mientras mantenía su elegante postura sobre el caballo.
-Puedes llegar a ser muy profundo si te lo planteas. ¿Sabías eso? - Min Hyuk sujetó las riendas de la yegua y llevó una de sus manos hacia el suave cabello de esta.
Sanha se encogió de hombros y sonrió haciéndole gestos cariñosos al animal, que parecía disfrutar de la atención doble que le brindaban los dos chicos.
-Solo estoy siendo sincero, Hyukie. Creo que eso es muy importante.
-Lo es, Sanha.
Y sin embargo Sanha estaba de vuelta porque en solo unos minutos Min Hyuk percibió que la enfermedad del chico estaba comenzando a fluir por su cuerpo trayendo de nuevo su estado de calma débil. Lo notaba porque sus ojos brillantes comenzaban a oscurecerse en ese profundo verde. Así que mientras acomodaban a la yegua en los establos, él se encargó de ayudar en silencio mientras comprobaba que Sanha no se sintiera demasiado desbordado.
-Tengo algunas chocolatinas en mi habitación. - susurró el pequeño de los Lee. - ¿Te gustaría subir mientras esperamos a que la comida esté lista y nuestros hermanos lleguen?
-Eso suena bien, creo que necesito algo dulce en estos momentos.
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