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" Toma este momento. Siéntelo contra tu piel, atrapame con los brazos abiertos."

— Chemistry

(Shinee)

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Cuando Moonbin se despertó el sol tibio del amanecer ya entraba por la ventana y las manos de Dong Min lo apretaban en un firme y cómodo abrazo. Respiró profundamente durante unos segundos, sin saber qué hacer mientras se empapaba de la familiar sensación del despertar en pareja.

Su cabeza todavía era un completo lío de pensamientos contradictorios. Precisamente como él había querido y únicamente por su propia culpa, él fue quien pidió un chico complicado y eso era justo lo que tenía ahora. Enfadarse con Min o culparlo sobre cualquier cosa que les sucediese era absurdo, pero la parte mala de los sentimientos recaía con enorme frecuencia en que a menudo estos te controlan a ti más de lo que tú los controlas a ellos. Quizás por eso se sumía tantísimas veces en la ansiedad cuando recordaba su pasado. A esa familia que fingía ser perfecta ante la prensa pero que realmente jamás lo fue. Un retrato perfecto siguiendo el camino marcado por aquello que la sociedad quería ver.

En ocasiones el magnate llegaba a sentirse culpable por agradecer que sus padres estuviesen bajo tierra. Su madre estaba enferma, loca, daba igual la forma en la que decidieran llamarlo a esas alturas. Ya no importaba el modo usado para definir lo que le sucedía en la cabeza a esa mujer, fuese como fuese sus actos supusieron un infierno para su hermano pequeño y para él mismo. Los dos tuvieron que callar ante cada tocamiento indebido, grito o enfado con la certeza de que algún día lograrían escapar. Irónicamente durante su infancia la única alternativa que les dieron fue la de acostumbrarse a los abusos, de todas formas con la buena reputación que tenía su familia nadie los habría creído. En realidad, nunca lo hicieron del todo.

Su padre los quería pero sabía cómo cubrir con muros de hormigón los actos de su mujer y eso fue lo que hizo hasta que las cosas llegaron hasta un límite que no podría ni debería ser ignorado. Así que inevitablemente cada una de las veces que pensaba en ello, Moonbin se preguntaba si realmente su padre los había amado tanto como decía o si la realidad era que amaba mucho más la reputación que les ayudaba a subir en la escala social paulatinamente a cada segundo que pasaba.

Era imposible apartarse de esos pensamientos, estos llegaban solos hasta su cabeza incluso cuando no había sucedido nada repentino que lo empujase a recordar de nuevo ese retrato familiar que durante un tiempo se vio obligado a reconocer como parte de su vida. Aquel había sido un papel muy complicado, una fase que todavía dejaba secuelas en su pecho cuando revisaba fotografías antiguas.

Suspiró y se abrazó más a Dong Min mientras este todavía dormía tranquilamente, ajeno a ese dolor que se deslizaba por el alma de su pareja. Quizás detrás de todo lo que había pasado en su infancia y del hecho de que fue obligado a madurar mucho más rápido de lo normal por las circunstancias de su vida... Tal vez debido a todas esas cosas era que necesitaba tantísimo un tipo de amor que lo hiciera sentir todo como una explosión de pasión interminable.

Sin importar el detalle de que el magnate sabía bien que la pasión tenía fecha de caducidad. Por eso había estipulado la duración de un año en el contrato, se suponía que sería un tiempo que le permitiría tener cierto control sobre sus sensaciones y sentimientos... ¿Pero qué pasaba con el amor cuando se terminaba la pasión? ¿Y qué pasaría ahora que esos sentimientos que había pretendido controlar se disparaban sin remedio hasta hacerlo soñar con un matrimonio real al lado del chico de los tatuajes?

-¿Vuelves a ser tú mismo? - la voz de Dong Min llegó a sus oídos.

El magnate se apartó de su pareja y se levantó sin saber bien qué responderle. ¿Acaso estaba siendo realmente él mismo desde que esa extraña aventura de amor comprado había comenzado?

Quizás tan solo estaba exagerando pero sencillamente no tenía ganas de lidiar con todas las dudas que le suponía recordar las razones de Dong Min para aceptar su propuesta de un contrato. No al menos cuando tantos recuerdos habían llegado a su mente, ahora todo lo que quería era hablar con su hermano y respirar un poco de aire fresco antes de volver a la ciudad.

-Saldré a remar con Sanha, se lo prometí ayer. - Moonbin trató de sonreír incluso cuando su interior se sentía un poco frío y desamparado. - Prepara tu maleta, nos iremos esta tarde y me gustaría que las cosas no se retrasen más de lo necesario. ¿Okay?

Algo se rompió dentro de Dong Min cuando notó esa inaccesible frialdad brotando del magnate. No estaba acostumbrado a ver a Moonbin así de cerrado a charlar. Generalmente el magnate explotaba cuando los problemas que se guardaba para él solo comenzaban a acumularse pero minutos después, como mucho horas, solía regresar a su estado habitual. Con sus sonrisas sinceras y la personalidad mimosa sobresaliendo sobre cualquier rastro de enfado. Por desgracia ese no era el caso actual, Moonbin parecía dispuesto a seguir ignorándolo y guardando en su interior todo lo malo que lo estuviera dañando.

-Está bien. Supongo. - fue todo lo que Dong Min logró responder. ¿Era acaso posible que sintiese ansiedad ante esa manera de comportarse que ahora le estaba mostrando su marido?

Él era consciente de esos periodos de depresión que de vez en cuando aparecían en la vida del mayor de los Moon para hacerle la semana completamente imposible, así que cada vez que observaba la mirada triste a través de las expresiones de su marido... Dong Min temía verlo mal, odiaba la idea de Moonbin teniendo que esconderse bajo las sábanas de la cama mientras los tranquilizantes calmaban la ansiedad que no era capaz de bajar con ninguna otra cosa.

A Moonbin también le dolía mantener su boca cerrada, sin embargo quería pensar y repensar las cosas antes de charlar del modo adecuado con Dong Min. Si tan solo sus disculpas hubiesen llegado al instante y no varias horas tarde, si tan solo las de él también hubieran aparecido. Si ellos dos pudieran dejar el orgullo a parte... Probablemente se hubieran perdonado el uno al otro sin tan siquiera pensarlo dos veces.

Sanha estaba tirado sobre el sofá del salón cuando el magnate salió de la habitación, organizaba algunas fotografías que había tomado con Baekhyun mientras Min Hyuk desayunaba con tostadas y zumo fresco a su lado, sin quitar la mirada de la televisión.

-Buenos días.- Moonbin saludó con una sonrisa de postal, peinándose levemente el cabello con las manos mientras avanzaba.

-Mmm. - Sanha contestó con un simple murmullo, estaba concentrado por lo que no habría forma de hablar con él hasta que terminase lo que tenía entre manos.

El menor de los Moon cambiaba las fotos de lugar una vez tras otra y suspiraba, era uno de los muchos síntomas que su pasado le había provocado. Generalmente Sanha no podía decidir cosas que le parecían importantes sin recibir un poco de ayuda. Cuando eso pasaba sus manos terminaban por temblar y los ojos se le cristalizaban hasta que las lágrimas comenzaban a caer.

-Min Hyuk, ayúdame un segundo con algo en la cocina por favor. - el magnate miró directamente al hermano de Dong Min y este dejó la tostada a medias sobre la bandeja para seguirlo.

-¿Sucede algo?

Moonbin se mantuvo callado por largos segundos hasta que finalmente aclaró sus ideas.

-Siempre te pido que cuides de Sanha cuando están  los dos juntos. - Hyuk asintió, haciéndole saber que recordaba esas peticiones. - Me gustaría que prestes un poco de atención cuando notes que no logra decidirse, no es un trabajo ni nada similar. Si alguna vez lo ves preocupándose demasiado por asuntos sin sentido llámame inmediatamente. No tienes que intervenir si no te apetece pero si da la casualidad de que están juntos y le sucede, simplemente enviame un mensaje.

Min Hyuk pensó en esas palabras por unos segundos, no era la primera vez que Sanha se preocupaba demasiado por cosas absurdas y lo cierto era que aquello ya le parecía un rasgo general de la personalidad del chico. Ya fuese para seleccionar un snack, una película o el color de sus zapatos... Sanha podía llegar a darle innumerables vueltas al asunto. Indecisión, tan simple como eso.

-¿No es un poco así siempre? Sanha se preocupa más por problemas pequeños que por cosas grandes.

-No siempre se preocupa en el mismo grado, estabas a su lado ahora pero no percibiste que está empezando a colapsar porque es un asunto complicado de identificar. Mi hermano puede ser especialmente complicado en ciertas ocasiones. - Moonbin le dedicó una mirada tranquilizadora. - Suele solucionarse con un paseo y aire fresco, me lo llevaré a remar para que despeje su mente o de lo contrario acabará llorando. Solo ... Yo no puedo estar con él tanto como quisiera, así que por favor cuida de él por mí si en alguna ocasión algo como esto le ocurre en el instituto. Eres su único amigo en Seúl a parte de los caballos, todas las personas que aprecia están lejos o directamente fuera de Corea.

Min Hyuk asintió, un poco confundido y levemente estresado por el hecho de que Moonbin volviese a confiarle a alguien tan frágil e inestable como Sanha. Ese chico podía reír y llorar al mismo tiempo pero antes todo, ese chico podía ser lastimado con una facilidad extrema que él no estaba seguro de lograr sobrellevar correctamente. Su paciencia siempre había sido un asco.

-Binnie.- la voz quebrada de Sanha cruzó los oídos de los dos chicos en ese instante y la figura de este llegó hasta la cocina con pasos lentos. Sus ojos estaban cristalizados y entre sus manos algunas fotografías se encontraban arrugadas como si hubiesen sido movidas en infinidad de ocasiones. - No logro recordar el orden en el que tomé las fotografías. - los ojos de Sanha ya estaban repletos de lágrimas para el instante en el que llegó hasta ellos y sus manos... Sus manos golpeaban una y otra vez contra su frente. - Ayúdame a recordar el orden...

El magnate abrió con calma la nevera y obtuvo un poco de zumo. Min Hyuk lo observó con atención, en un par de segundos Moonbin se había sacado un bote de pastillas del bolsillo de su chaqueta como si nada.

-Siéntate cariño, voy a ayudarte a colocar las fotos en tu álbum. Pero antes tienes que desayunar algo. - Moonbin derramó el contenido de la pastilla en el zumo y le dio vueltas con una cucharilla. - Ten, bebelo de un solo trago Sanha.

-No hay tiempo, Baek se va pronto y no le he dado el álbum que estoy preparando.

-Se lo daremos, no te preocupes. - el mayor de los Moon acercó el vaso con zumo a su hermano pequeño, sin embargo este dio un manotazo nervioso consiguiendo asustar a Min Hyuk y sorprendiendo al propio magnate, que salió lastimado cuando el recipiente de cristal se rompió en mil pedazos al caer sobre el suelo.

Sanha comenzó a respirar con dificultad entonces, había lastimado a su hermano y los gritos de su madre de nuevo se colaban en su cabeza como si ella siguiera viva. Como si estuviese ahí de nuevo, dispuesta a castigarlo.

-Soy un niño malo, he lastimado a Moonbin y he manchado el suelo. - de forma obsesiva Sanha le arrancó a su hermano la bayeta de las manos y comenzó a limpiar en medio del llanto, sin importar que los cristales se le clavaran con fuerza en las palmas de las manos. Pronto la sangre comenzó a manchar las plaquetas más de lo que lo había hecho el líquido del zumo y Sanha se atragantó con sus propia respiración. Ahogándose. - Estoy manchando más, he sido malo. He lastimado a Binnie... Estoy manchando todo.

Moonbin rápidamente intentó sujetar a su hermano pero este lo apartó sin tan siquiera entender lo que sucedía a su alrededor. Min Hyuk, quien lo había estado observando todo con fingida calma tras su susto inicial, se agachó a un lado de Sanha y le acarició el cabello de la misma forma que lo había hecho el magnate cuando le dio aquel ataque en el restaurante de Italia.

-Sanha ha sido bueno. Sanhie siempre es bueno. - su voz era tranquila incluso si por dentro estaba alterado. No sabía qué hacer y ver así a alguien tan puro como lo era ese chico, estaba comenzando a calentar su corazón. Sentía que deseaba abrazar con fuerza a Sanha para prometerle que todo iría bien y que él estaba muy lejos de ser un mal chico. - Deja que Hyukie te ayude a limpiar, así Moonbin podrá curarte.

Sanha seguía temblando mientras escuchaba las palabras de Min Hyuk. Fue en ese instante cuando Dong Min entró en la cocina alertado por los gritos anteriores.

Su mirada se dirigió a Sanha, siguió los rastros de sangre sobre el suelo de la estancia e imitando a Min Hyuk se acercó al hermano del magnate. Él sabía más que su hermano, el magnate le había contado muchas cosas acerca de la mala salud de su hermano como producto de los traumas que su madre le ocasionó. Así que quizás... Tal vez podría ayudar un poco.

-Sanha, está bien. Déjanos ayudarte. - dijo, tratando de mostrarse completamente tranquilo ante la situación.

Moonbin lo observaba todo en silencio, sentía las ganas de llorar apretando con fuerza en el interior de su garganta. Su hermano tenía a más gente preocupándose por su salud y ofreciéndole ayuda, a pesar de todo lo que significaba una relación tan falsa y difícil como esa que él había iniciado con Dong Min al menos Sanha había obtenido dos miembros más en su familia.

Esa era otra de las razones por las que el magnate se sentía tan culpable, tanto que no pudo evitar sollozar. No quería quitarle a su hermano esos apoyos. Había sido egoísta al pensar que un trato así solo lo implicaba a él. Sanha amaba con enorme facilidad a las personas que le ofrecían cariño, debió haberlo pensado antes... Su hermano se volvería loco cuando Min Hyuk y Dong Min dejasen la casa. Cuando volviesen a la rutina aburrida y la soledad dolorosa.

-Ve con Moonbin. - Min Hyuk miró a Dong Min y señaló al magnate mientras tomaba las manos dañadas de Sanha. - Lo llevaré al baño para que puedan hablar con tranquilidad. Asegurate de calmarlo, se pondrán nerviosos el uno al otro si siguen en este estado.

En cuanto Min Hyuk y Sanha abandonaron la cocina, Dong Min se acercó a su pareja y sin decir una sola palabra lo apresó en un fuerte abrazo. No le importó que el magnate tratase de apartarlo al inicio, o que sus lágrimas le mojaran la ropa, lo único que en esos instantes tenía su atención era la necesidad de calmar al chico que había comenzado a querer. Que quería con la suficiente intensidad como para sentir su corazón doler ante la imagen de este sufriendo.

-Está bien. Llora todo lo que necesites pero no sigas guardando el dolor para tí mismo, Binnie. Me tienes aquí, siempre vas a tenerme.

Esas podrían ser palabras de consuelo pero también era lo que Dong Min pensaba, ver al magnate sufriendo lo sumía en una espiral de desesperación. Bastaba un poco de tristeza en la mirada de este para que todo su cuerpo gritase que quería verlo sonriendo de nuevo.

-¿Qué he hecho? - se lamentó en voz baja.

Dong Min no entendía nada pero no le importaba demasiado mientras alcanzaba un poco de agua y limpiaba la sangre de la cara de Moonbin. Uno de los cristales había chocado sobre su mejilla causando una pequeña herida sobre esta, no quería ver ni un solo daño en su pareja. El más mínimo rasguño lo volvía loco de rabia.

Si hubiera sido otra persona la causante de su daño Dong Min estaba seguro de que habría salido a defender con puños y dientes a Moonbin si este lo hubiera necesitado. No comprendía todavía cuando era que la faceta protectora se había colado entre sus sentimientos confusos, pero estaba ahí. Viva y presente.

-No has hecho nada malo. Eres la persona que mejor cuida y entiende a Sanha. Él te adora y tú lo adoras a él. - la mano de Dong Min envolvió la del magnate y lo hizo sentarse a la mesa. - Come algo.

Moonbin negó, después de lo sucedido su apetito se había esfumado.

-Tengo que ayudar a Sanha con su álbum o volverá a ponerse nervioso.

-Desayuna. - le recordó de nuevo Dong Min. Últimamente había estado atento a la alimentación del magnate y sabía que con las prisas del trabajo a menudo se saltaba las comidas. - Después de eso le ayudaremos todos, Sanha merece nuestro apoyo y lo tendrá.

Moonbin alzó la vista, un poco confundido por la manera de hablar de Dong Min. Casi parecía la parte pacífica de la relación en esos instantes y por algún motivo la imagen mental de eso lo hizo sonreír.

-Si haces esto para que te perdone...

Moonbin quería decirle que ya lo había perdonado y no tenía porque esforzarse pero Dong Min lo interrumpió.

-No será tan fácil esta vez, lo sé. Sigo preguntándome el nivel de placer que conseguiré después de una pelea larga.

El magnate olvidó los malos recuerdos por un momento mientras dejaba que Dong Min preparase algo de comer para él y dejo escapar una corta carcajada ante la ocurrencia del chico de los tatuajes.

-Si sigues así de espléndido tu castigo terminará por ser realmente bueno.

Dong Min sonrió por acto reflejo y se sentó sobre las piernas de Moonbin, posó un suave beso sobre los labios de este y le apartó el cabello sudado de la frente en un gesto familiar.

-Me conformaría con que no uses la frialdad conmigo de nuevo. ¿Trato hecho?

-Supongo que puedo pensar en ello. Pero por ahora me preocupa más que Sanha tome su medicación voluntariamente.

Dong Min asintió y alcanzó el bote de pastillas que su pareja sostenía en la mano.

-Quizás Hyuk pueda convencerlo. Iré a hablar con mi hermano.

Moonbin asintió. Estaba realmente en problemas, cada día que pasaba Dong Min se convertía en alguien mucho más preciado para él.

Maldita sea, ¿En qué lío se había metido él solo?.

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