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"Yo soy al que debo amar."
–Epiphany (BTS)
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Moonbin se mantuvo encerrado en el coche el resto del día, ni los intentos de su hermano o Min Hyuk lo hicieron salir a comer para disfrutar del soleado día. Estaba enfadado y tenía demasiadas cosas en las que pensar, sabía que algún día ocurriría algo como lo que acababa de pasar. Al fin y al cabo Dong Min nunca llegó a mostrar señales de querer abrir su mente para comenzar a reconocer esos sentimientos que parecían estar comenzando a crecer entre ambos. No tenía derecho a sentirse ofendido pero lo cierto era que no lograba evitarlo, lo peor del sentimiento de desamparo y culpa recaía duramente ahí, porque él mejor que nadie sabía que no tenía ni podía echarle una sola cosa en cara a ese chico.
El empujón en realidad era la menor de sus preocupaciones. Su pareja explotaba tan solo cuando llegaba al límite y él jamás debería haberlo llevado hasta ahí, Moonbin sabía perfectamente con quien dormía cada noche y no le costaba imaginar el agobio que Dong Min debió experimentar para tener que llegar a reaccionar de esa forma. Nunca antes había visto en sus ojos un enfado como el que mostró cuando intentó obtener un simple "te quiero" de su parte. Uno real, no uno actuado como los probablemente miles que este le había dedicado de ese estilo.
-Moonbin, abre la puerta. - Min Hyuk estaba vestido con el amplio suéter de Sanha y escondía las manos en los bolsillos de sus pantalones cortos. - No vengo a interrogarte. Está anocheciendo y tenemos frío, necesitamos el coche para regresar a la casa del lago.
El magnate suspiró y le quitó el seguro a la puerta, dejando que el hermano de Dong Min entrase en la camioneta y se sentase a su lado. En el lugar del copiloto que por norma general Dong Min solía ocupar.
-¿Dong Min te golpeó? - Min Hyuk había visto tan solo una pequeña parte de la pelea pero estaba seguro de que su hermano no había golpeado en ningún momento al magnate, de todos modos decidió empujar a un lado la verdad para poder conocer los sentimientos reales del mayor de los Moon. - Ese idiota siempre usa los puños cuando las emociones lo superan. No lo perdones con facilidad o nunca entenderá que la violencia no es una respuesta.
-Puedes estar seguro que no lo perdonaré con facilidad. - no se perdonaría a sí mismo con facilidad tampoco. Quizás él era mucho más culpable de lo que era Dong Min. - En nuestra casa no hay lugar para este tipo de cosas. Si Sanha hubiese estado delante eso...
Pero aún con todo había ciertas normas que ambos necesitaban respetar en la misma y exacta medida, ciertas cosas que delante de su hermano no podrían llegar a producirse sin importar cual de ellos se sintiera enfadado o sobrepasado. Si no fuera por Sanha, quizás Moonbin estaría disculpándose reiteradamente con Dong Min en ese preciso instante era solo que... Ya ni siquiera se entendía a sí mismo en infinidad de sentidos.
-Le hubiese dado un ataque de pánico. - se adelantó Min Hyuk. Sorpresivamente conocía muy bien la personalidad del hermano de Moonbin. Tras pasar meses uno al lado del otro las cosas como esa habían comenzado a calar profundo en su mente, incluso si no era algo que él hubiera pretendido.
Moonbin asintió tras dejar escapar un suspiro de su boca.
-Tu hermano es... - no encontraba una palabra adecuada para definir a Dong Min. - Intenso. Supongo. En el buen y el mal sentido... Pero yo quería a alguien así desde el inicio, siempre quise algo diferente para sentirme vivo. Fui egoísta desde el inicio.
Min Hyuk sonrió y miró hacia el exterior. Dong Min estaba sentado en las rocas mientras bebía una cerveza y observaba el agua de la cascada caer sobre la extensión de agua en la que horas atrás habían estado nadando. Por su parte, Sanha pescaba con su amigo sin tan siquiera ser plenamente consciente de lo que había pasado. Se habían creído con facilidad el que Moonbin se había ido a dormir al coche por cansancio.
-Mi hermano es un idiota pero no le gusta hacerle daño a la gente. Has debido tocar su punto débil si decidió dañarte de alguna manera. Por si no te has dado cuenta, Le gusta protegerte. - Min Hyuk encendió la radio del coche, no le gustaba el silencio sepulcral que los envolvía. - Lo estás cambiando poco a poco. Ya no se le da tan mal mostrar sus sentimientos, pero en cuanto a decirlo en voz alta... No será consciente de que te quiere hasta que lo diga y por eso jamás lo dirá. ¿Sabes lo de Jimin...?
Moonbin asintió. Estaba cansándose de escuchar ese nombre como excusa a todas horas, respetaba la promesa de Dong Min pero a la par le resultaba absurda. Y eso también lograba que quisiera pegarse cabezazos contra una pared. Egoísta, eso es lo que era y lo que llevaba siendo desde el inicio de esa especie de relación suya.
-Lo sé, Min Hyuk. Al igual que también sé que Dong Min siente algo y no quiere aceptarlo. Y sé que yo no estoy en el derecho de escuchar sus sentimientos a través de palabras si no está listo para algo así. Sé que ha sido mucho más difícil para él de lo que tal vez lo ha sido para mi.
-¿Cómo estás tan seguro de que siente algo? - preguntó Min Hyuk, por supuesto él sabía que su hermano tenía sentimientos por el magnate. Decir lo contrario sería ir en contra de lo que él había llegado a aprender de Dong Min con el paso de los años. Su hermano sencillamente no era bueno para expresarse pero cuando quería a las personas, generalmente, lo demostraba a través de actos que podían ir mucho más allá que cualquier palabra.
Moonbin suspiró audiblemente, sintiéndose levemente atacado por esa respuesta del menor de los Lee. La realidad era que no sabía nada acerca de los sentimientos de Dong Min pero le gustaba creer que algunos gestos no eran fingidos y que como este decía a veces, no todo era un juego. Sin embargo, quizás la mejor estrategia de su marido era esa, hacerle creer que había sentimientos dónde no existía absolutamente nada. La posibilidad de que algo como eso pudiera ocurrir realmente parecía hacer estallar su cabeza.
Generalmente Moonbin no se preocupaba por esas cosas, era él quien se cansaba de los chicos que lo rodeaban con la intención de meterse en su cama o disfrutar de su generosidad económica. Ellos no se veían en la obligación de fingir amor, no actuaban tan bien como Dong Min, ni mucho menos eran como el chico de los tatuajes.
Pantalones de vestir, bonitos suéteres y chaqueta americana a juego con unos brillantes a la par que caros zapatos. A lo largo de los últimos años Moonbin había tenido tantas parejas similares y sin sentido alguno tras su ruptura con Myung Jun... Aún así eran sinceros, lo fueron cada vez que quisieron algo de él. Nunca necesitaron molestarse en disimular. Y quizás la ironía se encontraba en el hecho de que aunque Dong Min era el que menos necesitaba fingir amor también era al que más le costaba actuar últimamente. Él, quien tenía un contrato que sabía que el magnate no rompería antes de un año, quién era consciente de que nunca se le negaría lo que ya era suyo.
Por eso Moonbin y su corazón habían comenzado a creer en las palabras que le dedicaba, esas afirmaciones de que el juego había desaparecido y solo quedaban actos sin ningún rastro de mentira. Pero en cuanto a si estaba seguro del amor de Dong Min... No lo estaba, jamás lo estuvo, por eso necesitaba tantísimo escuchar palabras de amor saliendo de sus labios además de actos.
-No lo estoy Min Hyuk. Nunca he estado seguro de nada en lo que respecta a Dong Min. Quería una historia de amor diferente pero empiezo a pensar que Myung Jun tenía razón.
-¿Qué significa eso? - Min Hyuk se hundió más en el suéter que le había prestado Sanha, notando la calidez que el olor a coco del champú del chico le proporcionaba. Se había acostumbrado a esa fragancia. El pelo de Sanha, al igual que su ropa, siempre olía así. - ¿Vas a cancelar el contrato?
Moonbin negó mientras observaba a Dong Min beber a través de la ventana. No quería acabar con el contrato, no al menos tan pronto. Aún quería descubrir muchas más cosas de ese chico repleto de historias en forma de tatuajes. Todavía necesitaba disculparse por infinidad de motivos.
-No. Solo significa que estoy frustrado y que me he enamorado de alguien que desde un principio me mostró amor falso, que es lo que yo contrate. Debí esforzarme en encontrar una pareja pero lo único que hice fue ofrecer dinero a cambio de un año de relación sin futuro. No sé en qué estaba pensando. Quise salvarlo sin que él tan siquiera lo necesitase, y lo hice a cambio de amor... Más bien suena a extorsión. Nunca lo he obligado a nada pero no hay forma de que un chico pobre rechace una vida de lujos cuando se la pones ante los ojos a cambio de solo un año de abrazos y caricias. Myung Jun me lo dijo hace mucho pero hasta ahora no lo había entendido tan bien como lo hago ahora.
-Minusvaloras el orgullo de las personas de clase baja, no todos habrían aceptado una oferta como esa. La mayoría le habría dado una paliza a tu abogado por tan sólo atreverse a mencionarlo. Sí, nos compraste de cierta forma y te odie durante un tiempo por ello, pero la parte buena es que realmente nos estás ayudando.
Moonbin sonrió levemente y miró a Min Hyuk.
-Tú habrías rechazado el dinero. Ya lo has hecho, no quieres la cantidad que te corresponde cuando todo esto acabe. - Min Hyuk suspiró. - Dong Min me lo dijo hace días. No voy a mentir, me siento un idiota al tan solo poder ofrecerte mi ayuda en el futuro si es que algún día la quieres tomar. Prefieres vivir por ti mismo, por eso me gusta que Sanha pase tiempo contigo.
Min Hyuk sonrió, notando como su corazón latía con fuerza al obtener cumplidos de parte de Moonbin.
-Sanha es... Impredecible. Es divertido pasar tiempo con él, muchos no lo saben porque no se molestan en comprender sus ideas pero también puede ser un genio cuando se lo propone. Creo que solo finge ser una persona promedio porque odia la atención del resto de seres humanos.
El magnate volvió a sonreír en grande, al menos el cariño de Min Hyuk por su hermano parecía real. Al igual que el amor de Sanha por este se hacía más y más evidente con el paso del tiempo. Su hermano pequeño no había sido pillado mirando a Min Hyuk una o dos veces, sino gran cantidad de ellas. Tantas que incluso Dong Min era consciente de que había algo más que amistad creciendo en el pecho de Sanha.
-No le hagas creer que lo quieres de una forma romántica si no es cierto, Min Hyuk. - le advirtió Moonbin. - Puede que no lo hayas notado todavía pero mi hermano está loco por ti. Cualquier cosa que hagas o digas la aceptará sin importar lo que sea. Le gustas. - el magnate sonrió ante los ojos abiertos de Min Hyuk. Había sorpresa de alguna manera en sus pupilas. - No me digas que no lo habías notado.
Min Hyuk negó y observó a Sanha a través de la ventana de la misma manera en la que Moonbin lo había hecho antes con Dong Min.
-¿Estás seguro de eso?
El magnate palmeó la espalda de Min Hyuk y sonrió abiertamente.
-Es mi hermano pequeño. Lo conozco lo suficiente como para estar seguro de esto. Antes era Baek y ahora tú, a él lo solía perseguir a todos lados pero como ya habrás comprobado... Bueno, creo que ahora te prefiere a ti. Eres tú quien llegó subido a su espalda, completamente adormecido mientras Baekhyun caminaba a su lado.
Poco después de que la larga charla entre Moonbin y Min Hyuk finalizase, comenzaron a recoger sus cosas. Dong Min era el más silencioso de todos, podía notar como el magnate lo ignoraba por completo por lo que no rompió la línea de distancia marcada por este. Entendía a la perfección su enfado. Incluso él estaba enfadado consigo mismo por reaccionar de una forma tan violenta.
El tema de Jimin era delicado y cada vez le afectaba más, pues sentía que definitivamente lo estaba traicionando al haber comenzado a sentir amor por Moonbin. Era completamente consciente de que no tenía sentido seguir sujeto a una promesa que le había hecho a un muerto pero cada vez que sentía ganas de decirle al magnate que lo quería, la cara de ese precioso chico volvía a su cabeza.
Aún recordaba todas las veces que este lo había llamado para pasear. La forma en la que cuando ninguno de sus otros amigos estaba presente, Dong Min siempre se atrevía a abrazar al muchacho por la cintura y posarle besos mimosos sobre la piel del cuello. Él había sido culpable del enamoramiento de Jimin y también de su muerte, jamás pudo reconocer que lo amaba hasta que vio con sus propios ojos como este perdía la vida. Cuando Jimin desapareció, él se prometió muchas cosas y la más importante de ellas fue serle fiel por el resto de su vida.
-Dong Min , vamos. - Min Hyuk lo empujó levemente en un movimiento lleno de ese apoyo mutuo que ellos se daban de vez en cuando a través de la distancia. - ¿Han peleado por lo de Jimin?
Min Hyuk sabía la respuesta, Moonbin se lo explicó poco después de que empezasen a conversar pero si su hermano necesitaba hablarlo con alguien, entonces él se ofrecería con gusto para escuchar cada palabra que necesitase dejar salir de sus labios.
-Deja el tema Hyuk, no tengo ánimos para eso ahora.
-Dong Min, necesitas olvidarte de Jimin. ¿Cómo te sentirías si Moonbin muriera sin saber que lo quieres? La historia volvería a repetirse.
Dong Min frenó en seco sus pasos y se giró hacia su hermano. No le habían gustado esas palabras pero por dentro comenzaban a tener efecto. Min Hyuk siempre sabía donde golpear sin necesidad de usar los puños y por extraño que pareciese, a menudo con él funcionaba perfectamente.
-Te queda menos de un año, perderás a Moonbin como lo perdiste a él si no se lo dices. Incluso si no muere, sabes que llegará el momento en el que tendrá que alejarse de ti. Cuando el contrato acabe no habrá marcha atrás si no expresas lo que sientes, él te quiere... No sería bueno para su salud ser tu amigo o lo que sea que tú quieras, ni para la tuya soportar eso. No es Jimin. No le valdrá solo con amistad.
-No menciones de nuevo a Jimin. - advirtió el chico de los tatuajes, antes de seguir su camino hacia la camioneta.
Min Hyuk se le adelantó.
-Te molesta porque sabes que tengo razón. Por cierto, me quedaré con el asiento de copiloto hoy.
Dong Min se limitó a maldecir en voz baja y se sentó a un lado de Sanha en los asientos traseros con una mochila entre sus brazos. Moonbin ni siquiera le dedicaba una mirada y eso lo lastimaba. El magnate nunca solía enfadarse, así que se dijo a sí mismo que podría obtener el perdón con una sesión de besos. Pronto entendería que está vez no le resultaría tan fácil. De nuevo, el juego se colocaba en modo difícil.
Y él ni siquiera sabía que el magnate estaba pensando en no dañarlo al decidir mantenerse en silencio. Él no sabía nada, porque para saber la comunicación y las palabras eran asquerosamente necesarias.
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