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" Ahora todos nuestros recuerdos están embrujados. Siempre estuvimos destinados a decirnos adiós."
—Already Gone (Sleeping At Last)
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Mientras Moonbin cocinaba, Sanha y Baekhyun decidieron llevar los kayaks hasta la zona más amplia del lago, esa en la que el agua se movía lentamente gracias a la leve corriente que hacía el calor del día mucho más llevadero. Min Hyuk los seguía de cerca, no por elección propia, sino más bien porque sabía que nuevamente Dong Min quería pasar tiempo a solas con el magnate. Aún le dolía en cierto modo el hecho de comenzar a sentir claramente el modo en el que la mentira de su matrimonio parecía tomar cada vez más forma hasta simular una realidad total. Él amaba a ese hombre que los acogió entre sus brazos tan solo a cambio del amor de una pareja, pero a esas alturas no podía negar que su hermano también le profesaba gran cariño a Moonbin. Tendría que estar ciego para no notar las muchas muestras de aprecio que cada día se afianzaban con mayor fuerza entre el par.
Dong Min vivía preocupado por Moonbin últimamente, hasta la más pequeña herida era un drama para él si era el magnate quien la sufría. Un simple arañazo y el chico de los tatuajes podría decidir vendar cada pequeña zona enrojecida de la piel de su marido. Estaba siendo, en la pura definición de la palabra, protector.
-Min Hyuk, ayúdame con esto por favor. - Sanha estaba tratando de arrastrar el remolque pequeño de uno de los kayaks, sin embargo el terreno de tierra y hierba que llevaba hasta la anchura del lago se acumulaba en la orilla y le impedía avanzar fácilmente.
Con un bufido Min Hyuk se acercó a Sanha, levantó levemente el remolque para desatascar las ruedas que se habían quedado atrapadas en los montones de tierra arenosa y le dedicó una mirada de advertencia. No quería participar demasiado, por alguna razón se sentía más que simplemente molesto por el hecho de que Baekhyun los acompañase a cada lugar. El chico le hubiese dado igual en otra ocasión, no le importaba que Sanha compartiera tiempo con amigos exceptuando ese instante.
Era tan egoísta que empezaba a castigarse a sí mismo con la definición de idiota, insultándose en voz baja a sí mismo con cada uno de sus actos absurdos. Min Hyuk estaba completamente aislado del matrimonio y si el hermano pequeño de Moonbin ponía toda la atención sobre la misma persona... Simplemente todo parecía más solitario. No tenía con quien hablar y la opción de socializar estaba descartada. Al menos lo estaba desde que Sanha se sumía en un mundo distinto cuando Baek se le acercaba. El par de amigos parecían perfectamente a gusto dejándolo completamente olvidado, varios pasos por detrás y sin temas de conversación la mayor parte del tiempo.
Y Min Hyuk, bueno... En realidad no podía evitar sentirse un poco como ese perdedor sin dotes sociales que siempre había sido. No hacía mucho desde que la vida en una zona de Seúl empobrecida y su ropa llena de remiendos lo había hecho olvidar la idea de tener buenos amigos. Toda esa riqueza que Moonbin le ofrecía era temporal, al igual que lo eran los conocidos a los que intentaba pegarse en el instituto para evitar tener que ser el muchacho solitario de nuevo. Había experimentado en su propia carne el dolor de ser un cero a la izquierda mucho antes de que Sanha decidiera ignorar su presencia esa tarde y aún con todo le dolía especialmente cuando era el hermano pequeño del magnate quien lograba que se sintiera de nuevo como una persona vacía de interés. Como alguien que ni siquiera podría ser notado aunque pusiera empeño en ello.
-¿Vas a quedarte quieto mirando? - Le dijo a Baekhyun finalmente. El amigo de Sanha había frenado su avance para esperar a los dos chicos tras percibir que el jinete se retrasaba en el camino hacia su zona preferida del lago.
-Oh. Lo siento, creí que estaba controlado. - Baek dejó escapar una sonrisa cínica mientras lo observaba como si él solo fuera un bufón en la corte. Una persona inferior que ni siquiera merecía la pena. Al menos, así lo percibía Min Hyuk.
-No lo está.
Sanha se limitó a mirar a Min Hyuk con los ojos molestos. Esa actitud le recordaba a la forma en la que solía comportarse cuando se habían conocido por primera vez. Tan frío y esquivo como hace meses. El pequeño de los Moon no tenía la menor idea acerca del fuerte dolor que se escondía bajo esa persona llena de seguridad superficial.
-En realidad será mejor si lo hacemos Baek y yo, no queremos molestarte más de lo necesario.
Min Hyuk quiso contestar, de hecho sus labios estaban a punto de formar una respuesta cuando Sanha le dio la espalda. Molestarlo, lo que le molestaba era exactamente esa actitud del pequeño de los Moon.
Baekhyun se apresuró a acercarse a Sanha y con una sincera sonrisa lo ayudó del mismo modo en el que Min Hyuk había pretendido hacerlo algunos segundos antes. El jinete no pudo evitar comparar a esas dos personas que lo acompañaban, eran tan diferentes que casi le generaba estrés el pensarlo con cuidado pero con todo tenían ciertos parecidos irónicos.
Desde el instante en el que Baek y él se conocieron por primera vez, este había estado abierto a conocerlo detalle por detalle, no juzgaba su personalidad extraña y a menudo se informaba acerca de todo lo que le gustaba para que pudiesen tener temas amenos de los que hablar. Min Hyuk por su parte, se empañaba en actuar como un completo idiota a pesar de que en el interior de su pecho un enorme corazón desbordado de sentimientos lo convertía en un chico más sentimental y cariñoso de lo que este se atrevería a admitir en voz alta.
Finalmente el remolque volvió a avanzar sin problemas y el menor de los Lee simplemente se hizo a un lado, rindiéndose en la tarea de ayudar sin demasiado esfuerzo al respecto. Sabía que estaba siendo infantil pero odiaba esa sensación de ser dejado a parte, podía llegar a sentir pena por Sanha pensando en la gran cantidad de ocasiones que este se pudo llegar a sentir de esa forma por su culpa en el instituto. Actuar como idiota le ayudaba a sobrevivir pero estaba dejando demasiados daños secundarios en la vida de una persona que no merecía ni una pizca de dolor.
-Sanhie. - su voz sonó más dulce de lo pretendido mientras se acercaba a Sanha. A esas alturas ya habían llegado a la orilla del lago que pretendieron alcanzar desde un inicio y los dos amigos seguían ignorándolo por completo mientras llevaban los kayaks hasta el agua.
Sanha se giró hacia Min Hyuk sin saber bien qué esperar de una voz tan melosa. Empezaba a conocerlo a la perfección, por lo que se hacía una idea de lo que ocurriría. Probablemente Min Hyuk le pediría alguna cosa que él acabaría aceptando para mantenerlo feliz. Era absurdo tan siquiera analizar la situación. Tan absurdo como sus previsibles reacciones a las necesidades que ese chico mostraba de vez en cuando.
Min Hyuk sonrió, sabiendo que al fin tenía la completa atención de Sanha se pasó una mano sobre el estómago y trató de formar un mohín con sus labios.
-Me siento mal. - dijo, fingiendo dolor.
Sanha lo miró preocupado, incluso si el tiempo pasaba su buena voluntad le impedía percibir las mentiras. Al menos esas mentiras que llegaban desde un par de ojos brillantes llenos de algo bonito que lo invitaba a ceder.
-¿Qué tienes? - preocupado, dejó a un lado los kayaks y estiró una toalla sobre la hierba para que Min Hyuk se sentase a descansar. Tal vez había sido el esfuerzo de mover los kayaks con el estómago vacío y el sol brillando fuertemente sobre ellos.
-Me duele el estomago y estoy mareado.
Baekhyun los observó a lo lejos y dejó escapar una sonrisa notando la mentira. Era tremendamente obvio, pero de alguna manera su amigo estaba completamente envuelto en esa nube de atención y necesidad que Min Hyuk hacía flotar alrededor de este.
-Sanha, saldré por una hora a remar. Es mejor que te quedes cuidando de Min Hyuk, quizás sea una indigestión.
Sanha asintió, tumbándose sin dudarlo ni por un segundo al lado de Min Hyuk en la toalla. El menor de los Lee se había librado de la camiseta debido a la fuerza del sol y mantenía esa mueca fingida en sus expresiones cada vez que sus ojos conectaban con los del hermano pequeño de Moonbin.
-¿Necesitas algo concreto? - preguntó Sanha, apartándole el flequillo de la frente con tanta dulzura que Min Hyuk casi sintió sus piernas temblar levemente. El cariño, eso era lo que más le gustaba del jinete. - Puedo ir rápidamente hasta la cabaña y obtener alguna medicina para el dolor.
Min Hyuk negó y tomó la mano de Sanha para hacer que este la posase sobre su torso.
-Dame un masaje. - susurró, todavía fingiendo debilidad.
Sanha estaba demasiado perdido en su preocupación como para entender la mentira que se asomaba a las pupilas del chico, así que en solo un instante comenzó a acariciar el torso de Min Hyuk lentamente mientras este cerraba los ojos y disfrutaba del cálido lugar.
Era realmente reconfortante saber que al menos una persona en el mundo estaba dispuesta a cuidarlo, si alguna vez se enfermase de verás quizás podría acudir a Sanha en busca de un poco de ayuda y una sesión de atención cariñosa como las que tanto le gustaba obtener de vez en cuando.
-¿Estabas tan irascible porque te sentías mal? - la voz de Sanha también había tomado una tonalidad dulce.
Min Hyuk solo asintió. Estaba disfrutando por completo de toda la atención, incluso si en el fondo de su pecho la culpabilidad lo golpeaba por tratar de engañar a una persona tan pura como lo era el chico ante su mirada. Si Sanha besaba sus labios con cariño entonces él se dejaba hacer. Si lo acariciaba, simplemente se acercaba un poco más a él y si le cantaba se relajaba escuchando esa preciosa voz que le había costado notar pero que llenaba su mente y cuerpo de sensaciones cálidas.
Cuando Baekhyun llegó, ambos estaban dormidos y semi abrazados por lo que el amigo de Sanha sonrió y sin hacer ruido colocó por sí mismo los kayaks en el remolque no con poco esfuerzo. Después se tumbó al sol levemente apartado de ellos, permitiendo que esos dos compartieran todo el tiempo que sintieran necesario sin ser interrumpidos. Estaba feliz de ver que Sanha tenía alguien a su lado y al mismo tiempo le preocupaba que esa persona fuese demasiado complicada. Su amigo merecía a alguien que lo amase y confiara por completo en él. A alguien que lo tratase bien y fuese honesto.
Moonbin sonrió al observar como Dong Min trataba de nadar con soltura y sostuvo su cuerpo juguetonamente mientras este flotaba cansado. Sus manos le envolvieron la cintura con familiaridad y sin ningún tipo de vergüenza.
-Podría enseñarte como a los niños pequeños. Contigo siempre es bueno comenzar desde cero.
Dong Min frunció el ceño y se revolvió entre los brazos de su marido hasta quedarse envuelto en él como lo haría un koala. Estaba encantado de pasar tiempo a solas con Moonbin y al mismo tiempo deseaba que su hermano, Sanha y el amigo de este llegasen rápido. Necesitaba comer y su estómago ya estaba protestando tras la larga jornada de clases de natación que parecían haber sido un completo fracaso, al menos a juzgar por la numerosa cantidad de veces que había terminado sosteniéndose a sí mismo en los brazos del magnate. Le gustaba la sensación de ser movido sobre el agua, le encantaba flotar mientras su pareja apoyaba las manos bajo su espalda y lo mantenía a salvo incluso cuando sus pies tocaban el suelo sin problemas.
-Supongo que llegarán pronto. Aguanta un poco más. - Moonbin besó su frente, sabiendo que estaba hambriento sin haber necesitado preguntar al respecto.
Sanha, Min Hyuk y Baekhyun estaban retrasándose, por lo que la comida tendría que esperar un poco más de lo planeado. El estómago del chico de los tatuajes sencillamente no parecía del todo de acuerdo con tener que hacer más tiempo.
-Deberíamos comer por nosotros mismos, no quiero tener que comer mi comida fría solo porque ellos estén entretenidos con su viaje en kayak.
Al magnate no le llevó demasiado ceder pues al instante asintió. Si su pareja tenía hambre, entonces simplemente comerían. Sanha era lo suficientemente grande como para revisar el reloj de vez en cuando y entender que se estaban retrasando.
-Está bien, vamos a secarnos y a comer entonces. Lo cierto es que yo también me estoy muriendo de hambre, nene.
Dong Min sonrió con ganas antes de bajarse de los brazos de Moonbin para caminar con este hacia los bancos dónde habían dejado la comida tapada casi una media hora atrás. Se sentó rápidamente y sin importar que aún estuviese mojado se sirvió los pedazos de carne que le interesaban, el sol era lo suficientemente cálido como para poder secarse sin necesidad de usar la toalla. Sin embargo mientras él devoraba, el magnate se acercó con la única intención de secar su cabello.
El mayor de los Lee realmente disfrutaba de ese tipo de actos. Podía notar el cariño con el que su pareja lo cuidaba a través de las pequeñas cosas, desde preparar el café como a él le gustaba a pesar de que los miembros del servicio le repitieran una y otra vez que podían encargarse de ello, hasta la forma en la que cada noche se encargaba de arroparlo bien cuando el sueño los vencía. Se trataba de algo real incluso si se negaba a admitirlo de vez en cuando. Al menos en su mente ya lo sabía, había amor de verdad entre ellos. Su boca nunca lograba pronunciar las palabras correctas y necesarias que Moonbin merecía escuchar pero su corazón por el contrario latía con una fuerza estruendosa en el interior de su pecho siempre que su pareja le regalaba un poco de ese amor tan lleno de bondad y sinceridad que lo enfermaba de felicidad.
-Tengo que volver a viajar a Estados Unidos la próxima semana. - le confeso el magnate, dejando a un lado la toalla que había usado.
-¿Puedo ir contigo esta vez? - lo cierto es que Dong Min quería ver el trabajo de Moonbin en otros países. Sabía que estaba expandiendo el negocio pero eso era todo. Se moría de curiosidad, maldita sea.
No solo le interesaba acompañar a su pareja sino también aprender todo lo posible y observar de cerca el modo en el que este hablaba con sus socios o cerraba tratos jugosos para la empresa. En un futuro podría serle útil todo lo aprendido al lado de Moonbin.
El magnate pensó en silencio durante un par de segundos hasta que finalmente asintió con la cabeza a la pregunta de su pareja. Después de lo sucedido la última vez que dejó a Dong Min solo, ya no le agradaba la idea de dejarlo mientras él trabajaba sin descanso o tiempo para hacer llamadas. Lo cierto era que el chico de los tatuajes no había sido, no era y mucho menos sería el problema porque sencillamente se trataba de su miedo a dejar a su hermano pequeño atrás. Sanha era su tesoro más frágil y preciado. No le importaba tanto que el mayor de los Lee fuese a buscar a otras mujeres cuando se fuese, porque sabía que en el contrato se especificaba que él era libre y Moonbin nunca lo encarcelaría de ninguna de las formas posibles. Aún con todo, temía que pudiera meterse en líos o que Tae volviese a sufrir alguna aparatosa caída... Que nadie le informase al respecto con tiempo, más que cualquier cosa eso era lo que lo aterraba. Quería asegurarse de que su pequeño siempre estuviera a salvo, incluso si de vez en cuando resultaba complicado y Sanha tendría que empezar a volar por sí mismo en algún momento.
Mientras el momento no llegase, Moonbin seguiría poniendo todo su empeño en librar del dolor a Sanha.
-Supongo que puedes venir esta vez, llamaré a la nana que solía cuidar de Sanha cuando los dos éramos unos mocosos inquietos. - sonrió y se sentó a su lado. - Cuando volvamos... Tenemos que comenzar a preparar ciertos papeles para el divorcio. Tardará debido a que nos casamos en Europa.
Dong Min tragó saliva y asintió sin saber bien qué decir, en esos instantes sentía ganas de pedirle que esperase un poco más. Llevaban más de la mitad de un año juntos y los días seguían pasando rápido al lado del magnate, quizás demasiado. Así que dejó la comida a un lado y lo miró por unos segundos. Moonbin parecía volverse más guapo a cada instante, sentado sin camiseta con el torso moreno expuesto y su flequillo mojado, revuelto sobre su frente. Quizás el hecho de haberlo conocido por completo hacía que su atractivo mejorase con creces o puede que su modo de pensar estuviera cambiando poco a poco. La realidad era que ese chico nunca había sido feo pero él podría jurar que justo ahora, en ese instante, cada sencillo detalle del magnate lo volvía completamente loco.
Respiró hondo y lo abrazó, escondió su cara en el hombro de Moonbin mientras suspiraba en voz alta y este lo observó sorprendido. Moonbin no lo apartó en ningún momento, se limitó a sonreír mientras disfrutaba del cariñoso gesto por parte de Dong Min.
-Cuando dije que te agradecía por este tiempo lo decía totalmente en serio. - su voz estaba escapándosele de los labios con un tono mucho más bajo del que planeó en un primer instante. No quería que su pareja notase lo mal que se sentía ahora que la realidad lo golpeaba tan fuerte.
-Te creí. - Moonbin estaba más que agradecido también. Dong Min no fue lo que se esperaba, fue mucho más de lo que había pedido y deseado. Alguien que se adaptó a la perfección a cada una de sus manías y aprendió a ayudarle a superar cada rastro de tristeza. - Come un poco más, Minnie.
Dong Min asintió, apartándose por un instante del magnate mientras dejaba que su vista regresara a la comida que los dos habían preparado juntos. Sin embargo, este lo sostuvo de la cintura y lo sentó sobre sus piernas. Sus cuerpos estaban tan cerca y el sentimiento era tan cálido que hizo a Lee tambalearse completamente.
-Te quiero. - Moonbin acarició su mejilla y le regaló un dulce beso. - Ahora dilo tú también.
Miedo. Dong Min sintió miedo de romper promesas que se habían convertido en el dogma principal de su vida desde hace mucho tiempo. Promesas que lo mantenían cuerdo.
-Moonbin...
-Venga, Dong Min. ¿Qué diferencia hay entre sentirlo y decirlo? Solo una vez. Dime que me quieres, nene. - Moonbin estaba tan concentrado en creer entender a su pareja que ni siquiera se dio cuenta de que tal vez sus palabras estaban poniendo cierta presión sobre el chico. - Min...
Dong Min se revolvió entre los brazos de Moonbin y lo empujó para apartarlo de su cuerpo. No le gustaba ese tema, el magnate mejor que nadie conocía la promesa que se había hecho a sí mismo acerca de no amar o querer en el sentido romántico a nadie diferente de Park Jimin. Podía amar y querer a su hermano, podía amar y querer a una mascota... Pero amar y querer a un marido, estaba fuera de lo que él mismo llegaría a permitirse nunca.
-Venga Dong Min, dilo tan solo una vez. Incluso si no lo sientes, deja que escuche esas palabras. - a pesar de que Moonbin no pretendía enfadarlo eso era lo único que estaba consiguiendo al pedirle algo así.
-Suéltame. - advirtió Dong Min.
Pero Moonbin no supo reaccionar, demasiado perdido en su necesidad por ser querido tardó demasiado en dejar ir a su marido.
-Son tan solo dos palabras. - lloriqueó.
Sin embargo, para Dong Min eran mucho más que dos simples palabras o una frase y si Moonbin no quería o podía entenderlo entonces supondría un enorme hándicap que nunca podría ser atravesado por ellos. Para Dong Min, decirle que lo quería del modo en el que en realidad lo hacía, implicaba romper una promesa. Jamás haría algo así, por eso se movió con fuerza hasta romper el abrazo y un acto impulsivo golpeó con todas sus fuerzas el pecho de Moonbin haciendo que este cayera con fuerza contra el suelo. En el momento en que escuchó su alarido de dolor se congeló.
-Yo... Tú me provocaste. Lo sabes. - se sentía mal por lo ocurrido pero aun así no se arrepentía del todo. Moonbin conocía su historia con Jimin y sabía cuán importante era para él mantener aquella promesa. Solo lo había empujado de esa forma porque se sintió completamente atrapado por el abrazo insistente que este le dedicó. - No vuelvas a pedirme un "te quiero". Sabes el porqué jamás te lo daré.
Moonbin alzó la mirada, todavía con la expresión perdida. Observó a Dong Min unos segundos y se levantó para ir hacia el coche. Sentía el sabor a sangre en su boca tras haberse mordido la lengua al caer, pero eso no le importaba. Él simplemente no quería que Dong Min viese el daño interior que le había causado al negarse en cerrado a hablarle de sus sentimientos. Por muy infantil y tóxico que fuese empujarlo a ello, por muy mal que él supiese que estaba tratar de conseguir esas palabras de una manera tan miserable.
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