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" Puedo sentir que nos estamos mirando a través de esta puerta. Déjame ver tus ojos, nariz, labios, mejilla... Incluso si voy más allá del cielo. Dejaré que mi corazón palpite en las nubes y que se refleje en la luna resplandeciente. "
—Good Evening (Shinee)
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Los momentos familiares entre los cuatro eran cada vez menos frecuentes, quizás por eso los aprovechaban mucho más. El trabajo era la mayor de las trabas, con ese horario tan sumamente exigente para Moonbin, y por supuesto el hecho de que ahora estaban viviendo divididos. Lo cierto es que si eran conscientes de la mentira que suponía fingir esa familiaridad también lo eran de que cada día se sentían más cómodos conviviendo.
Los Lee y los Moon habían logrado una especie de rutina en la que los cuatro se sentían cómodos incluso si todavía había ciertas cosas en las que trabajar para obtener la estabilidad total entre sus distintas personalidades.
-¿Cómo les va con los exámenes finales? - preguntó Moonbin, tomando una porción de pizza y llevándosela hasta la boca. Parecía realmente hambriento, lo que causó la sonrisa de Dong Min casi al instante.
Min Hyuk fue el primero en responder, con voz animada le hizo saber al magnate lo mucho que se estaba esforzando para lograr ser el primero de la clase en todas y cada una de las materias que cursaba. Si bien ser el primero había supuesto insultos y burlas para él en su antiguo colegio, ahora lo empujaba a los brazos de algunos de los clubs más populares. Participar en concursos ya no era considerado algo estúpido para niños de mamá o papá con el futuro bien definido en función de lo que estos deseaban, sino más bien una muestra de pertenecer a determinados ámbitos sociales en su instituto.
Y no solo se trataba de pertenecer a determinados ámbitos sociales. Incluso si las notas debían ser perfectas para lograr el ingreso en determinados clubs, Min Hyuk estaba mucho más centrado en aprender todo lo posible antes de que la separación entre el magnate automovilístico y su hermano tuviera lugar. Tenía que aprovechar y exprimir ese año todo lo posible para aumentar sus probabilidades de ser considerado para la aceptación de una buena beca universitaria.
-Me alegra escuchar que estás obteniendo buenos resultados. Siempre trabajas duro por ello. - Moonbin sonrió y Dong Min se limitó a acariciarle los dedos de la mano que tenía posada sobre la mesa en un acto rutinario.
El mayor de los Lee nunca había sido el mejor en la tarea de tener charlas importantes con su hermano, sin embargo agradeció silenciosamente las preguntas que el magnate estaba haciéndole a Min Hyuk. Esos interrogatorios lo mantenían informado de la vida que llevaba en el instituto y las decisiones que este tomaba.
-¿Y tú? ¿Cómo te está yendo, Sanha? - incluso le parecía más fácil charlar con Sanha.
Dong Min observó la reacción del pequeño Moon, sus ojos estaban abiertos mostrando sorpresa por obtener su consideración. Por supuesto que estaba sorprendido, Dong Min ni siquiera lo culpaba. El hermano de Moonbin no estaba acostumbrado a recibir atención de su parte. Durante los primeros meses cada respuesta que el chico de los tatuajes le daba estaba destinada a callar sus preguntas o conversaciones.
Era bueno que las cosas hubiesen ido evolucionando poco a poco, Dong Min y Min Hyuk habían sido unos idiotas con esos dos chicos. Ahora sabían que en realidad el par de hermanos Jung no tenía maldad en la sangre, solo una intrínseca necesidad de amar y ser amados a cambio.
-Bueno... Me mantengo de alguna forma. Nunca estoy entre los primeros puestos de la clase pero tampoco entre los últimos. Digamos que suelo situarme en el medio de la escala de notas.
Dong Min asintió, sin saber bien qué más decir.
-Bueno, supongo que está bien. ¿No es así? - era confuso saber qué tipo de notas eran buenas cuando él se había pasado la adolescencia escabulléndose del instituto.
Min Hyuk solía estudiar hasta que le sangraba la nariz y menos de un sobresaliente le parecía una pésima nota, el menor de los Lee soñaba con un mejor futuro en el que podría conseguirlo todo a través de su duro trabajo y esfuerzo. En cambio cuando Sanha hablaba parecía satisfecho con sus estudios, lo cierto era que el hermano del magnate difícilmente se estresaba si se trataba de los resultados académicos porque siempre había sido bueno sin llegar a ser sobresaliente y le gustaba eso, él no ansiaba destacar entre el resto. Pasaba los días cuidando a sus caballos, aislado en los terrenos de la familia Moon o disfrutando de los prados que rodeaban la propiedad de la mansión de verde intenso junto a su hermano. No le importaba nada a parte de sus animales.
-Está bien para mí. - Sanha dejó escapar una sonrisa de su boca notando el modo en el que Dong Min no parecía saber que decirle. Poco a poco y con pasos diminutos estaba aproximándose al marido de Moonbin.
-De todas formas Moonbin podría comprarte el mejor puesto de la clase, tú mismo lo has dicho.
Las palabras de Min Hyuk captaron toda la atención y de repente el ambiente pareció volverse tenso de la nada.
-Min Hyuk retira lo que acabas de decir. - Dong Min actuó al instante, estaba cansado de la actitud retadora de su hermano. Ya no lo conocía en absoluto. Meses atrás nunca lo habría tenido que regañar por un comentario como ese. - No sé qué mierda se pasa por tu cabeza cuando haces esas cosas.
Min Hyuk sonrió levemente sin maldad, ni siquiera había tenido mala intención pero ver a Dong Min tan a la defensiva con todo lo relacionado a Moonbin le confirmaba que su hermano estaba al lado del magnate por motivos que fluían más allá de un simple contrato.
-Mírate, solo te falta sacar las garras. - el menor de los Lee relajó el gesto y volvió a sonreír. - En realidad lo decía porque Sanha me habló de los privilegios que muchas personas de clase alta tienen.
-No voy a mentir con respecto a eso. - Moonbin pasó el brazo alrededor de los hombros de Dong Min con el objetivo de tranquilizarlo. Las palabras de Min Hyuk no lo habían ofendido ni asustado, también sabía que este probablemente no tenía malas intenciones al pronunciarlas. - Los he usado en muchas ocasiones cuando no me ha quedado otra opción pero no he comprado ninguna nota para Sanha. He procurado enseñarle a ganarse las cosas con esfuerzo.
La voz de Moonbin era conciliadora, sin embargo Dong Min no pudo evitar preocuparse. Casi como un acto reflejo el chico de los tatuajes se acercó más al cuerpo del magnate y lo escuchó hablar sin decir ni una sola palabra. Un extraño pensamiento cruzó en ese momento su mente, ni siquiera le importaba que usase privilegios o no, sabía que su marido era una buena persona y realmente eso era lo que lo hacía creer ciegamente en que no abusaría de su poder en una forma malvada.
-No te estoy acusando. - Min Hyuk se excusó al instante temiendo que Moonbin realmente pudiese haber malinterpretado sus intenciones, en ningún momento había pretendido acusarlo a Sanha o a él. Quizás su comentario estuviera fuera de lugar después de todo pero la curiosidad lo habría matado si se hubiese mantenido callado. - Realmente quería saber tu opinión. Creo que es normal sentir curiosidad, si mi familia tiene privilegios me gusta saber en que los usamos.
Moonbin asintió a las palabras de Min Hyuk y observó a Dong Min, él también parecía curioso por saber la respuesta. Lo mejor de todo aquello era que el pequeño de los Lee estaba definiendo su unión como una familia.
-Usamos los privilegios, no te lo puedo negar Min Hyuk. Si Sanha quiere obtener un asiento en primera fila para un concierto o si quiero obtener un viaje en primera clase que se supone que ya está ocupado, simplemente tengo que mostrar mi nombre para conseguirlo. - Moonbin suspiró, no estaba orgulloso de ese tipo de cosas pero de alguna forma seguía obteniendo ventajas en esos pequeños actos. - Si tú o mi hermano quisieran trabajar os conseguiría trabajo en un par de minutos como lo hice con Dong Min. Podría hacer muchísimas cosas con los privilegios pero a menudo no los uso cuando influyen en cosas que Sanha o yo mismo tenemos que aprender por nosotros mismos. ¿Tengo excusa para lo que hago? Ninguna, pero podrías culparme de la misma forma por el hecho de gastar mi dinero en productos de costes tan elevados como el sueldo de una persona de clase media. He trabajado mucho desde que mis padres fallecieron, eso es lo único que calma mi conciencia cada vez que compro ciertas cosas con dinero o privilegios. Si estás pensando en que pisoteo a otras personas... Bueno, incluso los que no tienen privilegios pasan en ocasiones sobre otros para obtener éxito. La vida es su mayor parte competencia. Mi única norma es esforzarme en que esa competencia no estropee la vida de los demás.
La mirada de Dong Min no abandonaba ni un solo segundo los ojos de Moonbin, observaba el perfil de su cara sabiendo que su voz mostraba la misma sinceridad que implicaban sus palabras.
Quería juzgarlo, lo cierto es que siempre había odiado la clase alta coreana y como sus formas de comportarse hacían que el resto se sintiese inevitablemente menos importante que ellos. Con su dinero y contactos lograban destruir el futuro de todo aquel que se atreviera a cruzarse en su camino u objetivos. Pero no podía juzgar a Moonbin, su marido era incapaz de lastimar a las personas, se preocupaba constantemente por sus empleados, conocía los nombres de cada persona en su empresa e incluso enviaba regalos a los hijos de estos cuando tenían algún evento especial como graduaciones o bodas.
-Explica eso. - ahora era Sanha el que hablaba. - No creo que sea una buena excusa Binnie, el que la vida sea una competencia solo es motivo para trabajar sin descanso... Pero los privilegios solo son una trampa. ¿No son los tramposos expulsados del juego? Todo tiene consecuencias. En algún momento...
-Solo son expulsados cuando los descubren. Un buen jugador en definición es tramposo. - las palabras de Dong Min se escabulleron solas de su boca sin tan siquiera recordar que cosas así podrían minar y afectar por completo a la autoestima y confianza de Moonbin.
El magnate dejó a un lado la pizza en ese instante y tras limpiarse las manos miró a Dong Min a los ojos. De la misma manera en la que Sanha y Min Hyuk lo estaban haciendo.
Oh, maldita sea. Dong Min debería saber cuándo cerrar la maldita boca, ni siquiera debería atreverse a reprender a su hermano pequeño por la mala elección de expresiones.
-El ser tramposo solo te convierte en un mal jugador, no confundas la estrategia con el engaño.
-¿Cuál es la diferencia, Moonbin? - no podía evitarlo. Sabía que se arrepentiría de cada palabra y que era pronto todavía. Su forma de hablar podría hacer que la confianza de Moonbin se tambalease. - Para una estrategia en muchos casos es necesario el engaño. - Dong Min respiró profundamente. - Por eso es mejor jugar sin trampas o planes, es mucho más divertido cuando tus movimientos son impredecibles incluso para uno mismo.
En lugar de contestar, el magnate se limitó a apartar la mirada de Dong Min. Cada día que pasaba se sentía peor en cuanto al hecho de vivir una mentira que parecía teñirse de realidad a cada instante. Sentía que estaba a punto de perder la cabeza cada vez que trataba de averiguar lo que alguien como Lee Dong Min pensaba. Era un buen mentiroso o la perfecta pareja, había tantísimas opciones y todas estas sobrevolaban su mente minuto a minuto.
-Solo... No te lastimes con tu juego. Es mi única petición.
La mano de Dong Min buscó de nuevo las del magnate y ante la mirada de sus hermanos junto sus labios. Sabía que estaban en un bar en el cual nadie sería abierto ante los comportamientos homosexuales, sin embargo no pudo evitarlo. Podía ver el miedo de Moonbin asomándose en sus ojos, no quería verlo mal de nuevo y los besos eran una dulce forma de entretenerlo.
Había sido su culpa, así que quería tomar la responsabilidad de arreglarlo.
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