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"La última cosa que me enseñaste es que hay tipos de felicidad que nunca regresarán, el oscuro pasado que mantengo escondido y callado se habría quedado oscuro por siempre si no te hubiera encontrado."
—Lemon (Kenshi Yonezu)
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Las cosas se habían calmado tras la confesión de Min Hyuk acerca de su intención de estudiar por sí mismo sin la ayuda económica que recibirían los hermanos Lee a través de Moonbin. Dong Min seguía pensando en eso pero ya no sentía ganas de llorar a cada instante cuando lo recordaba, en esos instantes incluso él sabía que el magnate le estaba ayudando a olvidarse de los problemas.
Trabajaban juntos y por primera vez en toda su vida el trabajo le traía alegría en lugar de cansancio. Se sentó cerca de Moonbin en la mesa de reuniones con una sonrisa nerviosa, su marido lo trataba exactamente igual que a los demás empleados. Eso estaba haciendo crecer en él la necesidad de hacer que se sintiera orgulloso.
Y aunque el inicio cuando Moonbin le dijo que pretendía enseñarle algunas cosas sobre su empresa familiar creyó que era una mala idea, ahora estaba en un punto en el que disfrutaba de toda la experiencia que le proporcionaba moverse con su marido y aprender del trabajo que este realizaba.
-Bien, una vez marcado el presupuesto me gustaría escuchar las ideas para el nuevo coche. Necesitamos algo renovador, con un aire fresco. Distinto a lo que hemos hecho hasta ahora.
Moonbin observó a sus empleados y posó la vista en Dong Min por unos instantes, quien nerviosamente miraba sus papeles repletos de tacones y dibujos con los que Sanha Y Min Hyuk le habían ayudado.
-Señor Moon, me gustaría presentar una idea. - dijo mirando al magnate. Le costaba tratarlo con formalidad ahora que estaba acostumbrado a la igualdad con la que se trataban en la intimidad. Sin embargo para Moonbin parecía bastante más sencillo, pues este asintió sonriente. - Bien, he estado pensando en la necesidad de un coche más barato, para gente de economía media pero con la elegancia de la marca. Algo que las personas puedan comprar y a la vez tenga las mismas características que un vehículo de gama alta. He hablado con el equipo de construcción y me han hablado de materiales fuertes, duraderos y no tan caros como los que se suelen usar, además hemos creado un ejemplo de modelo y hemos realizado encuestas para valorar el nivel de interés de la gente de a pie. La respuesta ha sido francamente positiva, algunos se muestran en duda debido a que no es una empresa con la que se sientan del todo familiarizados pero aún así el porcentaje positivo supera cualquier duda.
Dong Min respiró un segundo y alzó la mirada hacia su marido, esperando quizás un ceño fruncido debido a su discurso nervioso. Pero lejos de eso Moonbin sonreía con un precioso brillo, ese que solía llenar sus ojos cuando algo le gustaba.
-Me gusta la idea, habría que trabajar en varias cosas más para pulirlo pero no la descarto. Páseme el proyecto completo a mi correo, quiero mostrárselo a los inversores. Buen trabajo, Moon Dong Min.
El chico de los tatuajes sonrió inevitablemente y bajo la mirada sonrojado por el uso de aquel apellido al lado de su nombre. Una de las muchas razones por las que le gustaba ese trabajo era que sus ideas se tomaban en cuenta y todos lo trataban como a uno más. Incluso había logrado hacer varios amigos con los que salía a tomar café como todo un empresario. Se sentía bien en ese traje, con su maletín, su ordenador y sus papeles. Adoraba entrar al despacho de su jefe para consultarle datos o entregar informes. Moonbin estaba llenando su vida de objetivos, el único miedo que le quedaba era el de perder todo eso con la finalización del dichoso contrato. Le gustaba ser por primera vez en su vida una persona apta y capaz. Alguien con buenas ideas.
Tras casi media hora la reunión finalizó. El magnate charlaba todavía con algunos de sus compañeros, así que con un gesto Dong Min le indicó que saldría. Obteniendo un guiño y asentimiento a cambio, el chico de los tatuajes abandonó la sala sintiendo la necesidad de permitir que la sonrisa llenase sus labios.
-Buen trabajo, Dong Min. - Jinwoo acudía a la mayoría de reuniones ya que era el notario en prácticas de la empresa y muchos de los presupuestos debían ser revisados por él exclusivamente. - Myung Jun y yo saldremos a comer algo. ¿Quieres venir?
-Oh, claro. -Dong Min asintió con su cabeza antes de revisar el reloj de su muñeca. - Por cierto... ¿Crees que los accionistas aceptarán una idea como la mía? He escuchado que Moo's Enterprise se centra en la producción de vehículos exclusivos para personas adineradas.
-Moonbin lleva mucho tratando de hacer coches más cercanos a las personas de clase media, hemos sacado varios modelos al mercado que han tenido fama pero siempre terminaban siendo demasiado caros. Si tus presupuestos están bien y te has informado de forma correcta acerca de los materiales... - mencionó Jinwoo, mostrando la carpeta que el propio Dong Min le había cedido durante la reunión. - Y por supuesto si el equipo de seguridad considera que esos materiales son además de ser correctos son completamente seguros, tanto Moonbin como los accionistas aceptarán. Puede parecer fácil pero no lo es.
Dong Min miró unos segundos a través de las puertas de cristal de la sala de reuniones, su marido sonreía ante algo de lo que su diseñador de gama decía.
-A Moonbin le encanta este trabajo, quiero que me conserve tras el contrato. Al menos como empleado, yo... Me gusta esto y el ambiente que se respira en la empresa, hace que me sienta útil. - sonrió. - Por eso me estoy esforzando tanto. Este trabajo me llena la vida. Escuchan mis ideas y me permiten opinar. No tiene nada que ver con servir copas en un bar.
Jinwoo lo miró con una sonrisa amplia, le gustaba como Dong Min y Moonbin se complementaban. Sin duda el magnate llevaba demasiado tiempo escondido tras las paredes de su mansión o los muros de su despacho, un poco de realidad no le vendría mal. Quizás el método no era el más adecuado pero lo conocía desde hace años, eso significaba que sabía que Moonbin jamás dañaría o obligaría a alguien a hacer cosas humillantes. Él estaba necesitado de un chico que lo alejara de la asquerosa rutina que lo asfixiaba con excesiva frecuencia. Moonbin se encontraba tan centrado en su negocio que la mitad de las veces no se enteraba de lo que sucedía a su alrededor.
Myung Jun en cambio estaba convencido de que ese matrimonio solo derivaría en sufrimiento para ambos, por eso añadió la maldita cláusula que Jinwoo nunca aceptaría. Myung Jun pensó en su amigo, Moonbin era una persona muy importante en su vida y por la que se preocupaba siempre. Cuando creó el contrato lo hizo teniendo en mente los sentimientos de este, lo hizo conociéndolo lo suficiente como para saber que nunca obligaría a Dong Min a quedarse tras acabar el año estipulado si este no estaba de acuerdo. El magnate podría ser un chico rico que jamás había sufrido de escasez económica, sin embargo sabía lo que implicaba el sufrimiento y jamás forzaría a alguien.
-Sí, realmente Moonbin está al cien por cien cuando se trata de la empresa pero no creo que eso sea bueno. Me alegra que estés aquí, antes de que llegaras ni siquiera hacía la pausa para comer a excepción de un par de veces al mes. Además, es muy desconfiado y a menudo cree que lo invitan debido a que es el jefe.
-¿Por qué Myung Jun y tú no lo sacaban del despacho? - Dong Min no podía evitar preguntar, el hecho de que su marido fuese prácticamente un adicto al trabajo lo preocupaba de sobremanera. En algún momento que él no recuerda los sentimientos por Moonbin comenzaron a crecer y ahora era tarde para cortarlos de raíz. Aún se sentía mal por eso, por haber rechazado a Jimin debido a que era un hombre y por aceptar desesperado a Moonbin ahora.
Pasar tiempo lejos del magnate incluso le resultaba difícil. Había aprendido a cuidarlo, a disfrutar del sexo en pareja, a dormir con sus piernas enrolladas a las del otro, a despertar y poder hablar con alguien en un instante. En resumen, había aprendido a amar la compañía de quien al principio era solo un hombre más entre el montón.
A Dong Min le parecía curioso como el hecho del roce y el cariño creaba en su mente sentimientos distintos. El Moonbin del inicio era guapo pero solo eso, el que ahora veía a diario era tremendamente atractivo, lindo y risueño. Los mismos ojos observando, distinta alma decidiendo si amar o no.
-Lo intentamos. - respondió el notario, quitándo a Dong Min de sus silenciosos pensamientos. - Pero se estresaba más fuera que dentro. Contigo es distinto, porque se entretiene y se siente a gusto. Un par de esos besos melosos que te da, caricias, sonrisas... Le estás ayudando a desengancharse del trabajo. Myung Jun lo ha notado, ha visto el cambio en Moonbin y yo también lo he hecho. Ya no se queda hasta altas horas de la madrugada en el despacho, ni mucho menos aparece en la oficina con ojeras.
-No creo que yo sea el responsable, quizás Binnie estaba pasando por un mal momento en esa época.
Jinwoo sonrió ante la palabra que de forma inocente se escapó de la boca de Dong Min.
-Créeme Dong Min, le ayudas. Lo llevas haciendo desde que empezaste a quererlo. - sonrió. - No me mires así. Estoy seguro de que no eres tan buen actor como para limpiar rápidamente el café cuando se le cae sobre la piel estando caliente o para acariciar sus labios sin darte cuenta de que estamos reunidos. Incluso lo peinas antes de entrar a la sala de reuniones y le colocas bien la corbata. Te preocupa y eso implica que sientes cariño por él, sea de la forma que sea. Conozco ese sentimiento.
-Él me cuida. Y lo que es más importante, también a mi hermano. - en otra ocasión habría negado las palabras de Jinwoo con fiereza pero el notario tenía razón a su manera. Se le notaba. Todos notaban que se preocupaba por Moonbin siempre. - Lo menos que yo puedo hacer por él es cuidarlo, es mutuo. Ya me entiendes, no exclusivamente se trata del amor normativo que suele dedicarse una pareja. Lo quiero, a mi forma.
-Pero aún tienes que averiguar qué tipo de forma es esa, lo entiendo. Aparté a Myung Jun de mí muchas veces antes de darme cuenta de que lo amaba, él me apartó a mí durante un tiempo por lo mismo. Supongo que al principio asusta un poco, sobre todo cuando es amor entre dos personas del mismo sexo. La confusión, el peso de las miradas, saber que serás marginado... Es duro, pero se supera. Uno no puede vivir encerrado en su cueva siempre, tiene que salir. Al menos de vez en cuando.
-Supongo que tenía prejuicios cuando llegué hasta él, demasiados quizás. - confesó Dong Min. -Me ha ayudado con eso también.
Jinwoo asintió mientras los dos caminaban juntos hacia el ascensor más cercano a la sala de reuniones. Myung Jun los esperaba en la primera planta del edificio, junto con más empleados.
En un primer momento Dong Min quiso romperle la cara a ese abogado cuando regresaron de Italia por esa estúpida cláusula de su contrato de matrimonio ficticio. En cambio, Jinwoo lo frenó, lo sacó de la empresa ante la mirada de un nervioso Moonbin y charlaron durante horas. Tenían mucho en común, la primera de ellas: su barrio. Habían crecido en el mismo sitio y cometido prácticamente los mismos errores. Por eso le gustaba escuchar los consejos de Jinwoo.
Ahora la cláusula formaba parte del pasado, algo que en realidad no le importaba en exceso. Si él había logrado entrar en una gran empresa como lo era Moon's Enterprise fue en parte debido a Myung Jun, sin embargo Dong Min creía que todavía podría jugar sus cartas con el magnate y lograr que lo contratara por un tiempo superior al de un año. No sólo en ese trabajo, sino también en su matrimonio. Estaba disfrutando de Moonbin, de tan sólo pensar en dejar todo lo que ahora tenía gracias a este la garganta le dolía. No era simplemente acerca de la riqueza, sino más bien sobre el amor. El tener a alguien con quien dormir abrazado, a esa persona que si se lastimaba hacía un gran drama, ese al que quería tatuar pero siempre se escabullía con miedo. Moonbin estaba haciendo de su vida algo feliz por primera vez en años.
-En realidad le tengo miedo a Myung Jun. - confesó Dong Min con una pequeña sonrisa mientras caminaba con Jinwoo hacia el amigo íntimo de su marido.
-Es... En realidad si no lo conoces puede parecer altivo pero es honrado, fiel y lo da todo por aquellos a los que quiere.
-Por eso se lleva bien con Moonbin. Supongo. - Dong Min divago en voz alta y Jinwoo dejó escapar una carcajada sin poder evitarlo ante las palabras del chico de los tatuajes.
-Sí. Bueno, eso y que solían ser...
-Pareja, lo sé. - Dong Min bufó molesto. Todo el mundo le recordaba eso, algunos empleados incluso decían que Park Myung Jun y Moonbin serían una pareja de ensueño. Mientras que él los veía tan solo como amigos, no podía ir más allá. Ni siquiera quería imaginar a su marido con alguien que no fuese él.
Estaba siendo egoísta, pero le daba igual. Durante ese contrato Moonbin le debía fidelidad en cierto modo, siempre que quisiera a otra persona ellos dos podían separar sus caminos. No iba a ser engañado, el magnate compartía su opinión de que meter más personas en su especie de relación, sería un desastre aunque no parecía dispuesto a negárselo si él se lo pidiera.
-Iba a decir que solían tenerse solamente el uno al otro. - dijo finalmente Jinwoo. - Pero sí, fueron pareja. Y lo dejaron porque entendieron que eran más amigos que novios. Nada de lo que preocuparse.
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