12


— Toma. — Kageyama dejó el plato de comida frente a Shōyō, quien sonrió dejando un beso en su mejilla.

— Gracias, Tobio. — Kenma los observó antes de sonreír e inclinarse, apoyando su cabeza sobre el hombro de su pareja.

Exactamente dos meses y medio habían pasado desde el momento en que el azabache le pidió al pelinaranja que saliera con él, y ahora no era desconocido para ni una persona en el sitio su relación, o lo muy enamorados que estaban del otro.
La relación entre Hinata y Kageyama había avanzado bastante rápido y bien, ambos se demostraban su amor por el otro, aunque usualmente el ojiazul era más reservado en público, prefería demostrar su afecto en privado, en donde no tenían que ser observados por muchos pares de ojos.

— Pronto serán las pruebas. — Comentó Hinata, bebiendo de su café. — He comenzado a estudiar un poco desde ya.

— ¿No faltan dos semanas?

— Es mejor prevenir. — Agregó Tobio, Kuroo le observó y sonrió asintiendo.

— ¿Qué puedo decir? Prefiero estudiar unos dos o tres días antes de las pruebas. — Habló Tetsurō, abrazando a su pareja y dejando un par de besos en su mejilla bajo las quejas del rubio.

— De todas formas, cada quien tiene su forma de estudiar. — Terminó Kozume, guardando sus cosas en su mochila. — Nosotros nos adelantaremos, te veo en clase, Shōyō.

— Muy bien, nos vemos. — Se despidió el menor.

— ¿Estás lleno? — Hinata miró su plato por unos segundos antes de suspirar y asentir.

— Me duele un poco el estómago, iré a pedir algo en la enfermería. — Ambos se pusieron de pie, Kageyama se encargó de ir a botar los residuos antes de volver por su pareja y salir juntos del sitio.

Para nadie era sorprendente a estas alturas del año ver a Kageyama acompañado de Hinata, y en algunas ocasiones se veía acompañado por Tōru, Kenma y sus respectivas parejas.
Durante la primera semana de su relación vivieron llenos de rumores, que Oikawa y Kuroo se encargaron de desmentir, en ocasiones Hinata se vió rodeado por algunos omegas quienes exigían respuestas, pero ahí estaba siempre Tobio, con su mirada de no querer vivir, ahuyentando a todos.

— Quédate a dormir en casa. — Pidió Tobio, Shōyō le miró y sonrió pensándolo.

— ¿Qué pensará tu abuelo? Será la tercera vez en la semana. — Recordó, Kageyama sólo se encogió de hombros.

— Lo ha tomado bien, le agradas. — Aseguró, tomando al pelinaranja de la cintura y acercándole a su cuerpo.

— Bien, bien, después de clases iré a buscar algo de ropa. — Respondió Hinata, colocándose de puntillas para dejar un suave beso en los labios contrarios.

Estiró una de sus manos y acomodó los azabaches cabellos del mayor, sonriendo y acariciando finalmente una de sus mejillas. Kageyama le miró a los ojos por unos segundos antes de suspirar y sonreír, besando la frente del más bajo.

— Ven, vamos al salón. — Pidió Shōyō, entrelazando sus dedos y caminando juntos hacia el nuevo destino. — Por cierto, el trabajo de investigación que debemos de entregar mañana. ¿Lo has terminado?

— Sí, lo enviaré a tu correo más tarde.

— Perfecto. — Hinata sonrió. — Oye, estaba pensando... ¿No sería buena idea si intentas trabajar con otras personas del salón? Hemos hecho todos los trabajos juntos desde el comienzo.

— No. — Shōyō infló sus mejillas. — Me gusta trabajar contigo, nadie lo hace igual.

— Deberías de acostumbrarte a la forma de trabajar de otras personas, Tobio, así no tendrás problemas en un futuro cuando tengas que convivir con tus compañeros de trabajo. — Recordó el menor. Kageyama se detuvo en su sitio, por lo que Shōyō lo hizo también, mirándole confundido.

— ¿Ya no deseas trabajar conmigo? — Hinata abrió sus ojos con impresión.

— No, no. — Tomó las mejillas del ojiazul, haciendo que le mirase a los ojos. — Adoro trabajar contigo, tan solo no quiero que tengas problemas para convivir con otros, cariño.

Las mejillas de Kageyama se coloraron, Hinata sonrió, acariciando las mismas por unos segundos.

— Bien. — Tobio asintió. — Lo haré cuando hagamos trabajos grupales. — Shōyō suspiró rendido y asintió.

— Supongo que es un avance. — Continuaron caminando, hasta llegar a su salón.

Ambos tomaron asiento en sus respectivos lugares y se abrazaron, esperando a que la clase comenzara. Kageyama se dedicó a descansar sobre la mesa, mientras que Hinata se dedicó a repasar un poco lo visto en la clase anterior.
Kenma llegó a los diez minutos, y quince minutos después comenzaron a llegar los demás estudiantes.

— Tobio, el profesor ha llegado. — Susurró Shōyō, sin dejar de ver su cuaderno. Kageyama se recompuso y miró al profesor antes de dirigir su mirada a su pareja.

La clase comenzó, y transcurrió cómo normalmente lo hacía. Ese día la pareja y Kenma se encontraban realmente agradecidos, porque cierto personaje parecía haberse ausentado hasta el momento, y la paz en el sitio era increíble.
A la hora de cambio de clases, Kageyama se puso de pie bajo la mirada curiosa de Hinata, quien le vió salir del salón. Continuó con sus cosas hasta que diez minutos más tarde Kageyama volvió a aparecer.

— Ten. — Shōyō le miró, notando la pastilla en sus manos. — Es para el malestar estomacal.

— Gracias, Tobio. — El menor tomó la pastilla y la bebió con ayuda de un trago de agua. Tobio se sentó en su sitio de nuevo en la espera del profesor.

— No puede ser. — Kozume dejó caer su cabeza contra la mesa, llamando la atención de la pareja. Ambos giraron sus rostros a la entrada y suspiraron con cansancio, qué conveniente.

— Comenzaba a ser extraño no verla aquí. — Comentó Hinata, inclinándose para apoyar su cabeza en el pecho de Kageyama, quien le envolvió con sus brazos. Cuando Yachi pasó frente a ellos, sus ojos se posaron sobre Hinata, mientras una pequeña sonrisa burlona se estiraba en su rostro. Shōyō se sintió confundido. ¿Acaso comenzaba a intentar ser amable? ¿Se habría rendido ya con Kageyama? Suspiró y miró a su pareja, quien depositó un beso en su frente, acariciando su cintura.

— Falta poco para que las clases terminen, después nos iremos. — Hinata asintió, cerrando sus ojos ante la comodidad proporcionada por el mayor.

— ¡Chicos! — El menor abrió sus ojos al escuchar la voz de Hitoka hablar hacia todos los presentes. — Me gustaría que les digan a todos sus amigos que se hagan presentes en la cafetería en el siguiente receso, tengo algo muy importante que decirles, he hecho el descubrimiento del año.

Hinata frunció su ceño, girándose y mirando a la chica, quien se giró hacia él, sonriente. Shōyō sintió un escalofrío recorrer su espalda ante aquella sonrisa, tenía un mal... No, un terrible presentimiento.

Kageyama miró a la rubia antes de suspirar, rogando porque no fuese a hacer nada que perjudicara a su pareja. Tomó a Shōyō de la cintura y le apegó a su cuerpo de nuevo.
El profesor llegó a los cinco minutos, y el ruido en el salón cesó, la clase dió inició, y fue entonces que los pensamientos y preguntas sobre qué haría Yachi Hitoka se desvanecieron, tendrían que esperar para saberlo.

A mitad de la clase el teléfono de Hinata vibró, lo sacó y notó un mensaje de Tōru, escribiéndole para preguntar si sabía algo de la supuesta cita de Hitoka para todos los estudiantes en la cafetería, por supuesto que Shōyō le respondió, confirmando aquello. Acordaron que irían, aunque Hinata no se sentía del todo seguro de si hacer eso era buena idea.
Al culminar la clase, se escuchó la campana dando inicio a un corto receso, Shōyō suspiró y guardó todas sus cosas, para finalmente ponerse de pie y entrelazar sus dedos con los de su pareja, saliendo del sitio acompañados por Kozume. La mayoría de estudiantes caminaba hacia la cafetería a paso rápido, a diferencia de aquellos tres quienes iban sin prisa alguna.

Según Kenma, no era común que Hitoka hiciese una cita a todos los estudiantes a menos de que estuviese a punto de revelar algo 'grande'. Kageyama frunció su ceño, también sentía que algo no estaba bien, y continuaba rogando porque la revelación de Yachi no estuviese relacionada con Hinata.
Al llegar al sitio, Shōyō se encontró con Tōru, quien le preguntó si todo estaba bien.

— No me ha pasado nada. — Aseguró Shōyō. — ¿Crees que ella...?

— No, no. Lo dudo. — Oikawa miró a la chica quien era ayudada por un alfa a subir a una mesa, en donde era observada por todos. — Es imposible que se enterara de donde eres a menos de que alguien se lo dijese o haya irrumpido en la oficina del rector, y esto último es castigado gravemente, créeme.

Hinata suspiró un poco más tranquilo, conocía a sus amigos, sabía que ninguno de ellos sería capaz de traicionarle de una forma tan cruel como lo era revelarle información delicada a Yachi.

— ¡Muy bien! — Exclamó la rubia, llamando la atención de todos en el sitio.

Hinata frunció su ceño una vez más y se vió necesitado de tomar la mano de Tōru, quien no se alejó, sino todo lo contrario. Kageyama no sintió molestia alguna al ver aquello, ya se encontraba seguro de que Oikawa Tōru jamás haría otra cosa que no fuese cuidar de su pareja, por más que fuese difícil de admitir.

— Los he citado a todos aquí porque hay algo muy importante que debo decirles. — Comenzó Hitoka, sonriente. — He descubierto algo que sorprenderá a todos en esta universidad, y se verán obligados a dudar de incluso el más cercano de ustedes. Como sabrán, varias empresas han creado lociones para ocultar el aroma de las personas, y así no se sabría si son alfas, omegas o incluso betas cualesquiera. — Hinata elevó una ceja, dudoso. — La tarde de ayer, mientras caminaba por los pasillos me encontré con esto. — Elevó un frasco de perfume. — Lo encontré en la mochila de alguien que es bastante admirado en este sitio.

Oikawa jadeó, Shōyō le miró de inmediato, notando cómo comenzaba a palidecer. — ¿Tōru...?

— Todos sabrán quien es Oikawa Tōru, y su característica falta de aroma, un amado alfa que muchos omegas en esta universidad desean, pero que ninguno sabe nada más que su nombre, edad, cumpleaños y curso. La tarde de ayer, en la mochila de Oikawa Tōru encontré también esto. — Elevó una hoja de papel. — Un reciente examen médico que específica claramente que Oikawa Tōru no es un alfa. — Los ojos de Yachi se posaron sobre Tōru, mientras sonreía victoriosa. — Oikawa Tōru no es nada más ni nada menos que un simple omega.

Los ojos de todos los presentes pasaron de estar sobre la rubia, a estar sobre Oikawa, quien retrocedió un par pasos. Hinata notó como su piel comenzaba a palidecer aún más. Iwaizumi se hizo presente con rapidez en donde ellos se encontraban, tomando a Oikawa de la cintura e intentando que reaccionara. Shōyō se giró hacia Hitoka, quien le dió una sonrisa burlona.

— Llévalo a la enfermería, ahora. — Ordenó Shōyō, Iwaizumi asintió, tomando a su pareja en sus brazos y corriendo hacia el sitio. — Le voy a patear ese trasero de omega sucio.

Aseguró Hinata, caminando hacia Yachi. A mitad de camino Tsukishima se interpuso en su camino, mirándole a los ojos y negando.

— Tsukishima, por favor, apártate. — Rogó Hinata. Yamaguchi apareció detrás del menor, tomando sus hombros y negando de igual forma.

— No lo hagas, Shōyō, no lo vale, esa mujer no vale ni una palabra tuya. — Shōyō gruñó y se giró, corriendo a la enfermería.

— ¡Hinata! — Exclamó Tobio, intentando detenerle, en vano.

— Cómo les dije, desde ahora no sabrán si realmente conviven con mentirosos... Tengan cuidado con Oikawa, y especialmente con sus amigos.

Kageyama le miró por unos segundos y después se giró, corriendo en busca de su pareja.
En la enfermería, Hinata se encontró con Oikawa sentado en la camilla, mientras era consolado por su pareja. Maldijo por lo bajo y se acercó. Hajime le dió espacio, Shōyō se lo agradeció.

— Tōru, mírame. — Pidió el menor, limpiando sus lágrimas. — Está bien, está bien llorar, pero no sufras por esto, ya pasará. Ser alfa, omega o beta no es importante, lo importante es esto. — Hinata presionó su índice sobre el pecho del mayor. — Tus amigos, si realmente te valoran, ellos... No te dejarán.

— ¿Por qué yo? — Hinata apretó sus labios.

— Si pudiese devolver el tiempo, y ser yo el involucrado, créeme, lo haría. — El menor le envolvió con sus brazos. — Eres fuerte, Tōru, más fuerte que cualquier persona que conozca, y sé que no perderás la batalla por algo tonto como esto.

Oikawa le abrazó con fuerza, dejando salir todo lo que en su pecho se encontraba atrapado. Cada una de las lágrimas, cada una de las penas, y cada sufrimiento en su interior fue liberado, y ahí estuvo su pequeño mejor amigo para consolarle.

Para cuando comenzó la siguiente clase, Shōyō le pidió a Tobio e Iwaizumi que volvieran a sus respectivos salones, él podría hacerse cargo de su amigo. La amable enfermera llegó y ayudó a Tōru a relajarse, y una vez el castaño se encontró mejor, Hinata le llevó a caminar un poco para que tomara aire fresco.

— ¿Sabes? Yo creo que muchos omegas no estaban tras de ti por eso, eres increíble Tōru. — Shōyō sonrió. — Debo admitir que eres un chico realmente guapo, pero si te soy sincero, tu físico no me interesa. — Tōru le miró por unos segundos. — Lo único que me interesa de ti es tu forma de ser, lo amable que eres, tu personalidad benigna... Tōru eres importante para muchas personas por lo que hay dentro de ti, por favor nunca dudes de eso.

Oikawa abultó los labios, mordiendo su lengua para no dejar correr de nuevo las lágrimas. Tomó a Hinata de los hombros y le abrazó con fuerza, en ese momento Shōyō era alguien tan importante en su vida que sentía que, si lo perdía, una parte de su corazón se iría con él.

— Nunca me dejes, Shōyō. — El menor sonrió y abrazó de vuelta a su amigo, besando su mejilla.

— Nunca, nunca te dejaré. — Sonrió, Tōru asintió, sintiendo un nudo en su garganta.

¿Realmente Shōyō sería capaz de cumplir esa promesa? Fue lo que se preguntó Oikawa por unos segundos, mientras disfrutaba del tranquilizante y dulce aroma del cabello naranja de su menor.

— ¿Te apetece volver a la habitación? — Propuso Hinata, Oikawa negó.

— Debo enfrentarlo en algún momento, es mejor hacerlo ahora, o sino no podré hacerlo nunca. — El mayor suspiró. — Pero... ¿Crees poder ir conmigo?

— Por supuesto. — Shōyō sonrió, tomando la mano de su amigo y caminando juntos al salón de tercer y cuarto año.

El camino fue silencioso, pero no incómodo, Tōru se sentía bien, contaba con el apoyo de Shōyō, y sabía que tenía buenos amigos que también le apoyarían.
Al llegar a su salón, tocó un par de veces la puerta, llamando la atención tanto de la profesora, como de los alumnos.

— ¿Oikawa? — La mujer se acercó y le sacó del salón, tomándole de los hombros. — ¿Te encuentras bien? Ya el rector se ha enterado de lo que sucedió, hablarán con los padres de Yachi.

— Estoy bien, he llorado lo que tenía que llorar. — Bromeó. — ¿Cree que pueda hablar con ellos?

— ¿Estás seguro?

— Sí, o no dormiré en paz esta noche. — La mujer asintió, Tōru miró a su amigo, quien sonrió y juntos entraron al salón, ganando la atención de todos los presentes.

Esta era especialmente una clase en la que coincidían varios de sus amigos, perfecto para el castaño. Oikawa apretó la mano de Shōyō suavemente, quien le devolvió el gesto intentando tranquilizarle.

— Todo estará bien. — Aseguró el menor, Oikawa asintió.

— Quería... Hablar con todos ustedes, especialmente con mis amigos. — Comenzó Tōru. — Supongo que todos están al tanto de lo que sucedió hace un momento en la cafetería, y creo que merecen una explicación.

>> La realidad es que, sí, es cierto, soy un omega, y mentí al entrar a la universidad. Al principio fue por diversión, muchas personas al conocerme creían que era un alfa, así que comencé a hacer bromas al respecto, pero después esas bromas se convirtieron en una rutina, y después la rutina se volvió parte de mi vida entera. Comencé a utilizar cierto perfume para opacar mi aroma, y las personas realmente comenzaban a creer que era un alfa. Mi familia no estaba al tanto de esto, debo suponer que hoy se enterarán de ello. Me gustaría pedirle una disculpa a todas las personas que se vieron involucradas en esta infame mentira, y lo único que puedo pedirles es que por favor no dañen a ninguno de mis amigos... O al menos a los que queden, estoy seguro de que perderé a muchos de ellos, pero... Siempre y cuando haya una persona a mi lado... Creo que tendré las fuerzas de continuar.

Oikawa se inclinó en una pequeña reverencia de disculpas y se giró hacia su amigo, quien sonrió y juntos comenzaron a caminar a la salida.

— ¡Tōru! — El castaño se detuvo, observando a Tetsurō mirándole con una sonrisa. — Serás idiota si crees que dejaré de joderte la existencia por una mentira tan tonta.

— ¿Kuroo...? — Oikawa suspiró sonriente.

— Alfa u omega, eso no quitará el hecho de que sigues siendo mi amigo, y seguirás siéndolo. — Habló Kunimi, colocándose de pie.

— ¡Hey hey hey! ¡Así se habla Tōru! ¡Eres admirable! — Hinata sonrió al escuchar a las personas, soltó la mano de Oikawa y dejó que varios se acercaran a apoyar a su amigo, después de todo, Tōru nunca estuvo solo.

Shōyō se retiró lentamente del sitio, y le agradeció a la profesora por su amabilidad. Comenzó a caminar hacia su salón, esperaría fuera de este, pues la clase probablemente terminaría en quince minutos, y no tendría nada que hacer allí a esas alturas.

Solo hubo un pequeño problema durante su caminata. Hinata se detuvo, observando directamente a los ojos marrones de la mujer, quien sonreía con burla.

— ¿Qué te parece? Debo suponer que tú lo sabías, después de todo vives con Oikawa. A todos se nos hacía raro que un omega y un alfa vivieran juntos en una misma habitación, eso no está permitido, pero aun así sucedió, y todos fingieron ser ciegos ante ello... Estoy segura de que tú también ocultas algo detrás de esa máscara de niño angelical que llevas puesta, y lo descubriré, Hinata Shōyō.

— ¿Acaso tu vida es tan aburrida, Yachi? — La rubia le miró con sorpresa. — Es tan aburrida que no tienes nada más que hacer que estar molestando a las demás personas, revelando secretos privados, y haciéndolas sufrir de sobre manera. ¿Acaso no has recibido atención en todos estos años en casa que necesitas ser el centro de atención aquí?

Hitoka frunció su ceño, su sonrisa burlona había sido reemplazada por una mueca de desagrado y molestia, y aunque nunca lo admitiría, Hinata no decía nada más que la verdad.

— Por favor, basta con esto. No sólo perjudicas a las demás personas, también te estás perjudicando a ti, llegará un momento en el que tu vida se verá arruinada por tus acciones, porque el destino siempre da vueltas, y a veces cuando crees que todo va bien, algo llega a destruir el castillo de cartas que tanto te tomó armar, y ese imperio que construiste a base de la desgracia ajena... Caerá.

— Cállate. — Susurró. — ¡Tú no sabes nada! ¡Tú no sabes nada de mi vida! ¡Eres solamente un mocoso que llegó a arruinarlo todo! — Shōyō frunció su ceño. — Se suponía que yo era la mejor amiga de Oikawa, se suponía que yo sería la futura pareja de Kageyama... ¡Ese puesto que tienes me pertenece!

— ¿De qué diablos hablas? — La campana de fin de clases sonó, sobresaltando por un momento al menor. Los estudiantes comenzaron a salir de sus salones.

— Tomaré lo que me pertenece... Sí, lo tomaré todo. — Shōyō frunció su ceño aún más, antes de gemir por lo bajo al sentir como la mayor le tomaba del brazo y comenzaba a arrastrarle a la salida.

Las miradas de las personas quienes recién salían de sus salones fueron a ellos dos. Varios estudiantes les siguieron, para ver qué haría Hitoka con el pobre chico de primer ingreso.

— ¡Kageyama! — El azabache elevó la mirada, encontrándose con Yamaguchi, amigo de Hinata, quien parecía desesperado. — ¡Es Hinata! ¡Yachi hará algo terrible!

Kenma palideció al escuchar aquello, y junto al azabache no dudaron en salir del sitio, yendo a la salida.
Tobio sintió que su corazón se saldría de su pecho, mientras su estómago se retorcía causándole una enorme necesidad de vomitar. Corrieron hasta llegar a la salida, en donde una gran cantidad de personas se encontraba reunida en un círculo.

— ¡Apártense! — Exclamó Kageyama, los presentes no tardaron en obedecer sus órdenes, dando paso al ojiazul.

— ¡Maldito seas! — Gritó Yachi una última vez antes de empujar a Shōyō con fuerza.

El menor retrocedió con debilidad a causa de los tantos golpes propiciados por la rubia, tropezando con sus pies en el proceso. Tobio gritó su nombre al verle caer hacia atrás, intentando sostenerse de la rubia, quien le miraba fijamente sin hacer nada.
Un silencio abrumador se apoderó del sitio, y lo último en escucharse fue el impacto de la cabeza del pelinaranja contra el duro suelo.

Kageyama se encorvó hacia el frente, sintiendo una punzada en su pecho mientras corría hacia su pareja. Al llegar hasta él, se agachó, intentando despertarle.

— ¡Hinata, Hinata, por favor! ¡Kenma llama a una ambulancia! — El rubio asintió, marcando al número de emergencias.

Un agitado castaño se hizo presente en el sitio tras recibir la noticia de lo que sucedía afuera de la universidad. Su corazón se detuvo por unos segundos al observar a Kageyama gimiendo desesperado por su pareja, mientras un pequeño charco de sangre se esparcía alrededor del pelinaranja.

— Has sobrepasado el límite... — Hitoka se giró hacia Oikawa, su expresión burlona se transformó en una expresión de terror. — ¡Has sobrepasado el maldito límite, Hitoka!

Iwaizumi estiró uno de sus brazos en el intento de detener al castaño en vano. Oikawa no lo dudó dos veces antes de impactar su puño contra el perfecto rostro de la rubia. Ambos eran omegas en ese momento, ahora era una ventaja que todos lo supiesen, pues Tōru no se contendría, Hitoka había dañado a lo más preciado para el ojimarrón, Yachi Hitoka había dañado a pequeño mejor amigo.

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