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Con las manos algo temblorosas, Armin terminó de escribir en su libreta antes de pasarle el objeto junto al lapicero a Venus. Estaban sentados en las escaleras del gimnasio de la escuela, mientras un par de sus compañeros hacían una actividad de la cual todavía no era su turno de hacer, y decidieron pasar el tiempo haciendo un poco de investigación.

— ¿Son todos los nombres? — Venus preguntó, ojeando brevemente las páginas del cuaderno de Armin.

— Sí, ¿qué es lo que vas a hacer exactamente con eso?

— Es para llevar un registro físico de lo que encontremos. — señaló con el lapicero los distintos nombres escritos, uno al inicio de cada página dejando el resto en blanco. — Yo espero que no vaya a suceder, pero si nos pasa algo a ti o a mí, o a cualquiera, solo descubrir la identidad del... ya sabes qué, no bastará. Si comete algún crimen tendremos que buscar pruebas en su contra para poder llevarlo con la policía.

— Wow, otra complicación... ya no debería sorprenderme a estas alturas, pero supongo que tiene sentido.

— Es por eso que necesito que además de mantenerte atento, lo que sea que notes o encuentres lo tienes que anotar aquí. Y si hay pruebas, las guardas; ya sea una foto lo que sea porque hasta la más mínima muestra de ADN nos puede ayudar.

— Tienes esto mucho mejor pensado que yo. — suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad que tenía en todo el asunto. — No entiendo cómo piensas que te voy a ayudar si no he hecho nada más que preguntas acerca de cómo haremos esto.

— Armin si me dices una vez más que no crees que me puedes ayudar ya no sé qué voy a hacer contigo porque te dije mil veces las razones que tengo.

— Ya sé, ya sé... bueno. ¿Y entonces ahora qué?

— Anotamos. Por ejemplo, Annie dijiste que es la persona más aislada, Floch es asocial, Historia es la que menos sospechosa parece, y todo eso lo anotamos para llevar registro de las pistas que encontremos. Lo revisamos juntos y así llegamos a una conclusión más rápido.

— ¡Armin! ¿Qué haces allá? — su conversación fue interrumpida cuando Mikasa lo llamó, aparentemente habiendo terminado el ejercicio rápidamente, haciéndolo levantar la mirada de inmediato. — Ya es tu turno.

— Ah, me toca, luego lo seguimos discutiendo. — Armin se puso de pie, dando un pequeño suspiro mientras se preparaba mentalmente para el ejercicio que le esperaba, pero cuando estuvo a punto de dar un paso hacia adelante Venus lo detuvo.

— O podemos salir después de clases.

Sus pasos se congelaron, y ni se atrevió a mirarla para responder durante algunos segundos porque entonces se habría dado cuenta de que se sonrojó por un instante. Lo justificó en su mente como algo sucedido por lo repentino de sus palabras, y aún así, era raro. Habían estado en la casa del otro algunas veces, y de vez en cuando las ocasiones en que iban a la playa cerca del hogar de Venus, pero eso fue por el proyecto que tenían juntos y ella nunca le había dicho directamente que quería salir a algún lado con él. En especial no cuando fácilmente podían discutir el asunto después o podía él solo pasar a su casa. Y entonces mentalmente maldijo a Eren por meterle ideas a la cabeza que le provocaron ponerse nervioso ante la idea de salir con Venus.

— ¿A dónde...?

— Ya debes estar cansado de que solo estemos yendo a la playa, así que vayamos a un café. ¿Bebes café? ¿Es normal para los adolescentes de esta época?

— Eh... sí, creo. — todavía estaba tratando de procesar el "salgamos después de clases" y convenciéndose que Venus muy probablemente lo dijo de forma casual. Pero la manera en que dijo "los adolescentes de esta época" le recordó que ella tenía mucha más experiencia de vida que él, y que por lo tanto era lógico pensar que hacía cosas de gente madura como beber café y buscar asesinos. — Sí bebo café.

— ¿Sí? Que bueno.

No, era mentira. Las palabras salieron de su boca antes de que se diera cuenta. ¿Y para qué le mintió? ¿Con qué propósito? ¿Porque no quería verse como un niño por no tomar café? Con facilidad una de sus decisiones más ridículas. E incluso así no se atrevió a decir la verdad para evitar sentirse más avergonzado de lo que ya estaba.

— Bueno...

— Vayamos, yo puedo pagar.

Le hubiera gustado decirle que no, pero ya le había mentido y se veía tan contenta que no tenía corazón para decirle "En realidad no bebo café, lo dije para parecer cool".

— Bien, vayamos. — antes de que pudiera ella contestar, Armin se alejó con una velocidad que casi lo hizo tropezarse en los escalones.

Era un muy mal día para ser tan descuidado, y un mal momento también considerando el ejercicio que estaba por hacer. Una carrera simple, de 50 metros, saltando una valla que estaba situada en el centro, y a pesar de que no era nada complicado él comenzó a dudar de su habilidad de no tropezar y caer como idiota frente a todo el mundo.

Parado en el punto de partida, miró en dirección a Venus y ella le dio un par de pulgares arriba para mostrar su apoyo. Supiera ella que la razón por la que estaba tan nervioso era porque su mente había estado distraída pensando en ella, en si quizás existía la posibilidad de que le gustara o algo así. En su cabeza se procesaron las muchas posibilidades, las posibles razones por las que sí y las por qué no, sin embargo no logró llegar a ninguna conclusión certera. Sabía que se trataban con amabilidad y empatía, pero nada más, y honestamente dudaba que fuera siquiera posible enamorarse de alguien en una situación así. Aunque una parte pequeña de su mente le decía que si lo dudaba era por algo, la lógica terminaba por volver a empezar el debate que al parecer nunca terminaba y ocupaba demasiado tiempo en su cerebro.

Así que lo único que le quedó fue someterse al fracaso.

Después de respirar profundo, corrió lo más rápido que pudo para terminar con ello lo más pronto posible, e hizo su mejor intento de un salto cuando la valla le pareció lo suficientemente cerca. No obstante, y como ya se lo esperaba, los nervios lo hicieron calcular mal la distancia y terminó por tropezar y caer de cara en el suelo. Como si la humillación por si sola no hubiera sido suficiente, pudo escuchar a sus compañeros reírse. Levantando su rostro, hasta vio a Venus soltar a una risa pequeña, Eren se estaba riendo mucho para alguien que se hacía llamar su mejor amigo, pero siendo justos, hasta Mikasa y Annie se rieron un poco de él. No podía culparlos del todo, la caída fue épica y bastante cómica, pero tener a toda la clase reírse — y a Venus en especial, aunque no quisiese admitirlo — le dolió; solo un poco. Entonces se levantó del suelo y trató de actuar lo más casual posible a pesar de haber experimentado la vergüenza más grande de quizás toda su vida.

Armin no habló más con Venus durante el resto del día. A pesar de que no le guardaba rencor como tal por haber reído, su orgullo estaba herido y no tenía ganas de hablarle por el momento. Mantuvo el resto de sus interacciones cortas hasta que salieron de clases, cuando recordó que habían quedado de ir juntos a un café. Después de lo que sucedió le hubiera gustado irse a casa, pero ya había hecho el compromiso de ir y sería muy cruel dejarla plantada cuando hasta había pasado buen rato debatiendo si ir a un café para discutir posibles sospechosos de asesino contaba como una especie de cita. Llegó a la conclusión de que no porque no iban a divertirse, y no era la primera vez que estaban solos y juntos.

Sin embargo, Venus había notado su silencio desde hacía un buen rato y pareció comenzarla a preocupar.

— ¿Todavía estás enojado porque me reí antes?

— No... — otra mentira, pero no quería hacerla sentir culpable ni nada. Últimamente estaba protegiendo sus sentimientos demasiado. — Pero pudiste haberte aguantado la risa al menos.

— Lo siento, es solo que la manera en que caíste fue muy graciosa, pero no quería hacerte sentir mal.

— Solo... no lo hagas otra vez. — se detuvieron frente al local al que Venus decidió traerlo, y de manera sorprendente hasta ella abrió la puerta para él.

Se sentaron en una mesa cualquiera, y después de que ambos pidieran un café cada uno — Armin en contra de su voluntad — al fin podían concentrarse en lo importante. Volvieron a sacar el cuaderno con los nombres de todos y revisaron una vez más los detalles que habían notado hasta ahora.

Eso fue hasta que se encontraron con algo inesperado. Compañía.

— Oh, hey, Armin. — se hubiera preguntado quién era el que le habló de no ser porque la altura de su compañero lo hacía visible desde como medio kilómetro de distancia. Bertholdt se paró allí frente a ellos y saludó al notar qu el rubio no estaba solo. — Y hola Venus.

— ¡Woah! Que alto. — Venus ya había visto a Bertholdt antes pero nunca tan de cerca, así que tener que literalmente levantar la cabeza para verlo a los ojos la sorprendió.

— Venus, pensé que te dije que hay pensamientos que se tienen que quedar en tu cabeza. — Armin la regañó de inmediato, pero Bertholdt se rió sacudiendo la mano para restarle importancia a su comentario.

— Ya me acostumbré a que me lo digan. Pero, ¿qué hacen ustedes aquí?

— Estamos... — y de nuevo el dilema. Siendo discreto cerró el cuaderno que estaban revisando antes, pero Armin no podía decir la verdad de lo que estaban haciendo y solo la idea de decir que era una especie de cita hacía que se quedara sin palabras.

— Invité a Armin para animarlo después de que se cayó en la escuela. Se sentía muy mal. — Venus fue rápida en cubrir su error, para su suerte, lo cual Bertholdt pareció aceptar sin dificultad.

— Ah, es que sí se cayó fuerte. ¿No te dolió, Armin?

—...Sí. — admitió, queriendo terminar con la conversación lo más rápido posible. — En fin, quizás deberías... — lo estaba por hacer irse, pero aparentemente Venus estaba con demasiado ánimo ese día.

— ¿Y qué haces tú aquí? ¿Viniste tú solo hasta aquí solamente por café?

— Sí, me gusta el café de aquí. Además me queda de regreso. Paso por aquí a veces y compro café negro para llevar en mi camino a casa.

— ¿Te gusta el café negro también? Me sorprende, creo que a la mayoría de gente de nuestra edad le parece demasiado.

— Me gusta el café así también. — de nuevo con las mentiras, y una terrible esta vez para colmo. ¿Qué le estaba pasando ese día?

— Armin, tú pediste café con leche y azúcar. — escuchó a Bertholdt reírse un poco de igual manera por el comentario que hizo Venus señalando la taza de café que ni había tocado hasta el momento.

— Eso fue... una elección personal, por hoy, pero claro que puedo tomar café negro también. — como queriendo probar su punto, tomó la taza de Venus determinado a probarlo.

— No lo tienes que tomar si no te gusta, Armin. — pero él ignoró sus palabras y le dio un buen trago a su taza, solo para arrepentirse de inmediato. ¿Por qué tan amargo? ¿Por qué la gente toma eso?

—...Sí me gusta.

— Se te ve en la cara que lo odiaste. — su compañera se rió de nuevo mientras le quitaba la taza de las manos.

— Está bien, Armin, el café negro no es para todos.

— ¿No tienes que regresar a tu casa, Bertholdt?

— Ah, es cierto. — se fijó brevemente en el reloj colgado en la pared del café, dándose cuenta que gastó ya mucho tiempo. — Ya me voy, un gusto saludarlos a los dos.

— Igualmente, adiós. — Armin no logró despedirse también antes de que él se alejara porque todavía estaba tratando de quitarse el sabor a café negro de la boca. — Te dije que no tenías que tomarlo si no querías.

— Ya, ya... no me humilles más.

— Te estás humillando tú solo. En serio, ¿qué sucede contigo hoy? — cuando lo vio suspirar, sonrió de nuevo de manera un poco más comprensiva y tomó la otra taza de café con leche. — No tenías que mentir, ¿sabes? Pudiste solo decir que no te gusta el café.

— Lo sé... yo mismo no estoy seguro de por qué lo hice. — pausó, frunciendo un poco el ceño mientras apoyaba su rostro sobre su mano. — Para alguien que dice que no se debe confiar en nadie, fuiste bastante amigable con Bertholdt.

— Armin, se supone que somos compañeros de clase. No voy a actuar terrible solo porque sí; eso sería todavía más sospechoso. Tengo que ser amable con todo mundo aunque no necesariamente confíe en ellos.

— Demasiado amable.

— ¿Entonces lo del café es porque estabas celoso?

— Yo no usaría esa palabra. — habló en un tono defensivo. — Y me ofende un poco que lo pienses si soy honesto; no tengo razones para estarlo. Pero para ser justos, lo estabas mirando muy asombrada.

— No me había dado cuenta de lo alto que era hasta que lo tuve de cerca. Fue lo que dices, asombro; estaba sorprendida y soy de manera natural muy expresiva y extrovertida.

— Ya...

🌊 El POV de Bertholdt viendo a Venus (la diferencia de altura es enorme):

La honesta reacción de Venus viendo a Bertholdt:


Lo siento es que este capítulo me dio risa 😭🙏

Ahora si me disculpan voy a fingir que cuando recién empecé a ver aot Bertholdt no era uno de mis personajes favoritos luego de Armin y cuando se reveló que era el titán colosal me sentí personalmente traicionada (casi me muero estaba devastada) (pero shhh es un secreto 🤫)

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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