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EN EL salón las charlas triviales de los estudiantes llenaron el silencio. Como siempre, no desperdiciaban ni un segundo que tuvieran libre para poder conversar entre ellos. Eran adolescentes, después de todo; perder el tiempo entre clases era lo suyo.

— Que aburrido... ya me quiero ir a casa. — Eren se quejó, dejando la cabeza encima de su pupitre como si planeara quedarse dormido. — ¿Cuánto más hasta que salgamos?

— La que sigue es la última clase. — le contestó Armin. Por supuesto, ya estaba acostumbrado a la actitud de su amigo. Se ponía así todos los días cuando las clases lo hacían, según sus palabras, "matarlo de aburrimiento". Quejarse del tiempo restante para ir a sus casas era casi parte de su rutina a este punto.

El castaño bufó, cansado, antes de hacer otra pregunta.

— ¿Quién nos da la clase esta vez?

— Hange, creo. Tenemos biología. — lo escuchó volver a quejarse en voz alta.

— Bueno... no es tan malo como podría ser.

— Ese es el espíritu. — le dio una palmada en la espalda luego de hacer ese comentario casi burlesco. — ¿Qué vas a hacer después de clases?

— Con suerte tomar una siesta.

— Eren, tu madre te pidió que hoy le ayudes a preparar la cena. — Mikasa le recordó, a lo que él murmuró algo entre dientes antes de resignarse.

— ¿No le puedes ayudar tú?

— Podría... pero dijo que siempre le ayudo yo y que tienes que ayudar también. Dejó muy claro que no puedo cubrirte esta vez. — Eren suspiró, derrotado, y se enderezó en su asiento.

—Ya qué...

La conversación se dio por terminada al momento en que la puerta del salón se escuchó abrirse. Silencio absoluto una vez que Hange entró a la habitación, con una actitud bastante animada — lo cual era usual — para iniciar su clase. Llevaba en las manos una caja, lo cual llamó la atención de todos de inmediato, y es que conociéndola lo que sentían no era curiosidad, sino miedo. La vieron dejar la caja de cartón en el escritorio, y apoyó las manos en los bordes de este al posicionarse frente al mueble para dar la cara a los estudiantes.

— ¡Bien! Hoy no tenemos mucho que hacer, pero igual necesitaré que presten atención a esto. El verano se está acercando, así que tengo que asignarles un proyecto de fin de semestre. — su explicación fue corta y concisa, sin lugar para confusiones. Movió una de sus manos hacia la caja y la abrió, extendiendo el brazo para sacar algo de adentro. — No se preocupen mucho; el proyecto en sí es bastante sencillo. — al sacar su brazo, la clase prácticamente explotó en murmullos. Era un huevo, de tamaño mediano; definitivamente no de gallina... — Calma, calma. Este es un huevo de reptil. De manera un poco más específica, un tipo de lagartija completamente inofensiva. Les enseñé mucho sobre reptiles durante este semestre, así que confío en que sabrán cuidar uno de estos. No es difícil, pero lo diré de todas maneras. Hay 3 requerimientos básicos para la incubación de la mayoría de los reptiles, y estos son: la incubadora debe estar bien aislada para evitar la pérdida de calor o humedad, el calor debe dispersarse uniformemente por la incubadora y no debe provenir de una bombilla spot de calor, el calor debe controlarse estrictamente por un termostato regulable. Los recipientes de plástico como los tuppers son excelentes contenedores para los huevos.
Hay numerosas fuentes de calor disponibles para mantener la temperatura de incubación, como los cables térmicos, mantas térmicas, etc… pero cada una tiene sus limitaciones. También pueden usar la fuente de calor para el mantenimiento de los acuarios tropicales. Estas fuentes de calor pueden ajustarse para mantener una temperatura adecuada de incubación, además están reguladas por un termostato e incluso los criadores profesionales utilizan un termostato adicional por si el principal diera error en algún momento. Pero en cualquier caso, les daré una bolsa de sustrato de incubación. Los tiempos de incubación varían, pero no deberían tardar más de dos meses en ver a la criatura nacer. La traerán de vuelta cuando terminen sus vacaciones, y luego pueden elegir quedársela o no. Si no quisieran quedársela por alguna razón, la escuela se las quedará como mascotas de la clase. ¿Queda todo claro?

— ¿Por qué ponen a estudiantes a cargo de un ser vivo...? — Eren susurró a Armin, casi burlándose.

— Los separaré en parejas. — Hange continuó. — Si lo piensan, es básicamente lo mismo que el proyecto clásico de cuidar un huevo en parejas, ¡excepto que este está vivo de verdad! Eso deberá darles algo más de sentido de la responsabilidad.

— ¿Y si muere el lagarto? — alguien al fondo preguntó.

— Reprueban y yo estaré en problemas por haber sugerido esto como proyecto... ¡sin presión! Voy a asignar las parejas, ¿bien? — ignoró los susurros incesantes de los estudiantes y tomó su portapapeles donde revisó los nombres de todos. — Bien... a ver... Eren, con Mikasa porque viven en la misma casa y eso me hace todo más fácil.

— ¡Sí! — Eren celebró que no le tocó con nadie molesto, inmediatamente siendo animado. Mikasa era la persona ideal para poder trabajar en ese proyecto con él.

— Sasha, con... Nicolo, para cambiar. Siempre te pongo con Connie. — Sasha encogió los hombros. Estaba feliz con quién sea, y de todas maneras Nicolo le caía bien.

— Reiner, con Bertholdt.

— ¿Por qué las otras parejas son de un hombre y una mujer y nosotros dos no?

— Porque sí. Siguiente...

— No respondió la pregunta-

— Armin. — lo ignoró de nuevo. — Te toca con Venus.

¿Venus?

— Mala suerte... — Eren le susurró, llamando su atención. — Escuché por ahí que Venus es un poco... — dejó la frase sin completar, pero por la forma en que giró su muñeca con el dedo apuntando a su cabeza, entendió lo que quiso decir.

Loca.

No prestó demasiada atención al resto de parejas. Armin estuvo distraído notando cuando Venus lo miró, y cuando no lo volvió a hacer de nuevo durante todo el tiempo en que anunciaron las parejas para el proyecto.

La clase terminó con rapidez, y pasaron por orden a recoger el dichoso huevo que iban a tener que cuidar junto al sustrato de incubación. Fue lo último que hicieron a la salida antes de por fin retirarse del salón, así que ahora tenía a su compañera caminando a su lado. Ella escogió tener el huevo de lagarto en sus manos mientras él cargaba la bolsa que les entregaron.

¿Debería... decir algo?

— Entonces... — comenzó, tratando de encontrar algo para preguntarle y llenar el silencio incómodo. — ¿Vas a dejar el huevo en tu casa?

— Creo que quieren que nos tomemos turnos para eso. Me lo puedo quedar primero y puedes venir por él el fin de semana, a menos que te lo quieras llevar primero.

— ¡No, no! — no era que odiara la idea, pero si ella se estaba ofreciendo, prefería mil veces que ella tuviera al lagarto sin nacer. — Está bien... te lo puedes llevar.

— Muy bien. Entonces... — sujetó con cuidado el huevo con una mano para sacar un papel de su bolsillo y extenderlo hacia él. — Lo tenía preparado desde antes por si acaso. Mi dirección y mi número de teléfono.

— Ah... — tomó el pedazo de papel y lo examinó con rapidez antes de guardarlo en su bolsillo. — Estabas preparada...

— No se sobrevive a una guerra sin planear a futuro.

— ¿Hm? — quizás se perdió de algo, pero no entendió del todo si eso fue una metáfora.

— Aunque no puedo decir que he sobrevivido a una.

— ¿Ah? — otra vez, sentía que se perdía de algo, hasta que algo hizo click en su mente. — ¿Te refieres a porque somos adolescentes normales que nunca han ido a la guerra en primer lugar? Eso es evidente. — ella solo se rió. Y ya. No elaboró más, se rió y caminó hasta alejarse de él por completo para irse a su casa. Eso que le dijo Eren resonó en su cabeza por un momento.

"Loca".

A lo mejor un poco...

El fin de semana llegó con una rapidez asombrosa. Armin no se había molestado en hablarle mucho a Venus por teléfono más que mensajes cortos para verificar que el huevo siguiera intacto; aunque de todas maneras vería todo lo que necesitara saber ya que iba a verla por ser sábado.

Se sorprendió al llegar a su dirección, pues ella vivía cerca de la costa. Podía ver la playa a no más de cinco minutos caminando... pero no venía a eso, así que se centró. Golpeó la puerta ligeramente esperando a que alguien abriera, y como era de esperarse, la que apareció fue ella.

— ¡Hola! Pasa, pasa. — lo invitó, a lo que él puso un pie dentro con lo que casi podría ser confundido con miedo. Su casa estaba toda hecha prácticamente de madera, incluido el suelo. Además había un olor persistente a... pescado. ¿Quizás era porque vivía tan cerca del mar? O alguno de sus padres se dedicaba a la pesca...

— ¿Dónde tienes el huevo?

— Aquí. — le mostró la mesa donde el huevo estaba situado. Todo parecía en orden; estaba intacto y parecía que el lugar donde lo colocó como incubadora era bastante aceptable... no estaba yendo mal, por suerte. Dejó salir un suspiro de alivio.

— Bien... me lo voy a llevar. — ella se rió. Parecía reírse de muchas cosas.

— Antes de eso, ¿quieres venir conmigo? Iba a dar una caminata por la playa yo sola, pero ya que estás aquí, quizás quieras ir también.

Lo consideró durante algunos segundos. En teoría no era mala idea... a Armin le gustaba la playa, y si su compañera le estaba ofreciendo a acompañarla para una caminata, ¿qué razones tenía para decir que no?

— Bien... pero, ¿y el lagarto?

— Estará bien. Vamos. — comenzó a caminar sin esperar a que Armin diera una respuesta, a lo que él no tuvo más opción que seguirla afuera.

— No camines tan rápido...

La caminata hacia la playa fue rápida, pues en apenas unos minutos Armin pudo sentir bajo sus zapatos la arena. El sol estaba bastante intenso por la llegada del verano, pero aún así, había una brisa fresca y salada que lo compensaba. Venus de inmediato comenzó a correr y se quitó el calzado que traía, unas bailarinas, para luego voltearse hacia él.

— Deberías quitarte los zapatos también. Vamos cerca del mar.

— Bien... — el rubio asintió, y se quitó los zapatos de igual manera para ahora llevarlos en su mano todo el camino hacia la orilla del mar. Venus caminaba con mucha tranquilidad y alegría, como si no viviera a cinco minutos de la playa. Apostaba a que seguramente la visitaba todo el tiempo, y aún así actuaba como si no la hubiera visto nunca.

Rara, sin duda, pero lo más raro vino cuando de hecho alcanzaron su destino. Mientras estaba caminando detrás de ella y la dejaba ser, ella de pronto se volteó hacia él y le hizo una pregunta inesperada.

— ¿Qué harías si supieras que la reencarnación es real?

Su pregunta, al igual que la brisa que soplaba en su rostro, sintió como que le dio en la cara de manera inesperada. Armin siempre se consideró una persona creyente de la ciencia, por lo que jamás consideró la reencarnación como algo que tuviera la más mínima posibilidad de ser real. Sin embargo, aquella pregunta era acerca de un escenario hipotético. "Si supieras que es real" fue lo que le dijo...

Miró hacia sus pies descalzos, incapaz de encontrar una respuesta de inmediato. La marea subió una vez más, haciendo que el agua salada golpeara sus pies y los de ella por igual. Pensando en algo decente para responder a aquella inquisición que hizo la de cabellos color azabache, solo una cosa pudo lograr salir de su boca.

— ¿Por qué me preguntas eso de la nada? — inquirió, intrigado por la espontaneidad de su acción, a lo que ella encogió su hombros. En lugar de escuchar una respuesta, la muchacha procedió a elaborar su pregunta anterior.

— Si supieras que no existe el cielo ni el infierno, que al morir solo vuelves a nacer una y otra vez... desde el principio hasta el final de los tiempos... ¿Cambiaría la manera en la que vives?

Por un momento, todo lo que escuchó fue el oleaje. Armin se había quedado en completo silencio ante la persona que estaba frente a él, y se había comenzado a preguntar una vez más por qué ella le haría una inquisición tan abrumadora sin ninguna razón aparente. Si la reencarnación fuera real, destruiría cualquier otra creencia que ha llegado a existir acerca de lo que hay después de la muerte. Significaría que, más que haber algo en sí, la vida de una persona sólo se "resetea", por decirlo de alguna manera, y empieza de cero. Ese pensamiento no podía tomarlo a la ligera.

No entendía sus razones... no la entendía a ella, como persona, en lo absoluto.

— Armin... esta no es mi primera vida.

🌊 Lol puro contexto de cómo se llegó a la escena de la intro.

No se me ocurrió un nombre mejor que Venus 😔

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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