𝓛𝓪 𝓾𝓵𝓽𝓲𝓶𝓪 𝓿𝓮𝔃


No se si pueda... continuar —Marissa me observa atenta y siento la mirada de todos a mi al rededor. Las pláticas en Narcóticos Anónimos son duras, expresar nuestra historia con las palabras correctas es complicado, y más complicado hablar de lo que nos hizo casi morir, ya sea directa o indirectamente. 

Todos aquí estamos para ayudarnos —Observo con lagrimas a mi alrededor, un par de chicos jóvenes, una chica que esta muy ansiosa moviendo sus piernas, un par de señores, todo me observan esperando que siga narrando mi historia. Tomé una bocanada de aire, y decido continuar. 


......


Tom siempre me mostraba su lado frágil, aunque aparentara ser un chico duro y rudo con los demás, todas las noches me decía lo jodido que se sentía siempre, nunca me quería decir lo que le sucedía, solamente se limitaba a decirme que era una persona muy miserable y ya, no había más información. Esa noche, después de tantas que comenzamos a pasar juntos, me confesó su vida completa.

Tom creció en una familia muy rota, su padre, que además era alcohólico, se encargó de él hasta que cumplió 15 años, después de eso, no se encargó de él nunca más, él tuvo que dejar sus estudios para comenzar a trabajar y poder sobrevivir. Tom decía que inevitablemente caería en las drogas y así fue, para él era un escape de su realidad perderse en un viaje por al menos varias hora que seguir viendo a su alrededor como se jodía lo único que tenía. Cuando tenía 17 años salió de su casa para ya jamás regresar, se fue a vivir con unos "amigos" que era 5 años mayor, pero era unos putos drogos así que de ahí comenzó a consumir. 

Me dijo esa noche que nunca conoció a su madre ni tenía idea si tenía algún otro familiar, su padre jamás hizo nada para él fuera por lo menos un poco feliz. Esa noche él estaba tan roto contándome su vida, sentados en el suelo de mi piso y el derramando lágrimas sobre mi hombro. Su vida no mejoró conforme avanzaban los años, se había enamorado de una chica del barrio donde vivía pero ella le había destrozado el corazón diciéndole que era un drogadicto sin futuro cuando tuvieron una pelea fuerte, se metía en peleas con otros chicos del barrio, había comenzado también a vender hierba y eso no le gustaba al sujeto que tenía ahí su mercado, casi lo mataban a golpes una vez. Me dijo que después me conoció a mi, me dijo que le había parecido la chica más preciosa del planeta, me dijo que conmigo se sentía mejor pero que sabía que yo también estaba hecha mierda por dentro. 

—Me enamore de ti como un idiota... pero perder a nuestro bebé terminó por matarme más —Yo me sentí horrible, comencé a llorar, entendía su postura, eso lo había destrozado tanto como a mi, se veía tan frágil con sus ojos inundados en lágrimas y su piel pálida, sus ojeras amoratadas debajo sus ojos por cansancio y sus brazos llenos de cicatrices, lo abracé. 

—Perdóname Tom... —Le susurre, el me abrazó con más fuerza, pase mis manos por su espalda de arriba a abajo. 

—No tengo nada que perdonar, lo único que necesito de ti es tu amor, por que yo te amo como no tienes una puta idea —Acaricie su mejilla, me acerqué a el y lo besé, pero como iba yo a saber que iba ser la última vez que lo iba a besar. 

—Yo también te amo Tom... —Esa noche me prometió que todo sería diferente, que jamás me iba a dejar sola, que siempre estaríamos juntos y seríamos felices así, me prometió todo, pero no lo cumplió. Esa noche teníamos ganas de sentirnos felices después de llorar tanto, comenzamos a preparar todo para meternos mierda como siempre hacíamos. Recordé que tenía aquella merca que Lalo me dio y me provocó perder a mi bebé, la tuve guardada mucho tiempo y decidí sacarla ese día. 

Tom comenzó a preparar todo, yo estaba tratando de desinfectar las jeringuilla que tenía, eran tres, pero creo que solamente podríamos usar una de ellas, las demás tenían la punta demasiado plana y quizás sería difícil de introducir. Llegué a su lado y se la di, seguía calentando la cuchara y ya el liquido negruzco se hacía mas fuerte, saqué la liga de goma con la que haría saltar las venas de mi brazo. 

—¿Te inyecto? —Me preguntó, le dije que sí. Me coloqué la liga en mi brazo apretando con fuerza, palpe hasta que una vena se hizo visible, le indiqué en donde a Tom y después de cargar la jeringuilla con una dosis normal, la clavó en mi inyectando toda la muerte en mi.

—Te veo en un rato... —Me dijo, le sonreí, creyendo que todo saldría bien. La sensación rápidamente subió a mi cabeza haciéndome jadear, cerré los ojos y sentí mi cuerpo irse de su forma física para entrar a un espacio en donde sentía que podía flotar en cualquier momento. Sentí solamente como Tom me acostaba en lo que supuse era la cama dejándome de lado, sentía que flotaba por el aire y podía ver en mi cabeza imágenes preciosas.


Desperté, los ojos me ardían, los oídos me zumbaban y sentía dormidas mis extremidad, me di unos segundos para recuperar todos mis sentidos. Me senté acomodando mi cabello, la luz de la ventana ya se colaba por las cortinas, estire mis brazos, totalmente confiada en que todo estaba bien. Me giré a ver a Tom, jamás, jamás podría mi mente borrar estos recuerdos. 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top