Capítulo 9
































Adalet tomó entre sus brazos la caja, con una pequeña sonrisa camino por las calles del pueblo admirando su belleza, sin saberlo una persona ajena la observo con detenimiento, aquello causaría un enorme revuelo para ella.














Adalet se sentó en el jardín trasero mientras todos dormían en la profundidad de la noche, un pequeño tarareo salió de sus labios, estaba alerta a cada movimiento y se espanto cuando vio a una paloma blanca acercarse.

Era la paloma mensajera del duque, Sally, la paloma se situó en su regazo y estiro la mata mostrando el mensaje, Adalet la tomó y leyó con atención.

"Dime quien eres"

—Que seco -negó  —Vete sin una respuesta  - la paloma pareció juzgarla y salió volando —Atrevida.

Así paso varios días, recibiendo distintos tipos de mensajes pidiendo que revelará su rostro, pero a la quinta noche decidió dejar de cantar, no podía ser descubierta.












Jubelian siguió conversando con Rubiana, la pelirroja sonreía en grande cada vez que Jubelian hablaba.

—Señorita  - Jubelian la miro.

—Dime Rubiana.

—Quiero casarme con Sir Ediz  - Jubelian dejo de tomar de su taza y la miro  —Pero me ha rechazado, quiero su ayuda.

—Yo no conozco bien a Sir Ediz, así que no se en que puedo ayudarte.

—Hablale bien de mi ¿Sí?

—Bien  - Rubiana sonrió.













Adalet observo en silencio al Duque, este daba órdenes para fiesta de bienvenida y celebración del príncipe heredero, a como se acostumbraba, los guerreros de Ploen debían de supervisar la seguridad del banquete.

—Sí ya tienen sus puestos deberían de ir a descansar  - Adalet se dio la vuelta pero el Duque la detuvo —Isaiah, tienes libre el día de la fiesta.

—Bien señor -Adalet se despidió muy sonriente.

—¿Qué tiene el duque? Se ve cansado - Geraldine se posiciono a su lado.

—No lo se, tu deberías de saber, eres cercano a el - Geraldine alzó los hombros.

—¿Qué harás en tu día libre?

—Descansar.

—Eres el hombre más aburrido - Adaler soltó a reír.












Rubiana miro la pequeña caja con una enorme sonrisa, miro su reflejo en el espejo y sonrió nuevamente.

—¿Por qué te arreglas tanto? ¿a quien iras a ver? - su hermano mayor apareció en su habitación.

—No es tu asunto - Rubiana se puso de pié y salió rozando su hombro con el de el —No te metas.

—Mocosa malcriada - ella le sacó la lengua y subió al carruaje.

Al llegar a Ploen lo primero que hizo fue ir a ver a Sir Ediz, como siempre este se encontraba entrenada, con una sonrisa se acercó a él y tapo sus ojos.

—Hola guapo - Rubiana pego su cuerpo al de el y susurro en su cuello.

—Señorita - Sir Ediz se aparto rápidamente —¿Qué la trae por aquí?

—Vine a verte, no pongas esa cara, no me rendiré  - Rubiana tomó sus manos y coloco la caja en ellas —Nunca sir Ediz, será mi esposo tarde o temprano.

—No tengo sentimientos por usted Señorita.

—Los sentimientos son lo de menos, en el futuro nos amaremos mucho - Rubiana beso la comisura de sus labios y se alejo —Nos veremos pronto.

—Cada día más convencido de que acabarás en boda con ella - Geraldine se burlo.

—Molesto, eso eres - Adalet observo la caja y suspiro.

—Es insistente, pero no es amor, solo quiere tu atención.

—En fin, iré a mi habitación a ducharme.








Aslan observo la carta con una enorme sonríe, al ver a su madre sus expectativas crecieron, estaban a nada de tener el trono de forma definitiva.

—El consejo se reunirá en dos meses, sin Adalet escogerán a su tío como emperador, así que debemos de darnos prisa.

—Ya casi madre, ya casi tenemos lo que queremos.
















La fiesta de celebración por la guerra se llevó acabo un día después, todos los nobles en el imperio asistieron y no podía faltar el duque Ploen y su hija.

—¿Estas bien? - Jubelian asintió con una pequeña sonrisa —Tus amigas te esperan.

—Ire con ella - Regis asintió y la vio irse.

—¡Han llegado el segundo príncipe Aslan Ivan Siberya y la emperatriz Leyla Zoelle de Siberya¡ -Todos los presentes guardaron silencio.

Una mujer rubia de rostro mayor fue la primera en ingresar, detrás de ella un joven de cabellos negros y ojos rojos, guapo ante los ojos de las jóvenes nobles.

—Saludos a su majestad el sol del imperio y a su majestad la emperatriz  - el emperador sonrió brevemente ante la mujer.

—Ya que han llegado expongan su caso ante todos - Leyla sonrió ante lo dicho por la emperatriz —Cómo madre la entiendo.

Algunos nobles quisieron reír ante lo dicho, todos sabían que clase de madre era aquella mujer.

—Gracias su majestad y sentimos arruinar el banquete de tal forma - Leyla le ordenó a sus hombres acercarse. —Hace menos de un año muestra amada princesa heredera desapareció, lo último que supimos fue que vino a Ashet.

—Sí alguien la ha visto, ha hablado con ella o sabe en donde esta por favor de decirnos, el imperio de Siberya necesita a su emperatriz  - Aslan destapó el cuadro, todos se acercaron para ver el rostro plasmado en el y solo uno de ellos logró sorprenderse al verlo.























Adalet salió de la ducha mientras tarareaba una canción, se seco y aplico cremas para humectar su lastimada piel y se seco el cabello con tranquilidad.

Por su mente paso el día de su debut, su padre se había esmerado en hacer una celebración enorme, el mejor vestido con la tela más cara se poso en su cuerpo y los adornos más caros acabaron en su rubia cabellera, fue un sueño para ella y ahora es un triste pasado.

—Ya nada es igual  - observo a su alrededor y miró la caja debajo de su cama, con tristeza la sacó y observo aquel vestido que había comprado —Solo una vez.

El hermoso vestido reposo en su cuerpo, se peino lo mejor que pudo y se observo en aquel pequeño espejo, una lagrima rodó por su mejilla y una sonrisa triste apareció.

Ya no era aquella amada Adalet que su padre quiso tanto, que el imperio alabo y que estaba lista para gobernar.

Solo era una triste Adalet.




















































¿Verdades a la luz?

Imagen completa.

Mis redes.

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