Cenas coreanas y cuervos parlantes

Capítulo 7


Continuamos recorriendo el museo y aquella sección en específico. No había muchas personas, y eso me resultaba un poco extraño, porque después de terminar el recorrido llegamos nuevamente a la entrada y salida del museo.

—¿Tienes planes para esta tarde? —preguntó Thomas con una sonrisa bastante radiante.

—Creo que no por el momento, ¿sucede algo? —me sentía algo extraño de convivir con él, pero no era del todo desagradable.

—¡Quisiéramos invitarte a comer! —dijo Erick con una sonrisa y una notable emoción. Eso me sorprendió y miré a Thomas en busca de alguna respuesta.

—Sí, nos gustaría invitarte a comer —asintió levemente.

—Mmm, claro —no tenía planes y, de hecho, me parecía un poco descortés rechazar la invitación, así que acepté. Caminamos hasta el auto de Thomas y fui en la parte trasera con Matthew.

Erick cantaba algunas canciones, por lo que había logrado entender eran de una artista pop llamada Taylor Swift. Había escuchado que era muy buena. Hubo un momento en el que Erick comenzó a explicarme básicamente toda la vida de la cantante y me empezó a poner varias canciones de esta misma chica. Tenía que admitir que tenían un buen ritmo y que, de hecho, las letras eran bastante atrayentes.

—¡No es posible que no la conozcas! Ella es una cantante muy famosa y además sus canciones son bellísimas, ¿qué tipo de música escuchas? —parecía un poco confundido por mi poco conocimiento sobre ella.

—En realidad no escucho música. Bueno, he escuchado un poco de música instrumental y es bonita, pero realmente no tengo mucho conocimiento sobre muchos artistas o algo parecido —intentaba sonar lo más convincente posible. Era obvio que le resultaba extraño que yo no conociera ni la mitad de este mundo mortal.

—Hermano, tengo la tarea de descargarle todos los álbumes de Taylor Swift y además mostrarle algunas canciones de nuestras tierras —lo dijo con un tono bastante humorístico y como si realmente fuera una misión importante. Se concentró en su espejo de Iris¹ y no sé qué rayos empezó a hacer con él.

—Disculpa a mi hermanito, él es una persona que se emociona bastante con el tema de los cantantes y todo eso —sonrió levemente—. Ahora que lo pienso, no nos has dicho de dónde vienes.

—Vengo del Olimpo —respondí con sinceridad, tal vez demasiada sinceridad.

—¿De Grecia? Es un lugar hermoso. Hace un par de años fuimos allí, ¿verdad? —miró a Erick con una sonrisa.

—Sí, es sumamente bonito. ¡Todo es tan mágico y sientes algo intenso al estar en todos esos lugares! —se veía emocionado y eso me resultaba algo agradable.

𖤐⭒๋࣭ ⭑

Entramos al restaurante coreano entre aromas desconocidos y murmullos animados. Thomas y Erick parecían emocionados por mostrarme este aspecto de su vida mortal, pero para mí, cada detalle era nuevo y desconcertante.

Nos sentamos en una mesa acogedora, y mientras observaba el menú lleno de caracteres coreanos que no entendía, Thomas me ofreció su recomendación con amabilidad. —¿Qué te gustaría probar, Morfeo? El bulgogi es excelente aquí.

Agradecí su gesto con una sonrisa, consciente de mi ignorancia culinaria. —Confío en tu elección, Thomas. Esta es una experiencia completamente nueva para mí. En el Olimpo, la comida no se servía como aquí.

Erick, no pudo evitar bromear al respecto. —¿En serio? ¿No tenían un servicio divino de entrega de alimentos?

Asentí, divertido por la ironía de mis propias circunstancias. —Algo así. Pero ahora estoy aquí, aprendiendo a vivir como ustedes. Y debo buscar el perdón de los dioses por mis errores pasados.

La expresión de Thomas y Erick cambió, intercambiaron una mirada que revelaba incredulidad. Erick, decidió bromear un poco. —¿Entonces eres un dios desterrado del Olimpo? ¿Buscando redención entre nosotros?

Asentí con solemnidad, sintiendo el peso de mi situación. —Así es. Cometí errores graves y fui desterrado. Ahora debo encontrar la manera de restaurar mi honor.

Thomas, cambió el tema hacia algo más ligero. —De todos modos, en esta vida terrenal, Erick está a punto de estrenar una obra de teatro. Es un talentoso estudiante de artes escénicas.

Erick, agradecido por el cambio de tema, sonrió tímidamente. —Sí, es cierto. Estoy emocionado por el estreno.

Agradecí la distracción, sumergiéndome en la conversación sobre la obra de Erick mientras mi mente seguía trabajando en la tarea monumental de reconciliarme con los dioses del Olimpo. Sabía que encontrar la redención entre los mortales sería un desafío completamente diferente.

—Díganme, Thomas, Erick, ¿de dónde son ustedes originalmente?

Thomas sonrió mientras señalaba el menú para llamar la atención del camarero. —Somos de Corea del Sur. Llegamos a Estados Unidos para buscar nuevas oportunidades.

—Sí —agregó Erick—. Thomas es un famoso diseñador de modas. Sus creaciones son conocidas en todo el país. Y yo, bueno, sigo mis sueños en el teatro.

Miré a Thomas con una nueva apreciación. —Un diseñador de modas famoso. Es un logro impresionante. Debe ser un campo competitivo.

Thomas asintió modestamente. —Lo es. Pero he trabajado duro para llegar hasta aquí. Siempre quise crear algo que la gente pueda apreciar y usar. Algo que inspire.

Erick, siempre el más entusiasta, añadió: —Y Thomas es muy bueno en lo que hace. Su última colección fue un éxito rotundo. Por mi parte, siempre he querido actuar. La emoción de estar en el escenario, de contar historias... no hay nada igual.

Sentí una conexión más profunda con ellos. A pesar de ser un dios caído, sus pasiones y logros me parecían admirables. —Me alegra conocerlos mejor. Ustedes han encontrado caminos significativos en esta vida. Quizás puedan enseñarme a encontrar el mío.

Thomas me miró con una mezcla de curiosidad y compasión. —Claro, Morfeo. Aquí todos estamos aprendiendo y creciendo. Y aunque tu historia es... diferente, todos merecemos una segunda oportunidad.

Erick asintió, sonriendo. —Sí, Morfeo. Te ayudaremos en lo que podamos. Y mientras tanto, disfrútanos con nosotros esta comida coreana. ¡Es algo que no te puedes perder!

En ese momento, Matthew, que había estado merodeando por el restaurante sin llamar mucho la atención, decidió intervenir.

—¿Así que esta es la famosa comida coreana de la que tanto hablan? —dijo Matthew en su tono sarcástico habitual—. Espero que hayan pedido algo para mí. No puedo vivir solo de migajas, ¿saben?

Erick y Thomas se quedaron boquiabiertos, mirando al cuervo con ojos desorbitados. Thomas, visiblemente pálido, tartamudeó. —¿Tu cuervo... acaba de hablar?

Asentí, tratando de mantener la calma. —Sí, Matthew es... especial. Viene del Olimpo también. Es mi compañero.

Matthew, dándose cuenta de su efecto, decidió suavizar la situación. —Oh, vamos, no se asusten tanto. Solo soy un cuervo que sabe apreciar la buena comida, además de que soy un cuervo de apoyo emocional. ¿No es así, jefe?

Intenté tranquilizarlos con una sonrisa. —Matthew tiene razón. Es un poco excéntrico, pero inofensivo. Además, su gusto por la comida es impecable.

Erick, aún procesando la situación, dejó escapar una risa nerviosa. —Bueno, si el joven que atropellaste ayer puede sentarse a cenar con nosotros, supongo que un cuervo parlante no es tan extraño. Además he visto videos donde ellos cantan y hablan, en reels de instagram.

Thomas, recuperando algo de su compostura, asintió lentamente. —Está bien, Morfeo. Solo... avísanos la próxima vez que tu mascota hable, ¿de acuerdo?

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