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Dong Min se despertó sobresaltado con la sensación de tener un cuerpo medio acostado encima suyo, y se removió hasta salir de debajo de él con el corazón palpitando contra su caja torácica.

-No te vayas -se quejó Moonbin en un tono somnoliento.

Parte de su tensión se alivió con el sonido de su voz, pero su pulso seguía martilleando, por lo que le era imposible recostarse. Se levantó de la cama y se dirigió hacia la cocina para tomar un trago de agua. Con el vaso en la mano, se acercó a la ventana de la cocina y contempló la noche oscura, mientras bebía el líquido y contaba los latidos de su corazón para tener algo en qué concentrarse. En estos momentos desearía estar en casa, así podría tomar un tazón para volver a dormir.

-¿Algo mal?

La voz de su novio le sobresaltó.

-No, siempre acecho desnudo la cocina oscura en medio de la noche.

-Ajá -dijo Moon con una ceja arqueada. Su cabello estaba recogido en un moño desordenado, y tenía líneas de sueño en su mejilla izquierda.

Dong Min volvió a la ventana y bebió el agua. Los fuertes brazos de Moonbin le rodearon la cintura por detrás, y sus labios encontraron su hombro y luego el costado de su cuello.

-Háblame, bebé -le pidió, acariciando la nariz contra su nuca.

El pelinegro respiró profundamente, endureciendo sus nervios para admitirle algo de lo que nunca pensó que hablaría con alguien. No pensó que alguna vez tendría que explicárselo a alguien, porque no esperaba tener un hombre en su vida con el que elegiría compartir una cama con regularidad. Pero quería compartir una cama con Moonbin, lo que significaba que el chico tenía que entender por qué era una lucha para él.

-No soy bueno compartiendo una cama, porque al crecer en el sistema, rebotando en diferentes casas con niños y padres adoptivos que no conocía, mi mayor temor era que me despertara con alguien más en mi cama, si sabes a qué me refiero.

Los brazos del rubio se tensaron alrededor de él, y su aliento se hinchó entre los omóplatos del pelinegro, su frente contra la nuca de su novio-. ¿Alguien...? -preguntó después de unos segundos.

-No. Había un tipo que era un poco mañoso, pero nada más serio que algunos abrazos o cosquillas no deseados. Escuché historias, sin embargo, de otros niños, y es una de esas cosas no habladas que todos saben que debes cuidar. Entonces, cuando me levanto y no estoy solo en la cama, a veces me olvido de que no soy un niño indefenso de trece años en un hogar adoptivo.

-Lo siento mucho. Sé que soy un durmiente bastante pegajoso; ¿quieres que trate de darte más espacio? Podría comprar una cama más grande. Haré cualquier cosa para asegurarme de no asustarte cuando estés durmiendo.

La garganta de Dong Min se tensó por la vulnerabilidad desnuda en el tono de Moonbin. Sabía que realmente haría cualquier cosa para asegurarse de que estuviese feliz y cómodo.

-Jodidamente te amo -dijo sin pensarlo, y tan pronto como las palabras salieron, una risa aliviada las siguió. Eso no había sido tan difícil.

Moon se inmovilizó contra él y guardó silencio el tiempo suficiente para empezar a ponerlo nervioso. Pero luego sus fuertes manos estaban sobre sus caderas, haciéndole girar para enfrentarlo. Tomó el vaso en su mano, lo puso en la encimera, y luego le sostuvo el rostro.

-Yo jodidamente te amo de vuelta, chico plátano.

Sus bocas chocaron en un borrón de labios y lenguas.

-Volvamos a la cama -sugirió cuando la dura polla de Moonbin presionó contra la suya.

-Está bien, pero tengo que advertirte, no voy a follarte; voy a hacerte el dulce amor.

-Asqueroso -se rió y le empujó el hombro a su novio-. Una carrera -declaró y luego corrió hacia la habitación antes de que el rubio pudiese responder.

Moonbin lo atrapó antes de que llegara a la cama y lo cargó como si fuese una princesa para luego dejarse caer sobre el colchón con el pelinegro en brazos en un montón de risas y toques.

-Gracias por darme una oportunidad -susurró Moon contra sus labios mientras sus risas se desvanecían.

-Gracias por darme tiempo para hacerme a la idea de que alguien sea una presencia estable en mi vida.

-Siempre te daré lo que necesites, siempre y cuando no huyas.

-No voy a ir a ningún lado, lo prometo.

Los brazos de Moonbin se apretaron alrededor de él, y lo empujó contra su pecho. Dong Min respiró profundamente, atrayendo su esencia hacia sus pulmones y manteniéndola allí todo el tiempo que pudo. Moonbin no le dejaría. En lo profundo de sus entrañas, sabía que él estaba ahí para quedarse.

Y con ese pensamiento reconfortante, volvió a dormir.

La próxima vez que se despertó, el sol brillaba a través de la rendija entre las cortinas, y Moon estaba una vez más sobre él. Esta vez, el pelinegro no entró en pánico, pero estaba seguro de que habrían muchas más noches de pánico antes de que superase esto para siempre.

Pasó sus dedos por el cabello de Moonbin, dándole un pequeño masaje en su cuero cabelludo. La idea de que el rubio le dejara como todos los demás era como un golpe en el estómago. Le daba mucho miedo dejar que alguien tuviese tanto poder sobre él. Si Moonbin quisiera, podría destruirlo por completo. E incluso sabiendo que no lo haría, todavía era aterrador.

Quizás su novio tenía razón. Tal vez necesitaba un cierre.

-Buenos días, precioso -murmuró Moon, parpadeando despierto con una sonrisa.

-Creo que necesito encontrar a mis padres.

Moonbin retrocedió, sus cejas fruncidas en confusión.

-¿Primero podemos tomar café?

-Por supuesto, bobo, no quise decir hoy. Sólo quise decir que creo que tienes razón; necesito el cierre ¿Me ayudarás a encontrarlos?

-Cualquier cosa por ti. Eso es lo que haces cuando amas a alguien.

El estómago del pelinegro dio una voltereta ante sus palabras. Lo de anoche no había sido un sueño, realmente le había dicho a Moonbin que lo amaba. Y se había sentido tan malditamente bien.

-Te amo -puso a prueba las palabras bajo la fría luz del día, y el rubio parecía irradiar luz del sol desde su alma.

-Asqueroso -le imitó antes de rodar sobre Dong Min y besarlo hasta dejarle sin aliento.

Este es mi capítulo favorito ╥

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