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Hogar adoptivo.
Moonbin ni siquiera podía imaginarlo. Es decir, maldecía a sus padres a veces, especialmente a su madre. Habían padres que eran demasiado comprensivos, así lo había descubierto. Pero no los cambiaría por nada, y no podía imaginarse cómo habría sido su vida sin ellos, quién habría sido sin esa base de amor y apoyo.
No era psiquiatra, pero incluso la poca información que Dong Min le había dado sobre su pasado explicaba muchas cosas. No era de extrañar que le costase construir amistades y relaciones. Aparentemente, nadie se había quedado lo suficiente para hacerle saber lo que significaban esas palabras.
Suponía que entonces tendría que enseñarle.
El pensamiento calentó su corazón. Le gustaba, ese chico emocionalmente cerrado, que era tan sexy, salvaje y libre. Y ahora el extraño impulso que había tenido de ser su amigo era aún más fuerte, al menos hasta que ese constante cansancio en sus ojos desapareciera.
-A este paso, nunca llegaremos a Las Vegas esta noche -dijo el pelinegro. Se había animado de nuevo después de entretener a Moonbin con la historia de su primera vez, convenciendo a un tipo con el que estaba flechado de que sí, lo había hecho docenas de veces, mientras rezaba para no joder su primera vez como activo.
El azabache observó el interminable atasco de tráfico que tenían por delante. El tráfico era una maldición eterna en LA, pero parecía incluso peor que de costumbre. Llevaban dos horas en el coche y ni siquiera habían llegado a Azusa.
-Debe haber algún tipo de accidente -comentó.
-Siempre hay algún tipo de accidente.
-Cierto. Un accidente mayor, entonces. Más grande de lo normal.
Dong Min sonrió-. ¿Sabes qué otra cosa es más grande de lo normal?
El azabache emitió un quejido-. ¿En serio? ¿Estás haciendo un chiste sucio de una posible pila?
Mala elección de palabras. La sonrisa del pelinegro se ensanchó-. Apuesto a que podríamos crear una gran pila.
-Me rindo. Estás decidido a convertir todo en sexo, ¿no?
Dong Min le lanzó una mirada inocente-. ¿Sexo? ¿Quién habla de sexo? Ni siquiera mencioné el sexo.
El tráfico había estado completamente paralizado durante minutos, lo que significaba que Moonbin podía enviarle una larga mirada. No creía que fuera muy efectivo porque el chico seguía sonriéndole.
Después de unos minutos sin movimiento, Moon suspiró-. ¿Quieres salir de la autopista y ver si podemos comer algo en alguna parte? Esto parece bastante inútil.
El menor asintió, luego apuntó a una señal, unos cien metros más adelante-. Hay un centro comercial aquí. No estoy seguro de lo grande que es, pero normalmente si hay un centro comercial, hay algo para comer, ¿verdad?
Les llevó diez minutos llegar a la siguiente salida, y ambos suspiraron aliviados al bajar. El centro comercial resultó ser pequeño, pero había un par de opciones de restaurantes, así que funcionaba.
Cuando salieron después de comer una deliciosa hamburguesa, había un chico al teléfono en su camino-. Te lo ruego, Changbin, tienes que venir. ¡Me lo prometiste! -suplicó-. Voy a ser el hazmerreír si aparezco yo solo.
Aparentemente, Changbin decidió colgar, porque el muchacho observó su teléfono con un gesto de enojo-. Pendejo hijo de puta -murmuró.
Era lindo, un adorable chico con una cara pálida, cabello naranja que se peinaba en un cuidadoso desorden, y un cuerpo delgado. También era obviamente gay. Es decir, el radar gay de Moonbin estaba sonando como una maldita alerta meteorológica.
-¿Estás bien? -preguntó el azabache.
El chico levantó la vista desde su teléfono. Sus ojos se abrieron un poco cuando los vio a él y a Dong Min, pero no se avergonzó.
-Sí. No. No es nada serio, déjame ponerlo de esa manera. Nadie se está muriendo, al menos no literalmente.
La curiosidad de Moonbin se había despertado, no podía evitarlo-. ¿Te dejaron plantado? -acertó-. Lo siento, escuchamos por casualidad lo último.
Sacudió su cabeza, obviamente todavía frustrado-. Sí. Para una fiesta de Paint and Sip, ¿puedes imaginarlo?
-¿Una qué? -Dong Min hizo la misma pregunta que estaba en los labios de Moon.
-Una pintura y un trago. Es donde te enseñan a pintar un estúpido cuadro en dos horas, mientras te sirven alcohol para que no te des cuenta de lo malo que es tu cuadro.
-Suena... fascinante -murmuró el pelinegro.
De hecho, sonaba estúpido como la mierda, pero a Moonbin le gustaba más su versión.
-No lo es -dijo el chico-. Es la cosa más tonta y estúpida de la historia, y he hecho cosas raras en mi vida.
-Entonces, ¿por qué hacerlo? -preguntó el azabache.
El pelinaranja suspiró-. Es la despedida de soltera de mi sangrona prima. Puso lo desesperado en amas de casa desesperadas, y quería esto para su fiesta de soltera. Así que, por supuesto, sus igualmente tontas amigas Barbies lo hicieron. Y como yo soy el gay simbólico y no puedo ir a la boda por el trabajo, fui lo suficientemente suertudo de que me invitaran. El chico con el que salgo últimamente, Changbin, se suponía que vendría, pero me canceló. Así que ahora tengo que enfrentarme a este horrible festival de perras yo solo, y no hay suficiente licor en el mundo para hacer esto divertido, créeme. Sobre todo cuando aparezca solo, porque me van a comer vivo después de asegurarles que traería una cita.
Durante su explicación el muchacho se irritó más y más. Moonbin decidió que le agradaba de verdad. Le echó un vistazo a Dong Min. Los ojos de ambos se encontraron, y el pelinegro asintió. Estaban totalmente de acuerdo.
-Hola -dijo el azabache, extendiendo su mano-. Soy Moonbin y este es Dong Min. Estaremos honrados de acompañarte a esta ilustre fiesta.
Los ojos del chico se ensancharon-. Me están jodiendo, ¿verdad?
El pelinaranja tomó la mano de Moon por reflejo, y la estrechó.
-No, vamos muy en serio. Somos divertidos, no tenemos otro lugar donde estar ahora mismo, y si lo digo yo mismo, podrías hacer algo peor que aparecerte con nosotros dos.
Una gran sonrisa se dibujó en el rostro del muchacho, mientras estrechaba la mano del pelinegro con mucha más emoción-. Puta madre, sí, por favor. Soy Kihyun.
-Entonces, ¿quieres que nos hagamos pasar por un trío o qué? -preguntó Dong Min.
-Diablos, sí -respondió el chico-. No puedo imaginar nada mejor que eso para molestar a mi engreída prima. Su nombre es Mina, por cierto.
Moonbin frotó sus manos mentalmente. Esto iba a ser muy divertido-. Dame la versión rápida de ti.
-Tengo veintitrés años, soy asistente de maestro en tercer grado y casi termino con mi licenciatura en educación para poder convertirme en maestro. Soy hijo único y dos estupendos padres divorciados y ambos se volvieron a casar con nuevas familias, así que muchos medios hermanos. Déjame ver... Mis pasatiempos son el ballet, que he hecho desde que tenía siete años, el diseño y la decoración de zapatos. Soy gay como un unicornio, demándenme.
Kihyun era un alegre, pequeño y burbujeante chico. Moon estaba tan contento de que pudieran ayudarlo a salvar las apariencias... y divertirse en el proceso.
Dong Min le dio el resumen de ambos, aunque omitió la parte de "adulta" en la "carrera de actor" del azabache. Dos minutos más tarde, entraron en un gran espacio, lleno de docenas de mesas, todas con mini-platos montados, sosteniendo un lienzo negro.
-¡Kihyun! -Una mujer rubia saludó al pelinaranja. Parecía como si hubiera vomitado algo rosado por todas partes, y el abrazo demasiado fuerte que le dio al chico le informó a Moonbin que esta debía ser una Mina malhumorada. Entonces la mujer les vio por encima del hombro de su primo y su rostro se transformó en una mirada casi cómica de confusión-. ¿Quiénes son?
Kihyun dio un paso atrás y tomó las manos de ambos chicos-. Mina, cariño, estos son mis hombres. Este hermoso espécimen es Dong Min, y este otro bombón es Moonbin.
En verdad, era bueno que los ojos de Mina estuviesen firmemente pegados de alguna manera, porque por la forma en que saltaban, el azabache casi temía de presenciar uno rodando sobre el suelo en cualquier momento. Era obvio que ella no lo veía venir.
-¿Estás con... -Tragó con algo de dificultad-... dos chicos?
Kihyun le envió una mirada adorable a Moonbin, y luego hizo lo mismo con Dong Min-. Lo estoy.
-Este pequeño es demasiado para un solo hombre -dijo el azabache con una sonrisa sexy dirigida a la mujer-. Encantado de conocerte, Mina. Felicidades por tus próximas nupcias.
La chica abrió y cerró la boca varias veces antes de volver a encontrar su voz-. Sí. Gracias. ¿Gracias por venir? -La última parte salió como pregunta, y Moon tuvo que suprimir una sonrisa ante lo nerviosa que se encontraba. La misión estaba cumplida, con apenas dos minutos dentro. Maravilloso.
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