9- Maldiciones imperdonables [1994]

Harry Potter:

Todos en Hogwarts hablaban de lo impresionante que eran las clases de DCLAO con Alastor Moddy.

Y justo hoy, nos tocaba con él.

—George dice que no nos sentemos al frente —Dijo Ron tomando la mesa de en medio—. Eso es más factible a que te pregunte, o te atrape haciendo algo...

Veo al grupo de Slytherin entrar al aula con aire superior.
Al frente iba Draco, seguido por Pansy y sus amigos.

Cada quien toma su propio asiento mientras Alastor entra, dejando pasar a los últimos Ravenclaw de la clase.

—Alastor Moddy —Dijo empezando a escribir en la pizarra—. Ex cazador... Ministro inconforme... Y su maestro de defensa de las artes oscuras.

—Vine porque Dumbledore me lo pidió, fin de la historia, punto y adiós —Dijo con tono amenazador—. ¿Preguntas?

Uno de sus ojos daba vueltas por todo el aula, cómo si buscase algo que incriminar.

—Cuando se trata de artes oscuras, aplico el método práctico.

Ron y yo nos miramos un poco preocupados.

—Pero primero, ¿Quién puede decirme cuántos maleficios imperdonables existen?

—Tres señor —Dijo Hermione con miedo—.

—¿Por qué se llaman así?

—Por qué son imperdonables... Sí una persona los utiliza...

—Tiene un viaje de ida directo a Azkaban —Completó el auror—.

Siento cómo la mayoría se incomoda con esta clase, incluyéndome.

—El ministerio no está de acuerdo con esto, pero yo pienso que todos deben saber a lo que se enfrentan.

Empezó a anotar otra cosa en la pizarra.

—Y creo que debe buscar otro lugar para poner su goma de mascar señor Finnigan —Gritó sin voltear el rostro—.

—Increíble... Creo que ese loco puede ver de espaldas —Susurró—.

Miro justo a tiempo para presenciar como el docente le lanza una tiza a Finnigan.

—¡Y también puedo escuchar todo lo que dicen!

Camina directo a mi puesto.

—¡Weasley!

—Si...

—De pie.

Mi amigo hace caso con mucho nerviosismo.

—Nombre un maleficio.

Mi amigo traga en seco.

—Mi... Padre mencionó uno... Imperius...

—Ah sí, eso le dió muchos problemas al ministerio... Y les voy a mostrar por qué.

El profesor vuelve a su escritorio, toma una araña y la hace más grande.

Imperius.

De pronto la araña vuela a todos lados.
Pasa por el puesto de las gemelas Parvatil, seguida por Ron, luego por Draco, y por último, a su palma de la mano.

—Divertido —Se burló—. ¿Qué quieren que haga? Que se tire por la ventana... Que se ahogue...

La pobre araña estaba luchando por caer a un frasco, pero el profesor se lo impedía.
La risa de todos se había terminado.

—Muchos magos y brujas afirman que sólo seguían las órdenes de Quién-ustedes-saben, pero el punto es... ¿Cómo saber quién miente?

El profesor toma a la araña y la deja en dónde estaba.

—¿Alguien más sabe otro maleficio?

Muchos levantaron la mano.

—Longbottom...¿No es cierto?

Veo a Neville asentir.

Eso no me lo esperaba.

—La profesora Sprout me contó que tienes habilidades para la Herbolaria.

—Está... El maleficio Cruciatus.

La voz de mi compañero temblaba, era como sí... Conociera a la perfección ese maleficio.

—Perfecto —Dijo el profesor dirigiéndose a la araña nuevamente—. El maleficio torturador.

...

Crucio.

La araña empieza a hacer sonidos extraños, como si estuviera gritando.
Así pasó un momento, hasta que Hermione gritó.

—¡BASTA! No ve que lo está molestando.

Pero no se refería al animal.
Neville tenía una cara mezclada entre horror y tristeza, y unas lágrimas amenazaban con salir.

De pronto el profesor para, y camina a su puesto.

—Señorita Granger... Hablemos del último maleficio.

Y por primera vez, ella no respondió.

El profesor ubica a la araña sobre sus libros, apunta su varita y...

Avada Kedavra.

Una luz verde sale de su varita, y ésta acaba con la vida del animal, a la vez que un escalofrío recorre mi nuca.

—La Maldición Asesina ... Solo una persona ha sobrevivido a ello... Y está justo en este salón.

La mirada de todos cae sobre mí, más precisamente, en mi frente, en la cicatriz.

...

—Vieron eso ... Está loco - dijo Ron mientras bajábamos las escaleras.

—Con razón son imperdonables —Dijo Hermione aún con miedo en su voz—, vieron la reacción de Neville.

Le golpeo el brazo justamente cuando el chico estaba a nuestro lado.
Estaba perdido mirando la ventana... La lluvia.

—¿Estás bien?

La voz del auror nos toma desprevenido a todos.

—Ven, vamos a tomar un té.

Neville sigue al profesor con mucho miedo.
Mientras un leve dolor en mi cicatriz se hace presente.

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Hoy vendrían los chicos de los otros colegios de Magia.

—Miren, ¡Allí! —Señaló Ron al cielo—.

Vemos como una especie de carroza llega a tierra firme, ésta iba jalada por una especie de pegasos, que por poco hacen caer al pobre Hagrid.

Ambos colegios eran mixtos, pero aquí, en Beauxbatons, las chicas deslumbran a todos.
Tenían vestidos y trajes azul cielo, y su elegancia al caminar era digna de los franceses.

De no ser por Hermione, Ron y yo hubiéramos corrido detrás de una rubia.

Al final, una mujer bastante alta sale del carruaje.
Medía más que Hagrid, y eso era decir mucho.

El director hace una reverencia y besa su mano por cortesía, invitándolos al gran comedor.

—Eso no se vé todos los días —Escuché a George riendo—.

Justo en ese momento, surge un barco del lago negro.
Éste izó su bandera, la del colegio Durmstrang.

A diferencia de la academia Beauxbatons, en este colegio predominaban los hombres.

—Ese es...

—Víctor Krum —Se emocionó Ron al verlo—.

El jugador de Quidditch caminaba al lado de quién se supone era el director del colegio.

—Pensé que era mayor —Opinó Dean a mi lado—.

—Albus —Sonrío el otro saludando al director—.

—Igor.

¿Igor?
Siento que he escuchado ese nombre pero... ¿Dónde?

Tal vez sólo estoy preocupado.

La cena transcurre de forma normal.
A diferencia de que este año, había invitados.

Cada colegio realizó grandes entradas, dignas de lo mejor.

Y aunque Hogwarts no tenía nada planeado, el director nos hizo cantar el Himno.

"Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts, enséñanos algo por favor.
Aunque seamos viejos y calvos,
o jóvenes con rodillas sucias,
nuestras mentes pueden ser llenadas
con algunas materias interesantes. Porque ahora estan vacías y llenas de aire,pulgas muertas y un poco de pelusa.
Así que enséñanos cosas que valgan la pena saber,
haz que recordemos lo que olvidamos,
haz lo mejor que puedas,
nosotros haremos el resto,
y aprenderemos hasta que nuestros celebros se consuman".

Cada quien recitaba a su propio ritmo, sin embargo, todos concordamos seguir las letras señaladas por el director.

A excepción de los gemelos, quienes tomaron una melodía fúnebre, generando la risa del director.

Esa mismo noche darían las nuevas indicaciones, las formas de clases y el tiempo para postularse al torneo.

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Los días pasaron, y varios chicos hacían lo imposible por unirse al torneo, entre ellos, los gemelos.

Ambos entran a la sala dónde estaba la copa.

—Esto amigos míos —Empezó Fred—, Nos permitirá alcanzar la gloria.

—Solo un poco, y creceremos los meses que nos faltan para lograr entrar —Dijo George—.

—No lo creo —Opinó Hermione al otro lado de la habitación—.

Todos los presentes voltean a verla, mientras cada gemelo se posiciona a un lado de ella.

—¿Por qué?

—¡Por qué! —Dejó su libro—. Esa línea de la edad... La dibujó Dumbledore, y no cualquier chiflado puede engañarlo.

—Chiflado —Se burlaron ambos—. A ver cómo te queda el ojo.

Por mi parte, miro atentamente cada una de sus acciones.

—¿Listo Fred?

—Listo George.

Ambos sacuden el pequeño frasco y cruzan los brazos, donde cada uno tomaría la poción de otro.

—¡Hasta el fondo!

No ocurrió nada malo, por lo que todos los presentes gritaron de la emoción.
Mientras yo aplaudía con mi mejor amigo.

Ambos cruzan la línea y...

Nada.

—Por la gloria eterna.

Fred y George depositan sus nombres en el cáliz.
Todo iba bien pero...

De la nada, esos papeles salen volando, al igual que ellos.

Hermione y su forma de atinarle a todo.

—¡Qué hiciste!

—¡Es tu culpa!

Todos reímos mientras una barba blanca les crece, y sus cabellos pasan de rojos a cenizos.

—¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea! —Gritaban todos, pero callaron cuando la gran puerta sonó—.

Víctor Krum entró junto a Igor Karkarov, depositó su nombre en el cáliz con toda la seguridad del mundo y salió.

Luego, el director entra.

—Que elegantes —Se burló de los gemelos, quienes ya habían parado de pelear—, aunque me gustó más la barba de su compañera.

Osea... ¿No habían sido los únicos que intentaron cruzar la línea de la edad?

—Vallan con Madam Pomfrey, ella les dará el antídoto.

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La noche que todos esperaban había llegado.

Justo hoy sería la elección de los concursantes para el torneo de los tres magos.

—Que comience la elección.

Crounch volvía a estar presente, mientras el director caminó directo al cáliz.

Unas llamar azules salieron de ella, mientras la luz de las velas se apagaron.

—De la academia Beauxbatons, la señorita Fleur Delacour.

La mesa donde estaba la chica ( justamente la de Ravenclaw) estalló en aplausos y llantos.
Unos por felicidad, y otros por envidia.

Vi a la buscadora del año pasado...
Cho Chang.
Seguía igual de linda.

La rubia camina al aula trasera mientras nos volveremos a quedar embobados.

—Es una vela —Dijo Hermione golpeando mi hombro por cuarta vez en el mes—.

Se tomó muy encerio las palabras de mi madrina, me golpea cada vez que tiene oportunidad.

El cáliz vuelva a iluminarse, y otro papel surge de ella.

—Del colegio Durmstrang, Víctor Krum.

La mesa dónde estaba el colegio ( precisamente en Slytherin) estalló en aplausos.

El chico caminó detrás de la rubia, quién ahora era su enemiga.

—Y por último...

Del cáliz sale el último papel.

—Del colegio Hogwarts, Cédric Diggory.

La mesa de Hufflepuff estalló en gritos y aplausos hacia el chico.

Era alguien apuesto, y un gran capitán de su equipo.

Todo Hogwarts le aplaude mientras camina al aula.

—A nuestros campeones —Empezó Dumbledore—. Les deseamos las mejores de las suertes.

—Ahora están solos...

Sin embargo, el cáliz vuelve a brillar.

Todos miramos de forma inmediata al objeto, del cuál salía otro papel.

—Harry Potter...

No... Debe ser una broma yo... Jamás...

La mirada de todos vuelve hacia mí.

—Anda —Me empujó Hermione—.

Muchos me miraron con odio... Sobre todo Ron.

El director me señala la puerta por donde salieron los otros.

Camino bajo los murmullos de las personas.

Debe haber un error.

En la sala estaban los otros tres.

—¿Debemos subig? Preguntó Fleur con su acento francés.

—No... Yo...

Los gritos de los profesores me alertaron, pero no logré esquivar al director.

—¡Harry! ¿PUSISTE TU NOMBRE EN EL CÁLIZ?

Jamás lo había visto tan enojado.

—No señor...

—¿LE PEDISTE A UN ESTUDIANTE...

—No señor...

—Miente —Dijo Madam Maxime mientras esquivó una lámpara—.

—Esto es un complot... Un fraude —Se quejó Igor—.

—¿Lo hiciste o no? —Volvió a preguntar—.

—No señor, lo juro.

El director mira al señor Crounch.

—Me temo que las reglas son claras Albus... El muchacho debe participar.

Los otros tres chicos se quedaron mudos al escuchar eso.
¿Cómo un niño de 14 años va a pelear contra chicos mayores de 16?

—Entonces me llevage a mi chica —Dijo Madame Máxime con odio—.

—Y yo a mi estrella —Habló el otro director—.

Las francesas parloteaban en su idioma natal, al igual que lo hacían ellos.

De seguro me están insultando hasta el alma.

—Esto debemos hablarlo... Lejos de los chicos.

Eso fue lo último que dijo Crounch antes de salir.

Y Snape volvía a mirarme mal.
Siempre lo hacía.

...

Al llegar a mi habitación, nadie me hablaba.

—Pudiste decírmelo.

—¿Decirte qué, Ron?

—Usaste la capa... O cualquier cosa... Pudimos haberlo hecho juntos.

—¿Acaso crees...? No seas tonto Ron...

—Sí... El tonto amigo de Harry Potter, ese soy yo —Dijo molesto—.

—Yo no quiero la gloria eterna, yo...

Yo solo quiero tener un año libre de problemas.

—Haz lo que quieras —Dije sin paciencia—.

Ésto me va a causar muchos contratiempos.

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