30- El final de todo [1998]
(N/A: reproducir la canción para una mejor experiencia ❤️)
Harry Potter:
—¡Harry!
Oía los gritos de Hermione a mi espalda, sin embargo, no me atrevía a verla.
—¡Harry!
Pero ya nada era lo mismo.
Fui estúpido al creer que todo podría salir bien.
Es más, ya ni siquiera sabía qué era real y qué no.
Acababa de salir de la oficina del Director, o más bien, del pensadero.
Los recuerdo del Profesor Snape aún no me dejaban pensar con claridad.
Pero lo peor ya lo había visto minutos antes de entrar a aquel lugar.
Ver el cuerpo de las personas que más admiraba en el suelo del Gran Comedor sin duda alguna fue el peor golpe de mi vida.
Fred y George Weasley habían muerto en batalla.
Ambos gemelos tenían en su rostro una sonrisa, dejando un sólo mensaje.
"Incluso en las peores guerras, debe haber un motivo para sonreír".
Todos los Weasley lloraban la pérdida de los hermanos.
Molly estaba destrozada, al igual que su esposo.
Miré a Ginny, quién trataba de mantenerse firme... Pero sólo era un engaño.
Por dentro estaba igual de rota.
Ron jalaba el chaleco de ambos, cómo si eso los haría volver a la vida.
Charlie estaba de rodillas, mientras las lágrimas humedecían su ropa.
A su lado, estaban Nymphadora Tonks y Remus Lupin.
Sus manos estaban casi unidas, y cada uno parecía tener una especie de paz en su rostro.
Tal vez pensaron que fue lo mejor que pudieron hacer para salvar a su hijo.
Y luego estaban Sirius y Lisseth.
A diferencia de los anteriores, ellos si murieron juntos.
Ambos se sostenían de las manos, y el brillo de sus anillos relucía en ellos.
Rodolf Scamander lloraba al ver a su tía muerta, sin atreverse siquiera a tocar su cuerpo.
El profesor Slughorn también estaba allí, y ví cuando convirtió una piedra en una hermosa flor verde y la depositó a su lado, haciendo lo mismo para Sirius, pero siendo ésta de color gris.
Esos serían los ojos de sus alumnos, aquellos que jamás olvidaría.
Fleur por su parte, dejó de lado su elegancia para llorarle a la rubia.
Se quitó su cinta de cabello para atar ambas muñecas.
Tal ves así nadie separaría a la pareja.
La última persona en acercarse fue Hermione, quién usó su varita para acomodar la camilla.
Pude leer un "Gracias por cuidarme siempre" salir de sus labios hacia Lisseth y un "Gracias por los consejos, aunque sigo creyendo que son raros" a Sirius, seguidos por su llanto.
—¿A dónde vas? —Preguntó Ron llegando a mi lado—.
—Al bosque.
—¿Al bosque? Pero... ¿Qué ha pasado allí adentro?
—Hermione —Voltee mi cuerpo para verla—, esto es algo que debo hacer sólo...
—¡No! ¡Estamos juntos en esto! ¿Lo recuerdas?
Y eso me dolía como dagas clavadas en mi corazón...
Si les pasaba algo... Sería todo por mi culpa.
—Debe matarme... Solo así quedará débil... Y ustedes... Podrán matar a Nagini.
—¡Qué dices!
—¡Debo hacerlo! —Grité evitando llorar—. Acabo de verlo, yo...
Por un momento imaginé que podría decirlo, que podría desahogarme de toda la información que había obtenido.
Pero esto era más difícil que arrancarle un cabello a un tritón.
—Protejan lo que más puedan del castillo...
Salí corriendo al bosque, ignorando todo.
En el camino, no había más que sangre y piedra.
Sangre de inocentes, y piedras que ayudaron en su caída.
Pude ver cómo Neville llevaba a un niño entre sus brazos. Era rubio y debajo estatura.
Se trataba de Collin.
—¡Harry! —Dijo una voz femenina—.
Quería decirle a Ginny que todo estaría bien, que todo había acabado...
Pero esas sólo serían más mentiras.
No pude mirarla a los ojos.
No pude decirle que lo lamentaba... Que todo era mi culpa.
No pude decirle que yo debía ir al bosque.
No pude decirle que debía morir.
Solo me limité a abrazarla, y pedirle que fuera a ayudar a Neville.
...
Ya estaba muy cerca de él.
Lo presentía.
Me llevé las manos al bolsillo, y de ella saqué mi Snicht.
—"Me abro al cierre".
Nada tenía sentido para mí, sólo las palabras de Dumbledore hacia Snape en el pensadero.
Uní mis labios al objeto, sintiendo el fío del metal en ellos.
Pero me llevé una sorpresa.
La Snicht se abrió, y de allí salió una pequeña piedra negra.
Yo no atrapé esta Snicht en mi primer juego... Casi me la trago —Recordé.
La dejé entre mi mano, a la vez que sentí una ráfaga de viento en el ambiente.
Me atrevo a cerrar mis ojos e inhalar lo que sería el último oxígeno que respiraría, y cuando decido abrirlos varios espectros aparecieron frente a mí.
Con mucha inquietud, acerqué mi mano a una cara familiar...
La cara de mi madre.
Por un momento pensé que podría tocarla, pero no fue así.
Esta es la piedra de la resurrección. —Recordé las palabras de Hermione mientras el padre de Luna Lovegood nos hablaba de las reliquias de la muerte.
5 personas formaban una especie de círculo, rodeando mi cuerpo.
Lily Evans, James Potter, Remus Lupin, Sirius Black y Lisseth Scamander estaban frente a mí.
—Ya casi lo logras —Dijo la bruja de cabellera rojiza—.
—Estamos tan orgullosos de ti —Continuó el otro azabache con una sonrisa—.
—Ustedes...
—Nunca te hemos dejado solo... Siempre hemos cuidado de ti.
Moví mi cuerpo para quedar frente a la otra pareja.
—¿Duele? ¿Duele morir?
—Es cómo quedarse dormido —Intentó tranquilizarme la rubia—.
—No te preocupes —Continuó el hombre de ojos grises—, no sentirás dolor.
Ambos sonrieron dándome confianza.
—Remus... Lo lamento tanto... Tu hijo...
—Alguien tendrá que decirle que fue lo mejor para su futuro —El castaño sonrió—. Tonks y yo siempre cuidaremos de él...
Además, sabrá que sus padres murieron como verdaderos héroes, y jamás se sentirá decepcionado.
Suspiré con mucho miedo.
—¿Se... Se quedarán junto a mí?
—Harry —Interrumpió Lisseth con cariño—, nosotros siempre estaremos con ustedes... Aquí.
Sirius y ella estiraron sus manos, señalando mi pecho, más precisamente, el corazón.
—No olvides que te amamos —Expresó mi madre—.
Todos asintieron, procurando que yo continuara.
—Los veré pronto —Fue lo último que dije—.
Cerré mis ojos, para próximamente dejar caer la piedra al suelo.
Volví a caminar entre las penumbras del bosque, pero ahora con mucha más seguridad.
Escuché la voz irritada de Bellatrix, pero fue Hagrid quien les alertó de mi llegada.
—¡Vete Harry, huye!
El semi gigante estaba atado a un enorme árbol, sin embargo, logró gritar y generar un leve movimiento.
En ese mismo instante, sentí su mirada.
—Harry Potter...
Su boca arrastraba cada maldita palabra.
—El niño que vivió... Vino a morir.
Estiré ambas manos, dejándole en claro que no le tenía miedo.
Ni a él, ni a la muerte.
Ví cómo tomaba la varita de Sauco, aquella que reconocí en mis sueños, y me apuntaba sin remordimiento.
—Avada Kedavra —Fue lo último que escuché de la boca de Voldemort, mientras un rayo verde impactaba en mi pecho.
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Narrador omnisciente:
La noticia de la supuesta muerte de Harry fue... Digamos dramática.
Lord Voldemort estaba convencido de que había ganado.
Tanto así que se atrevió a llevar el cuerpo de Harry al Gran comedor, para que todos vieran su triunfo.
Demostrar que él había ganado.
Hagrid fue el encargado de llevar el cuerpo del muchacho.
No podía creerlo aún...
Parecía como si fue ayer cuando tomó al bebé de aquellas ruinas en el Valle de Godric... Cómo si fuera ayer cuando vió su sonrisa al ver Hogwarts por primera vez...
Lo que muchos no creyeron, fue la reacción de Neville.
El chico Longbottom demostró lo que realmente significaba pertenecer a la casa Griffyndor.
Valentía, Lealtad, y Sorpresa.
Amenazó a Voldemort frente a todos sus secuaces, y estaba dispuesto a luchar contra él, al igual que todos los presentes.
Y justo en el momento cuando saca la espada de Gryffindor del Sombrero Seleccionador, Harry cae de los brazos del semigigante.
Narcisa Malfoy había traicionado a Voldemort, por amor a su hijo.
Ginny Weasley se armó de coraje nuevamente, por amor a sus hermanos.
Neville Longbottom empuñó la espada con mucha fuerza y determinación, por amor a sus padres.
Y un nuevo duelo dió por iniciado.
Las maldiciones caían de un lado al otro, sin importar mucho de que bando se tratase.
El coraje de los estudiantes y profesores era mayor que la osadía de los mortífagos.
Pues, mientras algunos mortífagos huían de la guerra que "ellos habían perdido", los estudiantes luchaban.
Estaban vengando a aquellos que murieron en su honor.
—¡Vuelvan! —Gritaba Bellatrix irritada—. ¡Inútiles!
Y mientras ellos huían, Harry Potter y Lord Voldemort luchaban por sobrevivir.
Sólo 1 podía quedarse... Y sería quien decida el futuro del mundo mágico.
En el fondo, los profesores sentían una inmensa decepción.
Ver a aquellos que una vez fueron sus alumnos... Ahora eran asesinos.
La profesora Mcgonagall aún recordaba al matrimonio Black, y se convirtió en un motivo más para luchar.
Recordó aquellas bromas del viejo grupo durante sus años de estudios, los disparates que decían James y Sirius en sus clases, los constantes quejidos de Lisseth porque Sirius la molestaba, las salidas nocturnas que se suponían que sus alumnos ocultaban bien ...
Odiaba recordar todo.
Minerva luchó con mucho coraje por sus alumnos favoritos.
Por la Lily Evans, por James Potter: las primeras víctimas de aquella fatal guerra.
Por Sirius Black, por Lisseth Scamander: aquellos que lo perdieron todo, pero que siempre apoyaron en todo a su ahijado.
Por Remus Lupin, su excepcional alumno, quién no sólo tuvo que lidiar con la muerte y encarcelamiento de sus mejores amigos, sino además, ya no podría vivir con su hijo.
...
—¡Malditas mocosas! —Apuntó Bellatrix a Ginny, Hermione y Luna, quienes le estaban dando guerra—.
Por un segundo la pelirroja menor logró esquivar el maleficio.
Ginny Weasley intentó seguir atacando, ya no tenía miedo, pero fué Molly quien se interpuso en su camino.
—A mi hija no... Perra.
Bellatrix sólo se burló ante ese comentario.
—¿Encerio crees que una ... Ama de casa —Soltó esas palabras con odio— puede contra mí?
Molly no se sintió para nada ofendida.
—Ni siquiera lo hizo mi sobrina, que era aurora —Volvió a reír—, ni siquiera lo hizo la Scamander menor, que también fue aurora...
Molly ni siquiera sé inmutó y empezó a atacarla.
Los que se encontraban en aquel salón no sabían siquiera a dónde mirar.
Si la lucha entre Harry y Voldemort, o a Molly y Bellatrix.
Ellos eran los únicos que seguían luchando.
—¡Atrás! —Gritaba Molly después de esquivar las maldiciones, debido a que algunos estudiantes querían intervenir y ayudarla—.
Bellatrix sólo amenazaba y reía.
—¿Qué se siente perder a dos de tus hijos? —Sonrío bruscamente, empezando así un juego de palabras que ella aseguraba que la llevaría a la victoria—. ¡Ya sé! ¡Puedes preguntarle a mi primo y su esposa!
Pero Bella no logró continuar su burla.
Molly había lanzado un hechizo con mucha ira, el cuál dió directamente en su pecho.
El cuerpo de la mejor secuaz de Voldemort se contrajo, cómo si todo el aire que lo contenía había desaparecido.
Abrió mucho los ojos, aún sabiendo lo que había sucedido.
Molly volvió a atacar, y ésta vez, el cuerpo de Bellatrix Black se hizo cenizas.
Voldemort había visto todo, y gritó con mucha furia.
Mcgonagall, Slughorn y Kingsley apuntaron al señor tenebroso tratando de ayudar a Harry, pero él lo esquivó.
Estaba cansado... Y decepcionado.
Así que apuntó su varita a la matriarca de los Weasley, listo para vengar la muerte de su mejor vasallo.
Pero Harry logró reaccionar a tiempo.
—Protego.
Una especie de burbuja rodeó ambos cuerpos, dejando sólo en combate a ellos dos.
Harry estaba agotado, estaba harto.
No quería ver otra víctima más...
No lo soportaría.
Todos los miraron en señal de asombro, y Harry pidió que nadie interviniera.
Ambos se miraban frenéticamente, como si fueran dos leones en caza...
Porque realmente se detestaban.
—Yo provoqué la muerte de Dumbledore —Soltó Voldemort sin dejar de mirar al muchacho—. ¿Quién se atrevería a creer que no haría lo mismo contigo?
—Te equivocas, la muerte de Albus Dumbledore fue totalmente planeada.
La multitud observadora se agitó mientras cientos de personas alrededor de las paredes respiraban como uno solo.
—¡No me digas! —Sonrió irónicamente—, su cuerpo se pudre bajo el suelo, en una tumba... Bajó los terrenos de Hogwarts, y jamás volverá.
Harry ladeó un poco su cabeza.
—Tienes razón en casi todo...Tom. Menos en su hecho de muerte.
Él mismo decidió su propia muerte...
Lo planeó durante meses...
¡Y adivina qué! —Harry estaba dispuesto a participar en el mismo juego—, tu más "leal sirviente" intervino en ese plan.
—Tonterías de un patético niño que siente miedo.
Harry siguió caminando, pero sin despegar sus ojos del hombre frente a él.
—Severus Snape nunca te perteneció.
Todos los presentes soltaron un grito de asombro.
—Él le era fiel al bando de Dumbledore desde el momento en que comenzaste a perseguir a Lily Evans.
El rostro del otro mago pareció curioso.
—Eso es algo que no puedes entender, Tom.
Voldemort empuñó su varita con más fuerza, pues nadie tenía permiso para llamarlo de esa manera
—¿Alguna vez había visto a Snape lanzar un Patronus?
Voldemort no respondió.
—El patronus de Snape era una cierva, igual que el de mi madre, porque la amó durante casi toda su vida... Desde que eran unos niños.
Dime, Voldemort —Arrastró su nombre con asco—. ¿Acaso Snape te pidió que le perdonaras la vida a Lily Evans?
Voldemort se burló diciendo que Snape solo la había deseado, y que cuando ella se fue, aceptó que había otras mujeres, y de sangre más pura, muchas mujeres dignas de él.
Harry dijo que, por supuesto, Snape le habría dicho eso a Voldemort, pero que en realidad Snape era el espía de Dumbledore desde el momento en que Lily fue amenazada. Que había estado trabajando contra Voldemort desde entonces, y que Dumbledore ya se estaba muriendo cuando Snape puso fin a su vida.
Los espectadores no podían creer todo lo que salía de la boca del joven Potter...
Porque quizás no todo tenía sentido para ellos.
Pero Harry lo entendía todo.
—Tu varita... La varita de Sauco... No te pertenece —Volvió a contraatacar el muchacho—.
—¿Con qué cuento vienes ahora? —Se burló Voldemort—. Yo maté a Snape, quién había matado a Dumbledore en la torre de astronomía.
—Sí y no —Harry miró por el rabillo del ojo cómo todos miraban atontados la escena—. De hecho, la varita perteneció a Draco Malfoy.
—¿Draco? —Susurraban todos atontados—.
—Él fue quien desarmó a Dumbledore y que ganó la lealtad de la varita poco antes de que Snape lo matara —El rostro de Voldemort reveló una momentánea sorpresa, pero luego desapareció—. Yo lo ví.
—Eso no importa, incluso si tuvieras razón.
Harry ya no tenía la varita de fénix, por lo que retaba al mago a batirse en duelo solo con su habilidad y poca experiencia.
—No te preocupes por Draco, yo mismo me encargaré de él... Luego de matarte.
—Muy tarde.
—¿¡Pero qué dices!? —Se rió—.
—Vencí a Draco hace dos semanas atrás... Lo desarmé en su propia casa —Harry movió su varita un poco—. Todo se reduciría a esto...
Ya fuera que si la Varita de Saúco supiera que su último amo fue desarmado, porque si lo hacía, eso significa que yo soy el verdadero amo de la Varita de Saúco.
Nadie se había percatado de que la Serpiente estaba a punto de entrar en acción.
Nagini estaba dispuesta a matar, mientras todos seguían mirando a los magos.
Neville fue el único en darse cuenta de la posición de la serpiente, así que sacó de su interior un objeto de plata con rubíes incrustados en la empuñadura... y de un solo tajo degolló a la serpiente con la espada de Godric.
De repente un resplandor rojo y dorado irrumpió por el techo encantado del Gran Comedor, al mismo tiempo que una porción del deslumbrante disco solar aparecía sobre el alféizar de la ventana más cercana.
La cabeza de Nagini salió despedida hacia arriba, girando sobre sí misma, reluciente a la poca luz que llegaba del vestíbulo.
Voldemort abrió la boca para dar un grito de cólera que nadie pudo oír, y el cuerpo de la serpiente cayó a los pies de Neville con un ruido sordo.
La luz les dio en la cara a los dos a la vez, y de pronto la de Voldemort se convirtió en una mancha llameante.
El odio estaba en sus ojos...
Ya había perdido demasiado tiempo.
—Avada Kedavra —Gritó Voldemort con furia, apuntando al muchacho—.
—Expelliarmus —Se defendió Harry a tiempo con el primer hechizo que le pasó por la mente, apuntando así con la varita de Draco Malfoy—.
El estallido retumbó como un cañonazo, y llamas doradas surgieron entre ambos contendientes en el mismo centro del círculo que habían formado, marcando el punto de colisión de los hechizos.
Ambos rayos, verde y rojo respectivamente, se unieron formando una línea de penetrantes luces.
Harry vio cómo el chorro verde lanzado por Voldemort retrocedía, y chocaba contra su propio hechizo.
Acto seguido, vio cómo la Varita de Saúco saltaba por los aires, dando vueltas en el aire mientras retornaba hacia su dueño.
Su verdadero dueño.
Harry atrapó la varita con su mano libre, al mismo tiempo que Voldemort caía hacia atrás.
Lentamente, el cuerpo del enemigo se volvía una especie de polvo, y su rostro era de frustración total.
Las expresiones de todos eran incontables, unos estaban alegres, otros mostraban paz, y otros, simplemente lloraron.
Al fin y al cabo, todas sus pesadillas habían acabado al fin.
Aquellos caídos en guerra fueron vengados ese día.
Aquellos inocentes niños pudieron volver a casa con su familia.
Aquellos adultos pudieron sentirse nuevamente seguros.
Y aunque ya nada sería lo mismo, todo había valido la pena.
El enemigo cayó, los traidores huyeron, los héroes tomaron su propio rumbo, y quién escribió su propia historia.
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AHHHHHH
Éste ha sido un capítulo bastante emotivo.
¿Qué les pareció?
Cambié varias cosas y detalles de la trama original por si se dieron cuenta.
1) No quería hacer sufrir más a George, así que preferí que se uniera a su hermano. No me puedo imaginar un mundo sin este grandioso dúo.
2) La batalla ocurrió dentro del Gran Comedor. Y aunque no fue exactamente cómo lo narra el libro original, espero les haya gustado el cambio y los nuevos diálogos.
Capítulo final en la siguiente parte >
Los amo un mundo ❤️
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