28- Mansión Malfoy [1998]

Narrador omnisciente:

Los meses iban pasando, y el tiempo se estaba acabando.

Ningún lugar era seguro para nadie.

Muchas cosas habían pasado durante estos meses.

Empezando con el trío de oro, quienes lograron salir con vida del ministerio.
Pero no todo fue color rosa para ellos, porque Ron Weasley se había separado del grupo por un tiempo.

Muchos corazones dejaron de latir a causa de las maldiciones imperdonables, y otras simplemente por el dolor y las pérdidas.

Edward Tonks había muerto en manos de los "Carroñeros".
Magos se daban caza a aquellos impuros... A aquellos que no merecían la magia.

En honor a su padre, Nymphadora Tonks nombre a su hijo como él... Edward Lupin Tonks.

"Teddy", como solían llamarlo todos, era un niño maravilloso.
Los temores del licántropo Remus Lupin huyeron cuando vió al pequeño niño entre sus brazos.
A diferencia de lo que imaginaba, no resultó ser un hombre lobo... Sinó un Metamorfomago, al igual que su madre.
Su color de cabello característico era un azul intenso... Y eso era algo que hacía reír al padre primerizo.

Sirius y Lisseth trataron de alejarse de muchas personas, con el fin de evitar algún daño colateral.
Pospusieron una cena con la familia Scamander debido al avistamiento de Harry en Hodsmade, lo que significaba una cosa... Que irían tras ellos a toda costa.

Pero al ser una aurora entrenada, Lisseth pudo sacar un tiempo para visitar a la nueva familia Lupin—Tonks sin ser vistos.
Su sonrisa al ver al pequeño niño nunca dejó su rostro, sobre todo cuando el pequeño hipó entre sus hombros, y su cabello cambió de azul intenso a morado.

Todo esto significaba una cosa...
Las palabras de Harry Potter hicieron efecto sobre el licántropo, quién después de dos semanas de lo ocurrido acabó yendo a la casa Tonks para quedarse junto a su esposa.

Aunque no todo estaba saliendo bien.

El nombre de Quién-ustedes-saben era un tabú.
Todo aquel que dijera su nombre sería localizado inmediatamente por mortífagos.

Ésta era una herramienta que ellos pidieron aprovechar al máximo para sus torturas y capturas.

Por ello, Harry, Ron, Hermione, Luna, Olivander, y Dobby estaban encerrados en una celda de la Mansión Malfoy.

Bellatrix Lestrange no soportaba las ganas inmensas de empezar a torturarlos, pero debía esperar las órdenes de su amo.

Por otro lado, el joven Draco Malfoy deseaba con todas sus fuerzas salir de allí... Huir.

Hermione había hechizado a Harry mucho antes de que los atraparan los carroñeros, logrando así cambiar varios aspectos de su rostro.

Y a diferencia de lo que todos creyeron, cuando Bellatrix le preguntó a Draco si "ese era Harry", él lo negó.

Fue un intento vago por querer enmendar sus errores.

Colagusano abrió la puerta de la celda, ganado gritos de parte de los presentes, pero solo fue por un propósito...
Llevarse a Hermione.

La piel de los muchachos se erizó cuando escucharon unos gritos que provenían de más arriba.

—¡Hermione! —Gritó el joven Ronald Weasley con mucha preocupación—.

La chica no dejaba de gritar y llorar.

Y es que Bellatrix le estaba dejando una marca...
"Sangre Sucia" era escrito en su antebrazo izquierdo, dejando una clara cicatriz que perduraría por siempre.

Bella reía ante un recuerdo...
Aquel año dónde había torturado a Lisseth Scamander, dejando un "Traidora" en su antebrazo.

Aunque eso tuvo un "mejor resultado", pues del miedo y dolor, ella había roto fuente.
Bellatrix era la culpable de la muerte de los hijos de su primo Sirius, desde el collar maldito, hasta la tortura de una joven rubia.

Y mientras ella reía a carcajadas fuertes, Hermione iba perdiendo la noción.

En un acto de querer salvar a su amiga, Harry y Ron hicieron demasiado escándalo.

—¡Anda a ver qué ocurre, Colagusano! —Ordenó Lucius—.

—Iré enseguida... —Respondió el otro, haciendo una leve reverencia antes de irse—.

Peter Pettigrew aborrecía su papel de lacayo, pero éste se lo había buscado.

Bajando unas escaleras, los ruidos se hacían más y más fuertes.

—¿Qué ocurre? —Dijo de mala gana—.

—Es Luna... Hay que ayudarla... Necesito mi varita...

—¡Oh, no, Harry! —Se burló—. Conozco muy bien tus movimientos...

Pero Pettigrew no completó su frase, pues Ron se había abalanzado sobre él.

Peter aprovechó su tamaño y tumbó al muchacho, pero Harry también se abalanzó sin lograr nada.

—Suéltame... —Pedía mientras Pettigrew lo tomaba por el cuello—.

—No...

La mente de Pettigrew dudaba.

—Me debes una... ¿Lo recuerdas? —Le recordó el joven Harry—. Te salvé de una muerte segura a manos de Sirius y Lisseth en la casa de los gritos...

—Maldita sea...

Colagusano soltó al azabache, después de todo, él lo había prometido... Le debía una... Y su pago ya estaba realizado.

Inclusive, antes de hacer o decir algo, la mano hecha por Voldemort empezó a ahorcarlo a sí mismo.
Aquella mano metálica que tanto deseó al perder la suya pareció cobrar su propia voluntad.
Colagusano era ahorcado por si mismo.

A Harry le entró un sentimiento de culpa, pero no pudo hacer nada.
Prefirió dejarlo allí, y salir corriendo hacia arriba, siguiendo un leve plan hecho en cuestión de minutos.

—Dobby, llévalos a salvo.

Junto a Ron, ambos subieron a enfrentar a cualquiera que estuviera allí.
No les importaba quién estuviera, sólo querían salvar a su amiga.

—¡Basta... Por favor...! —Gemía la chica entre lágrimas—.

—¡Maldita sangre sucia! —Bellatrix dejó de lado su varita por un momento para darle una cachetada—. ¡Quién te crees para darme órdenes!

Expeliarmus —Apuntó Harry a la mortífaga—.

La varita salió volando, y ella se levantó del suelo.

Narcisa empuñó su varita, seguida de Lucius y Draco.

En el suelo yacía sangre, y eso causó que la piel de Ronald se erizara.

—¡Malditos! —Chilló la mujer—.

—¿Dónde está tu amo? —Harry la desafiaba—. No creo que le guste saber que has dejado marchar a sus prisioneros.

Y aunque su voz salió con mucha determinación, el chico tenía miedo.

Hermione se retorcía en el suelo, y fue Ron quién se atrevió a socorrerla.

Lo siguiente pareció venir en cámara lenta.

Dobby estaba sobre el enorme candelabro que yacía sobre Bellatrix.
Con un leve chasquido, todos fueron desarmados.

Harry aprovechó la oportunidad y también desarmó a Draco.

—¡Maldito elfo! —Gritó la pelinegra—. ¡Cómo te atreves a atacar a tus amos!

Y las palabras que tanto anheló el elfo por decir, por fin serían dichas delante de esa familia.

—Dobby es un elfo libre.

Con otro chasquido el candelabro cayó, pero Bellatrix lo había esquivado justo a tiempo.

Harry corrió junto a sus amigos, y Dobby había aparecido junto a ellos.

El elfo trató de seguir el plan, sacarlos a todos sanos y salvos para llevarlos a un nuevo refugio.

Pero sus planes tomarían un leve cambio.

Al no tener sus varitas, Bellatrix tomó una daga escondida entre su capa y la lanzó al remolino que se había formado delante de ella.

Su pulso estaba elevado, y con todas sus fuerzas deseo que el objeto filoso diera en Harry.

Pero fue Dobby quien recibió el impacto.

Bella gritó.
No sólo por frustración, sino porque le esperaba un castigo...
Había dejado ir a Harry Potter, y El Señor Tenebroso estaba a punto de llegar a la mansión.

...

Ninguno reconoció el lugar donde habían llegado.

Ron tomó a Hermione para ayudarla a llegar a la orilla de la playa.

Harry, en cambio, volteo con una sonrisa a Dobby, la cuál fue reemplazada por una desesperada expresión.

—Dobby...

—Harry Potter...

—¡No, no! —Tomó al elfo en sus brazos—. ¡Ayuda! —Empezó a gritar—. ¡Ayuda!

Pero no había nadie más en ese lugar, salvo una casa a unos escasos 5 metros.

—¡Hermione! —Harry miró a su amiga con la esperanza de que tuviera alguna poción entre su cartera—.

—No... No se puede...

Y eso partió nuevamente el corazón de Harry.

—Dobby... Te pedí que no salvaras mi vida... ¿Lo recuerdas?

—Dobby ha hecho nuevos amigos —Fue lo que respondió el elfo—. Dobby salvó a su amigo...

—No...

—Dobby salvó a su amigo... Salvó a Harry Potter.

Dobby murió en brazos del azabache, mientras éste lloraba.

Por el peso cayó de rodillas en la orilla de la playa, y a lo lejos vió la silueta de Luna.

Otra muerte colateral había sucedido, y Harry estaba dispuesto a vengarla.

El odio no era muy frecuente en él, pero algo había cambiado.

Sus pensamientos lo condujeron a salir de ese lugar y encontrar los horrocruxes. 

Debía acabar sí o sí con esta guerra.

Pero antes, daría sepultura a su amigo... Al elfo que salvó su vida dos veces... Aunque en ninguna ocasión lo había pedido.

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