20- Inocencia y recuerdos [1996]
Lisseth Scamander:
Seguía sin creerlo aún.
Mi esposo estaba a mi lado... Me abrazaba.
Mi cabeza en su hombro...
Las lágrimas en mis ojos...
Era una mezcla de impotencia y dolor.
Porque pude salvar a Peter... Pero siquiera había tomado mi varita cuando Bellatrix le dió en el pecho con ese hechizo.
Protegió a mi esposo...
Me cuidó.
Nymphadora lloraba en los brazos de Remus, él intentaba consolarla, pero era imposible.
Había perdido a alguien especial para ella. Alguien que fue como su segundo padre... A su padrino.
Los mortífagos presentes en la sala estaban atados a una especie de liana invisible.
Según Moddy, Dumbledore la hizo mientras yo caí inconsciente por uno de los hechizos de Mulciber.
—Ni siquiera lo intente, señor Malfoy —Amenazó Ojoloco cuando el mortífago intentó moverse—.
De repente, unos pasos se escucharon en la entrada.
—Kingsley, debes irte —Susurré—.
El moreno asintió, porque nadie debía verlo allí, eso levantaría sospechas dentro del ministerio, sobre todo porque lo necesitábamos dentro del grupo del ministro.
Los mortífagos no podían contarlo... Era un secreto que estaba bajo un hechizo de protección.
—Manos en alto, y varitas en el suelo.
Una voz gruesa se tomó el lugar.
Cómo acto de reflejo, mi esposo y yo tomamos nuestras varitas listos para atacar.
No volveremos a Azkaban.
Remus hizo lo mismo, sin dejar de lado a Tonks.
Ojoloco imitó la acción.
Un hombre alto y pelirrojo llegó a nuestro frente.
¿Percy?
—Weasley, no queremos otra guerra —Opinó Ojoloco—. Así que apartate si no quieres salir herido.
El chico intentó moverse, pero levanté mi varita con mucha más firmeza.
—Lisseth Arabella Scamander y Sirius Orión Black, acusados de traición a los Potter y conspiración con el-que-no-debe-ser-nombrado, por órdenes del ministerio de magia británico, quedan absueltos de todos sus cargos.
Algunos de los presentes se acercaron a los mortífagos.
Li... Libres...
—Ustedes serán llevados a Azkaban, acusados de apoyar a quién-ustedes-saben, además de que algunos escaparon hace unos meses de nuestras fortalezas.
Mientras veía cómo se los llevaban, mi mente sé sintió más tranquila.
—Somos... ¿Somos libres? —Miré con una sonrisa a Sirius—.
—De todo cargo.
—Estás... ¿No estoy soñando verdad?
—Esta vez, es un sueño hecho realidad.
Él tomó mi cintura y me dió una vuelta en el aire.
Envolví mis brazos en su cuello apenas toqué el suelo, y no paré de sonreír.
—Tengo... Quiero...
—Aún tenemos tiempo —Me sonrió—, y mucho.
Lo abracé nuevamente, y luego corrí hacia Lunático.
Abrió sus brazos y los envolvió en mi cintura.
—Remus... Lunático... Soy libre... Somos libres.
—Ahora si podremos ir a beber y emborrachar a Canuto.
Volví a reír y sequé mis lágrimas de emoción.
No podía creerlo.
—Tonks... Yo...
—No tienes la culpa.
—Si la tengo... Yo debí...
—No te culpes... —Me interrumpió—, después de todo...Fue su decisión... Nosotras no pudimos hacer nada...
Sin embargo, su voz también denotaba culpa.
Observé a mi costado a Ojoloco.
—Me imagino que volverás a ser aurora.
—No Alastor... Quiero disfrutar mi vida... Los años que perdí.
Me acerqué a él.
—Pero estaré de vuelta en las misiones de la orden.
Eso lo había susurrado solo para ambos.
—¡Lisseth!
Esa voz...
Merlín...
—¡Lisseth!
Volteo mi cuerpo cómo si fuera en cámara lenta.
Y ahí está él...
O mejor dicho... Ambos.
—¡Papá!
Corrí hacia él para abrazarlo.
Volvía a verlo luego de muchos años.
Se había alejado de la prensa para vivir en paz con mi madre.
Newt Scamander estaba de vuelta.
—Mi pequeña...
—Lo siento tanto... —Dije en su hombro mientras volvía a llorar—, perdóname...
—No llores mi pequeña.
No quería salir de sus brazos.
Y aunque los años ya le estaban pasando factura, seguía igual de tímido.
—¿Y para tu hermano no hay abrazo? —Se indignó—. Claro, como ya está casada...
—Cierra la boca, Ro.
Me alejé lentamente de mi padre para quedar frente a mi hermano.
—Sigues igual de enana.
Me limité a abrazarlo también.
Extrañé a este cabeza dura como no tiene idea.
Sus bromas, sus cuidados... Sus consejos.
—Nunca vuelvas a dejarme sólo —Susurró en mi oído—.
Al separarnos, tomó con sus manos mi rostro, y lo detalló con su mirada.
—Yo...
—Jamás desconfiamos de ti.
Sabíamos que eran inocentes.
Volví a secar mis lágrimas.
¿De verdad lo habían hecho?... ¿Por nosotros?
—Hey, Black —Llamó a mi esposo, interrumpiendo mis pensamientos —. Gracias.
—¿Por qué? —Preguntó Sirius al llegar a nuestro lado—.
—Porque a pesar de todo lo ocurrido, nunca se separaron —Suspiró—, nunca la dejaste sola.
—Jamás lo haría.
—Ven acá.
Robert nos unió a todos en un abrazo.
Los extrañaba.
Papá... Hermano... Y mi esposo.
Faltaba mi madre, pero quizás haya tenido un problema antes de venir...
O eso quiero pensar yo.
...
Logramos hacer un papeleo en el ministerio, dónde oficialmente detallaba que éramos inocentes.
Me despedí de mi hermano y mi padre, prometiéndoles que iríamos a casa luego.
Tenía tantas ganas de conocer a mi sobrino.
—¿Lista para volver? —Sirius tomó mi mano—.
—Lo estuve pensando...
—¿Qué cosa?
—Quiero volver a nuestra casa...
—Allí vamos.
—No Sirius —Lo detuve—. No quiero a ir allí de nuevo... Quiero volver a... Nuestro verdadero hogar...
—¿Estás segura? —Me evaluó con la mirada—.
Sabía que sí volveríamos allí, los recuerdos serían más fuertes.
Pero él olvidaba algo...
Son los recuerdos los que nos ayudan a mejorar cada día.
—Es hora de desempolvar los recuerdos... Para construir un futuro a partir de ellos.
__________________
Fue un poco duro volver a nuestro antiguo hogar.
Desde el primer paso que dimos al llegar, se sentía distinto.
Lo primero que vimos al llegar fueron los pequeños guantes que había comprado para Leo... Aunque en ese entonces no sabía que en mi vientre cargaba a dos mellizos, una niña y un niño...
Imaginé sus aromas... Sus risas y sus llantos...
Pero otro de los golpes más duros fue ver la bufanda de James en una de las sillas cercanas a lo que una vez fue su habitación.
Nunca me atreví a entrar a ella, y jamás lo haría... Porque pensaba que era una falta de respeto a su memoria.
Ví unas marcas de cuernos... O ese maldito... Recordé entre risas cuando entró borracho en su forma animaga a la habitación de Remus.
Una semana había pasado desde la "batalla del ministerio".
Así lo llamaban en el diario "El Profeta".
En cuanto a Harry...
Ni yo entendía lo que ocurría.
Habíamos hablado con Dumbledore para que lo dejase quedarse con nosotros.
Lo sorprendente no fue su respuesta, sino la de Harry.
Dijo algo sobre "La magia de Lily que lo había salvado, y que lo seguía protegiendo mientras viviera en casa de los Dursley".
Lily... Inclusive... Después de mucho tiempo... Sigues cuidando de tu hijo.
________________________
[1996]
—¡Canuto!
A un lado de la casa, Sirius estaba acostado en el mueble.
—No te presiones Liss —Dijo con voz ronca—, el chico vendrá en la tarde.
—¡Por eso! —Levanté mis manos en señal de reclamo—, la casa no debe estar tan desordenada.
—No lo está.
—¿Y eso que es, entonces?
Señalé a su lado, dónde estaba depositado algunos de sus abrigos.
—Se limpiará solo.
—SIRIUS BLACK...
—Ya mujer... No te enojes.
A medida que rodó sus ojos, empezó a ayudarme.
Las noticias en estos últimos meses no eran muy alentadoras.
El mundo Muggle ha sufrido algunos percances, asegurando que el Puente de Brookdale se cayó por una mala obra, y que hubo un huracán en West Country.
Pero la realidad era otra.
Los mortífagos eran los causantes de todo esos daños.
Aunque habían rumores sobre que en el "huracán", participaron gigantes.
Y al salirse de las manos del ministerio, hubo un cambio.
El nuevo ministro de Magia era Rufus Scrimgeour, suplantando a Fudge.
¿Qué podría ser peor?
...
Ya eran las 6 de la tarde, y Harry estaría a punto de llegar.
Pasaríamos un día juntos, y luego iríamos a la madriguera.
—¿Todo listo?
—Perfectamente —Dijo Sirius tomando algunos galeones—.
—¿Cómo me veo?
—Como para comerte.
—¡Sirius! Me vas a hacer sonrojar.
—Piénsalo, ya no te pondrías rubor.
—Cierra la boca.
Justo cuando intentó caminar hacia mí, la puerta suena.
—Yo voy.
Sirius ni siquiera esperó a que yo hablara, me ganó la palabra y salió corriendo.
Y justo cuando abría la puerta, yo lo quito del camino.
—Hola, Harry.
El chico caminó hacia mí y me abrazó.
—¿Listo para pasar el mejor día de tu vida?
—Ya lo creo.
Harry miró a mi costado, dónde se encontraba Sirius levantándose del suelo.
—Sirius... ¿Qué te pasó?
—¿A mí? —Dijo acomodando su cabello y traje— ¡Ah! el suelo quería un abrazo, y yo quise darle uno.
Yo me limité a soltar una carcajada mientras mi esposo abrazaba a nuestro ahijado.
—Serás la próxima en caer —Leí en sus labios—.
—Ya veremos —Le respondí de la misma forma—.
—Bueno —Dijo Sirius separándose de Harry—, éste es nuestro hogar. Cuando desees, puedes venir —Sonrió—, hay 8 habitaciones, 4 están ocupadas, así que puedes traer a tus amigos cuando quieras.
—No es necesario —Respondió Harry amablemente—.
Tomé las llaves de la casa, pero antes de salir, Harry habló.
—Vivían juntos, ¿No es cierto?
—Claramente —Respondió mi esposo mostrándole una foto de los 4—. Esta foto es de cuando recién nos mudamos.
Me acerqué a ellos para mirar la fotografía.
En ella estábamos Lunático, Canuto, Cornamenta y yo.
Sirius parecía saltar con James, con la intención de tumbarnos, mientras que yo aparecía riendo en los brazos de Remus.
Harry sonrió al ver que todos caímos al suelo.
—¿Qué es eso? —Señaló una pared—.
—Un cier...
Le pegué un manotazo a Sirius antes de que hablara.
Aunque en el fondo, sabía que no iba a hacer caer mal a su mejor amigo.
—Fue un accidente... Tu padre se transformó en ciervo...
—Y yo lo seguía...
—Pero llegó Lily...
—Él se asustó muchísimo...
—Y Canuto siguió corriendo, lo empujó y ambos golpearon esa pared.
El 75% de nuestro relato era real.
Pero no iba a contarle los demás detalles.
—Vamos, se nos hace tarde.
—¿A dónde vamos? —Preguntó—.
—A donde quieras ir.
—Pues... No lo sé...
—Vallamos a un bar...
—¡Sirius!
—Dime —Respondió inocentemente—.
—Es un niño.
—Nosotros también lo éramos.
—Cierra la boca.
Harry reía por lo bajo.
—Pero fuera de bromas, ¿Tienes algún lugar en específico?
—No... Nunca he salido...
—Pues iremos a recorrer la ciudad —Sonreí ante las palabras de Canuto—.
—Es un hecho.
Los tres cerramos la puerta y juntos caminamos por las calles de Londres.
Faltaba poco para que Harry volviera a Hogwarts, y queríamos que la pasara genial en sus vacaciones.
Cenamos una comida muggle llamada "Pizza".
Lo mejor fue que los tres hicimos una competencia.
Y aunque todos terminamos con dolor de estómago, lo mejor fue la reacción del encargado cuando le pedimos 3 cajas familiares.
Aproveché cada momento con ellos, enmarcando cada escena en un hermoso recuerdo.
Pero no podían faltar las fotos.
—Debe quedar grabado como el día en que Harry Potter visitó un bar.
Canuto soltó esa frase mientras un muggle nos tomó una foto.
Y aunque en esta no se moviera, pronto lo arreglaría.
La magia hace milagros.
Hubo una foto que de seguro la haría un cuadro.
Sirius y Harry aparecían peleando, mientras yo le golpeaba a ambos.
Ni siquiera sé en qué momento fue tomada, pero se había convertido en mi favorita.
—Ven —Jalé al chico para llevarlo a bailar—.
—No creo...
—¡Vamos los tres! —Gritó Canuto, ganándose la mirada de todos los presentes.—
La música estaba alta, y ambos la conocíamos.
-If you're a lover, you should know
The lonely moments just get lonelier
Harry se negaba a bailar.
—No me digas que no sabes bailar
—Le dije—.
Y para mí sorpresa, el chico bajó la mirada.
Recordé a James, él tampoco sabía.
—Pues tienes suerte, soy la mejor maestra —Sonreí llevándolo al centro—.
—Ahora que lo recuerdo, Hermione me mencionó del baile de navidad.
—Si, pero no es lo mismo.
—Claro que sí —Dije—, sólo déjate llevar por el ritmo y tus emociones.
- I don't want to be afraid, the deeper that I go
It takes my breath away, soft hearts, electric souls.
Parecía que quería llevarme el ritmo, pero lo dudaba demasiado.
—Cierra tus ojos —Le pedí—, y siente el ritmo de la canción.
Sirius estaba a mi lado, quién también reía por el hecho de que Harry no supiera bailar, sobre todo cuando a Lily le encantaba.
Estaba claro que todo el tiempo no somos iguales a nuestros padres.
- Baby, we built this house on memories —. Empezó a cantar Sirius.
-Take my picture now, shake it till you see it —Le seguí
- And when your fantasies become your legacy —Dijimos a la vez.
- Promise me a place, in your house of memories.
Sonreí cuando Harry cantó ese verso.
—¿Te la sabes?
—Hermione la cantaba a cada rato el año pasado —Sonrió—. Ron y yo nos la aprendimos casi enseguida.
- I think of you from time to time more than I thought I would
You were just too kind and I was too young to know
That's all that really matters, I was a fool.
Habíamos logrado nuestro cometido.
Harry nos tenía confianza.
Por increíble que parezca, dejó de lado por un momento su timidez, y se volvió parte de nosotros.
Ahora, los tres bailamos juntos, sin barreras, sin temores, y sin problemas.
- Baby, we built this house on memories
Take my picture now, shake it till you see it
And when your fantasies become your legacy
Promise me a place in your house of memories
Todo era un coro para nosotros.
Por un momento nos olvidamos de una guerra mágica, para sentirnos cómo lo que una vez soñamos.
En una familia.
Sirius intentó darle un trago a Harry, pero éste hizo una mueca de asco.
—Deshonra —Dramatizó mi esposo—.
—Déjalo —Me dirijo al chico que seguía con la cara de mal gusto—. Ni siquiera yo sé cómo me casé con él.
Logré que soltara una risa.
—Pues valla suerte.
Seguimos bailando y cantando por varias horas, hasta que una nueva melodía se tomó la pista.
Can't help falling in love de Elvis Presley.
—¿Sabes bailar este ritmo?
El chico niega.
—Es sencillo, pones una mano en mi cintura mientras yo pongo la mía en tu hombro... Sabes que, mejor tomemos una foto, los pies de duelen.
Hice señas a Sirius para que tomara la cámara, quería una foto de esto.
El flash de la cámara anunciaba que la foto se había tomado.
Sin embargo, Harry me habló.
—¿No crees que tu vestido es un poco... incómodo?
Yo no podría caminar con algo así, me duelen las costillas de sólo pensarlo.
Aquellas palabras fueron una especie de daga en mi corazón.
James Potter me dijo algo parecido hace muchísimos años, y justamente, fue con esta misma música de fondo.
Así que respondí las mismas palabras que le había dicho a su padre, sin dejar de mostrar una sonrisa.
—No inventes... Harry.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top