19- Batalla en el ministerio [1996]

Narrador omnisciente:

Sin duda alguna éste era el peor año de todos.

Para Harry, fue afrontar que el ministerio no aceptaba el regreso de quien-no-debe-ser-nombrado.

Para el matrimonial Black...
La noticia de que la persona que mató a sus hijos había escapado de Azkaban.

Sí, hablo de Bellatrix Lestrange.

Una fuga masiva de antiguos mortífagos fue tendencia en el mundo mágico, llegando a tal magnitud de avisar al mundo Muggle (claro, obviando datos).

Esto fue un impulso para algunos miembros del Ejército de Dumbledore, y sí, me refiero a Neville Longbottom, quién por culpa de varios mortífagos no pudo disfrutar una infancia feliz con sus padres.

Pero... ¿Todos estaban listos para perder nuevamente?

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Subidos a varios Thestrals, Ron, Hermione, Ginny, Luna y Neville, siguieron a Harry.
¿A dónde?
Al ministerio.

El chico tuvo una visión...
Sirius Black y Lisseth Scamander siendo torturados por el mismísimo Lord Voldemort.

Obvio era una trampa, pero ellos no lo sabían.

Por poco lograron salir ilesos de unos centauros, quienes se llevaron a Umbridge.
Sin contar siquiera al gigante hermano de Hagrid.

—¡El que esté más cerca del teléfono, que marque 6,2,4,4,2! —Ordenó Harry llegando a la cabina por la cuál una vez bajó con el señor Weasley—.

Ron hizo caso, y de la cabina salió una voz.

—Bienvenidos al ministerio de Magia. Por favor, diga su nombre y el motivo de su visita.

—Harry Potter, Ron Weasley, Hermione Granger, Ginny Weasley, Neville Longbottom y Luna Lovegood —Dijo con prisa y miedo—, a menos que el ministerio se nos haya adelantado...

La cabina empezó a bajar, y de ella salieron varias credenciales.

—Vamos.

Todos corrieron a otro lugar, donde tomaron un ascensor.

Todo era raro... No había nadie.

El ascensor hacía bastante ruido, pero Harry respiró cuando la voz femenina dijo "Departamento de Misterios".

El chico se dirigió a la puerta negra.
Tras meses y meses de soñar con ella, por fin estaba a su alcance.

—Escuchen... Quizás... Dos de ustedes deban quedarse... Y así avisar...

—¿Si llega alguien? —Preguntó Ginny cruzando los brazos— ¿Y cómo te avisaremos?... Y si estás a miles de kilómetros...

—Nosotros vamos contigo —Dijo Neville—.

—Si, Harry... Todos iremos contigo —Completó Ron aún con desacierto—.

El chico no protestó, así que abrió la puerta, pero dentro... Había una enorme sala circular.
Estaba oscura, y sólo la iluminaban unas velas con flamas azules.
Algo raro, ya que en sus sueños solo era cuestión de abrir una puerta.
Muchas puertas mostraban diferentes escenas, cosa que mareó a todos.

Una a una fueron abriendo, encontrándose incluso con  "Gusanos Aquavirius" .

Llegaron a una habitación donde había una especie de velo.

—¿Hay alguien ahí?

Aquellos que habían vivido la muerte en carne propia escuchaban algunas voces, y quedaron embobados, al punto de caminar despacio hacia ella.

—¡Cuidado! —Gritó Hermione jalando a su amigo, y luego a Neville y Luna—.

—He oído a alguien susurrar detrás del velo...

—Yo también...

—¡Basta, Harry! —Hermione estaba a punto de golpear a su amigo—. Vinimos por tus padrinos, ¿lo recuerdas?

—¡Lisseth, Sirius! —Reaccionó casi al instante—.

Volvieron a cruzar puertas, una tras otras.

—¡Oh, miren! —Señaló Ginny—.

—No se detengan...

—¡Pues tú te has entretenido un buen rato contemplando ese viejo arco —. Interrumpió a Harry.

Entre protestas, Harry sintió una punzada.
Él estaba cerca.

Abrió una puerta, y encontró lo que hallaba.
Una sala con techo elevado, y muchas esferas de cristal.

—Dijiste que era el pasillo número noventa y siete —Susurró Hermione—.

En grupo buscaron tal pasillo, pero era difícil, porque no sabían a ciencia cierta lo que buscaban.

Después de un rato llegaron al pasillo indicado, pero no había nadie.

—Harry... Me parece que ellos no están aquí.

Harry estaba frustrado.
El azabache no entendía lo que ocurría

—Harry...

Y no tenía tiempo para hablar con Ron.

—Debes ver esto...

—¿Qué ocurre?

—Ésta lleva tu nombre.

El chico se extrañó, y por ello se acercó a la bola.
Había una fecha, de unos diecisiete años atrás...
Y una nota:

"S.P.T. a A.P.W.B.D.
Señor tenebroso
Y (?) Harry Potter"

Con mucho miedo la tomó, pero no ocurrió nada.

Y entonces, a sus espaldas, escucharon una voz.

—Muy bien, Potter...

Aquella voz provocó un escalofrío a todos los presentes.

—Ahora, date la vuelta, muy despacio, y dame la profesía.

Era la voz de Lucius Malfoy.

—¿Dónde están Sirius y Lisseth?

Varios mortífagos llegaron a la escena riendo.

—El señor tenebroso jamás se equivoca.

—No, nunca —Habló otra persona—.

—¡Quiero saber dónde están mis padrinos!

—<<¡Quiero saber dónde están mis padrinos!>> —Se burló la mujer que está a a su izquierda—.

—Sé que los han capturado...

—El bebé se ha despertado asustado, y ha confundido el sueño con la realidad —Dijo la mujer imitando la voz de un niño pequeño—.

—No hagan nada —Murmuró Harry notando tensión en sus amigos—.

—¿Lo han oído? —Se burló la mujer—. Está dándo órdenes a los otros... Cómo si pensaran atacarnos..

—Ah, tu no conoces a Potter cómo yo, Bellatrix —Continuó Lucius—, tiene complejo de Héroe...

—Díganme dónde están...

—Danos la profesía, y...

—¡Sí, claro! Y ustedes nos dejan libres ¿Verdad? —Dijo Harry con ironía—.

Pero eso molestó a la mortifaga.

—¡Accio Prof...!

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—¡NO SE LA DES! —Gritó Neville mientras Bellatrix lo torturaba—.

Un duelo de magia había ocurrió entre todos.
Y parecía que los mortífagos iban a ganar.

—¡CRUCIO!

Los gritos de Neville hicieron que Harry sintiera miedo.
Él lo había arrastrado a este lugar.
Todos sus amigos estaban luchando... Por su culpa.

Y por arrepentimiento, estiró el brazo, tendiendo el objeto cristalino a Lucius Malfoy.

Pero entonces, en la parte más elevada de la sala, se abrieron dos puertas, y varias personas llegaron al lugar.

Una especie de humo blanco inundó el lugar, seguido de un rayo, dejando a su paso a algunos miembros de la orden.

Remus Lupin, Alastor Moddy, Nymphadora Tonks, Kingsley, y finalmente, Sirius Black y Lisseth Scamander.

Malfoy se levantó del suelo, quién había caído a causa de un trueno que cayó a escasos centímetros, pero Tonks ya le había lanzado un hechizo aturdidor.

Los mortífagos estaban distraídos por esas repentinas apariciones, quienes los acribillaban con múltiples hechizos.

Harry vio que Neville se arrastraba por el suelo, esquivó una luz roja y lo buscó.

—¿Estás bien?

—Eso creo...

Un hechizo cayó entre ambos, y una mano tomó por el cuello a Harry.

—¡Dámela!

El hombre le apretaba el cuello con mucha fiereza.
Con los ojos llorosos vio que Sirius se batía en duelo con un mortífago a unos tres metros; Lisseth le lanzaba hechizos a Bellatrix mientras ella reía; Tonks peleaba con Avery...
Pero nadie se percataba que Harry estaba ahogándose.

Sin embargo, Neville tomó un trozo de la varita de su padre (que se había destrozado) y la clavó en el mortífago, logrando que lo soltase.

¡DESMAIUS!

El mortífago cayó, y la máscara salió de su rostro.
Era Mcnair, el verdugo.
Tenía un hijo hinchado e inyectado de sangre.

Moddy se encontraba en el suelo, y su agresor arremetió contra ellos.
Era Dolohov.

—¡Tarantallegra!

Las piernas de Neville empezaron a moverse sin parar.

—¡Accio Prof...!

Dolohov fue empujado por Sirius.

El duelo entre ambos era impresionante.

—¡Petrificus totalus! —Apuntó el joven azabache al mortífago—.

Sus piernas y brazos se juntaron, y el mortífago cayó.

—Bien hecho, James.

James... Lo había llamado James...

—¡Harry, sujeta bien esa profesía, toma a Neville y corre!

Harry intentó huir, pero todo intento resultaba en vano, llegando incluso a que la profesía cayera y se rompiera frente a sus ojos.

Y por muy impresionante que parezca, nadie escuchó nada.

—¡Dumbledore! —Gritó Lisseth al otro lado del lugar.

Efectivamente, el director de Hogwarts había llegado a su rescate.

Pero un golpe dió en la cabeza de la rubia, logrando que quedara inconsciente.

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Lisseth Scamander:

—Liss... Liss... Despierta.

La voz de Parker hace que me levante, sobando mi cabeza.

—Hey, necesito que te calmes.

—Harry...

—El chico está bien.

Miré a mi costado.

Nymphadora estaba en el suelo, y al que igual que Peter, estaba siendo despertada por Ojoloco.

A mi alrededor aún había gente.
Dumbledore había llegado junto a él, y Harry estaba junto a Neville...

Y Sirius peleaba con Bellatrix.

—¡Sirius! —Grité—.

Sin embargo, no me escuchaba.

—¡Vamos, tu puedes hacerlo mejor! —Le gritó a su prima—.

Un asombroso duelo de magia estaba en pleno apogeo.

Sirius Black contra Bellatrix Black.

Parecía que mi esposo ganaría.

Pero un hechizo de la mujer dió de lleno en su pecho.

Mi esposo no había dejado de reír, pero abrió mucho los ojos.

Tenía miedo...

Y yo también.

Mi pecho se comprimió.
Y mi respiración de agitó.

Lo estaba perdiendo...
Y ésta vez, sería para siempre.

Dió la impresión de que Sirius tardaba una eternidad en caer detrás de un maldito velo.

—¡SIRIUS!

Grité hasta quedarme sin voz.

Mis ojos estaban húmedos.

Mi esposo... Sirius Black... Había muerto.

Remus tomó a Harry, que al igual que yo, estaba llorando y gritando.

Intenté correr al velo, con esperanza de verlo nuevamente.

Pero Peter me tomó de brazos.

—¡DÉJAME...!

Lisseth...

—ES MI ESPOSO...

Lisseth...

—¡POR FAVOR...!

El pecho me ardía...
Me estaba quemando viva...
Y no podría soportar estar sola...
No lo iba a aceptar...

Lisseth

Lisseth

Lisseth

...



Un dolor en mi pecho hizo que volviera a levantarme.

La cabeza me daba vueltas.

—Lisseth —Nymphadora me llamaba tocando mi rostro—. ¿Estás bien?

Miré mi alrededor.

—¿Dónde está Sirius?

Fué lo único que pregunté.

Seguí a dónde sus ojos señalaban.

Y ahí estaba él.

Sentí que volvía a respirar.
Todo había sido un sueño.

Mi rostro soltó una sonrisa...
Él estaba bien.

Sin embargo, como siempre, la vida me trataba como la peor desgracia.

A pesar de que Dumbledore estaba aquí, Sirius Black y Bellatrix Lestrange estaban en duelo.

Eran los únicos.

—No, no... Otra vez no.

—¿Qué ocurre?

—Ayúdame —Le pedí a Tonks mientras tendía mi brazo—.

—¡Vamos, tu puedes hacerlo mejor!

Ay no.

Intenté levantarme.
Lo hice.
Pero no tenía mi varita.

—Maldita sea... —Murmuré con desesperación mientras miraba a mi alrededor—.

Lo soñé... Sabía lo que iba a ocurrir.

Y justo cuando Bellatrix conjuraba aquel hechizo, el cuerpo de mi esposo cayó.

Pero no de la forma que lo esperaba...

Lo habían empujado.

—Qué...

Al contrario que mi sueño, Sirius no cayó a través del velo.

Fue Peter Parker.

No sabía cómo reaccionar.

Sirius era mi esposo.

Peter era mi amigo de la juventud.

—¡Peter! —Oí el grito de Tonks—.

Tal cuál en mi sueño, el cuerpo caía muy lentamente detrás del velo.

Tuve la certeza de que volvería.
Quizás Parker saldría del otro lado del velo...
Quizás volveríamos a cantar las canciones de los Beatles...
Quizás él volvería a ver a su ahijada...

Pero todo era falso.

Peter jamás volvió.

Remus, quién era el más cercano a nosotras esta vez, tomó a Tonks por el hombro.

Intentaba consolarla.

Y yo recordé la conversación que tuve con él antes de venir.

* Flashback*

Lo tienes todo... Y nada a la vez.

Lo sé Pett, pero...

¿Pero?

Bellatrix... Rodolfus... Ellos han escapado de Azkaban... Y tengo mucho miedo.

Él limpió las lágrimas que corrían por mi mejilla.

El pasado jamás perdona...

Pett, mató a mis hijos... Y tengo un mal presentimiento.

Hágamos una promesa —Tendió su mano junto a la mía—. Nada, absolutamente nada, va a impedir que seas feliz...

¿A qué te refieres?

A que, pase lo que pase, seguirás adelante.

No tengo ...

Tienes mucho que perder —Continuó—. Tu esposo, tus padres, tu hermano, tu sobrino, tu ahijado...
A mí... En cambio... A mí ya no me queda nada.

Promete que siempre estaremos juntos... Eres mi amigo...

Siempre estaré allí para evitar que caigas.

* Fin del Flashback*

Y sí.
Cumplió su promesa.

Cayó por él... Por mí.

—¡Lisseth! —Gritó Sirius llegando a mi lado—.

—¡SIRIUS!

Abracé a mi esposo con todas las fuerzas que tenía.

Después de todo... Estuve a punto de perderlo.

—No llores... Por favor...

—¿Estás bien? —Pregunté—.

Sin embargo, él no respondió.
Sirius se limitó a tomar con ambas manos mi rostro, y recorrió con su pulgar el camino de mis lágrimas.

—¿Ocurrió algo más que deba saber?

Pero no le iba a contar que lo ví morir en mi sueño.

—Sí... Casi te pierdo.

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Narrador omnisciente:

A pesar de que Sirius no murió, Harry le guardó odio a Bellatrix.

En el intento de persecución, Voldemort había aparecido.

Pero Dumbledore también estaba allí.

Un asombroso duelo de magia estaba concluyendo.

Sin embargo, todo dió vueltas para el joven azabache.

Voldemort había desaparecido de la sala.

Por primera vez, Dumbledore parecía asustado.

Por su parte, Bellatrix sollozaba en el suelo.

Y Fawkes estaba convertido en cría de fénix.

—¡Quédate dónde estás, Harry!

Entonces a Harry le dolió la cicatriz.

Ya no se hallaba en el vestíbulo, sino atrapado en la mente de alguien más.
O más bien, estaba fusionado con otra criatura.

Y cuando ésta intento hablar, lo hizo por la boca del azabache.

—Mátame ahora, Dumbledore...
Si la muerte no es nada, mata al chico.

Que pare este dolor —Pensó Harry—.

El corazón de Harry se llenó de emociones indescriptibles, y entonces el abrazo de la criatura se aflojó.

Harry se encontraba tumbado en el suelo, boca abajo, sin gafas, y tenía mucho frío.

Resonaban voces en mi mente... Muchas...

El suelo reflejaba las llamas verdes que había dejado Bellatrix al desaparecer por una chimenea.

Levantó la vista... Y vió a Cornelius Fudge.

—¡Estaba aquí!

—¡Lo he visto con mis propios ojos!

—Señor Fudge... Le juro que era quien-no-debe-ser-nombrado.

Todos los magos que habían llegado al ministerio de magia estaban asustados.

—Lo sé, Williamson, lo sé... ¡Por las barbas de Merlín! ¡Aquí! ¡En el ministerio!  ¿Cómo es posible? —Exclamaba el ministro de Magia—.

—Si baja al Departamento de Misterios, Cornelius —Sugirió Dumbledore—, encontrará a unos cuantos mortífagos fugados, retenidos en la cámara de la muerte, inmovilizados, que esperan por usted.

—¡Dumbledore! Usted... Yo...

—Cornelius, estoy dispuesto a pelear contra usted y sus hombres... Y volver a ganar... Pero me temo que antes... Debe saber algo.

—Yo... ¿Qué cosa?

—En aquella sala encontrará a dos personas acusadas injustamente de algo que jamás hicieron... Traicionar a los Potter —Dijo tomando a Harry por los hombros—. Sí, Lisseth Scamander y Sirius Black están allí.

—Pero...

—Ellos se han mantenido fielmente a mi lado desde hace varios años —El director dió unos ligeros pasos, y le tendió a Harry sus lentes—. Quedan libres de cualquier acusación en su contra.

—Pueden preguntarle esta vez a los mortífagos... Quizás esta vez sí puedan usar varitaserum, y se libran de encarcelar inocentes...  —Susurró Harry, pero sólo Dumbledore lo había escuchado—.

—Lisseth Scamander... ¿Está aquí...?

Una nueva voz se sumó a los murmullos.

—Así es, señor Robert.
A su hermana le daría mucho gusto volver a verlo.

Un hombre rubio y pecoso caminó lentamente al frente, constatando que en el rostro del Director no hubieran rastros de mentiras.

—Y Cornelius... Hablaremos cuando vuelva.

—¿Cuándo vuelva?

—Debo hablar primero con Harry, pero estaremos en el colegio.

_______________________


N/A:
AHHHHHHHHHHHH

Casi me da un infarto, y sé que a ustedes también.

Me duele mucho matar a Parker...
Yo lo amaba... Lo amo...

Pero era él, o Sirius.
Y no quería dejar sola a mi pequeña Scamander...

Díganme, ¿qué tal les pareció el capítulo?

No olviden votar <3
Besos

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