16- Recuerdos [1995]

Lisseth Scamander:

En su mayoría, tratamos de limpiar esta casa, pero entre más esfuerzo hagamos, más difíciles son las tareas.

Es como intentar arreglar la mente inmadura de Sirius.
Así es ... Algo imposible.

Estaba en la cocina junto a los chicos.
Mientras algunos ayudaban a Molly, yo estaba riendo conos chicos, porque sí, era malísima en la cocina.

Al inicio nos llevamos una sorpresita, pues Dumbledore les envío los materiales para el nuevo año escolar de los chicos.
La sorpresa fue que hubo dos nuevos prefectos...
Ron y Hermione.

Convencí a Harry de que ser prefecto no era nada bueno (aunque era mentira, en mis años escolares fueron de mucha ayuda) pero luego de varios días lo logramos.
Sí, Remus y yo habíamos hablado con Harry.

Sus nervios eran enormes, sobre todo porque hacía poco que su juicio había cesado.

Quedó impune a cualquier cargo.

—Lisseth... ¿Puedo preguntar algo?

Estaba tan absorta en mis pensamientos, que no me di cuenta que me hablaban.

—Claro, Tonks —Tomé una tostada—. Y si se trata de una broma, mucho mejor.

Choqué los cinco con los gemelos, que al igual que yo, tomaron una tostada.

—Bueno es sobre... Lo que dijiste la otra noche.

—Puedes ser más específica, Hermione.

—Dijiste que... Perdiste a tus hijos...

El rostro de las chicas presentes habían cambiado, al igual que el mío.

Intenté formular la mejor respuesta que podía dar, mientras ponía mermelada de durazno al pan, y siento que Molly deja de cocinar en ese momento.

—Es un tema delicado, la otra noche nos contaste un poco... Cuando Pettigrew salió en la conversación... Y ... —Intentó hablar Ginny—.

—Niños, dejen a Liss en paz —Molly trató de sacarme del apuro—.

—No, está bien... Creo que... Necesito contarlo.

Suspiré profundamente.

—Todo comenzó hace varios años.
Estaba en mi séptimo año de Hogwarts —Miré un punto fijo de la pared—, y estaba con Lily.

Miré a Harry, y recordé a mi mejor amiga.
Sus ojos estaban presentes en él.

—Un paquete había llegado, y aunque era para ella, yo lo tomé.

Los gemelos dejaron sus bromas a un lado para prestar atención.

Hasta Molly, quién había dejado de cocinar.

—Era un collar... Un collar que tenía una maldición.

Hermione se lleva las manos a la boca, tratando de ahogar un grito.
Ella lo había entendido.

—¿Y qué tipo de maldición era? —Preguntó Nymphadora—.

—No lo supe hasta 2 años después —Bajé la mirada hacia mis manos—, estaba embarazada y... Los perdí.

No les contaría sobre lo que pasé con los mortífagos.
No lo creía necesario, pero había otra razón:
Me tendrían pena.

Pero en ese momento había descubierto algo más:
Las cicatrices aún no sanaban.

Algunas lágrimas salieron de mis ojos, recordando las palabras y risas de Bellatrix...
Las lágrimas y el miedo de James al verme...
La mirada de Sirius cuando estuve a punto de morir...
El sentimiento de culpa de Remus.

No pude más y lloré.

Fred y George, quienes estaban más cerca de mí, no dudaron en abrazarme.
Fred me limpió las lágrimas, y George de tendió un pañuelo.

—Oh, querida.

Molly había llegado a mi lado.

En cierta forma la envidiaba, pues tenía todo lo que una vez yo quise:
Una familia.

—Pero ya pasó... ¿Verdad?

Me mentí a mi misma, porque en el fondo sabía que las sombras del pasado seguían intactas.
Y los recuerdos siempre iban a doler.

—Nosotros podemos ser como tus hijos. —Dijo Fred luego de un rato—.

—Eso sí, debes darnos excelentes regalos —George opinó queriendo subir mis ánimos—.

Y aunque no lo lograron del todo, me habían sacado una sonrisa.

Porque sí, quería a estos niños como si fueran los míos.

—No puedo creerlo... ¡Debería castigarlos por semejante comentario...!

—No es molestia Molly... Creo que mis hijos se parecerían mucho a ellos en lo que actitud se refiere.
Tener de tíos a los mejores bromistas ...

—Si quieres no sigas hablando Lisseth... —Nymphadora había aparecido con un vaso de jugo para todos, cosa que agradecí—.

—Molly, eres muy afortunada de tenerlos —La miré con orgullo—, no sabes lo que yo daría por tener una familia como la tuya...

—¡Adóptanos! —Gritaron lo gemelos a la vez—.

—Podemos ser un perrito...

—No, ese papel lo tiene Sirius...

Solté una risa estruendosa, al igual que los presentes, pues conocían la condición animaga de Sirius, y la mía.

—Tal vez... —Le tomé un cachete a cada gemelo y los apreté—.  Puedo ser su madrina de bodas, cumplir sus caprichos, incluso pueden venir conmigo cuando quieran algún consejo —Sonreí mirando ahora a Harry—, solo deben soportar al viejo de mi esposo.

—¿Viejo?

Les solté las mejillas a ambos al escuchar la voz de Canuto.

Con razón todos se habían quedado callados.

—Adoptaré al primero que me saque de este rollo —Susurré generando sus risas—.

—Lo digo en serio...

—Así que te parezco viejo...

—Redoblo la apuesta —Me levanto del asiento—. Le doy algo de mi bóveda de Gringgots, pero quiero resultados ¡Ahora!

Sirius empezó a correr detrás de mí, y yo huí directamente a otro lugar de la casa, mientras de fondo tenía las risas de los chicos.

_________



Y los días siguieron pasando.
Tan sólo era cuestión de semanas para que los chicos volvieran a Hogwarts.

Sirius y Harry estaban aparte, mientras yo terminaba de hacerle trenzas a las chicas.

—¿Y sigues hablando con Krum?

Sentí algo de nervios en Hermione.

—Un poco.

—Ajá.

—De verdad, Liss.

—Ya...

—¡Ah! —Soltó un quejido—.

Ella se sintió indignada por un segundo, pero luego río, al igual que lo habíamos hecho Ginny y yo.

—Y tú Ginny ... ¿Hay alguien apuesto en tu vida?

—Si supieras... —Vaciló la castaña—.

—¡Hermione! No te atrevas... —Amenazó la pelirroja—.

—Ahora quiero saber el chisme completo —Dije tomando una liga—. ¿Quién es el afortunado?

—Nadie — Dijo con firmeza—.

—Ajá...

—Su nombre empieza con... —Empezó Hermione, pero Ginny le tiró una almohada—.

—Tengo un buen presentimiento...

—Y está en Gryffindor...

—Ulalá, es de nuestra casa...

—Es un poco inteligente...

—¿Sólo un poco? —Pregunté—

—¡Harry! —Gritó la pelirroja cansada de nuestras voces—.

Lo que no contaba, es que mi ahijado pasaba justamente por el pasillo de las habitaciones.

—¿Sí?

Sentí los nervios de la chica, quién además se había sonrojado.

—Ya que pasaste por aquí... Puedes pasarnos la revista de allí —Señalé a su costado—, hay un peinado que quiero intentar.

—¿Y por qué no usas tú varita? —Preguntó Sirius—.

Siempre uniéndose en el peor momento.

—Tengo las manos ocupadas —Sacudí mis manos cargadas de gel—, y Hermione también.

Mi esposo bufó y pasó la revista a mis manos, para luego volver al pasillo y llevar a Harry a quién sabe dónde.

—¿Cómo le haces?

—¿Hacer qué?

—Eso.

—No entiendo.

—Actúas indiferente...

—¡Ah, eso! —Sonreí—. Es un truco —Me acerqué a ellas para susurrarles—.  aprendí que entre más ignores a un chico, más interés tendrá en ti.

Ambas chicas se miraron confundidas.

—Yo lo hice... Y mirenme, estoy casada con Sirius Black.

—¿Tan malo era? —Ambas rieron a la vez—.

—Créanme, es mejor que no lo sepan.

...

Pasamos algunas horas en conversaciones de chicas. Habíamos usamos hechizos silenciadores porque descubrimos que los chicos intentaron oír.

—Que descansen chicas.

Apagué la luz y salí.
Pero un sonido en el piso de arriba me hizo asustar.

Así que subí las escaleras rápidamente, encontrándome con Harry y Sirius en el camino.

—Ri... Riddikulus.

Molly apuntaba su varita a un Boggart, pero éste empezó a tomar forma.

Primero, pareció el señor Weasley... Muerto.
Luego aparecieron sus hijos en orden.
Charlie, Bill, Percy, Fred, George, Ron y Ginny.
Y lo que más me sorprendió, fue ver a Harry entre ellos.

Su mayor miedo era perder a sus seres amados.

Era algo que compartíamos...
La forma de mi Boggart también representaba esas escenas.

Hace muchos años ví a mis padres reflejados, seguidos por los chicos.

Quién iba a pensar que dos de ellos se cumplieron.

Riddikulus.

No sé en qué momento llegó Remus, pero desarmó al Boggart, haciendo que volviera a ocultarse bajo la mesa.

—Molly... Ya pasó... Ellos están bien —Me acerqué a ella—.

—Lo... Lo siento... Creí que podría... —Empezó a sollozar en mi hombro—.

—La vida siempre nos da disgustos —Dije tomando sus manos—, pero lo importante ahora es que te tomes un descanso, yo tomaré tu turno de guardia esta noche.

—Lisseth...

—Ve a descansar —Sellé su última lágrimas—.

Ella asintió apenada, pero antes de salir, agradeció a Remus.

—Y Harry... Perdón... Lo que acabaste de ver...

—No se preocupe señora Weasley, si así lo desea, su secreto quedará entre nosotros.

Ella sin más salió del lugar.

Sólo espero que ninguna de esas muertes se hagan realidad.

_________________

—Cuídate mucho, y por favor, manteneme informada de todo.

Me despedí de Harry, pues hoy volvería a  Hogwarts.

No podíamos ir con él, eran órdenes de Ojoloco, y esas órdenes se tenían que cumplir sí o sí.

Al igual que yo, Sirius también sentía tristeza.
Otra vez seríamos sólo dos.

Mientras el resto seguiría con las misiones de la orden, nosotros estaríamos solos en esta casa.

—¿Cuándo es su cumpleaños?

—El 1 de Abril —Respondieron los gemelos con una sonrisa y brillos en sus ojos—.

—Pues prepárense, ese día será increíble.

Dejé que ambos se fueran con el resto mientras entré de vuelva a la casa.

Ya se sentía un vacío.
No había voces, ni risas.
Estaba completamente sola.

Así que aproveché y subí a la habitación dónde estaba Buckbeak, pero me sobresalté al ver que había alguien más.

—Hola, Parker.

Mi antiguo compañero parecía estar perdido en el Hipogrifo.

Estaba reflexionando.

—Pasa —Me hizo un puesto a su lado—,  me imagino que todos se han ido.

Asentí tomando asiento, a la vez que le daba comida al Hipogrifo.

—¿Qué te trae por acá?

—Nada... Simplemente venía a despejar la mente.

—Si quieres puedo irme...

—No tengo ningún problema, con que te quedes estará bien.

Asentí levantando mi vista.

Reparé sus ojos cafés.
Ya no tenían el brillo de hace años.
Seguía con ojeras en su rostro, y una pequeña cicatriz en su muñeca con la letra M.

—¿Crees que merezco todo ésto?

Su pregunta me dejó paralizada.

—Nadie se merece esto Pett...

—Aún no entiendo, ¿Qué tenía que ver mi familia con todo esto?

Su voz estaba rota.
Hablaba de su esposa y su hija.

—Sé por lo que estás pasando... Pero tienes amigos que te quieren... Yo lo hago.

Su mirada se conectó con la mía.

—Lo he perdido todo...

Un silencio tenso se había formado.

—Después de todo, creo que somos iguales.

Suspiré dándole otro alimento a Buckbeak.

—No lo somos... Tú aún tienes familia.

—¿Qué me dices de May? —Le interrumpí—.

—Murió hace dos años por un tumor en el cerebro.

Lamenté haber pronunciado aquellas palabras.

—Valla... No lo sabía... Lo siento...

—No tienes la culpa, después de todo, apareciste 2 meses después de lo ocurrido.

Volví a mirar mis manos con pena.

—Creo que queda demostrado que ninguno de nosotros podrá ser feliz.

—Tú aún tienes una segunda oportunidad.

—¿Por qué lo dices?

—Tienes a Sirius, a tu hermano, a tus padres...

—Tienes razón —Suspiré—, excepto por una cosa.

—¿Cuál?

—Todos, menos Sirius, creen ahora que soy una Traidora asesina.

—Sin embargo, te queda algo por lo cual luchar.
La verdad pronto saldrá a la luz, y volverás a ser libre.

—Es lo que más quisiera.

—Hagamos una promesa... Qué pase lo que pase, seguirás con tu vida.

—No me asustes Pett...

—Ambos sabemos que tiempos oscuros se acercan, y tengo un mal presentimiento de todo esto.

—¿Crees que habrá una segunda guerra?

—Esta segunda guerra inició hace meses, pero se hará pública luego, cuando el ministerio quiera abrir los ojos...

—Ahora que lo pienso. Tú eres parte del departamento de cuidados de criaturas mágicas...

—Así es, pero tengo el día libre...
Ya sabes, un "viaje" de trabajo.

Volvimos a quedarnos en silencio. Pero ésta vez no fue uno incómodo.

—Sus nombres empezaban con M —Dijo mirando su muñeca—. Maddison era mi esposa, y mi hija se llamaba Malika.

—¿Malika?

—Significa " Reina " en árabe.

Valla, eso sí que era tener originalidad.

Noté que toda la comida del hipogrifo se había terminado, y sólo había silencio.

—¿No te parece extraño?

—El nombre me parece lindo... Jamás lo había escuchado.

—No me refiero a eso.

—¿Entonces?

—Tu esposo no ha venido a buscarte.

—Tienes razón —Me levanté asustada, porque conociéndolo, de seguro había hecho una tontería—, ayúdame a buscarlo.

Ambos recorrimos todo el lugar en su búsqueda, pero no estaba por ningún lado.

De pronto la puerta principal se abrió, dejando a la vista a varias personas, entre ellas un perro negro.

Inconscientemente apoyé mis manos en mi cintura con enojo.

—Quizás sea mejor que me valla... —Dijeron todos mientras el perro se transformaba en mi esposo—.

—¡SIRIUS ORIÓN BLACK!

—Amada mía...

—¡CÓMO TE ATREVES A IR!

—Pero...

—¡QUIERO EXPLICACIONES VÁLIDAS... AHORA! —Grité enojada, sabiendo que era un enorme riesgo para ambos—.

—Me parece que alguien duerme en el sofá...

Remus había hablado para burlarse de su amigo, sin embargo, también se ganó una mala mirada de mi parte.

Este día sería muy largo para ellos, porque pensaba gritarles hasta quedarme sin voz, y hacerlos limpiar hasta que el suelo brillase a más no poder.

Porque cuando yo daba una orden, se cumplía tal cuál lo pedía, y ambos lo sabían.



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N/A:
Ni qué decir al respecto JAJAJAJJA

Este capítulo fue bastante emotivo, y para no dejarlas con ese amargo, les di algo con lo cual pudieran pasar una pequeña sonrisa.

No olviden votar ❤️
Besos.

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