15- Familia [1995]
Harry Potter:
Aún no entendía del todo lo que ocurría.
Según una carta del ministerio, había sido expulsado de Hogwarts por usar magia en presencia de un muggle.
Pero la carta de Dumbledore me decía otra cosa, que debía quedarme en casa a la espera de sus instrucciones.
Lo peor no es eso, sinó un vociferador que recibió mi tía Petunia.
No reconocí la voz, pero de algo estaba seguro, y es que la otra persona estaba furiosa.
—No quiero nada de tus jueguitos... Potter —Dijo Vernon con odio en sus palabras—. Quiero ver mi casa intacta cuando vuelva.
¿Y cómo se supone que salga, si me están dejando encerrado en esta habitación?
—La única razón por la que nos vamos... Es por el premio al "Mejor jardín de Londres" —Continúo Petunia—. Pero si me llego a enterar...
Vernon cerró la puerta, dejando al aire las palabras de Petunia.
—Tonterías —Susurré al acostarme en mi cama—.
El aburrimiento era enorme, y por si fuera poco, Ron y Hermione no contestaban mis cartas desde hace varios días.
Las horas pasaron, y los sonidos en la casa me hicieron levantar de la cama.
El picaporte de la puerta se movía, y supuse que estaban intentando abrirla desde el otro lado.
Así que tomé mi varita, listo para atacar.
—¿Moddy?
Me quedé sorprendido al ver que Alastor, Kingsley y otros brujos más estaban en la casa.
—Hora de irnos, Potter.
Aquellas palabras fueron lo mejor que me pudo pasar.
Rápidamente guardé mis cosas en el baúl: Libros, materiales para pociones, uniforme, ropa, entre otros.
Una bruja me estaba "ayudando", pero cada vez que intentaba algo, lo hacía torpemente.
—No importa... No llevaré eso —Dije al ver que me faltaba un baúl más grande—.
La chica se miró en el espejo, pareció analizarse, y cambió su cabello de rosa chicle a café.
—Wow... ¿Cómo...?
—Soy Metamorfomaga —Dijo sonriendo—. Puedo cambiar mi aspecto físico a voluntad.
Luego, cambió su boca a un pico de pato, y volvió a la normalidad.
—Vez.
Asentí con mucha impresión.
Nunca había visto algo igual.
Ella tomó su varita y elevó mi baúl, empezando a bajarlo.
—Estos muggles son muy limpios —Dijo con total emoción—.
—No estamos aquí para ver qué tan limpios son —Opinó Ojoloco con fuerza—. Ya deben estar volviendo, están a media hora de camino.
Con su ojo mágico terminó de revisar el lugar.
—Tu escoba Harry, la vas a necesitar —Dijo Kingsley tomando la suya—.
—¿Iremos volando?
—Cero preguntas, y mejor alista tu escoba.
—Accio Saeta de Fuego.
La escoba llegó a mis manos de forma rápida.
—¡Tienes una saeta de fuego! —Chilló emocionada la bruja—. Yo solo la tengo en un modelo miniatura —Se burló—.
—Nymphadora, vinimos a su rescate, no a admirar sus cosas —Dijo Alastor mientras salíamos del lugar—.
—No... Me llames... Nymphadora.
Su cabello volvió a cambiar de tono, y esta vez, quedó en rojo.
Así que su aspecto también cambia de acuerdo a sus emociones...
De seguro a Hermione le va a sorprender.
—No rompan fila. Si alguien muere, los demás siguen.
Que alentador...
—Harry, tú seguirás a Tonks. Kingsley y yo iremos a tu costado. El resto, vigilen que no hayan sorpresitas en el camino.
Alastor me tiende un papel.
—No lo leas, al menos, hazlo cuando lleguemos al lugar.
Asentí al recibir la orden.
Me subí a mi escoba y empezamos el ascenso.
El aire nocturno de Londres era reconfortante, pero hacía demasiado frío.
Tal vez debí ponerme un abrigo.
Por el trayecto evitamos barcos, el enorme reloj de Londres, y por ratos subíamos de nivel y velocidad.
Seguí a Tonks durante todo el trayecto, hasta que empezó a descender.
—La hoja, Potter.
Tomé el trozo de papel y leí la dirección en voz baja.
—"Número 12 de Gridmun Place"
Analicé el lugar, había casas con los números 10,11,13,14.
Pero no estaba el 12.
De pronto la edificación empezó a moverse, abriéndose y dejando ver un nuevo hogar.
El número 12.
El trozo de papel ardió en fuego, y Alastor me empuja para ingresar al lugar.
—Cuidado por dónde pisas.
Pero Tonks había hecho una especie de ruido, y un cuadro se destapó, dejando a una mujer gritando.
Me sorprendí al ver a la señora Weasley en la escena, quién tapó el cuadro que decía cosas insensatas.
—Harry...
Ella me abrazó con mucha fuerza, cómo si realmente me tratase como uno de sus hijos.
Era un gesto que agradecía.
Me sentía querido... En confianza.
—Señora Weasley.
Los demás se adentraron al lugar, y una voz conocida me dejó en shock.
—... No cómo otros ... Qué se la pasan ocultos y no realizan una verdadera labor para la Orden.
¿Snape?
Detrás de la mujer había una puerta, y dos voces se escucharon a través de ella.
—Cierra la boca, Quejicus.
Ésto debe ser una broma.
—Ron y Hermione están arriba —Me señaló las escaleras—, apenas termine la reunión prepararé la cena... —Suspiró—. Te vez bastante delgado.
Sin embargo, del lugar salió Snape echando humos.
Cómo siempre, me dirigió una mala mirada, y salió dando un portazo.
—¡Harry!
Mis padrinos estaban aquí, pero con una gran diferencia.
Lisseth Scamander vestía un chaleco negro de cuero que cubría un vestido morado muy elegante.
Tenía el cabello arreglado, y un poco de maquillaje en su rostro.
Pero lo que más resaltaba de ella era su sonrisa.
—Bienvenido a casa.
Ella me abrazó, e hice lo mismo.
Luego apareció Sirius, quién también lucía de maravilla.
Su cabello estaba cuidado de mejor forma, se había rasurado un poco la barba, y vestía un traje vino tinto muy elegante.
—¡Hemos vuelto! —Dijo antes de abrazarme y darme unas palmadas en el hombro—.
—Profesor Lupin.
—Remus, llámame Remus, ya no soy tu profesor.
El hombre parecía un poco cansado, y eso de debía a que la luna llena estaba cerca.
—Pero... ¿Cómo es posible? —Pregunté al llegar a la mesa—.
—Los tiempos cambian, Harry.
Al mismo tiempo llegó el resto de los chicos.
Estaban todos los Weasley (o la gran parte de ellos) y Hermione, algo totalmente sorprendente.
______________________
Traté en lo posible de hablar con los chicos, pero me fue imposible.
Resultó ser que el diario "el profeta" nos dejaba en mala forma a mí y al profesor Dumbledore.
Intenté convencer a todos para que me dejaran unirme a la orden, de los cuales, solo mis padrinos aceptaron.
Y lo habría logrado, de no ser por la señora Weasley, quién afirmaba que estaba muy joven para eso.
—¡Claro, ahora todos están en reuniones y nadie es capaz de decirme nada! —Grité en la habitación dónde estaban Ron, los gemelos, Hermione y Ginny—.
—Queríamos decirte Harry... Pero...
—¡No hay nada que justificar Hermione!
Caminé dando vueltas en el lugar.
—Cuándo te encuentres más calmado, hablaremos todos —Dijo Ginny antes de salir con Fred y George—.
Tal vez actuaba de forma inmadura, pero quería respuestas, las necesitaba.
—Dumbledore... ¿Alguien sabe lo que ocurre?
—Dumbledore vino hoy.
Hermione parecía nerviosa.
—¡Justo lo que necesitaba! —Solté con sarcasmo—. Todos me evitan...
—¡Queríamos decirte! —Gritó Ron—.
—Pero Dumbledore nos hizo jurar que no te contaríamos nada.
Mis ánimos cayeron al suelo.
¿Por qué me evitaba?
¿Qué había hecho mal?
Seguí con mis reclamos, hasta el momento que Hermione no pudo más, y empezó a sollozar.
Yo y mis capacidades de destruir a la gente.
—Hermione...
—Desahogarse está bien, Harry... Siempre y cuando no lastimes al resto.
Y al igual que los otros, salió del lugar.
Ron puso de escusa que iría a buscar algo para comer (algo irónico porque ya habíamos cenado), pero fue algo que agradecí, porque pude seguir enojado.
...
No sé en qué momento me quedé dormido, pero las pesadillas siguieron.
Cada noche eran las mismas.
Ni siquiera cambiaron por el hecho de que pasó una semana desde que llegué.
Una sala enorme... Luego una puerta... Y justo cuando estaba a punto de abrirla... Algo me despertaba.
Ésta vez, fue una música.
Ron también había despertado, y mi enojo había desaparecido.
Ambos tomamos nuestras cosas y me alisté para bajar a desayunar.
—When I was younger, so much younger than today
I never needed anybody's help in any way.
Era la voz de Lisseth.
Se encontraba en una sala "limpiando", aunque claramente no lo estaba haciendo.
—But now these days are gone, I'm not so self assured.
Me sorprendí al ver a otra chica de la orden.
Nymphadora Tonks.
Cantaba con igual energía una canción de los Beatles.
—Now I find I've changed my mind and opened up the doors.
La voz de aquel hombre no la reconocí, y sin querer Ron me empujó al lugar, dándome a notar.
Todos rieron al verme en el suelo, pero el hombre me ayudó a levantarme.
—Help me if you can, I'm feeling down
And I do appreciate you being round
Help me, get my feet back on the ground
Won't you please, please help me?
La música había terminado, pero ellos seguirían con la misma energía el resto del día.
—Harry Potter, un gusto conocerte al fin.
Aquel sujeto transmitía tranquilidad y confianza.
Lo había visto antes, pero... ¿En dónde?
—Un gusto señor...
—Parker.
Asiento al mismo tiempo que nuestras manos se sueltan.
—Harry, casi lo olvido —Dijo Lisseth tomando su varita—. Sirius te estaba esperando.
—¿Dónde está?
—Subiendo las escaleras, última habitación del pasillo.
Seguí sus órdenes y subí, mientras Ron se quedaba comiendo unas galletas.
Seguí al final del pasillo, sin embargo, una puerta estaba abierta.
—¿Sirius?
Mi padrino estaba en una habitación totalmente despejada.
—Harry, pensé que seguirías durmiendo.
—No pude...
—Lisseth y sus costumbres —Se rió—, espero no te moleste, pero está acostumbrada a levantar a los presentes con sus músicas.
—No... De hecho... Es algo interesante.
—¿Conoces la banda?
—No mucho...
Sirius hizo una mueca.
—Osea... Sé que son los Beatles, pero no suelo escuchar música...
—Que ella no te oiga.
—¿Por qué?
Él lo pensó un poco, para luego soltar una sonrisa.
—Eres igual a James —Se burló—. Nosotros tampoco conocíamos esas bandas, de no ser por Lisseth, jamás lo habríamos hecho.
—¿Ella escuchaba música muggle?
—Le encantan.
Inclusive, nos obligaba a mí y a James a aprendernos las letras para cantarlas en cada baile.
Unos pasos sonaron en la entrada de la habitación, y supe que era ella.
—Que recuerdos —Dijo melancólicamente—, James siempre me sacaba a bailar.
—¡Yo también lo hacía!
—Pero James era único...
No importaba si estabas mal, siempre te sacaba una sonrisa con sus pasos.
Quería saber más de mis padres.
Aquel dato no lo sabía.
—¿Eso es...
—El árbol genealógico de los Black.
Miré a dónde apuntaba Sirius, y habían muchos nombres.
Era un árbol enorme.
—Ustedes no están aquí —Señalé—.
Lisseth soltó una risa, y luego Sirius habló.
—Si estuvimos, por un tiempo —punta a unos nombres—, pero mi querida madre... Una hermosa mujer... Nos desterró.
—Aunque me sorprende que estuve aquí.
—¿Por qué? —Pregunté—.
—Hay muchas cosas que no sabes, Harry.
La mano de mi madrina siguió recorriendo el árbol, quedando en otro espacio vacío.
—Andrómeda Black...
—¿Están relacionados con los Malfoy? —Pregunté al leer el nombre de Narcisa, Lucius y Draco.
—Los Black querían mantener un linaje de sangre pura, así que se relacionaban con gente de su "nivel"—Respondió ella—.
—Por ejemplo, Arthur es mi primo segundo... O algo así.
Al igual que Molly, que es mi...
—El punto es, Harry —Interrumpió mi madrina—, que los Black se han relacionado con todo tipo de familias.
—¿Y por qué no están aquí? —Volví a preguntar—.
—Andrómeda está fuera del árbol por casarse con un hijo de muggles... Mi tío Alphard... De seguro fue por darme dinero... Pero nosotros...
—Nosotros traicionamos los ideales de esta familia...
—Harry, prométeme una cosa.
—Claro, Lisseth...
—Por lo que más quieras en el mundo, piensa en ti mismo, porque pase lo que pase, nosotros estaremos bien —Fijó su mirada en mí y pide ver sus ojos verdes esmeraldas—, somos mayores, sabemos en lo que nos metemos.
—¿Por qué lo dices?
—Vienen tiempos difíciles, Harry.
—Así empezó la primera guerra —Sirius también me miraba—. Ten mucho cuidado con lo que piensas —Bajó la voz y me acerqué más a él—, la mente es un órgano muy fácil de descifrar, y los recuerdos... Son difíciles de borrar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top