14- El regreso de Remus [1995]
Lisseth Scamander:
Habían pasado 2 semanas desde que nos "mudamos" a Grimmauld Place.
El lugar parecía "limpio".
O al menos eso intentaba.
—Girl, I've known you very well
I've seen you growing everyday
I never really looked before
But now you take my breath away
Sirius cantaba a mi lado mientras me ayudaba con los quehaceres del hogar.
Ambos usábamos cualquier cosa que encontrábamos como micrófono.
—Here in your arms, I found my paradise
My only chance for happiness.
Canté sin importarme que el elfo siguiera rechistando al otro lado de la habitación.
—And if I lose you now, I think I would die
Oh, say you'll always be my baby, we can make it shine.
Realmente extrañaba estos momentos, dónde Sirius y yo nos volvíamos uno solo, cantando y bailando mientras reíamos.
—We can take forever, just a minute at a time
—Oh, oh.
—More than a woman.
—More than a woman to me.
Seguimos bailando, al punto de dejar de lado la limpieza del lugar.
Volvíamos a ser dos jóvenes enamorados, quienes bailaban bajo la luna y las estrellas.
Él se escabullía de la sala común para ir a verme en la torre de astronomía.
Y yo usaba mi poder de Prefecta para quedarme hasta altas horas de la noche.
Esa simpleza única en nuestras vidas fué lo que nos unió.
Porque a pesar de todo lo que sufrimos, volvíamos a estar unidos.
—Mi estimada y dulce mujer.
Dijo con un tono dulce y serio.
—Usted, una chica de hermosos ojos verdes.
De una voz tan magnífica.
¿Me permitiría a mí... Un noble perro, ser la razón de su bella sonrisa?
—Siempre has sido la razón por la que sonrío.
Sonreí como una idiota ante sus improvisadas palabras, pero ambos dejamos las cosas de lado al escuchar unos pasos en la entrada.
—Ya llegaron —Dije tomando mi varita y ordenando algunas cosas, entre ellas, mi cabello—.
—No seas dramática —Se burló Sirius acomodando su traje—.
—¿Me veo bien? —Pregunté alisando mi vestido—.
—Siempre te ves hermosa.
Aún con las mejillas coloradas abrí la puerta.
El viejo grupo había vuelto.
—¡Arthur! —Grité al verlo—.
—La pequeña Scamander —Me abrazó al verme—. Cuánto tiempo... Ya eres toda una mujer.
Extrañaba las palabras dulces y burlonas de Arthur.
Durante estas dos semanas, la orden tuvo contacto nuevamente.
Tuve la oportunidad de dar nuestra versión de la historia, la verdadera, aquella que demostraba que Sirius y yo éramos y somos inocentes.
Volví a ver el patronus de Arthur, del verdadero Moddy, de Kingsley... De Parker.
Y sí, Parker nos contó que volvería pronto, pues aún se estaba recuperando de la muerte de su esposa e hija.
—Cuidado por dónde pisan —Alertó Moddy, quién era la tercera vez que venía—.
Con dificultades logramos llegar al comedor, y me dí el tiempo de saludar a los chicos.
—¿Qué tal todo, Hermi?
—De maravilla —Sonrío—, aunque aún tengo dudas sobre la orden...
—No niña, no debes hablar del tema.
—¿Por qué? —Preguntó Ron—.
—Es un tema de adultos.
La puerta volvió a abrirse, y allí estaba él.
Seguía con aquellas marcas de cicatrices en su rostro.
Se había dejado crecer un bigote que le luce genial.
Su cabello castaño seguía despeinado.
Y usaba una de las capas que le había regalado.
—¡Remus! —Salté al verlo—.
—Pequeña loba.
Abracé a mi amigo lo más fuerte que pude.
Extrañaba sus abrazos, su loción, sus regaños... Sus ojos avellana.
—No sabes lo mucho que te extrañé —Fue lo único que pude decirle, pues Sirius me había apartado—.
—Viejo amigo.
—Perro pulgoso.
Sólo quienes sabían de nuestra condición rieron al entender la referencia.
Mi esposo le da una palmada en su hombro mientras me da una barra de chocolate.
—Eran tus favoritos —Dijo al tenderla—, y es... Digamos una pequeña paga por los trajes...
—Aún lo son —Empecé a abrir el envoltorio—, y sobre los trajes ... Déjalo así.
—Pero...
—Es un regalo.
—¿Y yo?
—¿Tú qué, Sirius?
—¿No me darás chocolate?
—No.
Me dí la vuelta como una niña pequeña, y antes de que pusiera sus manos sobre mis hombros, me metí la pequeña barra a la boca.
—Pero Liss...
—Liss nada ... —Dije con el chocolate en la boca—.
Los presentes miraban la escena con burla, mientras tragaba el chocolate.
—Molly... Arthur... Ron... —Repasé los nombres notando que los tres hijos mayores no estaban—. Tu debes ser Ginny —Saludé a la chica pelirroja—.
Ella sólo asintió.
—Entonces ustedes deben ser...
—Fred y George —Ambos tendieron su mano a la vez—.
—Un gusto...
—Yo soy Fred —Interrumpió el primero—.
—George —Dijo el otro—.
—Los recuerdo claramente, el día de mi boda ustedes tenían al pobre Ojoloco de niñera —Me burlé—.
—¿Encerio? —Dijeron los dos con brillos en sus ojos—.
—¡Mentiras y más mentiras! —Escuché al ex Auror abriendo la nevera—.
—Por ahí me contaron... Que son los mejores bromistas de Hogwarts —Dijo Sirius con orgullo—.
—Mentiríamos si dijéramos que no lo somos —Empezó el primero—.
—Pero es un título que estamos dispuestos a agrandar —Continúo el otro—.
—¿Cómo?
—Ya verán —Ambos hablaron a la vez.
—¡Déjense de patanadas y vengan a ayudarme! —Gritó Molly desde la cocina—.
Estos chicos son una versión pequeña de los merodeadores.
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—Entonces cuando abra el frasco...
—¡Pum! —George hizo una seña con sus manos—. Le saltarán arañas.
Los chicos tenían pensado hacerle una broma a su hermano Ron.
Un mes había concluido, y empecé a conocerlos mejor.
—Pobre Ron.
—¿No nos detendras? —Preguntaron—.
—No... Quiero ver su reacción.
—¡Excelente! —Chocaron las manos—. Rápido, allí viene.
Los tres fingimos estar "hablando" mientras Ron, Sirius y Remus entraban al lugar en busca de algo que comer.
—Y yo le grité a Oliver... "HEY, LA QUAFFLE"
Admiraba cómo ambos gemelos tenían esa gran conexión. No necesitaban palabras, usaban los gestos para comunicarse.
—¿Y qué ocurrió luego? —Pregunté siguiéndoles el juego—.
—Éramos pequeños en ese momento, aún no estábamos en el equipo, pero era el primer juego de Oliver... Y la quaffle...
—Dió de lleno en su rostro —Completó George—.
Me reí al imaginarme una escena así, y de reojo ví a Ron acercarse al frasco de galletas.
Sin embargo, Sirius se las quitó de la mano.
Abrió el frasco y...
—¡AHHHH! —Gritó cuando varias arañas salieron de la caja—.
Empezó a saltar, y Ron le seguía el paso.
Usé una cámara vieja y logré captar sus gestos.
Me haría más millonaria si vendiera las fotos.
—¡Quítamela! —Gritaba Sirius al notar que tenía una araña en la espalda—.
—¡No! ¡Aléjate! —Chillaba Ron—.
Mientras yo me reía con los gemelos, Remus rodó los ojos divertido.
—Creo que es el karma.
—¡Por qué! —Gritó Sirius subiendo sobre la mesa, imitado por Ron—.
—La vez que nos calló pintura... ¿Lo recuerdas Liss?
—Totalmente —Le contesté a Remus—.
Por los gritos, entró asustada la pobre Molly.
—¿Pero qué pasa?
—Molly...
—¡Mamá...!
—Tengo una foto que de seguro querrás verla DE POR VIDA.
Me acerco a la mujer y le muestro la foto, haciendo que empiece a reír.
—Ayúdenos...
—Lo siento, pero sus rostros...
—Evanesco —Sacudí mi varita para desaparecer a las arañas—.
—Siberia...
—Hora de correr chicos —Le dije a los gemelos—. 1...2...
Y los tres desaparecimos del lugar, llegando a la habitación que compartían con Ron.
Empezamos a reírnos, y recordé los momentos de adrenalina en Hogwarts.
Los ayudé ideando nuevas bromas durante los siguientes días.
Y me contaron un secreto.
Abrirían una tienda de bromas.
—La llamaremos... —Empezó Fred—.
—"Sortilegios Weasley" —Completó George—.
—Me parece genial el uso que le darán al premio que les dió Harry.
—Pero debe ser un secreto —Susurraron—.
—Oh, claro —Levanté mi mano—. Lo juro solemnemente.
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Los días pasaron, y las reuniones de la orden del fénix eran cada vez más recurrentes.
Los temas y personas variaban de acuerdo a la ocasión, pues no todos sabían lo que pasaba realmente.
Entre ellos estaban Hagrid, Minerva, Severus, Alastor, Kingsley y Arthur.
Solo nosotros sabíamos la verdad de todo.
O al menos lo que mi padrino quería contarnos.
Muchos de los presentes dejaban el lugar antes de la cena (Sí, hablo de Snape) pero Molly estaba encantada de prepararla.
En cambio yo... Era un desastre.
Jamás se me dió bien cocinar, y aunque hacia mi mejor esfuerzo, no lo lograba.
—¿Y cómo sobrevivió Sirius? —Se burló Fred al probar mi comida salada—.
—A base de compras... —Respondió él—.
—¡Oye! Se suponía era nuestro secreto.
—Es un secreto... No tan secreto.
Yo solo puse mis ojos en blanco y procuré arreglar la crema, que ahora me había quedado desabrida.
—El secreto está en tu actitud —Dijo Molly con paciencia—. Mira.
Ella hacia todo fácilmente, y en menos de 10 minutos había preparado todo a su punto.
—¡Genial! —Habló Arthur en la puerta—, me moría de hambre.
Acomodé la mesa para que estuviéramos todos juntos.
Éramos más de 15 personas, pero no importaba.
La puerta suena.
Otro invitado había llegado.
—Yo iré —Dije levantándome del asiento—.
Esperé a que la otra persona dijera la "contraseña" y abrí la puerta.
No podía creer de quién se trataba.
—¡Mini Scamander!
—¡Parker!
Peter lucía un traje vino tinto que le quedaba de maravilla.
Usaba lentes que lo hacía lucir mayor, y se había dejado crecer un poco el cabello.
Había rastros de una barba que no había sido cortada, y unas bolsas moradas bajo sus ojos.
—Espero no molestar, tuvimos un incoveniente.
—Claro que no, Pett.
Saludé a mi antiguo amigo mientras otra chica me saludaba.
Tenía el cabello rosa chicle, un chaleco negro de cuero que me encantaban... Y unas botas...
—Nymphadora Tonks.
—Debes ser Lisseth Scamander, mi padre me habló de ti por mucho tiempo.
Recordé a Edward Tonks, y el día que asistió a mi boda junto a su hija y su esposa, Andrómeda.
—¿Aún puedes...?
—Claro.
Y cambió su tono de cabello rosa a un rubio, imitando el mío.
—Sigo sin creerlo —Chillé de emoción—. No han cambiado en nada.
—Mi padrino dice que me parecía mucho a ti —Dijo la chica—.
—¿En qué?
—No sabía nada de la música muggle —Se indignó Peter—. Puedes creerlo... ¡No había escuchado a los Beatles!
—¡No los habías escuchado!
—Sí... Pero papá me hacía oir más música romántica —Sonrió tímidamente—.
—El viejo Ted y sus gustos.
—Liss, ¿Qué pasa? ¿Por qué la demora?
Canuto se asomó a la puerta, y se tensionó al ver a Parker.
De seguro recordó los viejos tiempos.
Nuestra salida... Nuestra "relación".
Pero eran cosas del pasado... ¿Verdad?
—Sirius Black —Peter levantó una ceja—.
—"Ghost" —Estiró su mano—.
Y aquí volvía la antigua rivalidad.
—¡El grupo al fin se reúne! —Gritó Alastor con ironía—. Pero deben entrar, o alguien podría verlos.
Tenía razón, así que rápidamente entramos al lugar.
—Pobre ama... Debe estar retorciéndose al ver a sangre sucias y traidores entrar a esta casa... —Kreacher se lamentaba mientras colgaba sus abrigos—.
—Así es siempre —Dije apenada—.
—Llegan justo a tiempo, la cena está lista.
—¡Qué bueno! Tenía hambre, mi padrino no me dejó comprar un bocadillo...
Nymphadora se sentó en gran confianza en la mesa, mientras yo tomaba asiento a su lado.
—¿No van a comer?
Sirius y Peter se sentaron a nuestro lado.
Mi esposo seguía pensativo, mientras Parker intentaba establecerse en el grupo.
—Lamento mucho tu pérdida muchacho —Comentó Kingsley—.
—Gracias... Aún duele, pero es algo que debo superar... ¿No?
Había un tono apagado en su voz.
En el atentado de los mundiales mataron a su esposa e hija, y él no pudo hacer nada.
—Por eso volví a la orden... Ya no tengo nada que perder —Continuó luego de unos segundos—.
—¿Y yo? —Comentó indignada Tonks—. Soy cómo tu hija...
—Lo sé. Por eso no quiero que te pase algo peor.
Un silencio incómodo se formó en la sala.
Nadie habló por el resto de la noche, hasta que una carta de Albus Dumbledore hizo alarmarnos.
En ella se explicaba que Harry Potter había realizado un Patronus, a la vista de su primo muggle.
Tendría una audiencia en unos días, pero debíamos ir a buscarlo.
—Mañana, a la luz de la luna, iremos a buscar a Potter —Ordenó Alastor—.
—¿Quiénes irán?
—Tú no puedes ir Scamander.
—¡Por qué!
—Sigues siendo buscada por todo el mundo —Me recordó Peter—, es peligroso para ti y tu esposo.
—¿Entonces qué proponen?
—Debido a que Lupin no sabe andar en escoba, formaremos dos grupos.
El primero irá conmigo en busca de Harry. Entre ellos están Kingsley, Tonks y yo.
—¿Escoba?
—En el cielo vigilarán dos magos más.
—¿Cielo?
—Dime querida —Respondió Sirius con la boca llena—.
Los presentes rieron mientras sentía mis mejillas arder de la vergüenza.
—Y vigilando que no haya algún curioso en el escondite, estarán ustedes.
Lupin, Parker, Black y Scamander.
Todos asentimos.
—Nada de lloriqueos ni reclamos, y el que quiera hacer un cambio... ¡Qué lo diga ahora!
Ojoloco volvía a sus momentos de tensión, mirando cómo cada uno no decía nada.
—Eso pensé, manos a la obra.
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N/A:
Un capítulo con un apartado en honor a Remus Lupin <3
Feliz cumpleaños Monny ✨❤️
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