1- Escape de Azkaban [1993]
Narrador omnisciente:
Varios años han pasado para nuestros chicos. El encierro y la mala alimentación les había cambiado la vida.
Azkaban estaba bajo el cuidado de los dementores, seres que te quitan la felicidad y el alma.
La cárcel mágica estaba en medio de la nada.
Sólo se sabía que estaba rodeada de un inmenso mar, además de que era imposible escapar.
Pero hoy, todo iba a cambiar.
Las visitas del señor Bartemius Crounch Sr en Azkaban se habían vuelto más recurrentes.
—Hola Barty —Lo saluda Liss—. ¿Qué tal tu hijo? ¿Igual de traidor que nosotros?
El señor camina incómodamente a la celda de ellos mientras visualiza a la chica.
Nadie entendía cómo es que el matrimonio Black estaba demasiado tranquilo.
Nunca llegaron a burlarse del resto, de las muertes o los besos de dementores a sus compañeros de lugar.
El cabello de la chica seguía enmarañado, al igual que el día que liberó a su hijo.
Obviamente nadie sabía de esto.
Su esposa cambio de lugar con él. Lo quería salvar, pero dudaba si había hecho lo correcto.
Barty Crounch JR era un fiel mortífago, y le estaba costando mucho mantenerlo al margen, aún con la ayuda de la maldición Imperius y su elfina Winky.
Al otro lado de la habitación estaba Sirius.
Al igual que su esposa tenía la ropa sandrajosa. Y la piel demasiado pálida.
Sin hablar de la forma delgada de su cuerpo.
Nadie pensaría que hace 12 años eran los chicos más atractivos del mundo mágico.
Lisseth le hace una reverencia burlona mientras el hombre entra.
Había llegado a tenerle confianza, al punto de hacerle ciertas bromas.
—¿Té? —Le ofrece simulando usar una varita—. Ay, cierto... A veces se me olvida que no estoy en casa.
Los años encerrados le habían pasado factura.
Se había convertido en un réplica exacta de su marido.
Crounch queda igual de sorprendido al ver cómo ambos están "normales".
Muchos presos mueren a los meses por la falta de comida, por la locura, o porque los dementores se apoderaban de sus almas.
El matrimonio Black seguía en pie.
Lo que nadie entendía era su comportamiento en algunas noches.
Algunos aurores notaron que una vez al mes, ambos gritaban a la luna.
Precisamente, cuando era luna llena.
Lo hacían a tal punto de perder la voz.
Lloraban y rayaban la pared cómo si estuvieran contando algo.
Al inicio creyeron que habían sido mordidos por hombres lobos, pero después de múltiples exámenes se logró determinar que no lo eran.
Intentaron cambiarlos de celda, a una que no tuviera una ventana que mostrase la fase lunar de manera espléndida, pero ellos se negaron.
La mujer toma asiento al lado de su esposo, quién no paraba de mirar al visitante de pies a cabeza.
Los gritos de una nueva víctima de los dementores hacen que el miedo se apodere del señor Bartemius.
En cambio ellos... Parecían estar muy acostumbrados, ya que sólo lo ignoraron.
—Y allí va otra víctima de la semana —Opina Sirius haciendo que Liss niegue preocupada—.
—Le dije que tenía de dejar de sentir miedo... Felicidad... Pero nunca nos escuchan —Se encoje de hombros—.
El visitante no podía creerlo.
¿Por qué seguían vivos?
—¿De cuándo es? —Pregunta Sirius apuntando al diario El Profeta —Ya llené los otros 10, necesito un nuevo reto.
El señor mira la esquina intentando recomponerse.
Les traía el periódico cuándo venía, con el fin de analizarlos, pero seguía sin entender cómo es que lograron sobrevivir.
Fue porque ambos sabían que eran inocentes.
—Que gran familia —Lisseth sonríe al ver la foto de los Weasley en la primera plana—.
Claro que recordaba a Arthur.
Así como a los pequeños que... Ahora eran todos unos galanes.
—Ganaron un viaje a Egipto —Dice Bartemius con un poco de miedo—.
Intentó conversar con ellos, pero no podía seguir allí.
—¿Cómo está Harry? —Preguntaron ambos a la vez—.
—Bien... Ahora cursará su 3er año, y digamos que no se ha mantenido alejado de los problemas.
Quiso reír, sin embargo, sólo le salió una mala mueca.
—Lo siento muchachos... Debo irme... Ya saben, cosas del ministerio.
Salió dejando al matrimonio leyendo el periódico.
...
—¿Qué sería de ti sí te hubieras casado con Parker? —Preguntó Sirius de la nada—.
—¿Por qué la pregunta, Canuto?
El hombre le señala un apartado.
—"Peter Parker establece una nueva ley para la crianza de Kepplers.
-Sólo aquel mago calificado podrá tenerlo en sus hogares, además de que tendrán que pasar ciertas pruebas del departamento de criaturas mágicas, el cuál queda bajo mi orden-
Sin duda alguna éste muchacho tiene un gran futuro en el departamento de cuidados de criaturas mágicas".
—No lo sé... —La mujer mira a su esposo— Pero sabes una cosa, no me arrepiento de haberme casado contigo.
—Serías una gran aurora, o mejor aún, hubieras cumplido tu sueño de ser Magizoologa.
—Sí, pero sería parte de ese grupo que no cree en tu inocencia.
Liss abraza a su esposo mientras terminan de leer el diario.
La foto de los Weasley seguía en su panorama.
—Aquí dice que el año pasado, Ron y Harry llegaron a Hogwarts en... ¿Un auto volador?
—Creo que nos hemos perdido de mucho.
Le habían hecho una promesa a sus amigos hace muchos años, una que no habían cumplido.
No aún.
—Sirius...
—¿Quieres molestar a Bellatrix otra vez?
—Mira esto.
—Parecen todos pelirrojos.
—Eso no, tonto —le golpea la cabeza—. ESTO.
Señala a una pequeña rata que estaba en el hombro de quién se suponía era Ronald Weasley.
Curiosamente le faltaba un dedo...
El meñique.
Además de que... Se parecía mucho a alguien que conocían.
—¡Esa maldita rata sigue viva! —Se altera Sirius—.
—¡Y está en Hogwarts junto a Harry! —Liss apoya el diario en su regazo—. Cómo se atreve...
—¡Cierren la boca pedazos de imbéciles! La gente quiere dormir.
El quejido de Bellatrix hace que ambos bajen la voz.
—Anoche no dejaron dormir por sus quejidos. Y no pienso aguantar otro berrinche.
No fueron quejidos precisamente.
—Debemos salir de aquí —Exclama Lisseth empezando a caminar por su celda—.
—Cómo si no lo hubieramos pensado antes... —Susurró Sirius para sí mismo, pero calló al ver la mirada de preocupación de su esposa—.
—Debemos proteger de Harry.
—La pregunta es cómo, ni siquiera tenemos nuestras varitas.
—Sabemos dónde están escondidas —Responde la chica—, y tengo un plan en mente qué tal vez funcione.
—¿De qué se trata? —Preguntó el hombre—.
—Aprovecha para dormir ahora, esta misma noche saldremos directo a Hogwarts.
__________________
Lisseth Scamander:
Lo había pensado por mucho tiempo, 3 años para ser exactos.
La noche había caído, y era la oportunidad perfecta para escapar.
No habían aurores a la vista.
—¿Listo?
—Aún tengo mis dudas.
—¿No confías en mí?
—No confío en ellos.
Ambos nos tomamos la mano.
Sentíamos miedo, porque de ser descubiertos sería nuestro fin.
El ministerio no dudará ni un segundo en hacer que los dementores se alimenten de nuestras almas.
—Es ahora o nunca.
Ambos usamos nuestra habilidad para transformarnos en perros.
La falta de alimentos es notoria, ya que podemos pasar entre los barrotes de metal.
Tomo la delantera y salgo de la celda seguida por Sirius.
Un dementor justamente pasaba por allí.
Su naturaleza es ser ciego, pero posee gran sentido del olfato, podía oler a los humanos y presentirlos a través de su miedo, y yo tenía mucho.
Nunca había estado tan cerca de uno.
Sirius me hace señas con la pata para que me quede quieta.
El dementor parece notar nuestra ausencia en la celda, sin embargo lo único que hace es darse la vuelta e irse.
Sabía que era buena idea dejar parte de nuestra ropa en el lugar.
Apunto a Sirius y éste pasa a mi lado poniendo una de sus patas junto a la mía.
Asiente y corremos a la oficina central.
Todo estaba desordenado.
Había papeles tirados al suelo, comida regada y ropa nueva.
Pero no teníamos tiempo.
Rápidamente abrimos el estante dónde se encuentran nuestras varitas.
Mi esposo vuelve a su forma humana mientras yo vigilo los pasillos.
La varita de Sirius está hecha de roble, 28 cm, con núcleo de Fibra de corazón de Dragón.
La mía es de madera de roble inglés con un núcleo de corazón de dragón, 11 ½ "y una flexibilidad sorprendentemente elegante", según lo definió Olivanders.
No fué difícil encontrarlas, ya que cada estante contenía una etiqueta de la fecha en la cuál habían sido ingresados los encarcelados.
—Las tengo —Dijo antes de volver a su forma de animago—.
Tomo mi varita en mi hocico al igual que él, y juntos corremos hacia donde se supone es la única salida.
Varios dementores estaban allí, y parecían "mirarnos", sin embargo no podían oler nuestra presencia, ellos solo "veían" humanos, no animales.
Ambos pasamos de forma lenta y cuidadosamente.
Parecía que nunca llegaríamos, pero el mar yacía sobre nuestra vista.
Sonrío como una estúpida, pero luego recuerdo que no sé nadar.
El plan no podía irse atrás.
¿O sí?
—Es ahora, o nos van a ver —Dijo Sirius, aunque obviamente sólo se escucharon ladridos—.
Con mucha dificultad pongo mis patas en el mar.
Estaba helada, ni siquiera sabía cómo podía avanzar.
Intenté "nadar" por varios metros mientras me pegaba al otro perro.
Y al estar yá a muchos metros del lugar, una alarma suena.
Descubrieron que no estamos.
Eso me motiva a alejarme más rápido de Azkaban.
Ya estaba afuera, y no volvería a entrar allí.
Muchos recuerdos vuelven a mí.
Entre ellos uno que me robó lágrimas.
* Flashback*
Sirius y yo supusimos que habían pasado algunos días de nuestro encierro. ¿Cuántos? No lo recuerdo.
La visita del director de Hogwarts nos dejó muy sorprendidos, sobre todo a mí, porque mi madre no había venido a verme.
Quizás no la dejaban venir por miedo a que me dejase huir.
O tal vez se sentía avergonzada de su hija.
- Dumbledore... Debe ayudarnos... Somos inocentes... Usted lo sabe...
Sin embargo, el Director mira ambos lados, dándome a entender que no podía hablar del tema.
- Tengo una noticia para ti.
Mi pecho se comprime al escuchar su tono de preocupación.
En mis 12 años de encerramiento nunca tuve un ataque, pero en esa visita... había sufrido uno.
- Se trata de tu tía.
- ¿Qué le pasó? - dejo de comerme las uñas.
- Ella ha... Muerto.
No no no- me repetía a mí misma.
Sirius estaba al otro lado de la habitación , quién corrió hacia mí, asustado por mi ataque en los pulmones.
- ¡Rápido! Un médico. - recuerdo que gritó.
Sólo uno se atrevió a acercarse a mí, me tendió el inhalador y empecé a succionar.
1...2...3...4...
- Debe irse director - exclamó el ministro en la puerta.
- ¡Alto! - grité con mi poco aliento.
Aunque el profesor no se había levantado.
Me tendió una sábana con la cuál pude abrigarme un poco.
- Quiero saber... ¿Quién lo hizo?
El director parece meditar su respuesta.
- Nadie.
- ¿Nadie?
- Ella se suicidó.
El mundo dejó de existir para mí en ese momento.
Lloraba en los brazos de mi esposo mientras él acariciaba mi cabello.
- Vayanse... Por favor... - fue lo último que pedí esa noche.
Es resto de días, me la pasé gritando.
No sabía qué me dolía más, si la muerte de mi tía Queenie, o que mi madre Tina no tuviera el valor de venir a verme y contarme personalmente.
Allí comprendí que quizás merecía estar en la cárcel mágica.
Sólo había arruinado la vida del resto.
*Fin del Flashback*
...
Estuvimos nadando cerca de 4 días, sin comer ni beber nada.
No podía seguir, sentía que mi cuerpo no podía más.
De pronto Sirius ladra.
—Tierra firme.
Algo bueno tenía que pasarnos.
Con mis últimas fuerzas nado hacia la orilla, ganándome una mirada de una pequeña niña.
Ella se acerca preocupada a nosotros mientras nosotros nos sacudimos.
La pequeña sonríe al momento que le tiró agua.
—Parece que no han comido nada, los llevaré a casa.
Ese día conocí un ángel.
Tenía cuatro en el cielo, y sabía que ésta era una señal de que ellos nos cuidaban.
Nos dejó entrar a escondidas a su habitación, y nos dió una gran cantidad de alimentos.
Realmente parecíamos estar en el cielo, la comida era exquisita.
No recordaba haber probado un buen alimento desde hace 12 años.
Dejamos que rascara nuestras panza, idea a la que Sirius se negó en un inicio, pero luego no paraba de pedirle que volviera a hacerlo.
—¡Nina, hora de comer! —Gritó una señora desde la cocina—.
—¡Ya voy mamá!
La pequeña nos da unas mantas y acomoda su habitación.
—Volveré pronto, no se vallan.
Necesitaba dormir, y sabía que mi esposo también, así que ambos nos enrollamos en las sábanas listos para descanzar por un momento.
Porque a partir de ahora, éramos fugitivos.
...
Al día siguiente jugamos con la niña.
Imaginé por un momento que se trataba de mi Lyra, tratando de sentir que era ella.
Pero debíamos salir del lugar.
Ella pareció entendernos, porque le dió a Sirius una canasta con comida.
Ambos le damos un adiós, que se basó en caricias y ladridos.
Corrimos al centro de la ciudad.
Sólo habían 3 camiones, y nos embarcamos en el primero.
Sea cual sea su destino, allí íbamos a estar por unos días.
Ambos nos quedamos dormidos hasta que el camión se detuvo.
Bajamos con mucha rapidez y nos alejamos a una iglesia.
Noté que sólo los magos no nos estaban buscando, porque habían boletos con nuestros rostros.
Ofrecían una gran recompensa por nuestra captura.
—Liss... —Susurró Sirius—.
Éste había vuelto a su forma humana.
—¿Qué haces? —Me transformo—. Pueden vernos.
—Es de noche.
- ¿Y sí hay algún curioso... ?
—Sabes dónde estamos.
—No...
Analizo el lugar.
Todo me parecía muy conocido.
De pronto recordé todo.
Estábamos en el valle de Godric.
Con mucho cuidado camino entre el lugar.
Visualizo a la casa de los Potter, que ahora sólo eras ruinas.
Los niños.
Corrí con Sirius a mi espalda, logrando llegar al cementerio.
Allí estaban todos.
Casi al final, estaba la tumba de mis mellizos... De Fleamunt y su esposa... Y la de mis amigos, James y Lily.
Me tumbo en el lugar sin contener lágrimas, y con mi varita hago aparecer un ramo de Lirios.
Los ubico en cada tumba, recordando mi pasado... Nuestro pasado, y lo que pudo ser el futuro.
Sirius se inclina en la tumba de nuestros hijos, y luego en la de nuestros mejores amigos.
—James... Lily... Esta vez prometo cuidar a Harry.
—No pudimos cuidarlos... —Susurré hablando a la tumba de Lily—. Pero vamos a encargarnos a partir de hoy.
—Es nuestra promesa.
Quisimos quedarnos más tiempo, pero un ruido nos hizo alertar.
Así que rápidamente mi esposo toma mi mano y nos transporta a otro lugar.
—¿Dónde estamos ahora?
—No lo sé Liss... Pero lo mejor será transformarnos.
Hago caso y nos ubicamos debajo de un auto.
De pronto vemos a un joven.
Cargaba lentes, tenía una postura igual a...
—¿James...?
—No Liss, ese es ...
—Harry Potter.
__________________
N/A: AHHHHHHH
Nuestros bebés han escapado... Y saben lo que eso significa...
-Inserte risa malévola-
No olviden votar <3
Los amo un mundo <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top